Imágenes de páginas
PDF
EPUB

pueblo ó del Estado. Si un emperador de Rusia tratase de nombrar por su sucesor á un súbdito notoriamente indigno de llevar la corona, no hay apariencias de que este vasto imperio se sometiese ciegamente á disposicion tan perniciosa. Y ¿quién se atreverá á condenar en una nacion el que no quiera concurrir á su ruina por deferencia á las últimas leyes de su prínci pe? Luego que el pueblo presta sumision al soberano que se le ha designado, ratifica tácitamente la eleccion que de él hizo el último príncipe; y el nuevo monarca entra en todos los derechos de su predecesor.

CAPITULO VI.

PRINCIPALES OBJETOS DE UN BUEN GOBIERNO: 1.o PROVEER Á las necesiDADES DE LA NACION.

72. Prévias las anteriores observaciones sobre la constitucion del Estado, pasemos ahora á los principales objetos de un buen gobierno. Ya hemos dicho (SS. 41. y 42.) que el Príncipe una vez revestido de la autoridad soberana, queda encargado de los deberes de la nacion con respecto al gobierno. Tratar de los principales objetos de una sábia administracion, es manifestar al mismo tiempo los deberes de una nacion hácia sí y de los soberanos hacia su pueblo.

Un Príncipe sabio encontrará en los fines de la sociedad civil la regla y la indicacion general de sus deberes. La sociedad se ha estableci do con el objeto de procurar á sus miembros lo que necesiten para las comodidades, y aun para los placeres de la vida, y todo lo que concierna á su felicidad; con hacer de suerte que 8

TOMO 1.

cada uno pueda gozar tranquilamente de lo suyo, y obtener justicia; en fin, con defenderse en masa contra toda violencia exterior (S. 15). La nacion ó su gefe se aplicará primeramente á proveer á las necesidades del pueblo, ó á hacer reinar en el Estado una feliz abundancia de todas las cosas necesarias á la vida, haciéndola extensiva á las comodidades y á los placeres inocentes y laudables. Porque sobre contribuir á la felicidad de los hombres, una vida cómoda les pone en estado de trabajar con mas esmero y suceso, que es su mayor y principal deber, y una de las cosas que deben proponerse cuando se unen en sociedad.

73. Para que se logre un buen éxito en procurar la abundancia de todas las cosas, preciso es tratar de suerte que haya un número suficiente de diestros operarios en cada profesion útil ó necesaria; y producirán cumplido efecto los atentos cuidados del gobierno, sus acertados reglamentos y los socorros dados con oportunidad, desechando toda traba, funesta siempre y enemiga de la industria.

la au

74. Se deben mantener en el Estado los obreros que le son útiles; y en verdad que toridad pública tiene derecho, si es necesario, de valerse de la fuerza para conseguirlo. Todo ciudadano se debe á su patria, y particularmente un artesano mantenido, educado é instruido en su seno, no puede abandonarla legítimamente, y llevar al extrangero una industria que adquiere en ella, á menos que la patria no sea la primera en faltarle, ó que no pueda reportar el justo fruto de su trabajo y de sus talentos. Débesele procurar ocupacion; y si pudiendo lograr una decente ganancia en su pais quisiere

abandonarle sin razon, la patria tiene derecho á retenerle ; pero debe usar de este derecho con mesura, y solo en casos que la necesidad ó la importancia exijan. La libertad es el alma de los talentos y de la industria, y muchas veces un artesano, ó un artista, despues de haber viajado mucho tiempo, vuelve á su patria impelido de un sentimiento natural, y vuelve mas ha bil y en mejor estado de serla útil. Escepto cier

tos

casos particulares, lo mas acertado es, en asuntos de esta naturaleza, valerse de medios suaves, y proteger y estimular; y descansando en lo demas sobre el amor natural que todo hombre tiene por el lugar que le ha visto nacer.

el

75. En cuanto á los emisarios que llegan á un pais para sonsacarle los súbditos útiles, soberano tiene derecho de castigarlos severamente, y tambien una justa causa de queja contra la potencia que los emplea.

