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del púlpito y señalar los medios de su reforma, tales como el titulado El Predicador de Sanchez Valverde, y el Aparato de elocuencia para los oradores de Soler de Cornellá. Se tradujo la Retórica Eclesiástica de fray Luis de Granada, se vertieron tambien al castellano los mejores sermonarios franceses, y se establecieron conferencias de retórica en los seminarios. Al propio tiempo prelados de muchas y buenas letras, de aquellos que con su singular tino sabia escoger Cárlos III., con dignas pastorales y con el ejemplo propio enseñaron y restauraron la verdadera elocuen-cia, tal como el señor Climent de Barcelona, Lorenzana de Toledo, Bertrand de Salamanca, y Bocanegra de Santiago, en términos que pudo ya decir este último en una de sus pastorales: «Hoy está muy reformado en nuestra nacion el sagrado ministerio del púlpito: » y el erudito Capmany: «La cátedra sagrada ha recobrado en España sus antiguos derechos, la persuasion evangélica, la sencillez apostólica, etc. (").

(1) Son notables las siguientes frases del arzobispo Lorenzana en sus Avisos á los predicadores de su arzobispado: «En los sermones nunca, ó muy rara vez se ha de usar de noticias fabulosas de los dioses.... En citar los pasages de historia eclesiástica ó profana se ha de tener grande cuidado....... En referir ejemplos de milagros, de almas condenadas o salvadas, y de apariciones, han de ser muy cautos los predicadores........ Es mejor que el sermon sea breve que largo; porque si son buenos,

se oyen con ansia y gusto; y si son malos, molestan y desagradan..... Aun en los que se llaman de Mision juzgamos que es imprudencia tardar tanto como acostumbran algunos, sin hacer se cargo de que son hombres y mugeres los oyentes, sujetos á mil achaques, y que no pueden salir fácilmente y sin vergüenza del concurso, y son muchos los accidentes y congojas que pade-· cen.... No aprobamos el sacar calaveras, condenados, ni pinturas horrorosas, ni aterrar demasiado

La misma Filosofia de la Elocuencia de Capmany era al propio tiempo un testimonio del progreso y un medio para progresar más en la restauracion del buen gusto literario. Las academias no estaban tampoco ociosas, y su sistema de certámenes y premios para las producciones mas sobresalientes en la pureza, propiedad y elegancia de lenguaje y de estilo, fueron tambien estímulo poderoso para estudiar y lucir las galas y primores de la rica y armoniosa lengua castellana ("). Las discusiones de las Sociedades Económicas preparaban en cierto modo á la Elocuencia política y popular, que entonces no tenia otro teatro en qué desarrollarse. Y de lo que se habia reformado y mejorado el gusto en la Oratoria del Foro, viciado tambien como el de todos los géneros de elocuencia, dan brillante testimonio las vigorosas y bien razonadas alegaciones de los jurisconsultos, y las consultas y dictámenes llenos de profunda doctrina y de variada erudicion de los ilustrados fiscales del Consejo de Castilla que tantas veces hemos citado.

Publicando desde Italia Historias de la Literatura Española los jesuitas espulsos de España, ya con el título de Ensayo apologético, ya con el de Origen, progresos y estado actual de toda la literatura, ya en for

á los oyentes...... los sollozos estremados, las voces lastimeras, las bofetadas no son propias de la gravedad del púlpito, etc.»>

(1) De este tiempo son los

premios que obtuvieron en la Real Academia Española, Viera y Claviju, Conde y Oquendo, y Vargas Ponce, por los Elogios de Felipe V. y de Alfonso el Sábio.

