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8. Puesto que el derecho de gentes necesario consiste en la aplicacion que se hace á los estados del derecho natural, el cual es inmutable como fundado en la naturaleza de las cosas, y en particular en la naturaleza del hombre; se sigue que el derecho de gentes necesario es inmutable.

9. Por lo mismo que este derecho es inmu. table, es necesaria tambien é indispensable la obligacion que impone, y no pueden las naciones hacer en él alteracion alguna por sus con. venios, ni faltar recíprocamente á esta obligacion.

Aqui tenemos el principio que nos debe guiar para distinguir las convenciones ó tratados legítimos de los que no lo son, y las costumbres inocentes y admisibles de las que son injustas ó condenables.

Cosas hay justas y permitidas por el derecho de gentes necesario, en las cuales pueden convenir las naciones entre sí, ó pueden consagrar y fortificar con las costumbres y el uso. Las hay indiferentes, sobre las cuales se pueden avenir como les plazca por tratados, o introducir tal costumbre ó uso que les cuadre. Empero son ilegítimos todos los tratados, todas las costumbres que van contra lo que manda ó prohibe el derecho de gentes necesario; y veremos que siempre son segun el derecho interno ó de conciencia, y que por razones que se espondrán en su tiempo y lugar, estas convenciones y tratados no dejan de ser muchas veces válidos por el derecho esterno. Siendo las naciones libres é independientes, aunque las acciones de la una sean ilegítimas y condenables segun las leyes de la conciencia, las demas estan obligadas á sufrirlas cuando estas acciones, no vulneran sus

derechos perfectos; porque la libertad de tal nacion no subsistiria entera, si las demas se abrogasen una inspeccion y derecho sobre su conducta, lo que seria contra la ley natural que declara á toda nacion libre é independiente de las demas.

10. Tal es el hombre por su naturaleza que no puede bastarse á sí mismo, y tiene absoluta necesidad de valerse del socorro y del consuelo de sus semejantes, ora para conservarse, ora para perfeccionarse, y para vivir como conviene á un animal racional; lo que está probado suficientemente por la esperiencia. Ejemplos hay de hombres criados entre los osos, á los cuales sin lenguage ni uso de la razon se les veia únicamente limitados como las bestias á las facultades sensitivas. Vemos tambien que la naturaleza ha negado á los hombres la fuerza y las armas de que naturalmente ha provisto á los demas animales, dándoles en vez de estas ventajas las de la palabra y la razon, ó á lo menos la facultad de adquirirlas en el comercio de sus semejantes. La palabra les pone en estado de comunicarse, de ayudarse mútuamente, de perfeccionar su razon y sus conocimientos; y hechos de este modo inteligentes hallan mil medios de conservarse y de proveer á sus necesidades, y siente cada uno de ellos dentro de sí mismo que le fuera imposible vivir feliz y trabajar en su perfeccion, sin el socorro y comercio de los demas; y pues que la naturaleza ha hecho á los hombres tales, es un indicio manifiesto de que los ha destinado á vivir juntos, y á prestarse ayuda y socorros recíprocos,

He aqui de donde se deriva la sociedad natural, establecida entre los hombres. La ley general de esta sociedad es que haga cada uno en

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favor de los demas todo lo que necesitan, y lo que puede hacer, sin descuidar lo que debe á sí mismo; ley que todos los hombres deben observar para vivir de un modo conveniente á su naturaleza, y conformarse con las miras de su comun criador; ley en fin que nuestra propia conservacion, nuestra felicidad y nuestras mas preciosas ventajas deben hacer sagrada para cada uno de nosotros. Tal es la obligacion general que nos liga á la observancia de nuestros deberes, los cuales llenemos todos cuidadosamente si queremos trabajar con cordura en nuestro mayor bien.

Facil es conocer cuán feliz seria el mundo, si todos los hombres quisiesen observar la regla que acabamos de establecer. Por el contrario, si cada hombre se limita á pensar única é inmediatamente en sí mismo, y nada hace en favor de los demas, todos juntos serán muy infelices. Trabajemos pues por la felicidad de todos, para que todos trabajen por la nuestra; y asi la estableceremos sobre los mas sólidos fundamentos.

