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33. Volvamos á la anécdota forjada sobre el P. Cevallos; cuya falsedad pudiéramos dar por demostrada, en virtud de las razones expuestas en los dos números anteriores. Mas, viniendo al particular, asentemos lo primero: que en el dia del arresto de los jesuitas se les tomaron á estos en moneda corriente (1) quince mil cuatrocientos ochenta y dos pesos, siete y medio reales, por lo menos; segun consta en los archivos del gobierno, en que faltan las partidas de S. Juan de Cuyo, Castro y de otras casas. Solo al colegio de Bucalemu se le tomaron cuatro mil ciento diez y seis pesos, con seis reales. ¿Tan poco advertidos serian los PP. que no habrian sabido salvar la mayor parte de estas cantidades, si hubiesen tenido noticia del decreto de su expatriacion? Ni se diga no ser esta existencia proporcionada á sus haberes. Estaba al concluirse el mes de Agosto; tiempo, en que, aun en nuestro siglo, en el cual se navegan estos mares del sur en invierno lo mismo que en verano y se trafica por las carreteras y ferrocarriles casi tanto en una estacion como en la otra, los hacendados suelen estar escasos de dinero. ¿Qué mucho lo estuvieran los colegios de los jesuitas, cuyas entradas provenian de los frutos del campo? Era tal el acopio que de estos tenian (2), que el producto de su venta, de la de los ganados, esclavos y otros bienes muebles ya habia ascendido por Diciembre del año 1771 á quinientos cincuenta y seis mil trescientos sesenta y seis pesos uno y medio real; y todavía faltaban unos pocos que vender.

34. Los jesuitas no eran amigos de tener aglomeradas grandes cantidades en metalico el colegio máximo, que solo desde el año 1752 vino à quedar desempeñado ó sin deudas, contando al mismo tiempo de la expulsion con una existencia de cuarenta y dos mil setecientos ochenta y tres pesos, sin entrar en esta cuenta los frutos de las haciendas no realizados todavía, solo tenia mil novecientos ochenta y nueve pesos con dos reales en dinero. Ni tampoco eran ávidos especuladores, que no quisieran tenerlo en caja, para lograr entre tanto sus intereses, pues que solo los cobraban, y no más que al cinco por ciento, de unos cinco mil pesos; siendo así que el colegio máximo tenia prestados diez y nueve mil ciento cuarenta y un pesos con dos reales, parte à diversas familias seglares, parte á las monjas de la Victoria, y lo restante á las casas pobres de su Provincia. Y cuenta que todos los préstamos de los años anteriores habian sido gratuitos, aun para los seglares. El mismo colegio era á un tiempo deudor de cuatro mil setecientos cuarenta y cuatro pesos.

35. Lo que falta de las partidas antecedentes para enterar la existencia de aquel colegio, estaba en varios efectos, como expresan sus libros de cuentas. Estos fueron tomados y diligentemente examinados por los ministros de la real hacienda, los cuales habrian descubierto cualquiera falsificacion ó sustraccion. Las cuentas de entradas y salidas se firmaban cada mes por los PP. rector y procurador, y además por los consultores en los años postreros; cada dos años, poco más o menos, se hacia un balance general, con ocasion de la visita del Provincial; y no habiéndose hecho aquel año, probablemente por hallarse ocu

(1) Archivo de la tesorería del gobierno, legajo 26.—(2) Ibidem.

pado este en procurar la pacificacion de los araucanos, los susodichos ministros obligaron al P. procurador á que les diere á ellos el balance, cual se lo habria dado á su Provincial; y así se hizo. Acuda al archivo de la tesorería de este gobierno el mejor tenedor de libros; y en vez de descubrir ninguna sustraccion de capitales, se persuadirá de que ella fué moralmente imposible.

36. En balde registraron antiguamente todo el colegio, é hicieron en él profundas excavaciones, sin dejar tranquilos ni los huesos de los difuntos, ciertos hombres, persuadidos de que los jesuitas habian tenido tiempo y prudente precaucion, calificada de gran maldad por los mismos, de ocultar parte de sus bienes; pero jamás encontraron esos soñados tesoros. Con dolor hemos visto nosotros sus sucesores derribar aquel antiguo colegio y su magnífico templo. Un lijero consuelo, mejor diremos, una leve satisfaccion hemos tenido; y es la de ver vindicados á nuestros honrados PP. de la fea nota de codiciosos, y tapadas las bocas de sus detractores. Ni un real se encontró en el colegio; ni uno se ha encontrado en las paredes, ni en el pavimento de la iglesia, ni en los profundos cimientos de ella.

