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acerca de los huracanes de las Antillas, afirma que estos habitantes estaban acostumbrados á oir hablar de los ciclones cuando casi estaban encima. Muy lejos de eso, me consta que desde que existe el Observatorio en el Colegio de Belén, ha inspirado tal confianza, que antes de emprender viaje era consultado siempre á la menor aparición de perturbación, y esto no sólo para salir de la Habana, sino para volver á ella los viajeros provenientes de los Estados Unidos, que no se embarcaban allí sino después de recibir contestación al telegrama dirigido á sus familiares aquí, con el informe del Colegio de Belén. Además, son muy conocidos y estimados los estudios del malogrado P. Viñes y los de V. que tan dignamente ha venido á reemplazarlo. >>

El Sr. D. Rafael Montoro, notabilísimo Abogado y Diplomático, Diputado á Cortes repetidas veces, Secretario de Hacienda del Gobierno Autonomista y al presente Ministro Plenipotenciario de Cuba en Londres:

Aludiendo á las referidas frases dice: «Asombro habrán de causar estas palabras, creo yo, en cuantos con algún conocimiento de nuestras cosas tengan ocasión de leerlas. Muchos años hace que los trabajos del Observatorio de Belén, primero bajo la celosísima dirección del inolvidable P. Viñes, luego bajo la de V. que ha continuado con tan admirable modestia y reconocida ciencia su obra, deber mío es consignarlo así, aunque su humildad sacerdotal de Vd. lo repugne, son atendidos y celebrados dentro y fuera del país. Obligado yo á navegar con frecuencia durante algunos años por los deberes de mi cargo de Diputado á Cortes, tuve frecuente oportunidad de comprobar el aprecio que de las observaciones y pronósticos de Vds. hacían los marinos, y la confianza que han merecido siempre á las personas cultas. Proverbiales han llegado á ser en nuestro lenguaje usual los nombres de Vds. y muchas de las locuciones de sus partes, y no creo que en la generalidad de las familias y entre la gente de mar haya nombres más populares que los suyos. La vanagloria arrogante y pueril, tan extendida en estos azarosos tiempos, puede sólo explicar afirmaciones como las que motivan esta carta. >>

El Sr. D. Antonio S. de Bustamante, Jurisconsulto ilustre, Senador de la República y miembro de la Comisión de Códigos:

«Desde muy niño leo anualmente en los periódicos las observaciones siempre acertadas de Vds., y más de una ocasión, teniendo en viaje ó próximas á embarcarse personas de mi familia, he ido al Observatorio en busca de informes y noticias sobre el tiempo. Los pronósticos de huracanes con la debida anticipación; el anuncio de

su marcha probable cuando aun se encnentran á buena distancia de nosotros; la historia de su recorrido cuando han pasado, son cosas para Cuba familiares de antiguo, gracias á ese Observatorio. »

El Sr. Dr. Antonio Gordon, Presidente de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, Doctor en tres ramos de Ciencias diferentes:

«No creo fundada la opinión de la publicación de los Estados Unidos de que V. se digna transcribirme un párrafo; pues los estudios meteorológicos sobre los ciclones han llamado la atención de los hombres de ciencia en Cuba desde 1794. En cuanto al Observatorio que V. tan dignamente dirige, nadie mejor que V. sabe lo mucho que ha hecho desde 1858 en favor de la ciencia y la humanidad. El santo y sabio P. Viñes, que Dios tendrá en el Cielo en recompensa de sus virtudes, fué siempre consultado por los marinos en cuanto á los ciclones, y la prensa de esta capital publicó constantemente sus pronósticos del tiempo, siendo meritísimos sus trabajos sobre esa materia. La memoria sobre los ciclones de las Antillas del Sr. Poey, en que da noticias de 360 ciclones en 362 años, de que habla el Sr. Caleaño en su Diccionario Biográfico Cubano, pág. 518, y las múltiples publicaciones del Observatorio de Belén, prueban que los ciclones han sido bien estudiados en Cuba desde hace algún tiempo, pronosticándose sus marchas y variantes según lo comprueba la prensa diaria.»

