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aventuradas las últimas espresiones de S. I., proferidas con el calor de la controversia, median en su altercado, y restablecen el debido decoro en aquel acto.

Vuelto á ventilar el asunto y discurriendo cada uno acerca de las medidas que las circunstancias podian aconsejar, se ofrece el òbispo á pasar al cuartel, acompañado de dos regidores. Salen, y al llegar al punto de la rebelion, les habla friamente de órden, á lo que algunos amotinados replican sin el menor miramiento ni decoro, «que no era este el tono con que antes les habia hablado, y que no más pasteles, porque ya estaba dado el golpe.»>

Durante la ausencia del general, los amotinados de infantería pidieron otra vez vino, que les fué concedido por el comandante encargado del cuartel, á instancia de los de caballería, que pasaron á ofrecérselo como espresion suya, y por varios eclesiásticos que lo introducian furtivamente por la puerta falsa del cuartel, mientras que otros en las cuadras les hablaban con calor.

En este intermedio salió una fuerte partida mandada por un realista empleado en la contaduría del cabildo para atacar la casa del general: pero hallando apercibidos á los que la defendian, regresaron á su cuartel, á donde Castañon pasó de nuevo y volvió á exhortar á cada uno al órden: les manda que se acuesten en sus puestos, lo verifican y ya desde aquella hora, las doce y media de la madrugada, permanece vigilando el local, acompañado de los oficiales del batallon y dispersando algunos menos dóciles. Aunque el general hizo buscar en varias ocasiones de la noche al comandante del escuadron don Matías Terrero, al fugado Rodriguez, y á los ya citados Valdés y Gata, no consiguió reunirlos, porque se hallaban fuera del cuartel, espidiendo órdenes de convocatoria á los realistas de Ordás, Astorga, Bembibre, Villafranca y otros puntos, para llevar adelante su plan, que era posesionarse del mando de la plaza, del cual debia quedar investido Rodriguez, reunir los catorce batallones de la provincia, y ponerse en comunicacion con los de Asturias, Burgos y Toledo, que creian en igual estado de rebelion, para proclamar á Cárlos V.

Por la noche fué muy difícil despachar partes, porque los carlistas habian ocupado los puentes, y los vados no estaban practicables: pasaron, sin embargo, tres, para Valladolid.

Al dia siguiente, consigue Castañon se retiren á sus casas los realistas de infantería; más no así los de caballería, que salieron formados por la puerta falsa del cuartel, con su comandante Terrero: dejan la capital, se les reunen Rodriguez, Gata y otros indivíduos, declarándose el primero general, y en completa insurreccion; pero no le siguen los realistas de Astorga, Bañeza, Villamañan, Benavides, San Justo y Palacios

de la Valduerna, convocados al efecto; se dirigen muchos á Leon á presentarse á la autoridad legítima, y esta publica entonces la ley marcial, con la observancia de los decretos vigentes de 17 de agosto de 1825, y 1.o de octubre de 1830.

Reúnese en el ínterin alguna fuerza de caballería, de carabineros y realistas de Mansilla, y aunque escasa, pudo el comandante general hacer frente á su crítica situacion, y enviar una pequeña columna al mando de Sopeña á perseguir á los pronunciados, á quienes obligó á entrar en el vecino reino de Portugal, capturando antes á algunos que llevaban consigo varios papeles relativos al modo de regularizar aquella insurreccion.

FUGA DEL OBISPO DE LEON.-SUS IDEAS.

LXXVI.

Al saber el capitan general de Castilla la Vieja tales acontecimientos, se pone en marcha el 17, avisa á Castañon, quien le envia á Reyero, y al susurrarse en la ciudad su llegada, temen unos, confian otros, y contándose entre los primeros el obispo, se viste de paisano con capa parda y sombrero calañés, se traslada al colegio conciliar, se dirige al oscurecer al puente de San Marcos, donde le aguardan un secretario y un criado montado en una mula, y llevando un caballo del diestro, en el que monta S. I.: no volvió á saberse de él, hasta que se recibió el siguiente escrito, dirigido al cabildo de su iglesia.