37. Otro tanto debemos decir de las otras casas y colegios. Todas han sido registradas, y las más enteramente demolidas, sin que en ninguna se haya hallado la menor cantidad escondida: en todas fueron examinados sus libros minuciosamente; y donde no se hallaron, por haberse remitido al Provincial para su aprobacion, como pasó en Copiapó, se suplieron con diligentes informaciones; con una prolijidad, por no llamarla rigor, que recomienda bien poco á los comisionados del gobierno.-«¿Dónde están las trescientas ovejas (1), re«clamaban imperiosamente al P. Felipe Pando, superior y procurador de aque«<lla residencia, que comprasteis el año próximo pasado?»-«Tantas, respon«dió este, en el potrero; tantas se han muerto; y tantas nos las hemos comido.» -Y casi lo condenaron como ladron, porque no podia probar esto último, en razon de no haber guardado las orejas, al poner sus cueros en la curtiembre, en la que estaban á la sazon, como él mismo les advirtió.—«¿Dónde los seiscien«tos pesos que os pagó N. á cuenta de tal cosa?-«Los ha llevado el H. Zeit«<ler á Santiago, para pagar estos cuatro blandonés de plata que veis aquí, y «costear en parte la custodia é incensario, que nos están trabajando allá, del «mismo metal.»-En S. Fernando les costó muchísimo á los pobres artesanos, que trabajaban en nuestra iglesia, cobrar las cantidades que tenian ganadas, y no habian cobrado todavía, por su honradez y la confianza que en los PP. tenian. Diganos el Sr. Carvallo ¿qué cantidades hallaron tan exigentes comisionados haber reservado ó remitido á otra parte los de la Compañía?

38. Y supuesto que niél ni otro alguno lo ha dicho, contentándose con propalar el cambio de monedas, sin decir ni cuántas, ni conqué destino; nosotros lo revelaremos. Cambiarian cuatro mil ochocientos pesos; por ser otros tantos los que remitieron entonces á Europa: dos mil y ochocientos para traer de allá colgaduras y alhajas, con que acrecentar la riqueza de su templo, y dar mayor

(1) Archivo del ministerio del interior.

esplendor å las fiestas que en él se celebraban á honor y gloria de la Majestad divina ¿Y los comerciantes no remitian allá mayores cantidades anualmente para traer sus mercaderías? ¿Y mandándolas traer de su riesgo y cuenta los jesuitas, no proporcionaban al país aquellas prendas con menor extraccion de numerario? Esto no cedia, pues, en daño, sino en beneficio de la nacion. Otros mil pesos mandaron á Roma, para auxilio de los millares de jesuitas (1), que, arrojados violentamente de Portugal, casi perecian de hambre en Italia. Y sabiendo que sus hermanos echados de sus colegios en Francia, padecian graves necesidades, no sabiendo cuáles serian más apremiantes, remitieron allá otros mil pesos, á disposicion del P. General. Y es muy de advertir que estos dos mil pesos son los únicos que conste haber extraido de este Reino los jesuitas. Aunque su mayoría fuera de europeos en los primeros tiempos de la introduccion de la Compañía en Chile, y en los posteriores casi la mitad, no defraudaban al país de sus capitales; como vemos hacerlo todos los dias à tantos extranjeros, que, habiendo ganado con cualquier industria, y por ventura nada provechosa al país, miles de pesos, los remiten ó se los llevan á sus tierras, usando de su derecho. Y los que no reparan en esto, y aun lo aplauden, levantan á las veces el grito hasta el cielo, cuando saben que los eclesiásticos extraen alguna cantidad insignificante para fines de piedad ó de caridad.

39. Equivócase tambien Carvallo al decir que los jesuitas habian suspendido sus obras, á causa del aviso que habian recibido de Madrid sobre el peligro en que se hallaba su órden. Ya hemos visto cómo continuaban los Padres del colegio máximo los reparos y mejoras en la iglesia, hasta terminarlos con la pintura de la fachada y de la torre, nada menos que por Diciembre del 1766; y en el mismo año de la expulsion, ó sea el 1767, los hemos visto remitir á España una suma no despreciable, para proporcionar nuevos adornos á la misma iglesia: tan ajenos estaban de pensar en la gran desgracia que les amenazaba (2). Por aquel tiempo acabáronse además los dos altares de la iglesia nueva de la Calera, que se habia inaugurado en el 1760; y los de la iglesia de Rancagua, bendecida en el 1765. La última partida del libro de salidas de la casa de la Ollería dice así: «mil ochocientos cuarenta y seis pesos tres y «medio reales gastados hasta ahora en dinero, despues de la última visita he«cha en Julio del 1765, en el edificio que se está construyendo.» En Talca acabaron los PP. su iglesia y la inauguraron el 23 de Agosto; tres dias antes precisamente de su arresto. En S. Fernando estaban en aquel entonces trabajando los altares, y tenian acopiada gran cantidad de ladrillos para edificar el claustro. No hacia mucho que en Mendoza se habia concluido la sólida y bella capilla de Nuestra Señora del Buenviaje; y en S. Juan se trabajaba con afan en la construccion de su claustro principal y de la elegante iglesia de aquel colegio; la cual, por ser toda de cal y ladrillo, no la habian concluido aún al tiempo de la expulsion, con haberla comenzado en el año 1750. Pres