El Sr. D. Roberto Mason, Cónsul Inglés en Santiago de Cuba: « Referente á lo que una publicacióu de los Estados Unidos ha dicho sobre la novedad en esta Isla de los pronósticos meteorológicos que supone datan desde la Intervención Americana, en cuanto á esta ciudad, está en grave error el articulista. Ya hace muchos años que la prensa y el público en general se ocupan y preocupan de los ciclones, que en esta época suelen formarse en los mares de las Antillas, siguiendo con marcado interés los pronósticos ó las noticias sobre su formación, su derrotero, etc.: y son pocas las personas que se embarcan en esta época sin informarse antes del estado del tiempo, y la posibilidad de encontrarse con algún ciclón, siendo frecuente el caso de viaje proyectado y demorado por causas de sospechas ó noticias de mal tiempo... Puedo hablar con mayor seguridad y puedo precisar fechas por haber estado en contacto con el servicio meteorológico desde que se inauguró en esta ciudad, habiendo observado para el U. S. Signal Service en el año 1875. Sobre esa fecha ó un poco más tarde, el inolvidable P. Viñes, ya muy conocido en el mundo científico, inauguró el servicio de aquí, que con la cooperación de D. F. W. Ramsden sostuvo hasta su muerte:

nas.

servicio que despertó y mantuvo el mayor interés de parte del público, y que fué sostenido entre los armadores de las líneas de vapores que traficaban en y con la Isla, tanto nacionales como extranjeros, ayudando además aquí las Empresas Ferrocarrileras y de MiTan conocido era dicho servicio y de tan buena fama gozaba, que hasta de otras Islas se ha consultado á la Estación de aquí; mereciendo además el Sr. Ramsden por sus concienzudos é inteligentes trabajos, que el ilustre P. Viñes le designara su brazo derecho, y que el Gobierno español le condecorara con la Cruz del Mérito Naval. Creo que estos datos demostrarán el interés general que despertó aquí hace años ya el servicio meteorológico, y el error en que ha incurrido el articulista norte-americano. »>

El Sr. D. Eduardo Gómez, Cónsul Español de Pinar del Río:

« Sorprendido por el conocimiento que tienen algunos del país vecino de la existencia y trabajos de ese Observatorio, cuyas exactas predicciones respecto á todos los huracanes que desde hace veinte años me consta han sido estudiados y anunciados en todas formas, sólo me permitiré como pruebas de ello: primero, que se me nombró por el R. P. Viñes observador voluntario desde el año 82, si mal no recuerdo: segundo, que se divulgaron los conocimientos relativos á la formación de esta clase de tormentas por los trabajos del P. Viñes, y sobre todo por su obra publicada hace fecha y que debieron aquéllos conocer: tercero, que las predicciones de ese Observatorio son tan estimadas por todos los marinos, que es público y notorio el número de ellos, que les consulta antes de abandonar el puerto: cuarto, los periódicos publicados en esa Capital, y muchos del interior reproduciendo las observaciones de ese Observatorio hoy á su dirección, son patente prueba que no han necesitado estímulo nuestras manifestaciones del saber, que nunca fué rehacio ni tardo el estudio, y que los más ó menos acertados pronósticos del tiempo de observatorios extranjeros no han determinado cambio alguno en nuestras costumbres, porque de antiguo estamos habituados á leer y á oir las exactas apreciaciones del colegio de Belén.»>

El Sr. D. José de la O. García, distinguido Abogado de Cienfuegos:

<< Ese dicho de la revista es una partida más que la Intervención quiere apuntarse en el activo de los beneficios otorgados por ella á este país, y en su concepto, suponer que había en Cuba gentes iniciadas en los secretos de la meteorología antes de la llegada de los hombres del Weather Bureau, sería un absurdo: admitir que hace 25 años un Observatorio cubano marchaba á la cabeza en cuanto á las observaciones de los huracanes tropicales, una ridícula patraña:

y que el eminente P. Viñes inició á muchos sabios en los secretos de sus conquistas científicas, una insufrible petulancia.....