II. Como que la sociedad universal del género humano es una institucion de la misma naturaleza, es decir, una consecuencia necesaria de la naturaleza del hombre, todos en cualquier estado que se hallen están obligados á cultivarla, y á cumplir con sus deberes. Ninguna convencion, ninguna asociacion particular alcanza á dispensarlas de este cumplimiento. Cuando se unen en sociedad civil para formar un Estado ó una Nacion á parte, pueden con toda libertad obligarse particularmente con aquellos con quienes se asocian; pero permanecen siempre cargados con sus deberes hacia el resto del género humano,

Toda la diferencia consiste en que habiéndose convenido en obrar de consuno, y habiendo transferido sus derechos y sometido su voluntad al cuerpo de la sociedad en todo lo que interesa al bien comun, este cuerpo, este Estado y sus gefes son los que deben llenar los deberes de la humanidad hacia los estrangeros, en todo lo que no dependa ya de la libertad de los particulares, y al Estado toca observarlos particularmente con los demas Estados. Ya hemos visto (§. 5.) que los hombres unidos en sociedad quedan sujetos á las obligaciones que les impone la naturaleza humana; y considerando la sociedad como una persona moral, pues que tiene un entendimiento, una voluntad y una fuerza que le son propias, es claro que está obligada á vivir con las demas sociedades ó estados, como un hombre antes de estos establecimientos tendria que vivir con los demas hombres, es decir, segun las leyes de la sociedad natural, establecida entre los hombres, observando las escepciones que pueden nacer de la diferencia de uno á otro derecho.

12. Asi como en el fin de la sociedad natural, establecida entre todos los hombres, es el de prestarse una mútua asistencia para su propia perfeccion y la del estado; y así como las naciones consideradas como otras tantas personas libres que viven reunidas en el estado de naturaleza, se ven obligadas á cultivar entre sí esta sociedad humana; asi tambien el fin de la gran sociedad establecida por la naturaleza entre todas las naciones, es una asistencia mútua para perfeccionarse ellas y su estado.

13. La primera ley general que se deriva del mismo objeto de la sociedad de las naciones, es que cada nacion debe contribuir á la felicidad y

perfeccion de las demas cuanto en ella consista (1).

14. Pero como los deberes para consigo mismo son primero que los deberes para con los demas, es claro que una nacion se debe primero á sí misma, y con preferencia á otra, todo lo que puede hacer por su felicidad y perfeccion. Digo lo que puede, no solo física, sino tambien moralmente, es decir, lo que puede hacer legítimamente con justicia y probidad. Porque si no pudiera contribuir al bien de otra, sin perjudicarse esencialmente á sí misma, su obligacion cesa en esta ocasion particular, y se contempla á la nacion en la imposibilidad de prestar este oficio.

15. Siendo las naciones libres é independientes unas de otras, pues que los hombres son naturalmente libres é independientes, la segunda ley general de su sociedad es, que á cada nacion se le debe dejar en el goze pacífico de aquella libertad que recibe de la naturaleza. Imposible es que la sociedad natural de las naciones subsista, si en ella no se respetan los derechos que ha recibido cada una de la naturaleza; y asi lejos de renunciar ninguna á su libertad, romperá mas bien todo comercio con las que piensan atentar contra ella.

16. De esta libertad é independencia se sigue, que es peculiar á cada nacion el juzgar sobre lo que su conciencia exige de ella; sobre lo que puede ó no; sobre lo que la conviene ó no la conviene hacer, y por consiguiente, examinar

(1) Xenofonte indica la verdadera razon, y establece la necesidad de este primer deber en estas palabras: « si vemos, dice, á un hombre siempre solícito en buscar su ventaja particular, posponiendo á su interes la hombria de bien y la amistad, ¿por qué una Nacion despreciará ૐ su ventaja, si la ocasion se la presenta?»

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