Imágenes de páginas
PDF
EPUB

de un modo especial entre sí, con la Iglesia santa y con el mismo Dios, y los condenaba á mil privaciones, á excesivos trabajos, y á una clase de vida, que ellos no habian escogido, y así como se sometieron á ella, sin desplegar sus labios para quejarse de la patente injusticia que se les hacia, condenándolos sin haberlos citado siquiera á juicio, ni dádoles lugar para responder à los cargos que se les hubiesen hecho, así tambien nosotros la acataremos con respetuoso silencio. Las confesiones hechas por Pombal en Portugal, las cartas publicadas de Azara, uno de los ministros entonces de la corte de España en Roma, las comunicaciones de Auberre y Bernis, y otras muchas piezas, que ya corren impresas, ó han sido diligentemente estudiadas en los archivos, en que se conservan autógrafas, y aquellas solemnes palabras compulsus feci, que tan frecuentemente repetia el mismo Clemente XIV, para acallar los remordimientos de su conciencia, han patentizado al mundo entero la inocencia de los jesuitas y la injusticia de su extincion.

6. Los mismos autores protestantes publican la una y la otra en sus obras; el cardenal Antonelli se las hizo presentes al Papa Pio VI en 1775, contestando á la pregunta que su Santidad hizo al colegio cardenalicio acerca del instituto destruido (1). Con todo, permítasenos advertir que al enumerar Clemente XIV las órdenes religiosas, que los romanos Pontifices habian extinguido en épocas anteriores, no hizo mencion de las razones que ellos habrian tenido para extinguirlas, ni discutió si las mismas, ú otras equivalentes obraban contra la Compañía; y buen cuidado tuvo de pasar en silencio los trámites judiciales y extrajudiciales, con que sus predecesores habian procedido en aquellos casos; los cuales no se siguieron en el nuestro. Clemente V, por ejemplo, antes de suprimir á los templarios, convocó todos los obispos de la cristiandad; trescientos de los cuales examinaron los cargos y descargos; y todos menos cuatro, decidieron debia oirse á los acusados. Y en efecto, estos (2) fueron citados á comparecer en persona para ser juzgados, al menos por concilios provinciales. ¿Otorgóseles este derecho á los jesuitas? De ninguna manera; por constar demasiadamente la opinion del episcopado. Clemente XIII lo acababa de consultar; y todo él, de acuerdo con sus cabildos, con bien raras excepciones, alabó en extremo el designio, que su Santidad habia concebido, de mantener la Compañía á todo trance, y solicitó con empeño lo realizase, bien persuadido de la inocencia y utilidad de esta órden religiosa.

7. Pudiera ser que Clemente XIV prefiriera atropellar los derechos comunes á todo acusado, y dar su fatal sentencia contra los jesuitas, sin previa formacion de causa, y no dar á su sentencia la solemnidad y formalidades prescritas por la ley, para no comprometer à la Iglesia de un modo solemne. Tampoco la dió en forma de bula, como la gravedad y generalidad de la materia requeria; sino en forma de breve, como más fácil de revocar. Este no se fijó en el campo de Flora, ni en las puertas de la basílica de S. Pedro, ni se

(1) El mismo autor nos copia sus palabras en dicho capítulo.-(2) Fleuri, Historia Eclesiastica, lib. 91, p. 150.

27

TOMO 11

dirigió á persona alguna determinadamente. «Es de creer, decia el Cardenal <«<Antonelli ya citado, que el Papa olvidó todas las formalidades, para que á «todos apareciese nulo su breve, que firmó á pesar suyo.»>

8. He aquí porqué el clero de Francia se negó á aceptarlo; el rey de España lo miró como insuficiente; la corte de Nápoles prohibió su publicacion, bajo pena de muerte; y la Polonia se resistió á recibirlo. Además los Cantones suizos rehusaron darle curso, por parecerles peligroso á la religion católica, como se lo escribieron á Clemente XIV. María Teresa de Austria concurrió pura y simplemente á las miras del Papa, para la conservacion de la tranquilidad de la Iglesia. El rey de Prusia y la emperatriz de Rusia procuraron que ni llegase al conocimiento de los jesuitas; y sabiendo que estos, tan pronto como tuvieron noticia de él, se dispusieron á ponerlo en ejecucion, promediaron y consiguieron del romano Pontifice un especial permiso para conservarlos en sus dominios.

