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LA BAHIA

Descrita á grandes rasgos lo que fuè ciudad del Callao, en la época del coloniaje, antes y después de la catástrofe de 1746, su complemento obligado es la descripción de la bahía, sin la cual, nuestro trabajo quedaría incompleto, porque la base de nuestro propósito, es dejar señalados sus linderos antiguos, sin réplica de dudas.

El Padre Cobo en 1639, describe así la bahía:

«La disposición y forma de este puerto es esta: «una gran ensenada ó bahia ancha y larga más de tres leguas, capaz de millares de navíos de cual<quier grandeza; tan quieta, mansa y pura, que no shay memoria se haya aquí perdido Nao por borras«ca, y si como este puerto está defendido y amparado de los contrastes del mar y viento, que corren comunmente en estas costas, fuera cerrado y se pu<diera fortificar y defender la entrada, se pudiera contar entre los mejores del mundo. Hácele abrigo <contra el viento Sur que es el ordinario que sopla en cesta costa, una isla medianamente alta que corre de largo Norte á Sur dos leguas y comienza como <media legua á barlovento de la Punta de la tierra <firme, dejando un canal entre bajíos capaz de toda

<suerte de Naos.

Las comodidades de este puerto son muchas: «la primera, su grandeza, capacidad y buen suelo, <limpio de arena y cascajo, seguridad y bonanza del mar; la segunda el desembarcadero fácil, de «playa limpia, de cascajo menudo sin rocas ni <anegadizos.

«Otra comodidad bien notable es: que como no «llueve en esta región y costa, no corren riesgo de <mojarse y pudrirse las jarcias y velas ni las merca<derías que se cargan y descargan, por la misma ra<zón en ningun tiempo deja la gente de mar de katender á sus faenas.

«Hay por toda la playa copia de buen lastre de «piedra menuda que es la mejor, mucha y buena <agua del río en el mismo desembarcadero У sobre <todo goza de tan puros y saludables aires que de <Lima suelen venirse aquí á convalecer y cobrar <salud y se tiene la vista de este puerto por una de <las buenas recreaciones de la ciudad y no de las menos frecuentadas.

«La abundancia de bastimentos y de cuanto es <menester para provisión de las Naos es tan gran<de que á lengua del agua se venden á precios mo<derados cuantas cosas de sustento y regalo go<za Lima.»

Esto es todo lo que dice de la bahia del Callao el Padre Cobo.

El Injeniero, oficial de la marina francesa, M. Frezier, se ocupa más detenidamente de la bahia del Callao, y su palabra merece entero crédito por lo mismo que vino en misión especial, de su Gobierno.

Ya hemos dicho, que M, Frezier, fué enviado

for el Rey de Francia, para estudiar la costa de Sud América, sus puertos, productos y costumbres; y que cumplió bien su cometido lo prueban los infinitos pormenores y minuciosidades que su obra contiene, desde la Tierra del Fuego, hasta Lima, en la que se incluyen planos de la bahia de la Isla de San Vicente, Isla de Santa Catherine, parte del estrecho de Magallanes, de la bahia de Valdivia, de la de Concepción (Talcahuano), de Valparaiso, ciudad de Santiago, Coquimbo, ciudad de la Serena, Copiapó, Arica, Ilo, Pisco, bahia y ciudad del Callao, ciudad de Lima y puerto y Villa de la ciudad de Angra, Brazil.

Es indudable que Frezier, que ha debido ser un hombre inteligente y observador, fué ayudado por otros, pues de otra manera no se explica que en el poco tiempo que estuvo en Lima, nos haya proporcionado tantos datos de las costumbres del país entonces, que no olvidó ni el zapateo, cuya música copia, ni las canciones religiosas cuya muestra es la siguiente, que reproducimos por la novedad de ellas:

Maria todo es Maria
María to lo es á vos
Toda la noche y el día
Me voy pensar en vos.

Toda vos resplandeceis
Con soberano arrebol
Y vuestra casa en el sol
Dice David que teneis.

Vuestro calzado es la luna
Vuestra vestidura el sol,

Manto bordado de estrellas,
Por corona el mismo Dios.

Aunque le pese al demonio
Y reviente Satanas,
Alabemus á Maria
Sin pecado original.

El Demonio está muy mal
Y no tiene mejoría

Porque no puede desturbar
La devoción de María.

Frezier recorriendo la costa, salió de Pisco el jueves 21 de Setiembre de 1713, y narra su llegada. de la manera siguiente:

« .. Nos hicimos á la Vela para llegar al Ca«llao, favorecidos de una buena brisa del S. E.; al <siguiente día divisamos la Isla de Asia; el sábado

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