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de las costas. Habian dispersado en gran parte aquellas bandas que se habian organizado en enero de 1814; y ya no existian Puy, Palomo y Roseto. Enfin estas temibles guerillas son las que van á oponerse á lo que Morillo llamaba una pacificacion.

CAPÍTULO VII.

Sumision de la Margarita y de las costas de Venezuela.

- Sitio

de Cartagena. Nueva ocupacion de la Nueva-Granada ́por los Españoles. Sacrificio generoso de la joven Salavarieta,

LL general Morillo se presentó en el mar de las Antillas á principios de abril de 1815. La Margarita presentaba una conquista fácil para la expedicion que iba á someter á toda la América. Como situada enfrente de Cumaná, su posicion era importante, pues todos los buques de Europa que van á la provincia de Caracas, de la cual depende la isla, pasan necesariamente por el estrecho de ocho leguas que la separa del continente. Su extension es de veinte leguas por siete; su terreno es en general pedregoso y estéril; tiene 16,000 habitantes, la mayor parte mestizos, todos valientes y enamorados hasta del clima rigoroso de su patria. Arismendi, criollo natural de la misma isla, habia merecido que sus riquezas y calidad no fuesen sino un título secundario para

la estimacion de que gozaba; y así tenia sobre sus compatriotas todo el influjo que dan el valor y las virtudes. Al presentarse las fuerzas enemigas, y viendo el riesgo y la inutilidad de una defensa, Arismendi negoció una capitulacion honrosa, que se solemnizó con la pompa de la religion y con el juramento de Morillo; y desde el 11 de abril volvió la Margarita á entrar bajo las leyes de la metrópoli.

No costó mayor esfuerzo la sumision de las costas de Venezuela. Los Españoles ocupaban los puestos militares, y Caracas fatigada al extremo, debia aceptar como un acto de proteccion el restablecimiento de las leyes antiguas; los defensores de la independencia habian abandonado las ciudades, y por otra parte Morillo no hacia hasta entónces aborrecible su mando. Se mantuvo pues tres meses en esta provincia, detenido al principio por una epidemia que afligia su egército, y precisado despues á reparar la pérdida de uno de sus navios que se habia volado casualmente con provisiones, armas y muchos hombres.

Semejantes acontecimientos no dejaban de hacer impresion en las imaginaciones españolas, y á ellos se debe indudablemente alguna variacion en las primeras disposiciones del general

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y

engefe; en vez de correr á conquistar la Nueva Granada, quiso asegurar su buen éxito con prudentes preparativos. Levantó tropas compuestas así de criollos como de hombres de color; puso al mando de Morales, que fue luego uno de sus mas dignos succesores, los restos del cuerpo de Boves que pudo juntar; hizo venir un regimiento de Puerto Rico, y de este modo, haciendo abundantes provisiones repuso su armamento en un estado respetable. Todo así preparado, Morillo y Morales, el primero con todas las fuerzas navales, y reuniendo el segundo á sus tropas las que encontrase en Santa Marta, se proponian sitiar Cartagena por mar y por tierra; Calzada debia ir con cinco mil españoles desde Caracas á Santa Fé por el interior al mismo tiempo que el gobernador de Quito, que habia mantenido su superioridad sobre el egército del congreso, debia acabar la invasion de la Nueva Granada por las provincias del Medio dia.

Adoptado este plan, se embarcó Morillo dejando cuatro mil hombres de sus tropas europeas en las ciudades marítimas de Venezuela; confiando á sus lugartenientes la empresa, verdaderamente imposible, de pacificar lo interior. En esta época (julio de 1815), Saraza ocupaba las llanuras de Barcelona; Cedeño y

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Monagas defendian las orillas del Orinoco, amenazando la Guayana; otros dos gefes de partidas, Ribero y Baraya peleaban en Cumaná; y por último Urdaneta que habia salido de la Nueva Granada, se avanzaba en la provincia de Varinas.

La escuadra española se presentó delante de Cartagena el dia 17 de agosto; y este sitio memorable no puede menos de dar gran mérito á las empresas de Morillo. Los Americanos tienen como intomable esta ciudad; y verdaderamente puede colocarse entre las plazas fuertes de Europa de segundo órden. En muchas ocasiones ha resistido á las armas de la Inglaterra, aunque en 1697 se rindió á las de Francia. Su posicion es admirable. Cartagena da su nombre al territorio que corre desde el embocadero de la Magdalena hasta el golfo de Darien; y como está situada en el ángulo que describe en aquel parage la Tierra Firme, domina tambien el fondo del mar de las Antillas que baña el istmo de Panamá. Tres leguas de costa ácia el sur sirven de resguardo á uno de los mas hermosos puertos que ha formado la naturaleza. Esta extensa bahia tiene muchos pasos flanqueados con numerosas baterias; y que da entrada á los buques está protegida por la fortaleza de Bocachica. Del lado de tierra

la

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