La verdad católica, Volumen3

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1859
 

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Página 551 - Sácame de aquesta muerte, mi Dios, y dame la vida, no me tengas impedida en este lazo tan fuerte; mira que peno por verte, y mi mal es tan entero, que muero porque no muero.
Página 355 - Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestísteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme".
Página 549 - Era tan grande el dolor que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios.
Página 553 - Porque en la alteza de las cosas que trata, y en la delicadeza y claridad con que las trata excede a muchos ingenios: y en la forma del decir, y en la pureza y facilidad del estilo, y en la gracia y buena compostura de las palabras, y en una elegancia desafeitada que deleita en extremo, dudo yo que haya en nuestra lengua escritura que con ellos se iguale.
Página 549 - Veíale en las manos un dardo de oro largo y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios.
Página 549 - ... veía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma corporal, lo que no suelo ver sino por maravilla.
Página 319 - Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Página 310 - ¿cómo podrá menos de trastrocar la cabeza orgullosa que recorre á tientas sus páginas, ignorando los climas, los tiempos, las leyes, los usos y costumbres; abrumada de alusiones que la confunden, de imágenes que la sorprenden, de idiotismos que la obscurecen; oyendo hablar en idioma moderno al hebreo ó al griego que escribieron allá en siglos muy remotos?
Página 526 - Dios y de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo. Dado en Roma en San Pedro y cuatro de mayo del año de la Encarnación del Señor, mil cuatrocientos noventa y tres en el año primero de nuestro Pontificado.
Página 299 - Lléname de admiración y asombro el encontrar al talento sublime, al digno heredero del genio de Platón, que después de haber preguntado por la verdad á todas las escuelas y sectas, después de haber recorrido todos los errores con briosa osadía y con indomable independencia, se siente al fin dominado por la autoridad de la Iglesia, y el filósofo libre se transforma en el grande obispo de Hipona.

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