9. En lo restante del mundo se ejecutó el breve, sin que ninguno de los hijos de la Compañía se resistiera, no obstante sus notorias nulidades, ni apelara, ó protestara contra él. ¡Loor eterno á su humildad y resignacion, y al espíritu de resignada obediencia, que les habia comunicado el instituto, dictado por el gran patriarca S. Ignacio, y aprobado solemnemente por el Papa Paulo III y otros muchos de sus sucesores!

10. Los filósofos, los impios y los jansenistas cantaron victoria sobre sus víctimas; y alentados con este triunfo, se envalentonaron para llevar adelante sus planes de destruccion contra el altar y los tronos. A los veinte años cayó por tierra el de Francia, zapado por la misma falanje, que Luis XV habia tolerado, y aun azuzado contra los jesuitas; y su nieto Luis XVI terminó sus dias en un cadalso. Los tronos de los demás reyes, que conspiraron contra ellos, quedaron bamboleando, para sucumbir unos en pos de otros, bajo la misma mano destructora. ¡Ah reyes, que decretasteis la destruccion de la Compañía de Jesús! ¡Cómo no reparasteis que á este Señor perseguiais, y no temisteis que su Majestad divina decretase la deposicion de vuestras familias! Compárese la suerte de los tronos de Rusia y Prusia, que la ampararon, con los de los Borbones, Austria y Portugal, que la persiguieron; y veráse como la justicia de Dios sabe tambien en este mundo castigar á los culpables.

11. Con este golpe mortal disolvióse completamente la Provincia chilena; cuyos restos, refugiados en la ciudad de Imola, se vieron precisados à tomar un nuevo sistema de vida. Antes de hablar de la suerte que les cupo en adelante, creemos de nuestro deber insertar aquí la nómina de los Provinciales que la habian gobernado; la cual no será completa, ni tan minuciosa como la deseariamos, por falta de datos. En virtud de los que hemos hallado en los archivos del ministerio del interior y de la tesorería de este gobierno. y en otros documentos fehacientes, la hemos formado, poniendo en la primera columna el año ó años en que se hallaban gobernando, en la segunda sus nombres y apellidos, y en la tercera los Visitadores, de quienes nos consta que al mismo tiempo vinieron á esta Provincia.

CATÁLOGO

de los RR. PP. Provinciales y Visitadores de la Compañía de Jesús

[merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][ocr errors][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][ocr errors][merged small][ocr errors][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][merged small]

(+) El P. José García, en sus Soliloquios, dice que estos tres PP. fueron Provinciales por aquel tiempo.

CAPÍTULO VII

1. Qué bienes debe Chile á la extinguida Compañía de Jesús.-2. Muchos de sus edificios públicos.-3. La opulencia de varias familias.-4. Los más de sus establecimientos de beneficencia.-5. Y de sus casas de educacion.-6. La biblioteca nacional.— 7. Varios de sus conventos.-8. Algunas parroquias.-9. Y vice-parroquias.-10. Algunas capillas de su campaña.-11. Pónense capellanes en la iglesia de la Compañía.-12. Esta sive de catedral.-13. Trasládanse sus altares, ornamentos y alhajas á la nueva.-14. El Sr. Vicuña restaura el culto en la iglesia de la Compañia.-15. Su primer incendio.-16. Suscripcion para repararla.-17. Su restauracion.-18. Ministerios en ella.—19. Por qué la odian los malos.-20. Celébrase el mes de Maria.-21. Se incendia por segunda vez.-22. Turbacion de los que estaban dentro.— 23. Dificultad de sacarlos.-24. Quiénes se ocupan en ello.-25. Auxilios espirituales.-26. Número de muertos.-27. Traslacion de los cadáveres.-28. Voracidad del incendio.

1. Bien pudiera terminar aquí la parte antigua de nuestra Historia de la Compañía de Jesús en Chile, por haber dejado de existir la corporacion religiosa, cuyos principios, progresos, é inesperado y desastroso fin en este antiguo Reino y hoy República nos propusimos referir; pero no nos resolvemos á cerrar el presente período de nuestro trabajo, sin dar una ojeada, aunque rápida, sobre los grandes bienes que debe Chile á la extinguida Compañía de Jesús. Justo es advertírselo al pueblo chileno, amante como es de la justicia, á la que debe buena parte de sus progresos; porque el recuerdo de los grandes bienes que su patria ha reportado y reporta todavía de la Compañía de Jesús, entonces tan vilipendiada, arrancará de sus nobles corazones un sentimiento de compasion y gratitud; y la posteridad, ilustrada, y libre de las pasiones que agitaron al siglo XVIII, tributará el debido homenaje al mérito de aquellos benéficos religiosos, que sucumbieron víctimas de la cábala filosófica, y de la desapoderada codicia y ambicion excesiva de los reyes, y de sus ministros. Comencemos, pues, por los bienes materiales que, aun despues de su expulsion, le resultaron al país, de la permanencia en él de los antiguos jesuitas, para subir por su órden á los puramente espirituales.

