DEDICATORIA AL ILUSTRÍSIMO SEÑOR ASCANIO COLONA, ABAD DE SANTA SOFIA. Ha podido tanto conmigo el valor de V. S. I. que me ha quitado el miedo, que con razon debiera tener, en osar ofrecerle estas primicias de mi corto ingenio. Mas considerando que el estremado de V. S. I. no solo vino á España para ilustrar las mejores universidades della, sino tambien para ser norte por donde se encaminen los que alguna virtuosa ciencia profesan (especialmente los que en la de la poesía se ejercitan), no he querido perder la ocasion de seguir esta guia, pues sé que en ella y por ella todos hallan seguro puerto y favorable acogimiento. Hágale V. S. I. bueno à mi desco, el cual envio delante para dar algun ser á este mi pequeño servicio y si por esto no lo mereciere, merézcalo á lo menos por haber seguido algunos años las vencedoras banderas de aquel sol de la milicia que ayer nos quitó el cielo delante de los ojos, pero no de la memoria de aquellos que procuran tenerla de cosas dinas della, que fué el excelentísimo padre de V. S. I. Juntando á esto el efeto de reverencia que hacian en mi ánimo las cosas, que como en profecia oi muchas veces decir de V. S. I. al cardenal de Aquaviva, siendo yo su camarero en Roma: las cuales ahora no solo las veo cumplidas, sino todo el mundo que goza de la virtud, cristiandad, magnificencia y bondad de V. S. I. con que da cada dia señales de la clara y generosa estirpe do deciende la cual en antigüedad compite con el principio y principes de la grandeza de Roma, y en las virtudes y heróicas obras con la mesma virtud, y mas encumbradas hazañas como nos lo certifican mil verdaderas historias : : llenas de los famosos hechos del tronco y ramos de la real casa Colona debajo de cuya fuerza y sitio yo me pongo ahora, para hacer escudo á los murmuradores que ninguna cosa perdonan; aunque si V. S. I. perdona este mi atrevimiento, ni tendré que temer, ni mas que desear, sino que nuestro Señor guarde la ilustrisima persona de V. S. I. con el acrecentamiento de dignidad y estado que todos sus servidores deseamos. Ilustrisimo Señor, B. L. M. de V. S. su mayor servidor, COMISION. Por mandado de los señores del real consejo he visto este libro intitulado: Los seis libros de Galatea, y lo que me parece es que se puede y debe imprimir, atento á ser tratado apacible, y de mucho ingenio, sin perjuicio de nadie, así la prosa como el verso: antes por ser libro provechoso, de muy casto estilo, buen romance y galana invencion, sin tener cosa mal sonante, deshonesta, ni contraria á buenas costumbres, se le puede dar al autor en premio de su trabajo el privilegio y licencia que pide. Fecha en Madrid á primero de febrero de M. D. LXXXIV. LUCAS GRACIAN DANTISCO. PRÓLOGO. CURIOSOS LECTORES, La ocupacion de escribir églogas en tiempo que en general la poesía anda tan desfavorecida, bien recelo que no será tenido por ejercicio tan loable, que no sea necesario dar alguna particular satisfacion á los que siguiendo el diverso gusto de su inclinacion natural, todo lo que es diferente dél, estiman por trabajo y tiempo perdido. Mas pues á ninguno toca satisfacer á ingenios que se encierran en términos tan limitados, solo quiero responder á los que libres de pasion, con mayor fundamento se mueven á no admitir las diferencias de la poesía vulgar, creyendo que los que en esta edad tratan della, se mueven á publicar sus escritos con ligera consideracion, llevados de la fuerza que la pasion de las composiciones propias suele tener en los autores della. Para lo cual puedo alegar de mi parte la inclinacion que á la poesía siempre he tenido, y la edad que habiendo apenas salido de los límites de la juventud, parece que da licencia á semejantes ocupaciones : demas de que no puede negarse que los estudios de esta facultad (en el pasado tiempo con razon tan estimada) traen consigo mas que medianos provechos como son enriquecer el poeta, considerando su propia lengua, y enseñorearse del artificio de la elocuencia que en ella cabe para empresas mas altas y de mayor importancia, y abrir camino para que á su imitacion los ánimos estrechos que en la brevedad del lenguaje antiguo quieren que se acabe la abundancia de la lengua castellana, entiendan que tiene campo abierto, fácil y espacioso, por el cual con facilidad y dulzura, con gravedad y elocuencia pueden correr con libertad, descubriendo la diversidad de conceptos agudos, sutiles, graves y levantados, que en la fertilidad de los ingenios españoles la favorable influencia del cielo con tal ventaja en diversas partes ha producido, y cada hora produce en la edad dichosa nuestra, de la cual puedo ser yo cierto testigo, que conozco algunos que con justo derecho y sin el empacho que yo llevo, pudieran pasar con seguridad carrera tan peligrosa. Mas son tan ordinarias y tan diferentes las humanas dificultades, y tan varios los fines y las acciones, que unos con deseo de gloria se aventuran, otros con temor de infamia no se atreven á publicar lo que una vez descubierto, ha de sufrir el juicio del vulgo peligroso, y casi siempre engañado. Yo, no porque tenga razon para ser confiado, he dado muestra de atrevido en la publicacion deste libro, sino porque no sabria determinarme destos dos inconvenientes cual sea el mayor, ó el de quien con ligereza, deseando comunicar el talento que del cielo ha recebido temprano, se aventura á ofrecer los frutos de su ingenio á su patria y amigos, ó el que de puro escrupuloso, perezoso y tardío, jamas acabando de contentarse de lo que hace y entiende, teniendo solo por acertado lo que no alcanza, nunca se determina á descubrir y comunicar sus escritos. De manera, que así como la osadía y confianza del uno podria condenarse por la licencia demasiada que con seguridad se concede: así mesmo el recelo y la tardanza del otro, es vicioso, pues tarde ó nunca aprovecha con el fruto de su ingenio y estudio á los que esperan y desean ayudas y ejemplos semejantes para pasar adelante en sus ejercicios. Huyendo destos dos inconvenientes no he publicado antes de ahora este libro, ni tampoco quise tenerle para mí solo mas tiempo guardado, pues para mas que para mi gusto solo le compuso mi entendimiento. Bien sé lo que suele condenarse exceder nadie en la materia del estilo que debe guardarse en ella, pues el príncipe de la poesía latina fué calumniado en |