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de la misma junta decian los procuradores á los reyes: «Asimismo suplican á vuestra Alteza mande, que las tierras e lugares que son de Señorio de la dicha Provincia, non hayan de ser

provincia por dos meses y no mas, pero protestando que este servicio se prestaba sin perjuicio de los fueros, privilegios y exenciones que la correspondian.

En otra Real órden de 1637, se mandaba que la provincia, además de los cuatrocientos infantes que á la sazon servian en Fuenterrabía, aprontase doscientos mas, que juntos con aquellos invadiesen la tierra de Labort, y la junta concedió este nuevo servicio, bajo la protesta de hacerse con libre y expontánea voluntad. En 20 de Abril del mismo año se expidió nueva Real órden para que Alava completase mil doscientos hombres que entrasen por tierra de Labort con socorro de dos meses, y sin perjuicio de las regalías de la provincia ni consecuencia para lo futuro. La junta de Alegría acordó deferir à la órden de S. M. hasta el completo solo de mil hombres á pesar de su situacion económica, á condicion de que saliesen de Fuenterrabía los cuatrocientos que estaban de guarnicion: que los mil hombres formasen un tercio de cuatro compañías al mando del diputado general, con jefes hijos de la provincia: que no pudiesen destinarse á guarnicion alguna, ni tampoco à embarque, porque solo deberian servir en campaña abierta contra la Francia: que hecha la paz ó acordada tregua, volviese inmediatamente la fuerza á sus casas, lo mismo que se practicaba con la gente de Guipúzcoa: que este servicio se considerase voluntario por las razones y causas tan urgentes que apremiaban al rey; y que para lo sucesivo solo se alistasen con destino al servicio en casos idénticos, los mozos solteros de diez y ocho á cincuenta años. A todas estas condiciones accedió S. M. en Cédula de 21 de Mayo del mismo año. Para el alistamiento impuso la provincia pena de la vida y secuestro de bienes al que faltase, y en 7 de Agosto salieron los seiscientos infantes á reunirse con los cuatrocientos de Fuenterrabia y entrar todos juntos en tierra de Labort á incorporarse con el ejército.

En Real orden de 2 de Junio de 1638 se pidieron á la provincia de Alava mil quinientos hombres para prevenir los preparativos de la Francia que amenazaba invadir el territorio por Navarra y Guipúzcoa. La provincia representò invocando la pobreza del país, la escasez de gente por la mucha que habia perecido en defender la frontera de Guipúzcoa, y la epidemia sufrida à consecuencia de la enfermedad contagiosa que por Alava habian difundido los restos del tercio que sirviera en el ejército invasor de las tierras de Labort. Sin embargo, tomado Irún por los franceses y ame

apremiados nin fatigados de sus Señores en les pedir ni demandar gentes de pie algunas para las guerras, al tiempo que a vuestra Alteza en voz de Provincia enviaren peones, porque cuando

nazada Fuenterrabia, se aprontaron ochocientos hombres, bajo pena de infidelidad al rey, y de que si faltase alguno, se enviaria en su lugar á costa de los procuradores y hermandades, persona que cumpliese el decreto de la provincia, como tan importante al servicio de S. M., cumplimiento de sus reales mandatos y defensa de la patria. El conde-duque de Olivares pidió aun el mismo año cincuenta hombres mas, representando la provincia su miseria por la muerte de mas de mil de sus hijos en el ejército de invasion de Labort: haber perecido otros tantos de la enfermedad contagiosa que propagaron los restos de aquel tercio, y tener ochocientos hombres sirviendo en el ejército y cuatrocientos empleados en conducir bastimentos y material. Contribuyó además en aquel año con seis mil fanegas de trigo para el ejército de la frontera, y con igual número el siguiente.

Preparados estuvieron constantemente cuatrocientos hombres durante el año 1638, y en 31 de Diciembre se expidió Real órden pidiendo otros seiscientos para la armada: primer ejemplar de pedirse marinería á la provincia. Contestó y suplicó Alava se la eximiese de este servicio, por lo aniquilado que estaba el pais, y por no ser á próposito la gente para marina; pero el monarca insistió, y se aprontaron los seiscientos hombres, suplicando se los destinase al servicio de tierra y formasen cuerpo con los cuatrocientos que estaban en banderas.