2. Esa magnífica casa de la moneda, que hoy es á un tiempo el palacio de los presidentes de esta República, ese edificio, el mayor, de mejor arquitectura, y el más valioso de cuantos, para objetos civiles, se construyeron en Chile, durante la dominacion española, pues costó ochocientos mil pesos (1), se trabajó en gran parte con los bienes de los antiguos jesuitas. Sin esta entrada extraordinaria, es de creer que no se habria levantado. Las rentas fiscales en Chile eran entonces tan escasas, que no bastaban á satisfacer los gastos ordinarios de la administracion pública; y las cajas del Perú estaban tan recarga

(1) D. Nicolás de la Cruz Bahamonte, traductor y anotador de la Historia del abate Molina.

das de pensiones, que con dificultad podian sufragar el situado del real ejército de la frontera araucana, á pesar de haberse este rebajado considerablemente. Por más que el conde de Aranda ordenase repetidas veces se remitiesen á España el producto de las temporalidades y la plata labrada, aun la de de las iglesias de la extinguida Compañía, los Gobernadores de Chile supieron eludir hábilmente sus providencias, hasta haber hecho las aplicaciones convenientes á este Reino, y suplido con aquellos recursos sus más urgentes necesidades. En el 1782 llevaban ya invertidos, aunque con el cargo de reintegro, más de doscientos cincuenta mil pesos de dichas temporalidades en la guerra de Arauco, y en suplir otras cargas del real erario (1), sin contar las cantidades invertidas en edificar la casa de la moneda (+). Al incorporar á la corona en 1772 el establecimiento autorizado para acuñarla, se montó su maquinaria en uno de los claustros del colegio máximo, para mientras aquella se concluia. En su patio principal estaba ya establecido el colegio carolino. En la casa que los jesuitas poseian frente su iglesia, plazuela de por medio, se instalaron las escribanías públicas, y despues las cámaras de esta República; para las cuales ahora se edifica un soberbio palacio en el terreno del mismo colegio (++) máximo, demolido con este objeto en 1858. El palacio de los tribunales está en el convictorio de S. Javier.

3. Pero no solo fué favorecido el público con los bienes de la Compañía, sino tambien los particulares. ¡Cuántas familias se enriquecieron ó mejoraron de suerte con la adquisicion de sus propiedades! Es verdad que las compraron al fisco, pero á largos plazos, y pagando entretanto solo el cinco por ciento de su valor. Algunos las tomaron únicamente á censo, con este módico interés. ¿Y quién podrá apreciar debidamente las ventajas de adquirir en aquella época una hacienda desmontada, bien labrada, y provista de cuanto pudiera hacerla productiva, como lo estaban las de los jesuitas, segun la opinion comun y el testimonio de Mr. Gay en su Agricultura chilena? Lo cierto es que estas haciendas, aún hoy dia, son de las más adelantadas y productivas del país. Fueron favorecidas, asimismo, y lo diremos con mayor satisfaccion, las clases más humildes y menesterosas de la sociedad; y aquellas que más directa y eficazmente suelen contribuir á dar culto y gloria á la Majestad divina.

4. Para hospital de mujeres y casa de arrepentidas fué destinado el noviciado de S. Borja de esta capital, junto con los censos de estas sus propiedades, á saber; la hacienda de Pudahuel, la chacra de Nuñoa y el molino de la Cañada. No bastando estos bienes para su sustento, se le agregó la mitad del producto de la hacienda de Bucalemu, á saber; tres mil y tres pesos, con un real al año; y además trescientos sesenta y cinco pesos cuatro y medio reales, procedentes de las haciendas de S. Pedro y de Limachi. Aquel edificio ha con

(1) Archivo de la tesorería, leg. 29.—(÷) Casi todos estos pormenores los he sacado de los archivos del ministerio del interior y de la tesorería. Hasta despues del año 1788 no se remitieron á España cantidades de consideracion del producto ó venta de dichas temporalidades.(++) Escribíase esto por el año 1865. Ahora ya está concluido.

« AnteriorContinuar »