Obras completas del excmo, Volumen19

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M. Rivadeneyra, 1867 - 588 páginas

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Página 38 - Jano el templo abrimos, ya la trompa de Marte aliento dimos; tres veces ¡ay! los dioses tutelares su escudo nos negaron, y nos vimos rotos en tierra y rotos en los mares. ¿Qué en tanto tiempo viste por tus inmensos términos, oh Iberia?
Página 102 - ... ni que parió la dama esta jornada, y en otra tiene el niño ya sus barbas, y es valiente y feroz, y mata y hiende, y venga de sus padres cierta injuria; y al fin viene a ser rey de un cierto reino, que no hay cosmografía que le muestre.
Página 33 - Sin tí se devoraban Los siglos á los siglos, y á la tumba De un olvido eternal yertos bajaban. Tú fuiste: el pensamiento Miró ensanchar la limitada esfera Que en su infancia fatal le
Página 36 - Quién sois ? iba a decir, cuando a otra parte alzarse vi una sombra, cuyo aspecto de odio a un tiempo y horror me estremecía. El insaciable y velador cuidado, la sospecha alevosa, el negro encono, de aquella frente pálida y odiosa hicieron siempre abominable trono. La aleve hipocresía, en sed de sangre y de dominio ardiendo, en sus ojos de víbora lucía; el rostro enjuto y míseras facciones de su carácter vil eran señales, y blanca y pobre barba las cubría cual yerba ponzoñosa entre arenales.
Página 38 - Así, rota la vela, abierto el lado, pobre bajel a naufragar camina, de tormenta en tormenta despeñado, por los yermos del mar: ya ni en su popa las guirnaldas se ven que antes le ornaban, ni en señal de esperanza y de contento la flámula riendo al aire ondea. Cesó en su dulce canto el pasajero...
Página 140 - La dulce boca que a gustar convida un humor entre perlas destilado, ya no invidiar aquel licor sagrado que a Júpiter ministra el garzón de Ida, amantes, no toquéis, si queréis vida, porque entre un labio y otro colorado Amor está, de su veneno armado, cual entre flor y flor sierpe escondida.
Página 39 - ¡Salud, oh padres de la patria mía, yo les diré, salud! La heroica España de entre el estrago universal y horrores levanta la cabeza ensangrentada, y vencedora de su mal destino, vuelve a dar a la tierra amedrentada su cetro de oro y su blasón divino.
Página 152 - Iriarte cuenta bien, pero Samaniego pinta: el uno es ingenioso y discreto, el otro gracioso y natural. Las sales y los idiotismos que uno y otro esparcen en su obra son igualmente oportunos y castizos : pero el uno los busca, el otro los encuentra sin buscarlos, y parece que los produce por sí mismo...
Página 20 - ... te miro. Inquieto centellea en tu cristal el sol, que al occidente, de majestad vestido, huye y se esconde.
Página 39 - En torvo ceño y desdeñosa pena ved cómo cruzan por los aires vanos; y el valor exhalando que se encierra dentro del hueco de sus tumbas frías, en fiera y ronca voz pronuncian: "¡Guerra!