Imágenes de páginas
PDF
EPUB

los musulmanes, y haciende prisioneros al conde Fernán González y á un hijo de éste, en el pueblo de Cirueña (960), les encerró en Pamplona, mientras que Ordoño IV huía á los dominios de los moros de Aragón, donde vivió algún tiempo y donde murió. En libertad luego el conde de Castilla y en guerra otra vez con Sancho I, à la muerte de éste, acaecida en el año 967, la independencia de Castilla, por causas que desconocemos, fué un hecho, debiéndose seguramente al robusto brazo y á la belicosa política del conde Fernán González 1. Á su muerte (970) le sucedió en el trono su hijo Garcia Fernández, cuando ya Ramiro III ocupaba el reino de León. El nuevo estado independiente se elevó pronto bajo Fernán González y sus sucesores á una gran altura, pudiendo competir con los reinos de León y Navarra.

García Fernández murió de las heridas

que recibiera

1 Los historiadores y romanceros de los siglos XIII al XVI cuentan de un modo peregrino cómo logró hacerse independiente el insigne Fernán González. Refieren que el rey D. Sancho de León se enamoró de un hermoso caballo y de un amaestrado halcón que el conde tenía; aquél no quiso admitirlos sin fijar precio, precio que se obligó á satisfacer en el término de un año, y añadiendo la cláusula, que si para el día fijado no se hubiese pagado la cantidad, se duplicaría ésta por cada día que pasara. El rey olvidó el contrato; pero resentido el conde de la conducta de aquél, exigió después de algunos años la cantidad estipulada. El monarca vió con sorpresa que no había en el tesoro público dinero bastante para pagarla, y ya que no podía cumplir su palabra, en recompensa de la deuda, cedió con absoluta independencia la tierra de los castillos al conde Fernán González. "Por más que la anécdota no carezca de cierto gusto romancesco, tal es su carácter de conseja, que hasta los historiadores menos críticos y menos escrupulosos miran ya como cargo de conciencia el admi-tirla,,. Lafuente, Hist. de España, t. III, pág. 499. Por nuestra parte se dirá, que Castilla, patria de Fernán González y cuna del Cid, no necesita buscar hechos dudosos para levantar muy alto sus blasones.

peleando con Almanzor en la batalla de Alcocer; su hijo Sancho Garcés, el de los Buenos fueros, por haberlos concedido á varios pueblos de su condado, vengó en Calatañazor la muerte de su padre; y García II murió asesinado por los traidores Velas. Con García II terminó la línea masculina de los señores de Castilla.

Sancho el Mayor de Navarra y Bermudo III de León se hallaban casados con dos hermanas de García II, llamadas D." Mayor y D.a Teresa. El navarro, después de castigar á los Velas, tomó el título de rey de Castilla, á disgusto del leonés, y causa hubiera sido de guerra entre Sancho el Mayor y Bermudo III, si no viniesen á un acomodo, mediante la realización del matrimonio de D." Sancha, hermana de éste, con D. Fernando, hijo segundo de aquél. Reyes de Castilla Fernando I y D. Sancha (1037-1065), resistieron la guerra que les declaró Bermudo III, y con tal brio se lanzaron luego á la pelea, que lograron triunfar del leonés en las márgenes del Pisuerga, en cuya batalla perdió éste la corona y la vida. D. Fernando marchó entonces à León, que le abrió sus puertas, y por primera vez en la historia se unieron las coronas de Castilla y León. Sancho II el Fuerte de Castilla arrebató á su hermano Alfonso los reinos de León y Asturias, & su hermano García el reino de Galicia, á su hermana Elvira el señorio de Toro, y cuando cercaba á Zamora, dote de su otra hermana Urraca, fué asesinado por Bellido Dolfos.

Comenzó ahora á sacudir su pereza el león de Castilla y se preparó á luchar con los moros. Alfonso VI, rey de Castilla y León (1072-1109) fué el glorioso conquistador de Toledo en el año 1085. Le sucedió su hija D. Urraca, y después Alfonso VII, à cuya muerte, Castilla se separó de León, ocupando aquel reino Sancho III el Deseado, Alfonso VIII el de las Navas, Enrique I y D. Berenguela, volviendo á unirse ambas mo

narquías, para no separarse ya, bajo el poder de Fernando III el Santo (1217-1252). Á Alfonso X el Sabio sucedieron Sancho IV el Bravo, Fernando IV el Emplazado, Alfonso XI el Justiciero (1312-1350), Pedro el Cruel, Enrique II el de Trastamara, Juan I, Enrique III, Juan II (1406-1454), Enrique IV el Impotente é Isabel I (14741504). El matrimonio de ésta con Fernando V de Aragón ocasionó la unidad política de la monarquía.

