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de Carlo-Magno a Cataluña, llamado por los naturales, para lanzar de ella á los árabes, fijando la division territorial en nueve partes, que hizo el mismo emperador, poniendo al frente de cada una un conde, un vizconde, un noble y un valvasor. Carbonell, en conformidad á la opinion general, rechaza la venida de Carlo-Magno, y últimamente D. Victor Balaguer en su Historia de Cataluña, que actualmente sale á luz, despues de haber estudiado muy profundamente la cuestion, admite la existencia de Otger y sus nueve barones, y las hazañas consumadas por ellos en union del partido de los independientes. A todos estos y otros autores nos remitimos, no esforzando razonamientos sobre este punto, porque tal no es nuestra mision, y nos contentamos con meras indicaciones, suficientes para dar á conocer el origen del principado de Cataluña.

Suponen Romey y otros, que el emperador Ludovico Pio, sucesor de Carlo-Magno, pasó en 785 á Cataluña con un poderoso ejército, arrojando á los moros de Gerona y de los territorios de Urgel y Vich, con lo cual dió principio la provincia franca, que llevó el título de Marca Hispánica, rigiéndose como las demás de la monarquía, por un conde feudatario del emperador.

Añaden autores de gran nota, que en la asamblea ó campo de Marzo celebrado en Tolosa el año 801 por el mismo emperador Ludovico Pio, los señores francos, ó por iniciativa propia ó á instancia del emperador, acordaron una grande expedicion para conquistar de moros la ciudad de Barcelona, y en efecto, poderosamente auxiliado el ejército extranjero por los cristianos catalanes, reconquistó aquella ciudad en Diciembre de 801, despues de ochenta y ocho años de cautiverio. A pesar de la autoridad de tanto escritor clásico sobre la fecha de la reconquista, vemos, que en la genealogía oficial de los condes de Barcelona que precede à las constituciones de Cataluña, se dice, que el primer conde fué nombrado en 805 inmediatamente despues que se tomó la ciudad, lo

cual supone una diferencia de cuatro años entre la opinion de los autores y el documento oficial, cuya fecha es tambien admitida por Monfar en su crónica de los condes de Urgel. De todos modos, conviénese casi universalmente, en que conquistada Barcelona, el emperador Ludovico erigió el condado, nombrando por primer conde gobernador á Bara, noble godo de la Galia Narbonesa, que se habia distinguido en el sitio de la plaza. Creáronse además por el mismo emperador, otros condados en el territorio ganado, pero sujetos al de Barcelona, y feudatarios de él. Cuando Ludovico Pio dividió en 847 el imperio entre sus hijos, cúpole á Pepino la Marca Hispánica, que unió al ducado de Septimania, quedando segregada de la provincia de Aquitania.

Parece que el primer conde Bara fué acusado de traicion ante el emperador, y convencido de ello por batalla singular en juicio de Dios, y aunque digno de muerte, se le conmutó la pena en destierro perpétuo. Desde entonces se usó en Cataluña la voz Bara como sinónimo de traidor, y así se lee en los Usages La genealogía oficial coloca la muerte de Bara en 846.

Por nombramiento del emperador sucedió á Bara otro magnate godo, de nombre Bernardo, que fué el segundo conde de Barcelona; si bien no falta autor de gran nota como Zurita, que supone haber empezado por este Bernardo la genealogía de los condes, y fué titulado marqués como de costumbre con los presidentes y gobernadores de las provincias francas.

Dicen las crónicas, que Bernardo permaneció fiel al emperador Ludovico en una violenta sublevacion promovida en Cataluña por los cristianos naturales unidos à los moros, y causada tal vez por las vejaciones de los francos.

Para premiar el emperador la adhesion de Bernardo, le hizo su camarero mayor el año 828, cuyo cargo desempeñó dos años, destinándole despues à ocupar nuevamente el gobierno de la Septimania. Durante estos dos años se ignora

á

quién rigió el condado de Barcelona, aunque Feliu de la Peña supone fué el conde Ademaro. Reinstalado Bernardo en su condado, parece que solo le disfrutó otros dos años, porque se le acusó de traicion, y probada al parecer su intervencion en negocios políticos contrarios á los intereses del emperador, fué destituido en 832, nombrando à un Berenguer, hijo de Hunrico. Romey afirma este conde Berenguer, fundándose en el dicho del Astrónomo anónimo, autor del siglo IX. El mismo supone, que el conde Berenguer falleció en 836 á los cuatro años de gobierno, y que por tercera vez volvió el condado á Bernardo, reconciliado nuevamente con el emperador, rigiendo á Barcelona durante el resto de la vida de Ludovico, hasta el imperio del sucesor de este, Cárlos el Calvo, quien segun unos le mató por su propia mano, ó segun otros le mandó matar en 844, fundado en causas políticas, ó por lavar el tálamo de Ludovico Pio. La genealogía oficial omite los condes Ademaro y Berenguer intercalados durante la vida de Bernardo, y supone, que despues de nombrado este, camarero mayor por el emperador Ludovico, quedó elegido conde, Vifredo I. Mas los historiadores y cronistas no se conforman con tal órden de sucesion, y antes de llegar á Vifredo, dicen, que despues de muerto Bernardo, le sucedió en el condado, por nombramiento del emperador, Seniofre ó Seniofredo, que era ya conde de Urgel desde la muerte de su antecesor Armengol de Moncada. No fijan los autores el tiempo que Seniofredo rigió el condado, pero Romey unido á otros asegura, que en 848 estaba ya reemplazado por el noble godo Aledram, á quien califican de VI conde de Barcelona.

