Antología de poetas líricos castellanos desde la formación del idioma hasta nuestros días, Volumen10

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Marcelino Menéndez y Pelayo
Vinda de Hernando y c.a., 1900

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Página 29 - Fuéle luego revelado, de parte de Dios, un día, que le meta en una tumba con una culebra viva, y esto tome en penitencia por el mal que hecho había.
Página 133 - ¿Dónde vas, el caballero? ¿Dónde vas, triste de ti? Que la tu querida esposa muerta es, que yo la vi. Las señas que ella tenía bien te las sabré decir; su garganta es de alabastro, y sus manos de marfil.
Página 134 - ¿Dónde vas, Alfonso Doce? ¿Dónde vas, triste de ti? Voy en busca de Mercedes, que ayer tarde no la vi.
Página 209 - No vengo por verte a ti, ni por comer de tu cena; vengo a que vayas conmigo a media noche a la iglesia.
Página 209 - Pa misa diba un galán, caminito de la iglesia; no diba por oír misa ni pa estar atento a ella, que diba por ver las damas las que van guapas y frescas. En el medio del camino encontró una calavera; mirándola muy mirada, y un gran puntapié le diera: arrengañaba los dientes como si ella se riera. — Calavera, yo te brindo esta noche a la mi fiesta.
Página 218 - Delgadina, Delgadina; tú has de ser mi enamorada." "No lo quiera Dios del cielo ni su Madre soberana, que de amores me rindiera al padre que me engendrara.
Página 12 - Los estribillos con que se alternan estas coplas son una especie de retahila que nunca he podido entender; pero siempre tienen sus alusiones a los amores y galanteos, oa los placeres y ocupaciones de la vida rústica. Los tonos son siempre tiernos y patéticos, y compuestos sobre la tercera menor. Llevan la voz de ordinario tres o cuatro mozas de las de más gallarda...
Página 129 - El buen Rey tenía tres hijas muy hermosas y galanas; la más chiquita de todas Delgadina se llamaba. Un día, sentado a la mesa, su padre la reparara. "Delgadina, Delgadina; tú has de ser mi enamorada.
Página 199 - ... cielo se pasea una zagala, vestida de azul y blanco, que Catalina se llama. Su padre era un perro moro, su madre una renegada; todos los días del mundo el padre la castigaba. Mandó hacer una rueda de cuchillos y navajas, para pasarse por ella y morir crucificada. Y bajó un ángel del cielo con su corona y su palma y le dice: —Catalina, toma esta corona y palma y vente conmigo al cielo que Jesucristo te llama.
Página 10 - Esto me ha hecho presumir que tales danzas vienen desde el tiempo de la gentilidad, y que en ellas se cantarían entonces las alabanzas de los héroes, interrumpidas y alternadas con himnos a los dioses.

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