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ros les dijeron: «Vosotros rogad tambien à vuestro Dios, para que nos libre de «<este mal.» ¿Quién sabe si no está más cerca de lo que comunmente se cree el dia en que se conviertan aquellas gentes? Varios especuladores hacen repetidas tentativas en nuestros dias para buscar por allí campos despejados y pastosos, donde enviar sus ganados; y tal vez sean instrumentos de la providencia divina para llevar de nuevo á los ministros del santo Evangelio à aquellas desoladas regiones. ¡Ojalá que así suceda!

17. Casi al mismo tiempo murió Ustáriz, de puro sentimiento por haber sido depuesto del supremo mando de Chile. Es verdad que antes habia recibido, en hacimiento de gracias por sus buenos servicios, muchas reales cédulas, que algunos escritores dicen haber sido catorce; más al fin fueron tantos los siniestros informes y tan graves las acusaciones que se elevaron al Rey, que este le nombró un sucesor; expidiendo, además, á 5 de Noviembre de 1715 al Virrey del Perú la órden de que enviase á Chile quien gobernase este Reino, mientras el Gobernador propietario no llegase á él: claro indicio del recelo en que habia entrado el Monarca sobre los graves daños, que en esta demora podrian sufrirse. Y ¿por qué motivo? Ustáriz habia sido acusado de malversador de los bienes públicos; de que explotaba el país en su favor; y de que, en vez de atajar contrabandos y otros tráficos perjudiciales al real erario, los fomentaba por su interés particular. Fuera de esto, se habian de tomar serias providencias para coartar los avances que los mercaderes franceses habian hecho durante la guerra de sucesion, bajo el amparo de ciertas órdenes de Felipe V, que él mismo habia revocado, ó limitado ya entonces; y no era á propósito para ejecutarlas un Gobernador mercader de profesion, y acostumbrado á traficar ventajosamente con ellos. Casi todas las faltas de Ustáriz se reducian á este articulo; y no es muy de extrañar, si fué cierto el modo con que se dijo haber obtenido el gobierno de Chile; á saber: comprándolo en veinte y cuatro mil pesos; y precisamente para reparar una gran pérdida sufrida en una plata sobre Vigo (1). Sin embargo, sus conocimientos y aplicacion al comercio contribuyeron mucho al progreso de este Reino; necesitado, más que otra alguna de las colonias españolas, de personas activas é inteligentes, que fomentaran el desarrollo de sus riquezas.

18. En efecto; á pesar de la escasez de aquella época, supo proporcionarse recursos para continuar y emprender grandes obras de embellecimiento y utilidad pública (2); dió agua à la fuente de la plaza, que de muchos años atrás no corria; empedró varias calles; construyó el palacio para la habitacion de los Gobernadores, denominado las Cajas, y los salones para la real audiencia; fomentó notablemente la fundacion de una casa para recogidas en la parte superior de la Cañada, casi debajo del cerro de Sta. Lucía, donde habia estado la iglesia de S. Saturnino, y hoy está el cuartel de los cívicos; fundó el colegio de S. Miguel para los religiosos de la Merced (3) en la parte inferior de la

(1) Vidaurre, lib. X, p. iv de su Historia de Chile MS. Diego Barros posee copia de ella.(2) Dedicatoria de un panegírico, predicado por el P. José Irarrazábal.—(3) Su retrato en el mismo.

misma Cañada, y costeó su iglesia; proyectó y solicitó, aunque sin efecto, la fundacion de la universidad; intentó regar todo el valle de Santiago con las aguas del caudaloso rio Maipú, encargando al P. Guillermo Millet y al Hermano Pitterich, ambos de nuestra Compañía, el reconocimiento del terreno por donde deberia conducirse este canal. Respecto á los cargos que se le hacian sobre su descuido en promover la conversion y reduccion de los araucanos, á causa de una carta del Ilmo. Montero, obispo de Concepcion, al Rey, los hechos nos hacen sospechar alguna inculpable exageracion en este prelado, originada de un exceso de su ardiente celo. Ustáriz fundó las misiones de Tolten y de Guar; confirmó la de Nahuel huapi, y formalizó de un modo permanente la fundacion del colegio de indiecitos en Chillan. La única queja de los misioneros era que no se les pagaba el sínodo asignado, é indispensable para su manutencion; pero ignoramos hasta qué punto fué culpable en esto el difunto Gobernador. Se le inculpaba tambien de estar reducido á quinientas plazas efectivas el ejército de la frontera, que debiera tener mil quinientas ; pero ¿cómo sujetar los soldados al servicio, no estando corrientes sus pagas? Con razon, pues, permitia que se retirasen á buscarse con su trabajo el alimento, que él no les proporcionaba. En cuanto à si dejaba de hacerlo por malversion del real situado, nosotros no lo definiremos. Bien sabemos que así lo decian sus émulos; pero algo difícil es creer un latrocinio tan grave y criminal en un Gobernador de sentimientos religiosos, que frecuentaba los sacramentos, vivia ejemplarmente, y cuidaba mucho de la moralidad pública y privada, siendo su casa un ejemplar de virtud (1). De todos modos, y para que no parezca en estas páginas la menor sombra de adulacion, suspenderemos nuestro juicio, temiendo que, con desdoro de sus virtudes, pudiese arrastrarlo algunas veces su pasion dominante, á saber, la del interés. Sin embargo, no osaremos decir, con el autor de la Historia eclesiástica de Chile, que robase para dejar fundaciones piadosas; á lo más nos inclinaremos á creer que la fundacion del mencionado colegio mercedario pudiese haber sido para satisfacer en alguna manera los perjuicios que al público hubiese podido irrogar.

