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Compañerismo. I I

Palabra es esta muy fácil de escribir, tan fácil como pronunciarla, pero esto no basta; lo necesario es interpretarla, saberla sentir. Por noticias que hasta mí llegaron, más bien que por lo que he visto, convencido estoy plenamente de que muchos de los profesionales de la Odontología aceptaron, sí, esa palabra, pero dejando en blanco su significado, al que no supieron concederle el preciado valor que encierra.

No puedo en modo alguno dejar de reprobar tal proceder, ni aceptar aquellas dificultades que pudieran argüirme para que deje de existir esa unión, por todos los conceptos necesaria, si se quiere que la Odontología sea lo que debe ser.

Hasta egoistamente pensando nos conviene, pues cuanto más elevado lugar ocupe, más nos encumbraremos los que a su ejercicio consagramos nuestro entusiasmo y nuestra vida toda.

Zaragoza no habla por hablar; predica con el ejemplo. Los odontólogos asociados que en ella residen, profésanse una amistad grande, fuertemente ligada por los

lazos del compañerismo; hasta tal punto, que he escuchado comentarios envidiables, al vernos conversando muchas veces en un casino, en un paseo, en el palco de un teatro, etc. En esos momentos sentí una satisfacción inmensa, mientras compadecía a aquéllos que no habrán de sentirla nunca.

En esta forma, los dentistas de Zaragoza constituyéronse en Sociedad y celebran sus sesiones, que más bien son reuniones de amigos. En una de ellas se firmó un documento, en el que bajo palabra de honor nos comprometíamos a ser los únicos que realizaran trabajos en los gabinetes, entrando a ellos los ayudantes o mecánicos, solamente en calidad de observadores. Combatir el intrusismo era nuestro propósito, ya que éste había sido el objeto principal de la Sociedad recién nacida.

Ventajas de la unión profesional es que en Zaragoza difícilmente pasa un día, en que de uno a otro no nos proporcionemos algún artículo dental. En capitales de provincia tiene esto mucha importancia, dado el gran número de mate

riales que necesitamos y que poseerlos todos supone un capital, del que no siempre puede disponerse.

Finalmente se instaló un depósito dental por acciones adquiridas entre nosotros, depósito que podrá surtirnos mejor, conforme el tiempo pase y ahora acaba de nacer nuestra REVISTA, que es de todos: médicos, odontólogos, cuantos quieran colaborar en ella. Defectos tendrá, como lo tiene todo, pero no lo veais, pensar tan sólo en el trabajo que representa y en la buena voluntad de los que le dieron vida y de los que tratan de prolongársela con sus escritos.

¿Creeréis acaso, queridos compañeros, que entre nosotros no han existido rencores y rencillas? Sí, ¿cómo no? En todo lo humano, jamás faltan, pero con un poco de buena voluntad y otro poco de diplomacia profesional, de nuevo hemos vuelto a ajuntarnos, como solíamos decir de chicos en la escuela.

Un ejemplo convincente puede darse de nuestra unión y unos cuantos podrán atestiguarlo: los repre

sentantes de los depósitos dentales.

Costumbre es en ellos, al llegar a las plazas, visitar a los profesionales y designar una hora, en la que habrán de ir a ver los artículos expuestos en el cuarto de un hotel.

Bueno, pues muchas veces elegí yo una hora y lo mismo les habrá sucedido a los demás, que correspondía a otro compañero. El viajante me lo advertía y yo le contestaba que era igual; se asombraba por no estar acostumbrado a esta familiaridad profesional y asombrábase más todavía cuando llegaba yo al hotel, conversaba con mi compañero, nos aconsejábamos en las compras, y luego, juntos, abandonábamos aquella estancia.

Así nos va muy bien y por ello he pensado algunas veces lo desagradable que debe ser en aquellas capitales donde reina el divorcio profesional, que le pregunten a uno: ¿Cuántos son ustedes aquí? Y contestar. Somos tantos. Mientras que en su fuero interno responde que sólo uno: él mismo.

JESUS BLASCO

Curiosidades y Consejos.

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como se hace usualmente, pero cuidando no llevar el soplete nada más que por el gancho; al mismo tiempo, un ayudante debe de estar echando agua fría con una jeringa, sobre el amianto, para que no se seque; déjese enfriar hasta el total, y realícense las demás operaciones, según técnica.

Manera de proteger el bisturi cuando se emplea en regiones del fondo de la boca

Cójase una tarjeta y hágase varios dobles de la anchura del bisturí; póngase dentro, como si fuera su vaina; sujétese la tarjeta al bisturí con una goma o hilo, y recórtese el sobrante de manera que sólo salga un medio centímetro de punta. Protegido de esta manera no hay peligro de herir la mucosa con el corte, y permite llevar la punta al sitio objeto de la operación.