La religión fué en Castilla y León, y antes en Asturias, lo mismo que había sido en la monarquía gótica, ó más ferviente todavía, porque nuestro pueblo se hallaba en lucha constante con los hijos de Mahoma. Continuaron celebrándose concilios, y algunos de ellos decretaron disposiciones admirables. Cuando la anarquía reinaba en el siglo XII, cuando era violado el hogar doméstico, asaltados los comerciantes, robados los ganados y talados los campos, la Iglesia fué el amparo de los débiles y de los menesterosos. La Iglesia, valiéndose de su poder moral, instituyó la paz de Dios en los reinos de León y Castilla, como la paz y tregua comenzó en el siglo XI en Cataluña.

Las cortes, que no nacen, como algunos han pretendido, en los concilios de la monarquía visigoda, tienen principio en el siglo XI; pero en ellas no figuran los concejos ó los enviados de las ciudades hasta fines del siglo XII.

Véase lo que era el gobierno municipal en León y Castilla. Componíase generalmente el concejo de un número determinado de alcaldes, encargados de la jurisdicción civil y criminal; de un alguacil mayor ó cabo de la milicia; de los regidores, la mitad caballeros y la otra mitad ciudadanos; y de diferentes oficios subalternos, como alamines, alarifes y almotacenes. Si en un principio los vecinos elegían estos cargos, luego fueron de nombramiento real. Los señores de justicia

se reunían en juntas ó cabildos para ocuparse de los asuntos referentes al bien común, y aquellas juntas se las llamaba ayuntamientos 1. Se muestra con estas ligeras indicaciones la diferencia entre nuestro municipio de la edad media y el romano.

Otra de las instituciones que imprimen carácter å esta época, es el feudalismo. "La lucha que la monarquia levantada en Asturias, dice el Sr. Antequera, sostenía contra los árabes, aunaba fuerzas en derredor del trono y tendía ȧ impedir la segregación, que es siempre consecuencia necesaria del sistema feudal. Con este hecho coincidía la prepotencia de los municipios, naturalmente enemigos del feudalismo y adictos á la autoridad real, á cuyo abrigo acudían los que preferían el trabajo libre á la soldada ó merced del señor, y con cuyo apoyo podían los reyes, en momentos dados, cortar los vuelos á las ambiciones de la aristocracia feudal,, 2.

Los hombres del pueblo estaban sujetos á cuatro clases de señorío: Realengo, si los vasallos no reconocían otro señor que el rey; Abadengo, si ejercían la jurisdicción los abades ó prelados; Solariego, si la jurisdicción de los señores con los colonos consistía en que los últimos pagaban la renta ó censo denominado infurción; y Beletria, si los vasallos tenían libertad de mudar de señor.

No debe olvidarse, sin embargo, que la autoridad real tenía mucho poder, y que sus funciones eran casi las mismas que durante la monarquía goda. Si en la paz el pueblo daba fuerza y apoyo á los reyes contra la nobleza, en la guerra los concejos concurrían á defender á sus soberanos y por ellos derramaban su san

1 Véase Antequera, Hist. de la Legislación española, 2.a edición, págs. 569 y 570.

2 O. C., pág. 117.

gre. Sábese que à la gloriosa batalla de las Navas de Tolosa se hallaron los concejos de Toledo y su tierra, Madrid, Soria, Almazán, Atienza, San Esteban de Gormaz, Medinaceli, Cuenca, Huete, Arlanzón, Medina del Campo, Valladolid, Olmedo, Segovia y Ávila.

No se diferenciaba mucho la organización administrativa, en los primeros tiempos de la reconquista, de la establecida entre los godos. El prepósito residía en la capital del reino, el villico en las villas ó aldeas, el castellano en los castillos ó fortalezas, y el marqués en las marcas ó fronteras. El vicario era el sustituto del conde ó gobernador. Ignórase el verdadero carácter de alguna otra dignidad que se encuentra en los documentos de la época: como potestad suscribió y confirmó Ferrán Fernández, año 950, en unión del obispo de Burgos y de otras personas principales, los fueros de Melgar de Suso.

El afán de los reyes, y en particular de Alfonso X el Sabio de generalizar la ciencia del derecho, se prueba considerando, que al poco tiempo de concluir el Fuero Real, lo dió por municipal, entre otros pueblos, á Peñafiel y sus aldeas, Valladolid, Cabezón, Peñaflor, Simancas y Tudela, casi al mismo tiempo que D. Raimundo, obispo de Segovia, dió en 1255, fuero á los pobladores de Luguillas (cerca de Mojados), y otros ejemplos que se pudieran citar igualmente.

En el siglo XIII nacieron las célebres Hermandades de Castilla "asociaciones politicas que formaban, ya los pueblos y ciudades, ya los nobles y magnates, coligándose unos con otros para remediar los males públicos y defender sus fueros y derechos,, 1. Llegaron a ser con el tiempo elementos de agitación, hasta que D. Fernando y D.a Isabel las convirtieron en instrumento de

1 Antequera, O. C., págs. 211 y 212.

« AnteriorContinuar »