En otra parte tratarémos mas de intento la cuestion general, de si es permitido á un ciudadano abandonar la sociedad de que es miembro; bastándonos por ahora las razones particulares que conciernen á los obreros útiles.

76. El Estado debe estimular al trabajo, promover la industria, escitar los talentos, proponer recompensas, honores, privilegios, y hacer de suerte que cada uno pueda vivir con su trabajo. La Inglaterra merece ser propuesta como ejemplo. El parlamento atiende mucho á estos objetos tan importantes, sin perdonar gasto ni cuidados. ¿Y no estamos viendo ademas una compañía de escelentes ciudadanos, formada con este objeto, consagrar á él sumas considerables? Esta compañía distribuye premios en Irlanda á los obreros que mas se han distinguido en su pro

:

fesion; asiste á los estrangeros que se trasladan á este pais y carecen de medios para establecerse en él. ¿Cómo puede menos de ser poderoso feliz un establecimiento semejante?

у

CAPITULO VII.

[ocr errors]

DEL CULTIVO DE LAS TIERRAS.

77. La labranza ó la agricultura es sin duda la mas útil y necesaria de las artes; es el padre que alimenta al Estado; y como que el cultivo de las tierras multiplica infinitamente sus producciones, forma el recurso mas seguro, y el fondo mas sólido de riqueza y de comercio para todo pueblo que habita bajo un dichoso clima.

78. Este objeto merece toda la atencion del gobierno. El soberano no debe descuidar los medios que proporcionen á las tierras de su obediencia la mejor cultura, ni debe sufrirse que comunidades ó particulares adquieran grandes terrenos para dejarlos incultos. Estos derechos de comunes que quitan á un propietario la libre disposicion de su fundo, que no se le permiten cerrar y darle la cultura mas ventajosa; estos derechos, digo, son contrarios al bien del Estado, y deben suprimirse ó reducirse á sus justos límites. La propiedad introducida entre los ciudadanos no estorba que la nacion tenga derecho de tomar medidas eficaces para hacer de suerte que la totalidad de su terreno rinda el mayor y mas ventajoso producto.

79. El gobierno debe evitar con mucho cuidado lo que pueda desalentar al labrador y separarle de su trabajo. Esos tributos, esos impuestos escesivos y mal proporcionados que gra

[ocr errors]

vitan casi enteramente sobre los pobres labradores, y las vejaciones de los comisionados que las exigen, privan al desgraciado agricultor de los medios de labrar la tierra, y deja desiertas las poblaciones.

80. El desprecio en que se tiene al labrador es otro de los abusos que perjudican a la agricultura. Los habitantes de las ciudades, los artesanos mas serviles y los ciudadanos ociosos miran al labrador con cierto desden; le humillan, le desaniman, y se atreven á despreciar una profesion que mantiene al género humano, y es la vocacion natural del hombre. Un pobre mercader, un sastre, posponen á la suya la ocupacion mas digna, y á que se dedicaban los primeros cónsules y dictadores de Roma. La China ha evitado sabiamente este abuso, y en aquel pais se honra la labranza en tal grado, que para sostener este dichoso modo de pensar, el emperador mismo seguido de toda su corte, en un dia solemne de cada año, empuña el arado y siembra un pedazo de tierra. Por eso la China es el pais mejor cultivado del mundo; y mantiene á un pueblo innumerable, que parece al viagero demasiado estenso por el espacio que ocupa.

81. El cultivo de la tierra es recomendable al gobierno, no solo por su estrema utilidad; es tambien una obligacion impuesta por la naturaleza. La tierra toda se halla destinada para man, tener á sus habitantes; pero como esto no puede verificarse si no la cultivan, por eso cada na cion se ve obligada por la ley natural á cultivar el pais que la ha cabido en suerte, y no tiene derecho de estenderse ó de implorar la asistencia de las demas, como no sea que la tierra que habita no le produzca lo necesario. Aquellos pue

« AnteriorContinuar »