Para no estropear las pinzas al ponerse al contacto de sustancias medicamentosas

En un trozo de palillo de diente usual, se coloca una bolita de algodón sujeta al mismo por torsión, en uno de sus extremos, y el otro extremo se coge con la pinza. Esto permite llevar cualquier sustancia medicamentosa, a cualquier parte de la boca sin que se estropee el metal y al mismo tiempo es limpio e higiénico, pues se inutiliza después de usarlo.

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LOS MODELOS DE REFERENCIA ORTODONCICOS

No es de extrañar que el doctor Angle concibiera en la forma que lo hizo el tallado de los modelos de escayola en sus dos porciones: la anatómica y la artística, puesto que ateniéndose a su especial modo de ver las maloclusiones, las compendia todas en las tres clases de su clasificación, y como es bien sabido, no se refiere más que a la relación mesio-distal de los primeros molares superior e inferior, por tanto las referencias que desea obtener de los modelos de escayola se habrán de referir exclusivamente a las alteraciones de esa relación mesiodistal y a las linguo y vestibuloclusiones; de ahí que con respetar en el modelo la parte anatómica y la oclusión de ambos modelos, el resto puede tallarse según arte y el aspecto queda de muy buen ver.

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Pero estos modelos, permítaseme la frase, tienen la misma utilidad que las espadas de honor, que siendo tan artísticas no sirven para Ja batalla y sí tan sólo para su simétrica colocación en la vitrina, dando la sensación de un todo ordenado.

Hay quien supone que por el tallado de los modelos se conoce al ortodoncista, y yo casi me echo a llorar al ver que de mi colección los que no faltan están mal tratados, son espadas de combate, obrando en mí la sola preocupación de que quien ha de conservarse bien, seguro, ocluído, articulado y agradecido es el paciente; los demás son vitrinas y modelos. No nos engañemos con el arte de tallar los modelos. En Ortodoncia tenemos que habérnoslas con fichas contadas,

que tienen en el tablero movimientos determinados y nada puede hacerse en contra de las leyes a que están supeditados esos movimientos por muy artísticos, blancos y lustrosos que dejemos los modelos de referencia..

He aquí la razón por la que los odontólogos esquivan la práctica de esta especialidad. En las demás, sea la que fuere, existe la posibilidad del poco más o menos en que le es fácil escudar su actuación al profesional, pero en Ortodoncia, o se observan las leyes que presiden el dinamismo bucal o se obtiene el éxito prometido; es decir que contamos el resultado cuando todavía no hemos comenzado el tratamiento y a menudo nos engañamos. Por esto quizá sea más atrayente esta ciencia, puesto que aun conociendo lo que debe hacerse y siendo tantos los factores dignos de contarse, el resultado raramente concuerda con los pronósticos en todo su alcance y esta dificultad en llegar a lo que se ha supuesto, excita aún más el empeño de encontrar el medio casi ideal de que nos hemos de valer en nuestros tratamientos para conseguir dicho fin deseado.

A Angle no le preocupa nada la línea de oclusión y si le preocupa, lo disimula muy curiosamente, pues decir, como él lo hace, que «la línea de oclusión debe de tener una situación tal, que con la correcta posición de los dientes en la arcada marca la oclusión normal », es no decir nada, generalizar para no tener forzosamente que concretar.

Los modelos de tallado artístico

tienen sus bases paralelas a la línea de oclusión y se deduce, viendo en la vitrina preciosos modelos, que no existe un caso de intrudo o extrudoclusión, así como tampoco desviaciones mesiales o distales de la arcada en conjunto y tampoco dobles prognatismos y retrusiones, pues el tallado artístico no nos permite tal asimetría, si hemos de preocuparnos del bien parecer.

No pretendamos archivar libros por su tamaño, sino por materias tratadas en ellos; pero antes hay que leer el contenido para saber de su clasificación. Del mismo modo estudiemos los modelados en sí, en relación el superior con el inferior, ambos con los cóndilos y hagamos entonces nuestras anotaciones para clasificar el caso, que una vez hecho esto, si éstas se ejecutan no hará falta saber más que, transcurrido el tiempo preciso, los factores que han sido sometidos al tratamiento se hallarán donde un equilibrio normal lo exige; de otro modo los modedelados no nos servirán más que para darnos cuenta de que nada práctico hacemos o de que todo al fin quedará en peor situación que al comienzo del tratamiento.

En resumen, a mi juicio, los modelos de referencia no tienen el valor que se les asigna tal como hoy son tallados. Es preciso ir a una revisión de valores en este asunto y sin recelos, desechar razonadamente el significado actual de los modelos de referencia por inútiles y procurar soluciones que nos ayudan a desenvolvernos en tan complicada ciencia ortodoncica.

J. VALDERRAMA

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