(1) Archivo de la tesorería, legajo 26.—(2) Libro de salidas del colegio maximo. Archivo de la tesorería, legajo 26.

cindimos de las obras de menor importancia, en que estaban ocupadas las más de las casas. Basta, y aun sobra lo dicho para demostrar la grave equivocacion, por no decir la estúpida calumnia, de Carvallo.

CAPÍTULO XXVI

1. Los jesuitas son conducidos al puerto.-2. Catálogo de ellos.-3. Sus cualidades. — 4. Número de sus casas.-5. Sus servicios.-6. Sentimiento del pueblo.—7. Benefi– cencia de los jesuitas.-8. Sufren malos tratamientos.-9. Aun los enfermos son arrastrados á los depósitos.-10. Los de Santiago son llevados á Valparaiso.-11. Cómo lo pasan alli.-12. Los HH. escolares concluyen su curso.-13. Ciento doce son trasladados á Peñuelas.-14. Muerte del P. Hoffmann.-15. Un expulso sufre la exportacion.-16. Veinte se embarcan para España.-17. Y los demás para el Perú. -18. Naufragan sesenta.-19. Cuán pocos quedan en Chile.-20. Quién contuvo al pueblo.-21. En parte la resignacion de los jesuitas.-22. Su serenidad de ánimo.— 23. Su despedida en verso.

1. Fueron, pues, los jesuitas de Chile sorprendidos completamente antes del amanecer del dia 26 de Agosto del año 1767, sin tener tiempo para sustraer caudales, ni ocultar papeles algunos. Todo cuanto les pertenecia cayó en poder de las autoridades, encargadas de la ejecucion del decreto real; las cuales dieron cuenta exacta de todo en los minuciosos inventarios que hicieron de sus casas é iglesias, bienes y enseres (+). A este propósito, los procuradores fueron detenidos para rendir las cuentas con la mayor prolijidad y entera exactitud. Todos los demás quedaron desde luego arrestados é incomunicados; y aquel mismo dia fueron sacados de sus casas, bajo la custodia de gente armada, cual si fueran unos facinerosos ó revoltosos; menos los del colegio máximo, que permanecieron presos en la suya.

2. General fué el sentimiento que esta tropelía causó en todo Chile; pero nadie osó oponerse á ella, ni reprobarla abiertamente. Cuatrocientas once eran sus víctimas, segun Carvallo solo los deportados por el Pacífico fueron trescientos noventa y ocho, segun Perez (1). En el archivo del ministerio se conservan algunas listas de su embarque y otras de su arresto; de las cuales y de otros datos fidedignos hemos formado un catálago de trescientos ochenta sujetos, con sus nombres, apellidos y grado; cuyo resúmen ponemos en la nota de abajo (++), advirtiendo aquí solamente que las tres quintas partes eran

(+) Algunos se conservan todavía autógrafos en el archivo del ministerio del interior de este gobierno.-(1) No habiendo logrado ver el catálogo propio de la Provincia, insertaremos otros datos posteriores. Uno, escrito en el año 1793 y rotulado: «Estado actual de las Provincias de España, y el que tenian al tiempo de la expulsion,» dice: «en el año 1767 la Provincia de Chile tenia 348 sujetos.» No comprenderia los extranjeros. En la Necrología del P. Pazos se dice: «Fué de 353 jesuitas la colonia chilena trasportada á Ímola cuando la expulsion.» Nótese asimismo que no fueron transportados los extranjeros. Al decir el Padre Weingartner que la Provincia de Chile tenia 360 sujetos, y que 40 de ellos eran HH. escolares, añade: poco más o menos. Por lo cual es de creer existirian los 411 que asienta Carvallo. (++) De los 380 sujetos, que tengo en lista, 241 eran PP.; 64 HH. escolares aprobados; 12 novicios; 60 HH. coadjutores. De los 268 me consta su patria; 151 eran chilenos; 56 españoles; 50 alemanes; 3 peruanos; 2 italianos y 1 tucuman.

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