Tesoro de escritores místicos españoles: Obras escogidas de varios autores místicos españoles

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Baudry, 1847

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Página 227 - Amor la sigue reluciente y bella; y cómo otro camino prosigue el sanguinoso Marte airado, y el Júpiter benino, de bienes mil cercado, serena el cielo con su rayo amado; rodéase en la cumbre Saturno, padre de los siglos de oro, tras él la muchedumbre del reluciente coro su luz va repartiendo y su tesoro.
Página 227 - Aquí vive el contento, aquí reina la paz ; aquí asentado en rico y alto asiento está el amor sagrado de honra y de deleites rodeado. Inmensa hermosura aquí se muestra toda; y resplandece clarísima luz pura, que jamás anochece; eterna primavera aquí florece. ¡Oh campos verdaderos! ¡ oh prados con verdad frescos y amenos ! ¡riquísimos mineros! ¡ Oh deleitosos senos ! ¡ repuestos valles de mil bienes llenos ! A FELIPE Ruiz.
Página 227 - Quien mira el gran concierto de aquestos resplandores eternales, su movimiento cierto, sus pasos desiguales y en proporción concorde tan iguales; la luna cómo mueve la plateada rueda, y va en pos de ella la luz do el saber llueve y la graciosa estrella de amor...
Página 227 - Virgen, lucero amado, en mar tempestuoso clara guía, a cuyo santo rayo calla el viento: mil olas a porfía hunden en el abismo un desarmado leño de vela y remo, que sin tiento el húmedo elemento corre...
Página 227 - ¿Qué mirarán los ojos que vieron de tu rostro la hermosura, que no les sea enojos? Quien oyó tu dulzura, ¿qué no tendrá por sordo y desventura? Aqueste mar turbado, ¿quién le pondrá ya freno? ¿Quién concierto al viento fiero, airado? Estando tú encubierto, ¿qué norte guiará la nave al puerto?
Página 169 - Mas al revés la vida del campo, y el labrar uno sus heredades, es una como escuela de inocencia y verdad. Porque cada uno aprende de aquellos con quien negocia y conversa.
Página 226 - Allí a mi vida junto, en luz resplandeciente convertido, veré distinto y junto lo que es y lo que ha sido, y su principio propio y escondido.
Página 243 - Alaba, ¡oh alma!, a Dios: Señor, tu alteza, ¿qué lengua hay que la cuente? Vestido estás de gloria y de belleza y luz resplandeciente. Encima de los cielos desplegados al agua diste asiento; las nubes son tu carro, tus alados caballos son el viento.
Página 227 - ¡Y dejas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo, escuro, con soledad y llanto, y tú, rompiendo el puro aire, te vas al inmortal seguro!
Página 227 - El va y en pos dichosas le siguen sus ovejas, do las pace con inmortales rosas, con flor que siempre nace, y cuanto más se goza más renace.

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