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de aquel siglo (1). Tambien el brigadier don Vicente Tofino, director del colegio de Guardias Marinas, se hizo conocer ventajosamente en el mundo científico con su Compendio de la Geometria elemental y Trigonometría rectilinea, obra muchas veces reimpresa, así como con sus Observaciones astronómicas, y su Atlas de las costas de España.

Por que naturalmente tenia que suceder, que la Geografía, la Astronomía, la Náutica, los estudios de Artilleria y de Fortificacion militar. y otros análogos, prosperáran y florecieran al compás de los conocimientos matemáticos, que son, ó su fundamento, ó sus legítimos auxiliares. Así es que varios de estos mismos escritores citados publicaron tambien tratados sumamente importantes sobre las ciencias que acabamos de mencionar, y que pueden decirse hermanas, por la grande analogía y afinidad que entre sí tienen, y cuyos principios se pueden llamar comunes. Y por último, y como complemento del impulso y adelantos que algunos privilegiados genios de aquella época supieron imprimir á las ciencias fisicas, nos limitaremcs á reproducir la mencion que en otra parte hemos hecho de las Relaciones de los Viages Científicos, practicados éstos y escritas aquellas por los dos célebres é ilustres

(1) El P. Tosca, de la Congregacion de San Felipe Neri, habia publicado tambien un Curso completo de Matemáticas, un Compen dio Matemático, una Geometría ele

mental, unos Prolegómenos geométricos, un Tratado físico matemático de la Dioptica, otro de Stática, y varias otras obras.

marinos españoles don Jorge Juan y don Antonio de Ulloa, tan justa y merecidamente encomiados ellos y sus obras por todos los sábios y por todas las corporaciones científicas y literarias de Europa: pues como estos dos esclarecidos genios, honra y prez de la marina española, florecieron ya en el ante ior reinado, y tanto ilustraron aquel como éste, allí hemos tenido ya ocasion de tributarles el humilde y sincero homenage de nuestro elogio y de nuestra admiracion, y por lo tanto solo en términos generales podemos en este lugar hacer conmemoracion de aquellos dos insignes sábios.

No fué en verdad la Filosofia la ciencia en que se hicieron más adelantos en este reinado, bien que cra bien difícil su reforma, porque tal vez en nirguna parte se hallaba tan atrasada como en España, ni en parte alguna acaso se pondrian los obstáculos y reparos que aquí pusieron la ignorancia y la preocupacion cuando se trató de acomodar su enseñanza á los adelantos filosóficos de otros paises. Al recordar que la universidad de Salamanc, excitada por el Consejo de Castilla á reformar sus estudios, contestaba que no se podia apartar del sistema del Peripato, que los de Newton, Casendo y Descartes no simbolizaban tanto las verdades reveladas como el de Aristóteles, que no se atrevia á ser autora de nuevos métodos, y que juzgaba preferible á todos los libros el Goudin, porque era conciso y tenia buen latin, confesamos que no se hizo

poco en introducir algunas reformas en los planes de Estudios para irla sacando del estrecho círculo á que estaba reducida de impertinentes y áridas cuestiones, de argucias y sutilezas, y comentarios de varios libros de Aristóteles, y en ampliarla con algunas nuevas asignaturas haciendo obligatorio su estudio para poder pasar á otras facultades. Lo estraño es que hubiera prelados de órdenes religiosas que en este punto fueran mas allá que ninguno de los institutos seglares y que ninguna de las corporaciones directivas de la enseñanza. Tal fué el General de los Carmelitas Descalzos, que en una circular á sus súbditos sobre método de estudios, despues de sentar que las malas enseñanzas son mas dañosas que la ignorancia misma, en materia de Filosofía les recomendaba la lectura de Platon, Aristóteles, Ciceron, Séneca y Plutarco, la de Vives y Bacon, la de Gassendo, Descartes, Newton, Leibnitz, Wolf, Condillac, Locke, el Genuense, etc., bien que con las precauciones convenientcs respecto á las doctrinas de algunos de ellos (1).

Obras filosóficas apenas hubo quien escribiese; ni era este el ramo en que hubieran brillado los ingenios españoles, habiendo estado entre nosotros durante siglos estacionoria la filosofía, y siendo como una esclava del escolasticismo. Los esfuerzos gigantescos que durante aquel largo trascurso habian hecho para sen

(1) Sempere y Guarinos cita esta notable circular en el tomo III.

de su Ensayo de una Biblioteca Española.

tar las bases de la filosofía positiva hombres del talento y del saber de Luis Vives y algun otro, eran escepciones gloriosísimas, pero fueron raras escepciones. Así como tambien hubo ahora alguno que tratára ciertas cuestiones filosóficas á una altura y bajo un sistema que sin duda sorprenderia á los hombres rutinarios de nuestras aulas. Tal fué la obra de don Juan Francisco de Castro titulada: Dios y la naturaleza, ó sea, como él añadia. «Compendio histórico, natural y político del Universo, etc. (1).» Esplicaba en ella el señor Castro la teoría del hombre, sentaba los principios del órden que Dios estableció en la formacion del universo, notaba la diferencia entre las leyes de la materia y las del espíritu, las relaciones de estas dos sustancias en el hombre, y por último se proponia delinear por menor las leyes del mundo físico y del mundo moral, segun el dogma del catolicismo (2).

Creemos que bastarán estas breves noticias para dar á nuestros lectores una idea del estado en que se encontraba en la época que examinamos el sistema de la enseñanza pública, si sistema podia llamarse, del que tenian las ciencias al advenimiento de Carlos III. al trono español, y de las reformas, modificaciones é innovaciones que en uno y otro concepto ó realiza

(1) Siete tomos en 4.o, Madrid, imprenta de Ibarra, 1780 y 1781.

(2) Como escritas en este mismo sentido cita tambien Ferrer del Rio la Falsa filosofia de Fr. Fer

nando de Ceballos, y el Nuevo sistema filosófico de don Antonio Javier Perez y Lopez, impresas, la una en Sevilla en 1775, la otra en Madrid en 1785.

ron ó por lo menos dejaron iniciadas los hombres ilustres de este reinado.

X.

Pasando de las Ciencias á la Literatura, se observa un movimiento mas pronunciado hácia el mejoramiento y progreso de esta importantísima parte de la instruccion pública, como que tambien se habia cultivado ya más; y venia de atrás, empujada con mas marcado impulso. Considerando la primera en el órden de los estudios y conocimientos literarios la Historia, viénenos bien para eslabonar sus adelantos progresivos encontrar algunos hombres que abarcando, por decirlo así, con su vida dos reinados, son como los continuadores de la marcha de dos épocas por la vía literaria. Tal fué el erudito agustiniano Fr. Enrique Florez, que habiendo escrito en el reinado de Fernando VI. los quince primeres volúmenes de la España Sagrada, la continuó en el de Cárlos III. hasta el vigésimo nono inclusive, aunque impreso en 1775, dos años después de su fallecimiento. Este doctísimo y laborioso escritor, que abrió una nueva puerta á la historia con su Clave Historial, dió tambien un nuevo aspecto á la de España con sus Memorias de las Reinas Católicas, en que comprendió desde las reinas go

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