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el cargo hasta Noviembre de 1816. El último presidente que tuvo el apostadero fué el capitán de Navío y comandante de Marina Don Antonio Vacaro.

A cargo de esta Junta estaba todo lo que se relacionaba, con el Arsenal y la Marina, entendiendo en toda cuestión general y particular que se presentaba en el ramo administrativo y judicial de guerra, pago de sueldos, aumento ó disminución de éstos, gratificaciones, contratación de víveres, reparos de navíos, buenas presas de buques' corsarios y contrabandistas.

Así como la Junta de Marina, la del Apostadero se reunia generalmente en Lima en donde estaba radicada la oficina principal, y en donde residían todos los jefes de marina. Sin embargo, de las 297 sesiones que celebró esta Junta en los veintidos años que tuvo de existencia, cuatro tuvieron lugar en Bellavista, treinta y cuatro en el Callao y abordo y 259 en la capital.

Las últimas sesiones fueron de agonías, y se alternaban entre el Callao y Lima, ocupándose solo de ver la manera de salvar la terrible situación económica que les creó la guerra civil, pues no contaba entonces el Gobierno colonial ni siquiera con el dinero necesario para el pago de la manutención de sus soldados.

Esta Junta dió por terminada su misión el 26 de Junio de 1821.

IGLESIAS Y CONVENTOS.

INQUISIDORES Y JESUITAS.

Aunque en 1555 se concedió por el Virrey los solares necesarios para la fundación de la primera iglesia y cementerio, su construcción no se llevó á cabo sino mucho tiempo después, pero sin la solidez que requería una fábrica como esa; lo que se explica si se tiene en cuenta que se trataba entonces de una población que se estaba formando. y á la que todavía no se le daba ninguna importancia.

Este templo, que vino á ser la iglesia parroquial, y que, indudablemente sufrió, con el tiempo modificaciones y composturas, estaba en ruina en 1689; por lo que el Virrey, duque de la Palata, insinuó á su sucesor la necesidad de levantarla desde sus cimientos; cuya obra fué presupuestada en cuarenta mil pesos.

Los primeros religiosos que se establecieron en el Callao fueron los frailes domínicos, que fabrica

ron una casa en 1567, pero tan pobre, como asienta el cronista Meléndez, que para sustentarse, mandaban diariamente á dcs de ellos á Lima en demanda de limosnas, hasta que el Rey Felipe II, por real cédula fechada en Toledo el 3 de Junio de 1596, les hizo donación de 375,000 maravedises, para labrar la iglesia y el convento, que diez años antes se había constituido en priorato.

A los religiosos domínicos siguieron los franciscanos, cuyo convento, al decir del cronista Córdova Salinas, se fundó en 1593, por el mismo tiempo en que se establecían los jesuitas.

Al año siguiente, esto es en 1594, con licencia del Virrey D. García Hurtado de Mendoza y autorización de S. M. y con limosnas de mil pesos, de D. Francisco Rodriguez de Soria y D. Gonzalo Suáres de Medina, se construyó el convento de San Agustín.

Los conventuales de San Agustín, fueron más felices que los domínicos, pues no pasaron las miserias que éstos; su estado floreciente les permitió ir mejorando en posesión y posición.

Al respecto dice el cronista Fray Bernardo de Torres: «Fundose entonces el convento en el Callao donde estuvo un tiempo, junto al rio, el Hospital de San Juan de Dios, cuando se fabricó la muralla. Despues acercándonos más al centro nos mejoramos de sitio á las espaldas de lo que hoy es iglesia nuestra y allí edificamos de nuevo otro convento. »

« Ultimamente nos mudamos adonde vivimos al presente, una calle de la plaza cerca de Palacio y casas reales. Aquí comenzamos á edificar el tercer convento que se ha ido labrando lentamente y hoy es de los mejores del pueblo»

<Tiene un claustro alegre y capaz, de ladrillo,

curiosamente labrado y cubierto de fuerte roble con las oficinas necesarias y viviendas suficientes para 15 á 16 religiosos que de ordinario las habitan.»

Fray Fernando Torres, escribió sus crónicas Agustinas en 1642 y por consiguiente, los datos que nos dá de su convento corresponden hasta esa fecha.

No hemos encontrado constancia de la fecha en que se fundó por los Hermanos hospitalarios el Hospital de San Juan de Dios que entonces existia, ni tampoco la de la fundacion del Convento de la Merced.

En 25 de Marzo de 1568, llegaron al Callao los primeros miembros de la Compañía de Jesus en número de 8, entre Padres y Hermanos, siendo el Superior y primer provincial el padre Gerónimo Portillo. Vinieron por órden de S. M. con cédula y recomendación especial y à petición de don Francisco de Toledo, que fué nombrado Virrey del Perú ese mismo año, el que escribió al Prepósito General de la Compañía, Padre San Francisco de Borja, significándole el gusto con que vendría á su Gobierno, trayendo en su compañía religiosos de esa orden.

El Padre Cobo, cita como un hecho, que el pueblo consideraba digno de ser contado, el que cuando llegaron al Callao, el sol se eclipsó al punto que saltaron á tierra; y que en el momento que predicaba el primer sermon el Padre Portillo en el convento de Santo Domingo, en donde con particular muestra de amor los habian hospedado los Religiosos, sobrevino un gran temblor de tierra.

Agrega el Padre Cobo que el pueblo observó estos hechos naturales con extraordinaria admiración; pero no dice si fueron considerados como malo ó buen augurio.

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