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su política. Estaba expresamente prohibido á las colonias el dedicarse á todo cultivo ó laborio que pudiera promover alguna rivalidad entre ellas; y así las viñas que era lícito plantar en Lima, estaban proscritas en Quito, y la nueva Granada tenia abandonadas sus minas de plata para favorecer las de Mégico. Se habia mandado, por decirlo así, á la tierra como á los habitantes, el ser inerte y pobre, y así en medio de llanuras fértiles y cubiertas de numerosos rebaños, veia el proprietario perderse un sobrante que hubiera alimentado una poblacion entera, si hubiese sido licito fecundar tan grandes riquezas con los auxilios del comercio y de la industria. Pero todo tráfico con los estrangeros estaba prohibido con pena de

muerte.

Todo rigor extremado da valor à las infracciones y las promueve. Así esta legislacion inspiró el atrevimiento del contrabando que se hallaba favorecido por la inmensa extension de las costas, y se hacia de continuo entre Venezuela y los holandeses de Curaçao. Los Ingleses amenazaban con frequencia los puertos del este, y aunque eran rechazadas sus tentativas, dejaban siempre entabladas en aquellas orillas algunas relaciones con la Europa. Otra causa aun mas poderosa redujo mas tarde á

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una ilusion de orgullo todo el monopolio castellano. La España no podia conservarle sino por el tiempo que su comercio y sus recursos propios bastasen à cubrir todos sus pedidos; pero esta nacion habia llegado á ser rica, y habia visto apagarse su industria no ménos que la intrepidez de su valor. En tal estado la Europa comerciante suministró la provision de sus colonias, haciéndolo por mucho tiempo bajo bandera española por respeto á la ley prohibitiva, la qual hubo al fin de ceder á la voluntad de la política. Así los tratados de fines del siglo anterior entregaban alternativamente el comercio de la América á la Francia, á la Holanda y principalmente á la Inglaterra.

La corona de Castilla habia perdido los tesoros del nuevo mundo, y la continuacion de este estado de flogedad y de despilfarro era preciso que con el tiempo la quitase su sobe-rania en él. Mas solo la madurez de la razon consiguiente à la injusticia sufrida, podia rom

per los lazos morales que afianzaban la pacífica y larga posesion de la metropóli. Su política oscura pero de grande prevision, habia dado á aquella poblacion enteramente nueva hábitos y maneras acomodadas á los dos despotismos sacerdotal y aristocrático. El tribunal de la inquisicion se habia establecido bajo los aus

picios del devoto y cruel Felipe segundo; desde entónces una autoridad desconfiada vigilaba igualmente sobre el alcalde y la real audiencia, sobre el encomendero y el Virrey : el clero predicaba y mantenia la sumision, la ignorancia y la credulidad; y los delegados de la corona se esmeraban en tener divididos los intereses y las clases.

No habiéndose pensado en la legislacion civil, la arbitrariedad arreglaba muchas veces las herencias, así como prodigaba los privilegios y de ahi provenia la lentitud con que se verificaba la emigracion de simples ciudadanos españoles para las provincias de Colombia. Los impuestos fundados sobre bases muy amplias, dejaban poco beneficio á las propiedades medianas cuyo principal producto se quedaba en la iglesia una administracion malversadora absorbia la parte del estado, y este buscaba siempre nuevos recursos aumentando los derechos de las aduanas.

A la cabeza de la poblacion se ponian los chapetones, esto es, los españoles qui iban llegando succesivamente de Europa bajo la proteccion de la metrópoli. En sus manos estaban los primeros empleos y las gracias; aspiraban á que los respetaran las otras clases y comunmente se ganaban solamente su odio,

del cual se vengaban con injusticias. Las magistraturas civiles y eclesiásticas de segundo órden eran desempeñadas por criollos, esto es, los nacidos en América, pero de padres españoles. Al orgullo que los chapetones manifestaban por el crédito ó distinciones que sus familias gozaban en Madrid, los criollos oponian dos géneros de aristocracia unos, hijos de otros chapetones mas antiguos, citaban con orgullo los que entre sus antepasados habian egercido grandes cargos en la colonia ; otros se honraban diciéndose descendientes de de los primeros conquistadores.

Hubiera podido esperarse que los criollos, uniendo la inteligencia europea á la ventaja que les daba el haber nacido allí, hubiesen llegado á ser la clase ilustrada é industriosa : pero lejos de eso pasaban su vida entregados á la molicie de los placeres, y á las supersticiones del culto. Es verdad que la mayor parte de ellos eran ricos. Fuera de que la lectura que se les permitia era de libros místicos, y se miraba con mucho menos escándalo una obra obscena que un tratado de política ó de filosofía. El gusto de las letras y de las ciencias se conservaba, por decirlo así, secretamente en el seno de algunas familias que enviaban sus hijos á estudiar á Europa; pero cuando bolvian å las

colonias con conocimientos de los que estaban prohibidos, no los comunicaban sino á sus iguales, á egemplo del clero que solo dentro de los claustros permitia dar algun pábulo á las producciones del entendimiento.

La tercera clase era la mas numerosa, y comprendia los hombres llamados de color, así los mestizos, esto es, los nacidos de español é india, como los mulatos, que son los hijos de español y negra. Favorecidos por la naturaleza con una buena constitucion física, activos, hábiles para las artes mecánicas, se dedicaban al cuidado de los negocios, al comercio y á las manufacturas. Por medio de estos es como forma la naturalizacion de la raza europea en aquellos parages: su primera generacion era tratada como india ó como negra; pero como la marca de su origen se desvanecia á la tercera generacion en los mestizos y á la quinta en los mulatos, se confundian entónces con los criollos, y tomaban sus costumbres y su clase. El color blanco es la nobleza de las colonias, y así el nieto de un hombre de color no evitaba el desprecio de los blancos puros sino ocultando con todo cuidado el secreto de su nacimiento.

Los negros, que eran mucho menos numerosos en estas provincias que en las demas

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