«Raya de Portugal, 20 de enero de 1833. Illmo. señor: una persecucion personal me autoriza para ausentarme de mi diócesi. Es de V. S. I. siempre afectísimo Joaquin, obispo de Leon.»>

Oculto en un rincon de la diócesi, dirigió desde él dos pastorales al cabildo y á sus diocesanos, diciendo en la fechada en Manin, provincia de Orense á 10 de abril, bajo el testo del libro 2.o Reg. C. 1.0: libro 3 Jud. C. 2. V. 9 y 11. «Os saqué porque no os uniéseis con sus habitadores, sino que acabáseis con sus ídolos. y no quisisteis oir mi voz. Por esto no he querido acabar con ellos, para que tengais enemigos, y sus dioses os sean ocasion de ruina.-Estas solas palabras, sin mas glosa, bastan para que descubrais al primer golpe de vista lo que intento deciros, mis amados hermanos, y el objeto á que se dirige esta pastoral. La esperiencia os ha hecho palpable la verdad que anuncié en el mes de octubre último, en mis oficios de contestacion al señor ministro de Gracia y Justicia don José Cafranga, que llegaba el tiempo de los impíos y de los apóstatas; y mi separacion violenta de la córte, y providencias posteriores para prenderme y separarme del seno de mi rebaño, cuyo pasto espiritual aparentaban descar con mi espulsion, habrán abierto los ojos de los mas cortos de vista, para que conozcan los planes de la sec

ta de masones llamados moderados, que se han apoderado del gobierno de S. M. (Q. D. G.), doblando las cadenas con que lo han atado desde que salió del cautiverio de Cádiz, donde le tuvieron los compañeros de armas de los que hoy nos mandan.

>>No os dejeis seducir con vanas palabras y promesas de esos falsos proclamadores de una paz dañosa que Jesucristo no vino á establecer, dice San Gerónimo, sino una guerra santa contra todos los errores de la gentilidad antigua y moderna, de los apóstoles de un ministerio prostituido. No os olvideis de lo que dice Isaías que con los impios no tengais union ni aun en el sepulcro: y lo que encargan San Juan y San Pablo, modelos y apóstoles de la caridad: que ni comamos ni aun saludemos á los que no reciban la doctrina de Nuestro Señor Jesucristo. Bien sé que no faltan pastores moderados que os evangelicen en sentido contrario al que tiene esta doctrina católica; pero acordaos de lo que dice de ellos el Evangelio: que, esos no miran el bien de sus ovejas, sino el suyo propio: que Dios para castigar la alianza que su pueblo escogido habia hecho con los idólatras, despreciando su voz, conservó algunos de ellos, con sus ídolos, para que tuviesen siempre enemigos, y sus falsos dioses fuesen ocasion de su ruina, como nos sucede ahora.»-Citando algun hecho histórico, añade: «no se deben cumplir todas las leyes dimanadas de la autoridad, aunque sea legítima, cuando pugnan con la moral ó son contrarias al derecho de un tercero, pues una estóica indiferencia, equivaldria á una cooperacion para un acto injusto; y siendo esto un mal, no se debe practicar ninguna accion, por buena que parezca, si de ella han de resultar males verdaderos.....»-Ocúpase luego del derecho de don Cárlos á la sucesion de la corona, y termina su pastoral, exhortando francamente á la rebelion.

Por este y otros sucesos de trascendencia, se le formó causa y se le secuestraron todos sus bienes en 25 de mayo.

El 1.o de junio desde un lugar solitario á donde se estendia su jurisdiccion, dirigió una estensa carta al rey para que suspendiera la jura de la princesa, porque el derecho y la conveniencia hacian preferente á don Cárlos.

A poco de fallecer el rey pasó al vecino reino de Portugal á unirse con don Cárlos, en cuya córte le seguiremos á su tiempo.

Los voluntarios realistas de Leon fueron desarmados, disuelto el ayuntamiento y detenidas algunas personas.

El 22 de enero formaron los voluntarios realistas en el Calvario; el general Anleo forma su columna en el mismo sitio, y les dice: «Voluntarios realistas; tengo el disgusto de intimaros que por no haber correspondido al objeto de vuestro instituto, ni á la confianza con que el rey nuestro señor depositó en vosotros las armas que teneis en las manos, y de órden del Excmo. señor capitan general de este ejército y provincia, usando de las facultades que S. M. se ha dignado conferirle por su soberana resolucion de 17 del actual, entregueis las armas inmediatamente.>>

Les manda en seguida echarlas á tierra al frente, y lo hacen así los

cuatrocientos infantes y los ochenta de caballería: reune á los oficiales, y les ordena entreguen sus despachos en la secretaría del Excmo. señor comandante general de las armas: toma luego por sí mismo la bandera del batallon, manda á los desarmados desfilar por un flanco, y los disuelve.

TEMORES.-IMPACIENCIA DE LOS CARLISTAS.

LXXVII.

Habíase formado en Madrid una junta, en la que figuraban los nombres del obispo de Leon, de don José O-Donnell, del general de los jesuitas y otros. No pudiendo constituirse en la Córte, trataron de establecerse en Urgel, para seguir las huellas de la regencia de 1822; pero se descubrió su intento, y el gobierno y Llauder obraron de manera que desconcertaron todos sus planes.