Otros cincuenta hombres pidió el conde-duque en carta de 25 de Enero de 1640, y posteriormente en el mismo año cuatrocientos mas, que fueron aprontados por la provincia.

Con motivo de la sublevacion de Portugal pidió el rey algun auxilio en carta de 30 de Enero de 1641, y la provincia le sirvió con doce mil ducados.

En 1642 se exigieron y dieron setenta hombres, manifestando la junta de Vitoria, que la provincia de Alava se habia reducido à la mitad de poblacion que tenia en los años anteriores. El haberse perdido en la sublevacion de Cataluña casi toda la caballería que mandaba D. Pedro de Aragon, obligó al rey á pedir una compañía de ochenta á cien arcabuceros alaveses. La provincia demostró hallarse en la situacion mas critica: en los seis últimos años habia dado cuatro mil hombres y hecho gastos inmensos: al. gunos pueblos solo tenian dos vecinos; y á pesar de tanta penuria aun proporcionó doscientos hombres para Cataluña y ciento para la guarnicion de San Sebastian.

Nuevas peticiones de gente hizo el rey á la provincia en 1644, pero

los ballesteros postreros que la dicha provincia envió a vuestra Alteza para la guerra de Granada, algunos Señores de la dicha Provincia pedian por otra parte a sus tierras peones e ballesteros,

esta manifestó la imposibilidad en que se hallaba de proporcionar hombre alguno, ofreciendo sin embargo que si fuese invadida Guipúzcoa, acudirian todos sus hijos útiles à defender la frontera. Las instancias de la reina produjeron la oferta de cuatro mil ducados de plata que fué rechazada, 'insistiendo en la peticion de cuatrocientos ó quinientos hombres, de los cuales se proporcionaron doscientos, puestos en Logroño á expensas y costa de la provincia, y á condicion de que finalizada la campaña de Cataluña se volviesen á ella aun sin licencia del rey. No se conformó este con los doscientos hombres, insistiendo en que al menos fuesen trescientos, que en lugar de marchar á Cataluña fuesen á Guipúzcoa: la provincia ofreció mil ducados en equivalencia al exceso de los cien hombres. El rey aceptó y cobró la cantidad, pero no por eso dejó de insistir en los trescientos hombres; y por último, los doscientos hombres salieron para Cataluña, y el rey sacó además trescientos para Guipúzcoa.

La continuacion de la guerra con Francia obligó á D. Felipe à pedir en 1646 otros cuatrocientos hombres para defender à Fuenterrabía y San Sebastian, y á pesar de las representaciones de la provincia, que habia llegado á la última miseria, y de que por el esfuerzo que intentaba hacer se verificaba su última ruina, se aprontaron cien hombres para la guerra de Cataluña, siendo preciso imponer pena de la vida á los alistados para que no desertasen.

En 1648 y á pesar del estado miserable à que estaba reducida la provincia, se dieron doscientos hombres despues de repetidas instancias del monarca y al ver que los franceses se habian apoderado de Tortosa. En el mismo año se exigieron otros doscientos cincuenta hombres, y en el siguiente se aprontaron ciento para la campaña de Cataluña, puestos en Fraga á costa de la provincia.

Nuevo servicio de doscientos hombres pidió el rey para la guerra de Cataluña en 1650, y con grandes trabajos se prepararon ciento, volviéndose á pedir otros ciento el mismo año. para tripular la armada; pero la provincia consiguió se la dispensara de este servicio, aprontando ciento cincuenta hombres mas en dos compañías.

El año 1651 se reclamó de la provincia el mayor número posible de jente por haber sitiado los enemigos á Barcelona; y á pesar de la miseria que reinaba en Alava, se aprontaron ciento cincuenta hombres, puestos en Logroño para marchar á Cataluña.

e recibieron dello fatiga; porque ya sabe vuestra Alteza que servir por dos partes non lo podran comportar ni sufrir.» A esta peticion se dijo, que responderian Alonso de Quintanilla y el Provisor.

La guerra con Francia exigió se pidiese repetidas veces à la provincia en 1653 el mayor número posible de gente, y no habiendo ya ninguna que dar, se conmutó en donativo el servicio personal.

En 1654 se volvió á pedir gente, se manifestó la imposibilidad de darla, pero habiendo insistido, pudieron reunirse á duras penas cien hombres que se embarcaron en San Sebastian para Cataluña.

