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cientos rehenes con las armas y los bagajes del ejército, tenian la vana, ó mas bien la funesta gloria por sus consecuencias de haberle hecho pasar bajo el yugo.

¿A qué, pues, estaban obligados los cónsules, y todos los promitentes (sponsores)? Ellos mismos juzgaron que debian ser entregados á los samnitas; pero esto es una consecuencia natural del convenio (sponsio), y segun las observaciones que acabamos de hacer, no parece que el promitente, habiendo ofrecido cosas que el aceptante sabia bien que no estaban en su poder, quede obligado, si se le desaprueba, á entregarse él mismo por via de indemnizacion. Pero como puede comprometerse espresamente, haciéndolo dentro de los términos de sus poderes ó de la comision, sin duda el uso de aquel tiempo habia hecho de este compromiso una cláusula tácita del acuerdo llamado sponsio; pues los Romanos entregaron á todos sus sponsores ó promitentes, lo cual era una máxima de su derecho fecial (1).

Si el promitente (sponsor) no se compromete espresamente á entregarse, y si la costumbre recibida no le impone la ley de hacerlo, por su palabra solo parece obligarse á hacer de buena fé todo lo que pueda legítimamente para empeñar al soberano á que ratifique lo que él pro

(1) Ya hemos dicho en el prefacio que el derecho fecial de los Romanos era su derecho de la guerra. Se consultaba al colegio de los feciales sobre las causas que podian ser suficientes para emprender la guerra, y sobre las cuestiones que producia; y tambien estaba encargado de las ceremonias de la declaracion de guerra y del tratado de paz. Consultábase tambien á los feciales, y se servian de su ministerio en todos los tratados públicos.

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metió; y en esto no hay duda, por poco equitativo que sea el tratado, por poco ventajoso ó soportable que se presente, en consideracion á la desgracia de que le ha preservado; porque proponerse libertar al estado de un peligro considerable por medio de un tratado, persuadido de que con facilidad podrá aconsejarse al soberano que no lo ratifique, no porque sea insoportable, sino prevaliéndose de que fue hecho sin instrucciones, sería indudablemente un proceder fraudulento, y abusar vergonzosamente de la fe de los tratados. Pero ¿qué hará un general que para salvar su ejército se ha visto en el apuro de concluir un tratado perjudicial ó vergonzoso al estado? ¿ Aconsejará al soberano su ratificacion? ¿Se contentará con esponer los motivos de su conducta, la necesidad que le obligó a tratar; y representará, como hizo Postumio, que él solo está obligado, y desea que se desapruebe y se le entregue por la salud pública? Si el enemigo queda engañado, culpe á su inadvertencia; porque á la verdad, ¿qué obligacion tenia el general de advertirle que segun toda apariencia no serian ratificadas sus promesas? Esto sería exigir demasiado; pues basta que no le sorprenda, haciendo ostentacion de que sus poderes son mas estensos que lo son en la realidad; y asi limítese á sacar partido de sus proposiciones, sin inducirle á tratar por esperanzas engañosas. Al enemigo toca tomar todas las precauciones para su seguridad; y si las desprecia, ¿por qué no se ha de aprovechar la otra parte de su imprudencia, como de un beneficio de la fortuna ?«Ella es, decia Postumio, la que ha, salvado nuestro ejército, despues de haberle puesto en peligro. La prosperidad ha tras

tornado la cabeza al enemigo, y ha encontrado que sus ventajas solo fueron un sueño li« sonjero. >>

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Si los samnitas no hubiesen exigido de los . generales y del ejército romano mas que aquelas promesas que estuviesen en su mano, por la naturaleza misma de su estado y de su comision; si los hubiesen obligado á rendirse prisioneros de guerra, ó si no pudiendo sostenerlos a todos, los hubiesen dado libertad bajó la fe de su palabra de no tomar las armas contra ellos en algunos años; en caso que Roma se negase á ratificar la paz, el convenio era válido, como hecho con poder suficiente, y todo el ejército es taba obligado á observarlo; porque bien es necesario que las tropas ó sus oficiales puedan contratar en ocasiones semejantes y bajo de este pie, como lo haremos ver cuando en el tratado de la guerra hablemos de tales capitulaciones.