Grandes eran las ramificaciones que esta junta tenia. En el Principado, especialmente, contaba con decididos partidarios, que obraban en todos sus actos con la confianza del triunfo de su causa. Así se vió en Boixadors y en Tortosa, al ir el párroco á decir misa el dia de la Adoraciou de los Santos Reyes, y encontrar puesta en el sitio de costumbre la alocucion de Llauder, arrancarla con desaforados gritos que asustaron á los fieles del templo, negándose á celebrar el Santo Sacrificio. Condescendió al fin á los ruegos del ayuntamiento, que ofreció por su parte retirar la alocucion, y en vano le suplicó cantase el Te-Deum que en ella se prescribia.

En San Pedor y en Manresa, el capuchino Fr. Angel, predica escitando á la rebelion; y lo mismo hacen multitud de párrocos y frailes en sus iglesias.

No eran estériles estas escitaciones en ánimos predispuestos á su acogida. Hubo desórdenes en muchos puntos, y los que tuvieron lugar en Barcelona, motivaron el desarme de los voluntarios realistas, y la separacion de varios oficiales del ejército.

En Cataluña, más que en otra parte, habia sobrados elementos para la insurreccion. El conde de España, favoreciendo á los que tan encarnizadamente persiguiera en 1827, les puso en situacion de poder influir poderosamente, y de ser temibles enemigos del gobierno.

Y no era solo en el principado catalan donde tales elementos contaba la causa carlista; en Aragon, en Valencia, en Castilla, en casi toda España, predicaba el clero la desobediencia al poder, y presentaba á don Cárlos como al príncipe pío y salvador de la monarquía. Muchas autoridades, y en especial las municipalidades, hechura de la reaccion

de 1823, eran tambien hostiles al gobierno, que cada dia se veia en mayor aprieto amenazado con una imponente sublevacion, á la que no podia hacer frente con sus ordinarios medios. Comprendió toda la estension del peligro, y conjuróle concediendo omnímodas facultades a los capitanes generales, abdicando así gran parte de su poder.

La dictadura militar produjo sus naturales resultados. Remocion de ayuntamientos y empleados, prisiones, causas, destierros, todo estuvo á la órden del dia en las provincias, y de todo hicieron más ó menos discretamente uso las autoridades á quienes encomendó el gobierno el dominio de tan azarosa situacion. Sin duda se cometieron escesos; sin duda se satisfacieron resentimientos; más no se derramó sangre.

Así y todo, todavía se quejaba Llauder de lo limitado de sus poderes; á lo cual le contestó oportunamente el gobierno, que solo le faltaba abdicar por completo su autoridad y el rey su poder; autoridad y poder que él ejercia en su nombre.

Conoció al fin el gobierno la necesidad de rodearse de fuerza para hacer frente á la tempestad que rugia, y creó los regimientos de caballería é infantería de la Princesa, 4.o de línea, y decretó una quinta de veinte y cinco mil hombres. Remedio eficaz, si hubiera sido más oportuno.

La vida de Fernando se prolongaba más de lo que la impaciencia de los carlistas deseaba, y con su existencia se iba ensanchando la proteccion á los liberales. Aquellos, que contaban con sus partidarios armados, les organizaban bajo un plan acertado; pero dejándose llevar de su anhelo, rompieron muchos el dique de la obediencia, y dieron el grito de rebelion, proclamando á don Cárlos en Colmenar Viejo, en Yébenes, en Olesa, en Molins de Rey, en Valsebra, en Alcocer, en Palencia, en Jara, donde se victoreó á la Inquisicion, y en Avila, capitaneados por el racionero de la catedral don A..... G.....

Si hubieran sido simultáneos estos movimientos, no habrian terminado tan pronto, pero su aislamiento les quitó gran parte de su importancia. La poca tropa de que se podia disponer por un lado, los nuevos ayuntamientos, y algunos realistas y vecinos de los pueblos, contribuyeron á apagar aquellas chispas de un grande incendio.

No se desanimaron por esto los vencidos. Aleccionados así, comenzaron á ser cautos. Fieles corresponsales en todas las provincias y en la mayor parte de los pueblos de importancia, obedecian las órdenes de un comité central, que tuvo sus alternativas. Algunas veces procedia con tal actividad, que enviaba á sus comitentes las órdenes del gobierno antes que fueran en el correo. Se divulgaban estas, y cuando á su llegada por el conducto oficial se adquiria la certeza de su existencia, se comprendia la importancia del partido y se aumentaba su valer. Te

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