Los progresos del enemigo obligaron à pedir nuevo contingente en 1655, pero no existiendo ya hombres útiles que dar, se conmutó el servicio en 4,000 ducados de plata.

Nueva peticion de gente en 1656: repetidas instancias de la provincia, para que se la relevase del servicio: reiteradas órdenes para que sirviese habiendo logrado reunir cien hombres.

En otra Real Cédula de 4 de Febrero de 1457, se pedia el mayor número posible de gente, ó en su equivalencia la mayor cantidad para levantarla en otra parte; y aunque la provincia contestó que ya no tenia gente ni dinero, se insistió nuevamente y ofreció por último 3,000 ducados.= Cobrados estos por los agentes del rey, se pidió de nuevo gente para Cataluña el mismo año, y no hubo mas remedio que aprontar cien hombres.

La Real Cédula de 12 de Marzo de 1659 exigia nuevo contingente de tropa á la provincia por los preparativos que hacian los franceses contra Cataluña; pero no habiendo gente que dar se pagaron en equivalencia 6,000 ducados.

En 1660 pasó por Vitoria D. Felipe IV, y con este motivo le donó la provincia 2,500 doblones de oro, incluyendo en ellos los 6,000 ducados anteriores, en compensacion de cuatrocientos hombres que se la habian pedido.

Las dos Reales Cédulas de 1660 y 1661 exigian de nuevo gente para la armada contra Portugal, y sin embargo de las representaciones de la provincia, se la obligó à poner cien hombres en San Sebastian, imponiendo pena de la vida al que abandonase la bandera.

Con el mismo destino contra Portugal se aprontaron cien hombres en 1662 y 4,000 ducados para su armamento y equipo.

En 1663 suministró la provincia setecientas acémilas para el ejército de Portugal, y se la pidieron además doscientos hombres con destino á tripular cuatro galeones que construia D. Miguel de Oquendo; aprontándose únicamente cien hombres que compusieron parte de la tripulacionde la Capitana. 32

TOMO VIII.

Nueva exigencia de los Católicos reclamando gente á la ciudad de Vitoria, y á la merindad y tierra de Alava encontramos del 4 de Diciembre de 1490. Pidiéronse trescientos

Por último, en 1664 y 1665 y despues de reiteradas órdenes, se aprontaron otros cien hombres en su mayor parte extranjeros, por no haber ya jóvenes en la provincia, para tripular dos navíos construidos en Colindres con destino á la escuadra del Occeano.

DURANTE EL REINADO DE D. CARLOS II.

Por una Real Cédula de 22 de Setiembre de 1665, se previno á la provincia estuviese preparada para acudir á la defensa de la frontera de Guipúzcoa.

En 1667 se pidieron doscientos hombres para tripular dos navíos que estaban en los puertos de Vizcaya, y se aprontaron ciento. El mismo año se pidieron otros cien soldados, y la provincia los aprontó, á condicion de no pagar el donativo que se pedia, y que la gente no marchase á Flandes ni compusiese parte de guarnicion de plaza.

A pesar de lo exhausta de gente y recursos en que se hallaba la provincia, se vió precisada á contribuir en 1671 con ciento veinte hombres, que compondrian parte de la tripulacion de la escuadra que se aprestaba en Pasages.

En 1673 se pidieron nuevamente doscientos hombres para tripular un galeon construido en los astilleros de Guipúzcoa; y aunque la provincia resistió, tuvo al fin que servir con cien hombres.

Los temores de guerra con Francia y los preparativos de esta potencia en la frontera, obligaron à que la provincia estuviese siempre preparada para la guerra, y aun en 1690 aprontó ciento veinte hombres bajo la condicion acostumbrada de que no sirviesen en guarnicion cerrada.

Finalmente, en 1696 redimió con un donativo de 6,000 ducados, el servicio que se la pidió para la campaña que iba a emprenderse.

DURANTE LOS REINADOS DE D. FELIPE V Y D. LUIS I.

Para la guerra de 1703 hizo la provincia un donativo de dos mil quinientos doblones de oro, y cedió además en beneficio del tesoro público todos los gastos que hicieron al transitar por Alava diez y siete regimientos de infantería y artilleria francesa.

Siendo necesarias para la campaña de 1709 las tropas que guarne

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