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Bolivar á quien ayudaron muy enérgicamente Mariño y Montilla. La intrépida actividad de Ribas puso en fuga á Roseta, y Bolivar obtuvo una brillante victoria contra Cagigal que desembarcó con tropas frescas. Este Cagigal venia á reemplazar á Monteverde en la capitania general. En fin el jóven Ricante, sacrificándose heroicamente, acabó de sembrar el espanto en medio de las bandas enemigas. Se habia manda do á este oficial que se hiciese fuerte en una casa de San Mateo, para inquietar desde allí al enemigo con un fuego perenne. La posicion de las tropas hacia muy importante este puesto, y Ricante lo mantuvo cinco dias con tanto zelo como dicha, aunque no tenia sino cincuenta hombres y Boves le sitiaba con mil y doscientos. Pero los medios de defensa se acabaron ántes que el valor; la hambre hacia murmurar á los soldados y todo precisaba á ceder. Entónces Ricante declara á sus camaradas que él no rendirá el puesto, y que él solo bastará para defenderlo, y les manda que vayan á unirse con el egército. Visto que la resistencia cesaba, envia Boves à los suyos para que se apoderen del puesto, cuando de repente rebienta una explosion; desaparece la casa; los soldados de Boves saltan muertos

á larga distancia, y Ricante que se habia encerrado en una sala baja con un barril de pólvora, muere sepultado en las ruinas de su pequeña fortaleza. Este héroe, cuya edad apenas llegaba á 22 años, no conocia, sin duda, la historia de la república francesa; pero en todas partes el entusiasmo por la libertad inspira iguales hazañas.

Todo hacia esperar que los patriotas irian de buena en mejor fortuna. Pero hasta allí habia tenido su defensa una posicion central; el enemigo se dividia para atacar los extremos, y debilitándose siempre, no podia forzar la masa. Bolivar creyó poder desatender aquellas bandas que marchaban en derrota, y emprendio bolverse á apoderar de las plazas ocupadas por los españoles. Dividió pues su egército en tres cuerpos, enviando á Urdaneta acia Coro, Mariño contra San Fernando, y quedándose él para resistir á Boves que era el único que bolvia á presentarse con fuerzas. Este plan fue una desgracia, pues cada cuerpo aislado fue batido. Pero lo que sobre todo aumentaba el desaliento de los patriotas y la audacia del enemigo, era que el mismo Bolivar, despues de muchos reencuentros desesperados, fue derrotado por Boves en los llanos de Cura. Quiso

tentar la suerte nuevamente en Araquita, y tambien le fue adversa; y un héroe cuando es vencido no halla ya á su lado sino insubordinacion:

El pueblo bolvió á dudar de los beneficios de la libertad. Todas las guarniciones, así las que se defendian como las que se sometian, sufrieron una cruel matanza. La de Valencia habia ofrecido capitular con condicion que se celebrase una misa en presencia de ambas partes contratantes, para hacer así inviolables sus juramentos: los sitiadores aceptaron la condicion; se celebró la misa y se entregó en seguida la plaza; mas los representantes del rey católico hicieron degollar la guarnicion.

Boves habia entrado en Caracas en el mes de julio. Durante seis meses un puñado de patriotas vengó todavia el honor y la libertad ultrajados; Ribas y Bermudez consiguieron reunirlos en las llanuras de Cumaná. Al fin cedieron al exceso de número de sus enemigos despues del sangriento combate de Urica que se dió el 5 de diciembre de 1814: dia en que el año anterior habia sido Bolivar aclamado libertador de Venezuela. En esta última accion murió el feroz Boves. A un gefe de los independientes, Ribas, vencido

por la primera vez y hecho prisionero, se le enviaba al nuevo capitan general; mas el comandante de la escolta le hizo cortar la cabeza y la fue enseñando en los pueblos de su tránsito, cobrando dinero de los curiosos. Ciertamente no se sabe muchas veces de que pueblo ó de que siglo se habla en esta historia.

De este modo en un mismo año se vió el triunfo y el luto de la independencia de Venezuela; perdió esta su existencia en todas partes menos en el corazon de Bolivar, para el qual tan grandes derrotas no eran sino la obligacion de mayores sacrificios. Habia vuelto á Cartagena á implorar nuevos socorros y á armar nuevos brazos contra el despotismo.

Ya habia ayudado á esta ciudad á rechazar el enemigo comun; le estaba reservado el pacificar la Nueva Granada, que hasta entónces estaba mas agitada por las discordias civiles que por la guerra. Nariño no habia sacado partido de su victoria del mes de diciembre de 1812: la confederacion de Tunja y la provincia de Santa Fé conservaban su independencia aisladamente. No pensaban en reunirse para intentar una expedicion al istmo, tenian abandonadas las comarcas meridionales á la opresion de los delegados del rey,

en fin se dejaba para estos el honor de la iniciativa. La agresion de Montes, gobernador de Quito, á fines de 1813, fue la única que motivó una alianza defensiva entre las provincias del centro, cuyas fuerzas comunes, de que se dió el mando á Nariño, ascendieron á ocho mil hombres.

Por de pronto tuvieron grandes ventajas; Popayan fue puesto en libertad y recibió una autoridad nacional; caminaban contra Pasto,

y

amenazaban tambien á Quito. De repente, por una estratagema del general español Aimerich, corre la voz de que Nariño está prisionero; el terror se apodera de los soldados, se dejan vencer, y Nariño que estaba libre se ve envuelto realmente, hecho prisionero y enviado á Europa para ser juzgado solemnemente. Un destino bien singular protegia la vida de este patriota: esta era la cuarta vez que caia en manos de sus enemigos; y á la revolucion de 1820, todavia estaba en los ca labozos de Cadiz.

En pocos dias volvieron los realistas á tomar sus posiciones, y por consecuencia de este desastre se encendió de nuevo la guerra civil. El congreso se creyó dueño de Santa Fé, desde el momento que faltaba Nariño; pero este antes de entrar en campaña habia puesto la autori

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