«< Hace treinta años ingresé como alumno en ese Colegio de Belén, y no había visto nunca un Jesuita; sin embargo, el nombre de uno de ellos me era familiar. ¿Qué dice el P. Viñes? El P. Viñes no dice nada el P. Viñes anuncia un temporal-Estas y otras frases por el estilo las oí cuando tenía 10 años, y ya voy para viejo; y eso mismo oían y repetían en el campo y en las ciudades los hombres de todas condiciones, cuando en la estación de los huracanes buscaban ansiosamente en los periódicos las comunicaciones de aquel modesto sabio. Y no podía ser de otra manera. Por la extensión de sus costas, por la multitud de sus puertos y ríos navegables, por la importancia de su comercio de cabotaje, por sus criaderos de esponjas y sus mares poblados de peces y su riqueza agrícola, el tráfico marítimo y la agricultura eran y son la base de la vida en Cuba, y suponer á este pueblo indiferente á la aproximación de un huracán, que significa la destrucción, la muerte y la miseria, tanto dá como negarle el instinto de conservación. No, el pueblo de Cuba no fué nunca indiferente á esa cuestión, y cuando para su bien el P. Viñes comenzó á publicar el resultado de sus investigaciones, los habitantes todos con maravillosa intuición comprendieron las grandes ventajas de aquella conquista. El huracán, obedeciendo á leyes naturales vendría, siempre con su terrible fuerza destructora, pero ya no atacaría por sorpresa al confiado navegante, ni al desprevenido campesino, para hundir al uno en los abismos del mar ó anegar al otro en las turbias aguas del próximo arroyo; gracias á aquel modesto Jesuita, ambos tendrán tiempo para hacer frente al peligro, para no salir del puerto, para tomar un rumbo favorable, para recoger los ganados, para improvisar una choza lejos de la corriente y al abrigo del viento embravecido. El elemento oficial por otra parte, prestó á esa obra un concurso eficaz; las observaciones y pronósticos del P. Viñes eran trasmitidas por telégrafo, los Gobernadores civiles prevenían á los Alcaldes y éstos á los de Barrio, y así llegaba hasta los lugares más apartados la voz de alerta y la indicación previsora. ¿Sucedería lo mismo en Galveston?

«Y esa vulgarización, ese interés con que todas las clases sociales recogen las noticias sobre la formación y marcha de los ciclones existente aquí hace muchos años, se debe únicamente á la gigantesca labor de su antecesor de V., del P. Viñes, maestro de los maestros en esta materia, y del cual aprendieron los americanos mucho de lo que hoy quieren servirnos como fruto exclusivo de su propia cosecha. La demostración es fácil; examínese la colección de periódicos como

el Diario de la Marina y La Voz de Cuba, en un período de 25 ó 30 años; cotéjense con los de igual fecha de los Estados Unidos y veremos en qué país se hicieron los primeros pronósticos científicos sobre los huracanes, y en cuál otro estaban acostumbrados los habitantes á oir hablar de estos fenómenos sólo cuando casi estaban encima.»>

El Sr. D. Aquilino Ordoñez, Comisionado de una Casa de comercio, Exportadora de tabaco, Agente de varias Compañías de Seguros de Londres y New York.

<< Todo el mundo en Cuba puede dar fe que tal aseveración está destituída de fundamento: que no es cierto que la publicación de los pronósticos de los huracanes ha sido uno de los cambios más radicales implantados aquí: que no en vano el inolvidable P. Viñes conquistó un renombre universal, cuya obra meritísima ha continuado Vd. con el mismo afán, el mismo acierto y la misma sabiduría. Y soy de ello un testigo de mayor excepción, pues como Asegurador marítimo por más de un cuarto de siglo, he sacado gran provecho de las predicciones del tiempo que salían en su oportunidad del Observatorio del Colegio de Belén; y lo son también las Compañías de los Estados Unidos á quienes represento, las cuales me tienen ordenado desde hace mucho tiempo que les telegrafíe los avisos de ciclones que publique ese Observatorio. >>

CASAS NAVIERAS

Compañía Trasatlántica de Barcelona.

El Sr. D. Manuel Calvo:

« Contesto con el mayor gusto á su atenta y oportuna circular: justa protesta de la aseveración vertida por una publicación americana, respecto á la ignorancia ó indiferencia del pueblo de Cuba ante los pronósticos meteorológicos. Esto es una injusticia rutinaria. Sin creer que la opinión de esta casa Consignataria de Vapores sea tanto ó más autorizada que cualquier otra de las muchas con que va á aureolarse el trabajo admirable y constante de ese Observatorio, debo consignar la que se me pide, con franqueza y lealtad. Todos los trabajos meteorológicos del Colegio de Belén, siempre confirmados por la realización del pronóstico, han sugestionado al pueblo, que ha creído y cree como artículo de fe los anuncios del malogrado P. Viñes y las predicciones meteorológicas de su ilustrado y digno sucesor. Al Observatorio del Colegio de Belén debe nuestra marina atinadísimas observaciones, que han evitado desgracias y pérdidas sensiblès. No hay Capitán de los que por estos mares navegan que no se ciña á los sabios pronósti

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