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Por lo que a la pulpa se refiere ya en nuestras primeras publicaciones dejamos consignado el probable origen de las células nerviosas por emigración de elementos ectodérmicos del germen del esmalte. Para darnos cuenta de cómo esta transmigración puede realizarse, debemos trasladarnos a la época embrionaria, cuando se inicia la formación del folículo dentario. Sabido es que éste comienza por la inmergencia en el macizo maxilar de una prolongación epitelial en forma de brote y que gracias a una proliferación exuberante y diferenciación de sus elementos, se forma el germen del esmalte de tal manera que antes de diferenciasre el del marfil, la formación epitelial ha adquirido ya un notable desarrollo. No es, pues, muy aventurado creer que algunas células del gérmen del esmalte puedan emigrar hacia la papila dentaria y evolucionar diferenciándose en elementos nerviosos, cuando constituído el gérmen del marfil comience la secreción dentinal. Esta transmigración podría también tener lugar una vez iniciada la secreción dentinal en la zona externa del germen del esmalte en el punto de unión del epitelio interno con el externo o ameloblástico, en aquellos sitios en que la diferenciación de los ameloblastos no se ha verificado ni ha comenzado, naturalmente, la secreción dentinal.

Hasta aquí la hipótesis, la idea directora que conduce la experimentación; veamos lo que el laboratorio nos enseña respecto de particular.

Aplicando a folículos dentarios de perro y gato los métodos de teñido impregnación propios del sistema nervioso, hemos conseguido la impregnación de las células nerviosas de la pulpa en el estado de neuroblastos y fases subsiguientes, hecho de una importancia extraordinaria, por el eficaz apoyo que viene a dar la idea que acabamos de exponer. Examinando las zonas extremas de formación dentaria, principalmente en aquellos sitios donde la secreción dentinal no ha comenzado (fig. 2.a y 3.), se descubren fuertemente impregnados por el nitrato de plata unos elementos especiales sumamente característicos: Son de configuración piriforme con un ápice dirigido hacia la superficie folicular y un extremo central redondeado en relación con la hilera dentinoblástica, de la cual sobresalen, situándose en el sitio donde va a comenzar la formación de los tejidos dentarios; de su cuerpo salen numerosas y finas expansiones espinosas (fig. 2.a), la mayor parte de las cuales no adquieren manifiesta diferenciación y parecen destinadas a desaparecer, al contrario de lo que sucede en las situadas en el vértice, las cuales adquieren desde el principio manifiesto desarrollo y atributos especiales en armonía con su ulterior significación (fig. 3.), son pues más robustas y largas y acaban en una típica expansión en bola.

En un principio dudamos de si tales elementos eran verdaderos neuroblastos o eran formas primitivas

de los dentinoblastos, pero pronto pudimos descartar esta segunda suposición, gracias a ulteriores preparados en los que examinando las partes altas de la formación dentinal, o sea aquéllas que corresponden a las futuras cúspides, aparecen los neuroblastos en fases más avanzadas de su desarrollo. En tal estado (fig. 4.a) puede observarse como las primitivas expansiones del ápice han adquirido gran incremento atravesando la capa de dentinoblastos, dirigiéndose a la dentina noviformada (que en la preparación aparece en la parte alta arrancada por las maniobras de la preparación), cromo han desaparecido las expansiones espinosas del cuerpo y como éste que primitivamente se encontraba por fuera de los dentinoblastos, se ha ido corriendo hacia las partes profundas, haciéndose sub-dentinoblástico.

Por si tales características no fueran bastante para esclarecer la significación de tan especiales elementos, obsérvese en la adjunta microfotografía (fig. 5.), que corresponde a un trozo de dentina en el comienzo de su formación, las terminaciones de lo que a primera vista parecen simples tubos dentinales y que en realidad son los moldea mientos de verdaderas terminaciones nerviosas, terminaciones que sin disputa corresponden a las expansiones que hemos descrito en en el ápice del primitivo neuroblasto, en forma. de bola o piriforme, muy propia de la terminación de las expansiones neuronales, configuración que aquí se reproduce con gran fidelidad.

Falta, para esclarecer con nuevas investigaciones, cuáles de estos neuroblastos son engendradores de las células sub-dentinoblásticas y cuáles lo son de las células nerviosas de la pulpa central y lo tocante a la evolución del cilindro-eje.

El punto importante a retener es la existencia en los folículos dentarios de unos neuroblastos, que primitivamente se encuentran situados entre los ameloblastos y la hilera de dentinoblastos y que en períodos más adelantados se hacen sub-dentinoblásticos (este recorrido parece confirmar que proceden de los elementos epiteliales del germen del esmalte); que en sus comienzos son piriformes y de su cuerpo emanan abundantes expansiones espinosas, excepto las del ápice, que son más robustas y acaban en forma de bola; que las primeras, en fases sucesivas desaparecen, mientras las apicales se hacen cada vez más robustas y se dirigen entre los dentinoblastos hacia los primitivos canaliculos dentinales y que en la dentina noviformada se encuentran fibras cuyas terminaciones son en un todo análogas a las de las expansiones apicales de los primitivos neuroblastos, por lo que parece ser que son ellas las que moldean las cavidades en forma de bola o de porra existentes en el acavamiento de algunos tubos dentinales, configuración que reproduce con toda fidelidad aquélla, muy típica, en que acavan un gran número de expansiones neuronales.

DR. JUAN CAROL MONTFORT

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Es indudable que la infección es el agente etiológico que domina la patología venosa, pudiendo tener la lesión su asiento en la misma vena, o ser producida por una infección a distancia.

Las venas intracraneales están en una íntima relación con las venas diplóicas y más particularmente con las venas de la cara.

Se denomina trombus la coagulación sanguínea dentro del aparato circulatorio (en vivo) y flebitis es el factor etiológico infección en el interior de vaso.

Con frecuencia la infección traspasa los límites de las venas, produciendo en algunos casos, adenitis y neuritis, que se deben, según Klipper a la mayor o menor irritabilidad de la serosidad y según Quenn, a la inflamación producida en las venas de los troncos nerviosos.

Las flebitis supuradas son debidas a la diapedesis de los glóbulos blancos. Según Kuappe, el estreploca es el agente productor de las infecciones que originan las trombosis.

Tres son las teorías para expli

car la coagulación de la sangre en el interior de la vena.

La química o producida por alteración en la composición de la sangre, la producida por alteración de la pared del vaso y la producida por éxtasis sanguíneo.

Estas lesiones, aunque no muy frecuentes, no por eso dejan de tener interés.

Algunas veces vemos flebitis orbitarias que tienen su comienzo en la vena oftálmica, pero es casi mucho más frecuente que sea debida a una infección propagada por relaciones de vecindad o de origen metastásico.

Dichas flebitis pueden proceder de aquellas regiones cuyo sistema venoso esté relacionado con la vena oftálmica o con el seno cavernoso.

Para su descripción, se dividen en tres grupos: traumática, marasmódica e inflamatoria; para nosotros, esta última tiene más interés, además de ser más frecuente, y tiene como causas la propagación de una infección al seno cavernoso o a la vena oftálmica, las lesiones infectadas de labio, cara, caries dentaria,

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