19. Por otra parte, la rebaja efectiva del ejército fué útil al país, por haberse ocupado con felices resultados en las minas y en la agricultura la mayor parte de los militares prófugos ó licenciados; ni creemos tampoco que fuese dañosa al Estado; el cual se mantuvo en paz, bajo la salvaguardia de los misioneros. Los movimientos de Chiloé y los intentos de alzamiento general por parte de los araucanos, fueron sofocados por mediacion de los mismos misioneros, segun asegura terminantemente el abate Vidaurre (2); ó á lo menos, gracias á sus esfuerzos, no tuvieron el menor resultado; no obstante el abandono en que estaban los fuertes y plazas de la frontera. ¿Y porqué las tendria

(1) D. Diego Portales, dedicatoria de un sermon del P. José Andia Irarrazábal, impreso en Lima el año 1712. Seria el tatarabuelo del famoso Portales de nuestros dias.—(2) Historia de Chile.

tan descuidadas Ustȧriz, que con tanta actividad puso en verdadero estado de defensa el puerto de Valparaiso, sin descuidar los demás puertos de menor importancia, al primer anuncio de haber asomado una escuadra inglesa en el mar del sur? Porque de los ingleses tenia que temer, y no de los araucanos. Para confirmar con estos las paces, de cuya sinceridad y duracion se recelaba, celebró á fines del año 1715 un parlamento general en los campos de Tapigüe, con satisfaccion de araucanos y españoles. Infundadas creemos las sospechas en que entró la corte de España de que los mercaderes chilenos habian solicitado de Holanda armamentos y municiones, para declararse independientes de la madre patria; y por injustas tenemos, por consiguiente, las órdenes comunicadas á Ustáriz, de que los vigilase bajo su responsabilidad. Este, para librarse de ella, desterró la familia del marqués de Corpa, indicado como fautor del plan revolucionario; y vejó á otros comerciantes, sobre quienes se hicieron recaer las sospechas. No corresponde á esta Historia delucidar estos hechos y acusaciones.

20. Y supuesto que hemos tocado este punto, permítasenos rechazar aquí otro plan de revolucion enteramente falso, que ha publicado Mr. H. Terneaux Compans en su «Archivo de los viajes,» como fraguado por un francés, titulado Baltasar Pardo de Figueroa, en tiempo de Meneses, diciendo que los indios araucanos y los de la otra banda de la cordillera, de acuerdo con muchos chilenos, lo habian querido proclamar por rey. Para conocer su falsedad basta leer la Memoria, que sobre el caso dice él haber presentado al Rey Luis XIV. En ella hallarán los lectores que Santiago estaba rodeada de un ancho foso, con su doble muralla, coronada con tres cientas veinte y seis piezas de bronce, todas de grueso calibre; que ella sola podia poner sobre las armas en un dia catorce mil hombres; y otras patrañas semejantes, que prueban que el tal frances escribia, no lo que veia en realidad, sino lo que le pasaba por la imaginacion.

21. El hecho, que importa consignar aquí, fué que á 5 de Marzo de 1717 desembarcó en Valparaiso el Sr. D. José de Santiago Concha, oidor de la real audiencia de Lima; el cual, reconocido solemnemente por Gobernador y capitan general de este Reino el 19 de dicho mes, y al dia siguiente por presi– dente de la real audiencia, comenzó á gobernar con mucha actividad, tino y valentía. Al residenciar á su antecesor lo trató con miramiento, sin dejar por esto de condenarlo en cincuenta y cuatro mil pesos, en virtud de los cargos que se probaron contra él (1); y despues de haber remediado la lentitud de los procedimientos judiciales, y el mal estado de otras cosas de la capital, extendió sus benéficas influencias à todo el Reino. En el valle de Quillota fundó una poblacion con el título de ciudad, aunque el Rey al aprobarla solo le dió el de villa, apellidándola, con intento de inmortalizar su nombre, S. Martin de la Concha; mas hoy se denomina simplemente Quillota, ó S. Martin de Quillota. Por Octubre pasó á Concepcion, para remontar el ejército, arreglar

(1) Figueroa, lib. VI, cap. xv.

sus soldados, y restaurar las plazas y fuertes de la frontera, que á la sazon estaban desarmados y desmantelados. Desempeñados brevemente tan importantes deberes, iba á internarse en los butalmapus, cuando tuvo noticia de la llegada á Buenos-Aires del Gobernador propietario; y así que supo haberse recibido del mando en Santiago á 16 de Diciembre de aquel mismo año, se embarcó en Penco con direccion al Callao. No seria por temor de la residencia; pues que su gobierno fué tan justificado, que no solo mereció la alta aprobacion del Monarca, sino tambien el honroso título de marqués de Casa-Concha para su persona.