Continúan las suposiciones, y conforme à ellas se cree, que despues de la guerra suscitada entre Cárlos el Calvo y Pepino rey de Aquitania, fué desposeido el conde Aledram en 849, ocupando el condado su competidor Guillermo de Tolosa, hijo de Bernardo el asesinado ó ajusticiado, y á cuyo Guillermo titulan conde VII los cronistas.

Vuélvese á encontrar con el título de VIII conde de Bar

celona, al mismo Aledram, un año despues, en 850, muriendo en un patíbulo Guillermo de Tolosa, como rebelde y reo de lesa magestad á Cárlos el Calvo. Acaeció por entonces, que los árabes se apoderaron nuevamente de Barcelona, y se cree que Aledram murió en defensa de la ciudad. Reconquistada sin embargo inmediatamente por los francos, surge un nuevo conde IX, llamado Alarico, á quien los Benedictinos hacen tambien conde de Gerona, Ampúrias y Besalú. Ignorase cuándo y cómo dejó Alarico el condado, pero ya en 857 se vé ocupándole á Vifredo I, con el título de conde X entre los cronis tas y III en la genealogía oficial, que ha omitido los siete condes intermedios entre Bernardo el asesinado y Vifredo, de que hablan los escritores.

Este Vifredo I ha sido objeto de las mas variadas versiones, entre las que sospechamos hay mucho fabuloso y novelesco. En un solo punto parecen convenir los numerosos escritores que del personaje se han ocupado, es á saber, en que llamado á la corte por Carlos el Calvo, para dar sus descargos en las acusaciones intentadas contra él, fué asesinado en el camino, atribuyéndose este asesinato á cierta disputa trabada con sus acompañantes, de la cual resultó la muerte de un caballero á quien Vifredo mató por haberle injuriado tocándole las barbas, vengándose en Vifredo los parientes del muerto. Culpan otros, con mas probabilidad á nuestro juicio, al conde Salomon, pero de cualquier modo es lo cierto, que Vifredo fué asesinado el año 864, cuando marchaba á cumplir la órden de Carlos el Calvo, llevando en su compañía á un niño de corta edad.

No admite duda alguna que al asesinado Vifredo I sucedió Salomon como XI conde, quien algunos suponen lo era ya de Rosellon y Cerdaña.

La tradicion admitida dice, que despues del asesinato de Vifredo, fué presentado su hijo al emperador Cárlos el Calvo, y que compadecido este le entregó á Balduino conde de Flandes, para que le educase. Creció el niño bajo la tutoría de este

personaje, y casó con la hermosa Vinidilda hija del conde.

Regía entre tanto á Barcelona el conde Salomon hasta 873, en que habiéndose presentado el jóven Vifredo urdió una conspiracion y mató por su propia mano á Salomon, proclamándole los catalanes conde de Barcelona. Parece que este asesinato disgustó mucho á Cárlos el Calvo, pero cuando se preparaba á castigarle intercedió el conde de Flandes, logrando que el emperador perdonase á Vifredo y le confirmase en el condado de Barcelona, de que ya por aclamacion de los catalanes disfrutaba el jóven conde, á quien las historias dan el número XII en la cronología de los condes, y la genealogía oficial el V.

Conviénese generalmente, en que Vifredo guardó gran fidelidad á Cárlos el Calvo, y en que hallándose este guerreando con los normandos, acudieron Vifredo y sus catalanes, decidiendo en favor del emperador una gran batalla perdida ya por los francos, no sin recibir heridas graves. Sigue la tradicion diciendo, que el emperador visitó en su tienda al herido Vifredo y que al abrazarle brotaron sangre las heridas de este, mandando entonces el emperador, que el escudo de Vifredo, que á la sazon no tenia divisa ni empresa, llevase en lo sucesivo las rojas barras, que el mismo emperador trazó sobre el escudo, con los dedos mojados en la sangre de Vifredo. Añádese, que restablecido este, pidió licencia al emperador para volver á Cataluña invadida nuevamente por los árabes, y que el emperador se la concedió, lamentándose de no poderle prestar auxilios para la reconquista, y que entonces Vifredo repuso, que no le pedia auxilio y sí solo que le librase del feudo á que el condado de Barcelona estaba obligado para con los reyes francos; el emperador así se lo concedió y que desde entonces data la independencia del condado.

Tal es la idea mas admitida sobre tan interesante punto y consignada en la genealogía oficial. Pero tanto el origen de las barras catalanas, como el señalamiento de esta época para la independencia del condado, han sido muy combatidos por

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