Si el promitente ha hecho un convenio equitativo y honroso sobre una materia tal por su naturaleza que esté en su poder indennizar á aquel con quien ha tratado, en caso que el convenio fuere desaprobado, se presume que se obligó á esta indemnizacion, y debe efectuarla para cumplir su palabra, como hizo Fabio Máximo en el ejemplo referido por Grocio (1); pe ro hay ocasiones en que el soberano podrá pro

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(1) Lib. 2, cap. 15, §. 16, al fin. Fabio Máximo hahiendo hecho con los enemigos un convenio que el sena. do desaprobó, vendió una tierra de la que sacó doscientos mil sestercios para cumplir su palabra. Se trataba del rescate de los prisioneros. Aurelio Victor, De viris illustribus. Plutarco, Vida de Fabio Máximo.

TOMO I.

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hibirle que proceda de este modo, y que no dé cosa alguna á los enemigos del estado.

212. Hemos hecho ver que el estado no puede quedar comprometido por un acuerdo hecho sin su órden y sin instrucciones suficientes. Pero no estará obligado absolutamente á nada? Esto es lo que nos falta examinar. Si las cosas todavía permanecen integras, el Estado ó el Soberano puede simplemente desaprobar el convenio, el cual en fuerza de esta desaprobacion se anula, y es como si nada se hubiese tratado. Pero el Soberano debe manifestar su voluntad al punto que tenga noticia de él; no porque verdaderamente su silencio solo pueda dar fuerza á un convenio que no debe tenerla sin su aprobacion; pero será proceder de mala fe permitir que se gaste el tiempo en ejecutar un acuerdo que no se quiere ratificar.

Si se hubiere ya hecho alguna cosa en vir tud del acuerdo, si la parte que ha tratado con el sponsor hubiese cumplido sus promesas en todo ó en parte, ¿se le debe indemnizar, ó reponer las cosas al estado que tenian, caso que se desapruebe el tratado; ó será permitido recoger el fruto al mismo tiempo que se rehusa la ratificacion? Es preciso distinguir aqui la naturaleza de las cosas que se han ejecutado, y la de las ventajas que ha conseguido el Estado. Aquel que habiendo tratado con una persona pública, no autorizada con poderes suficientes, pone en ejecucion el acuerdo por su parte sin esperar la ratificacion, comete una imprudencia y falta notable, á la cual no ha sido inducido por el Estado, con quien cree haber contratado; pero si hubiese dado algo de lo suyo no se le puede retener aprovechándose de su necedad.

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Asi es que cuando un Estado, creyendo haber hecho la paz con el general enemigo ha entregado á consecuencia de ella una de sus plazas, ó una suma de dinero, el Soberano de este general debe sin duda restituir lo que hubiese' recibido, si no quiere ratificar el acuerdo; pues proceder de otro modo sería querer enriquecerse á costa agena, y retener este bien sin título. Pero si á consecuencia del acuerdo el Estado no hubiese conseguido cosa alguna que no tuviese ya antes, si, como en el de las horcas caudinas, toda la ventaja consistiese en haberle sacado de un peligro ó preservado de una pérdida, es un beneficio de la fortuna de que puede aprovecharse sin escrúpulo. ¿Quién para salvarse no se aprovecharia de la impericia de su enemigo? ¿y quién habrá que se crea obligado á indemnizar á este enemigo de la ventaja que él mismo ha dejado escapar, no habiéndole inducido á ello fraudulentainente? Los samnitas. pretendian que si los romanos no querian sostener el tratado hecho por sus cónsules, debian volver á enviar el ejército á las horcas caudinas y reponer las cosas á su estado. Dos tribunos del pueblo que habian sido del número de los sponsores, por evitar el ser entregados, se atrevie... ron á sostener lo mismo, y hay algunos autores de este modo de pensar. Pues que los samnitas quieren prevalerse de la ocasion para dar la ley á los romanos y arrancarles un tratado vergon. zoso, tuvieron la imprudencia de tratar con los cónsules, que les manifestaron no estar autorizados con instrucciones para contratar en nombre del Estado; dejaron escapar el ejército romano, despues de haberle cubierto de ignominia; ¿y los romanos no habian de aprovechar

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