22. El Gobernador propietario D. Gabriel Cano de Aponte, caballero de la órden de Alcántara, comendador de Mayorga, teniente general de los reales ejércitos, en que habia hecho una brillante carrera por treinta y tres años, sobre todo en las guerras de Flandes, desde el grado de alferez hasta ascender por su mérito al de mariscal de campo, vino á reanudar el hilo de los Gobernadores militares, roto en sus tres inmediatos antecesores (1). Tan gloriosos antecedentes habian de excitarle las simpatías del pueblo chileno, militar por esencia ó necesidad; y no menos se las granjearon sus primeros pasos en el gobierno. Presentó sus despachos y prestó el juramento de fidelidad ante el cabildo, en un tablado alzado en la calle de Sto. Domingo; á pesar de haberlo prestado en España ante el real consejo. A su tiempo daremos razon de sus operaciones militares y civiles. Por desgracia, tendremos tambien que reprobarle ciertos actos de galantería, que rebajaron algun tanto el mérito de tan digno mandatario. El cabildo de Santiago lo amó y respetó aun antes de conocerlo, enviando á Mendoza una comision que lo recibiese, acatase y obsequiase en su nombre.

(1) Carvallo.

CAPÍTULO IX

1. Escritúrase la fundacion de la casa de ejercicios.-2. Otras donaciones.-3. Celébrase la cuarta Congregacion Provincial. Sus postulados..-4. Pide especialmente HH. artesanos.-5. Reflexiones sobre algunos postulados.-6. Necesidad de misiones rurales por Concepcion.-7. Fúndalas el Ilmo. Sr. Nicolalde.-8. Fruto de ellas.-9. Y de las de Promocaes.-10. El P. Granado viene de Visitador.-11. Remedia algunos males.-12. Fúndase mision en la baja Imperial.—13. Trasládase á Chumulco la de Colué.-14. Empiézase nueva iglesia en Mendoza.-15. Ministerios por su campaña. -16. Cómo se tienen dos parlamentos simultáneos con los indios.—17. Feliz estado civil de este Reino.-18. Peligra, por citar á los indios para las obras públicas.—19. Florecia el estado eclesiástico.-20. Halagüeño estado religioso de la Araucania.— 21. Anuncios del alzamiento.-22. Los menosprecia el Gobernador.

1. Una de las instituciones que en Chile mayores bienes han producido á la Religion y al Estado, son los santos ejercicios de nuestro Sto. P. Ignacio, dados en grande escala en casas erigidas exclusivamente á este piadoso objeto, como irá demostrando esta Historia. Y por cuanto la de la Ollería fué la primera que se abrió, y ha sido como el modelo y base de las demás, justo es que demos razon de los pasos por donde llegó á su perfeccion. El año 1702 vimos cómo se ensayaba, sin forma ninguna de estabilidad; en el 1704 la vimos edificar de un modo formal; pero sin fundacion, ni dotacion alguna, que afianzara su duracion. Veamos ahora cómo una y otra se realizaron y formalizaron con escritura pública é irrevocable, otorgada á 23 de Agosto del año 1718 por el capitan Miguel de los Rios, que á sus expensas la habia edificado á favor de la Compañía de Jesús, como observamos en el cap. VI núm. 1.° Extendióse esta escritura bajo la misma boleta que Rios entonces habia formulado; de la que dimos razon en el núm. 2.° del mismo cap. VI; y el P. Provincial Domingo Marin, al aceptar la donacion y firmar su escritura á nombre suyo y de la Compañía, expresó terminantemente que tan solo se comprometia á cumplir aquellas cuatro cláusulas en cuanto estuviese de su parte. Bien sabia D. Miguel que el Provincial, en virtud de sus facultades ordinarias, no podia cumplir la segunda cláusula, y que el mismo P. General tampoco la aceptaria, por ser cosa enteramente nueva en la Compañía el que una simple casa de ejercicios fuese casa independiente, como los colegios, sujeta única é inmediatamente al Provincial. Sin embargo, sabiendo que el P. General Miguel Tamburini habia ordenado en el año 1707 que no se sacase de dicha casa de ejercicios alhaja ninguna, y que el P. Provincial no solo habia exigido el cumplimiento de esta órden superior, sino que habia prohibido severamente se sacase de ella ni un solo libro; observando, por otra parte, que los ejercicios se daban anualmente con mucha formalidad las veces que él habia exigido, y aun algunas más, y las muchas conversiones y otros grandes bienes que por medio de ellos se conseguian, vino en hacer la antedicha jurídica do

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