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El 9 de Julio visitó Felipe II la Universidad, donde oyó los discursos más peregrinos, en particular los que pronunciaron los profesores de Anatomia y Derecho Canónico. El 4 de Agosto fué á ver el colegio de estudiantes ingleses, dedicado á San Albano 2.

Comienza en esta época el renacimiento de las letras. Las Universidades de Valladolid, Salamanca y Alcalá de Henares, contribuyeron al progreso en España de los estudios clásicos, juntamente con los orientales y los de la culta Italia. Valladolid era, en el siglo XVI, el emporio de las ciencias, letras, artes é industria, como lo prueban los muchos libros que se escribieron y publicaron. Tuvo la dicha el colegio de San Gregorio de Valladolid de tener en su seno al bondadoso Fr. Bartolomé de las Casas, después de renunciar, en 1550, su obispado de Chiapa (América); y el convento de San Agustin se enaltecía nombrando prior al P. Fr. Alonso de Orozco., Llegaba Valladolid por aquellos años á la cumbre de su gloria. Era la corte, abrillantada y enaltecida como siempre de los hombres eminentes en las armas, en la política, en las artes y en las letras. Tanto el emperador, como el príncipe, y los generales más famosos, hallábanse fuera de España al cuidado de sus dominios en los Países Bajos; mas aquí al lado de la regente, la princesa D.a Juana, quedaban los hombres de Estado y tantos otros que, señalados en la Jurispru

1 Págs. 31 y 32.

2 Pág. 32.

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AIMBOTLIAO

dencia, honraban la famosa Chancillería. Citaránse, además, los nombres de los beatos Fr. Alonso Rodriguez y Fr. Simón de Rojas, y de Fr. Diego de Tapia, discipulo de Fr. Luis de León. Fr. Jerónimo Gracián, el amigo de Santa Teresa, es uno de los mejores clásicos de su siglo; Herrera cultivó con aprovechamiento la historia; sobresaliendo entre todos el sabio Fernando Núñez de Guzmán, el Pinciano, gloria de Valladolid y de las letras patrias. El Dr. D. Bernardino Montaña de Monserrat, médico de cámara de Carlos V, se hizo inmortal por su Sueño Anatómico; y el Dr. Diego de Escobar, abogado de la Chancillería y catedrático de la Universidad, adquirió justa y legítima fama.

El arte de la imprenta progresó en Valladolid como en ninguna población de España, y fué considerable el número de libros que salieron de sus oficinas. Califica nuestra ciudad el veneciano Andrea Navagiero, que la visitó en 1527, de "la mejor tierra que hay en Castilla la Vieja, abundante de pan, de vino, de carne y de toda cosa necesaria á la vida humana; es quizá (añade), la única tierra de España en que la residencia de la corte no basta para encarecer cosa alguna.... Hay en Valladolid artifices de toda especie, y se trabaja muy bien en todas las artes, sobre todo en platería. Suele estar allí la corte, y habitan de contínuo muchas personas y señores, entre otros el conde de Benavente. Residen en ella muchos mercaderes, no sólo naturales del país, sino forasteros, por la comodidad de la vida y por estar cercanos á las famosas ferias de Medina del Campo, Villalón y Medina de Rioseco.... Hay hermosas mujeres y se vive con menos severidad que en el resto de Castilla, 2

1 Fr. Tomás Cámara, Vida y escritos del Beato Alonso de Orozco, págs. 115 y 116.

2 Il Viaggio fatto in Ispagna, etc., págs. 34 v.a á la 36. Menéndez Pelayo, Heterodoxos españoles, t. II, pág. 317.

Llamaban mucho la atención los trabajos que ejecutaba en platería Juan Arfe y Villafañe, hijo de León y vecino de Valladolid. Con respecto á las fábricas de sedas y paños, bien se puede afirmar que Valladolid fué el centro, no sólo de la industria de Castilla, sino de Esраñа.

Corría el mes de Noviembre del año 1598, cuando se hizo en Valladolid la solemne proclamación de Felipe III. Una peste, la más terrible que registran los anales de España, diezmó á Valladolid y á casi toda Castilla, en el año 1599 1. Compadecido el rey Felipe III de las inmensas desgracias sufridas por su querida ciudad, acordó visitarla en el año 1600, siendo recibido con fiestas y toda clase de regocijos, pues convenía á Valladolid deslumbrar á su rey y al duque de Lerma, quienes ya pensaban dejar á Madrid sin la corte. Con efecto, en el año siguiente se trasladó á "la muy noble y muy leal Ciudad de Vallid,, añadiendo estas palabras: "demostracion propia de la gran fidelidad y amor á mi servicio de los naturales de ella, que me hallo tan servido cuanto era mi Ciudad y sus naturales me lo tienen merecido....,. Por algún tiempo la vida en Valladolid no pudo ser más alegre y divertida: hiciéronse fiestas con motivo de jurar Felipe III la paz que concertaron Felipe II y Enrique IV de Francia en Vervins; repitiéronse aquéllas por la llegada del embajador de Persia, que venía en solicitud de interesar á España

1 Los célebres y afamados médicos y catedráticos de la Universidad, D. Luis de Mercado y D. Antonio Ponce de Santa Cruz escribieron apreciables libros sobre dicha enfermedad.

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