ma de cartas y respuestas, volvian los ilustrados abates Lampillas, Andrés y Serrano por la honra literaria de España, vulnerada en los escritos de los italianos Bettinelli y Tiraboschi; y haciendo este importantísimo servicio á su nacion, al tiempo que deshacian las calumnias 6 los errores de los críticos estrangeros, daban una leccion de patriotismo á sus propios compatriotas, y desenojaban al monarca mismo que los habia espulsado, el cual, nunca indiferente á tales pruebas de saber y de abnegacion, les duplicó las pensiones: que si no fué gran largueza, fué no poco de estimar procediendo de quien habia sido siempre tan profundamente desafecto á los regulares de aquel instituto. Con pensiones remuneró tambien á otros dos religiosos españoles, de la órden de San Francisco de Granada, que con el propio objeto de desagraviar la literatura escribian en aquel tiempo la Historia literaria de España desde la primera poblacion hasta nuestros dias. Eran éstos los padres Mohedanos, fray Gabriel y fray Pedro, lectores jubilados, y académicos de la Historia, que aunque trabajaron con mejor intencion que criterio, y con menos fruto para las letras que el que merecia su perseverancia, se hicieron altamente recomendables por su celo y esfuerzos, no solo en esta publicacion, sino en el impulso y fomento que dieron á los estudios de matemáticas y física, y de las lenguas, griega hebrea y arábiga (1).

(1) Una pension de mil ducados señaló Cárlos III. á los PP.

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Con mas o menos tino y acierto en la eleccion, pero siempre con utilidad para la ilustracion pública, se hacian colecciones de las producciones literarias mas notables de los anteriores tiempos, especialmente de las poéticas en sus diferentes géneros, para que pudieran servir de modelos á los que se daban á esta clase de literatura, y de testimonio del gusto y adelantos de cada época. Tales fueron las que con los títulos de: Coleccion de poesías anteriores al siglo XV., Parnaso y Teatro Español, dieron á luz Sanchez, Lopez Sedano García de la Huerta. Saforcada escribia su Biblioteca de Traductores; Viera y Clavijo, y Sempere y Guarinos daban el modesto título de Ensayo, el primero á la Biblioteca de Autores Canarios, el segundo á la suya de los mejores escritores del reinado de Cárlos III.

y

Bien podemos incluir tambien en el catálogo de los de esta época (aunque las principales de sus muchas é interesantes publicaciones pertenecen al reinado anterior) al ilustre don Luis José Velazquez, marqués de Valdeflores ("), que por desdicha suya, cuando habia ganado ya harta fama literaria, y no necesitaba de nuevas producciones para asegurar la que en el mundo de las letras habia adquirido, quiso, en malhora para él, dar todavía suelta á su incansable y fe

Mohedanos. Lo que estos dos religiosos trabajaron en favor de las letras españolas puede verse en el Ensayo de una Biblioteca, de Sempere y Guarinos.

(4) Puede verse lo que sobre este esclarecido escritor dijimos en el capítulo último del reinado de Fernando VI.

cunda imaginacion con opúsculos que no le acarrearon sino disgustos y persecuciones. Tales fueron la coleccion de varios escritos relativos al Cortejo, y el Ensayo del Escritor Satirico. El estiló sarcástico que em . pleó en ellos contra los abusos del poder y las costumbres de su tiempo, en ocasion que acontecia el motin de Madrid de 1766, dieron pié á que se le atribuyeran ciertos folletos anónimos que se encontraron excitando á la rebelion, desterrósele de la córte, y se le encerró, primero en el castillo de Alicante, y después en el de Alhucemas (1).

En este universal movimiento literario no era posible que se quedára rezagada en la marcha de la regeneracion la Poesía, que es una de las formas en que se refleja más el espíritu, el gusto y la cultura de cada época. Corrompida y estragada en los últimos reinados de la dominacion austriaca como su hermana la elocuencia, y reducida como ella á un hinchado y conceptuoso culteranismo del mas depravado gusto,

(1) Aunque en 1772 recuperó su libertad, y se le devolvieron todas sus consideraciones y preeminencias, la cruda persecucion que sufrió le habia afectado tanto, que sucumbió aquel mismo año, el dia que cumplia los cincuenta de su edad, en su hacienda del Cruzado, á tres leguas de Málaga. Tenemos á la vista una reseña biográfica de este fecundo escritor, hecha por uno de sus ilustres descendientes, juntamente con una noticia

ó catálogo de todas sus obras colecciones de documentos, que por real órden de 1795 se hicieron venir á la Real Academia de la Historia, donde se conservan, aunque á condicion, segun afirma su deudo, de que se volverian á su familia los originales luego que la Academia hubiese sacado copias, y de que se le remitiria para su satisfaccion un ejemplar de las que se publicáran, espresando el nombre del autor.

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