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de renovarle las protestas de su amor y respeto, añadió en cuanto á las causas por que se le obligaba á espatriarse, sustancialmente lo que sigue:

<«<En prueba de que no es la ambicion, sino el convencimiento de mi derecho lo que me hace obrar así, ahí dejo ilimitados poderes á García de la Torre: si él se convence de que no tengo razon, no hay más que decírmelo, para que yo desista de todo, constituyéndome desde aquel momento súbdito el más sumiso de la heredera del trono.»-Luego que Zea Bermudez tuvo por el rey conocimiento de esta entrevista, llamó á García de la Torre, fuese para que espusiera ante los ministros las razones que en su concepto militaban en favor de la causa de don Carlos, fuese para que escuchara de boca de los ministros las que, á juicio de ellos, la hacian jurídicamente insostenible. Fué el alma de la conferencia don Juan Gualberto Gonzalez, y el primer encargado de refutar á García de la Torre, que salió de aquella reunion con la misma conviccion que habia entrado.

Señalado el 16 de marzo para la partida, se previno á los pueblos del tránsito no se hiciesen obsequios, por ser gravosos, sin que faltasen por esto al respeto debido á SS. AA.

Partieron dicho dia, acompañándoles el mariscal de campo don Vicente Minio, á quien previno S. M. que don Cárlos no llevaba investidura de mando alguno, que él era el único responsable al rey de la menor falta, de que se alterase la ruta prescrita, de que tolerase gritos sediciosos, y cualquiera otra clase de manifestaciones.

El 29 entraron en Lisboa.

Don Sebastian volvió á Madrid el dia 7 de junio, para asistir á la jura de la princesa.

La ausencia de don Cárlos influyó al pronto poderosamente en perjuicio de su causa; pero cuando se organizó un centro de accion en Madrid y sus correspondientes en provincias, siguieron los planes. La estancia de don Cárlos en Portugal, significaba lo mismo que en España; porque entraban y salian amigos contínuamente, y habia una no interrumpida inteligencia con los que le acompañaban.

Así enjugaron las sinceras lágrimas que derramaron sus amigos al despedirse del infante, jurándole fidelidad eterna.

Rodearon tales circunstancias la salida de don Cárlos de Madrid, que parecia preverse lo prolongada que habia de ser su ausencia, y las desgracias que habian de suceder.

Separáronse con llanto los hermanos, como presintiendo despedirse para siempre; y con llanto abrazó tambien don Cárlos á la que habia de combatir con encarnizamiento.

Ya en el destierro, se consideró dispensado de la obediencia y respe

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tos que hasta entonces tuvo á su rey y hermano, y se declaró en abierta rebelion, demostrándolo así en sus cartas.

JURA DE LA PRINCESA.

LXXX.

El decreto de 4 de abril, que señalaba el 20 de junio siguiente para reconocer y jurar á Isabel por princesa de Asturias, fué un nuevo motivo de perturbacion para los ánimos, á pesar de ser una consecuencia natural de la declaracion de heredera del trono.

Convocáronse Córtes para prestar únicamente el juramento; eligieron las villas y ciudades de voto sus representantes; el rey nombró los que correspondian á las clases privilegiadas, y llegó el dia señalado, distinguiéndose por los preparativos que se hicieron en Madrid para celebrar tan notable acontecimiento. Toros y justas, fuegos artificiales, danzas, músicas, vistosas iluminaciones, colgaduras, paradas, simulacros, nada se omitió para realzar aquel solemne acto. Personaje hubo, como el apreciado don Manuel Fernandez Varela, comisario general de Cruzada, que hizo la ostentacion de un príncipe; sobresaliendo tambien en actos de beneficencia, tan gratos á su corazon.

Pidió el rey á don Cárlos el juramento, y don Cárlos protestó, como se ha visto. Tambien protestó el rey de las Dos Sicilias don Fernando II (1).

Debia recibir el juramento el arzobispo de Toledo, como le mandó el rey, y se publicó en un decreto, pero se negó, y salió para Fuencarral.

Celebrada la jura en Madrid (2); lo fué igualmente en todos los pueblos de España con más o menos entusiasmo, segun las opiniones que en cada punto reinaban con mayoría; pues si bien no tenia límites en las liberales poblaciones de Andalucía, y en especialidad en la provincia de Cádiz, apenas se celebró aquel acto en gran parte de Castilla la Vieja, Tortosa, y en la montaña de Cataluña, donde era mayor la fermentacion de los ánimos en favor de don Cárlos, y donde más influencia ejercia el clero.

La diputacion general de Vizcaya, manifestó á S. M., que el M. N. y M. L. Señorío, en quien es tan antigua la adhesion á sus fueros, y el amor y respeto á sus reyes y señores, habia esperado que lle

(1) Véase el documento número 25. (2) Véase el documento número 26.

gase la época periódica de sus juntas generales para prestar el homenaje de lealtad que siempre ha tributado á la legítima sucesion directa de sus soberanos; que congregados, por fin, los representantes de este Señorío en la forma acostumbrada, so el árbol de Guernica, el dia 14 de julio «<aclamaron espontánea y unánimemente á la serenísima señora princesa María Isabel Luisa, por heredera del estado de Vizcaya, en falta de hijo varon de Fernando, » encargando á la diputacion general, «elevar á las reales manos este nuevo testimonio de la inalterable lealtad de los pueblos vizcainos.-«Nunca olvidarán, señor, terminaba diciendo la manifestacion, que son deudores esclusivamente al paternal justificado corazon de V. M. de la conservacion de sus preciosos fueros. Nunca olvidarán que los benéficos decretos espedidos por vuestra augusta esposa, mientras manejó las riendas del gobierno, están marcados con el sello de la sabiduría y de la clemencia; y que á los desvelos de la inmortal Cristina y á los de V. M. se debe la grandiosa obra de haber reunido en una sola pacífica familia á todos los españoles. --Los actuales diputados generales que entraron en el ejercicio de sus funciones el 31 del próximo mes pasado, se apresuran á depositar ante el trono de V. M. los sinceros votos de la junta, cumpliendo con lo acordado por ella, en la confianza de que serán acogidos con la benignidad y agrado que á V. M. caracterizan. - Quiera el cielo, etc.-Vizcaya, 3 de agosto de 1833.-Juan Modesto de la Mota.-Pedro Pascual Uhagon.- Fernando Zabala.-Lorenzo de Zulueta Balsola, secretario.»>

A poco tiempo, uno de los diputados firmantes fué el jefe de la insurreccion de Bilbao el 3 de octubre.

ESCRITOS SUBVERSIVOS.

LXXXI.

Si hubiéramos de reseñar únicamente los infinitos y estensos partes y memorias que los capitanes y comandantes generales, jefes de policía y otras autoridades enviaban al gobierno, y tenemos á la vista, seria obra de muchos volúmenes. En tales documentos, reservados en su mayor parte, se ve la crítica situacion en que se hallaba el país, y el error que padecian los gobernantes, creyéndose bastante fuertes para ahogar la insurreccion, bajo cualquiera enseña que se ostentara.

Sabian que se conspiraba, que se almacenaban armas, que se introducia pólvora, que se hacian cartuchos en muchos conventos, que de asilos de paz se trocaron en talleres de guerra, y sin embargo, los capitanes generales de las provincias donde mayor era el incendio que ar

dia ya oculto, se mostraban más confiados en su prevision que en su fuerza.

Con desarmar algunos voluntarios realistas, renovar varios ayuntamientos, cambiar autoridades y formar monstruosos sumarios, creian hacer lo bastante para desarmar á los partidarios de don Cárlos. Y al mismo tiempo que aumentaban con estas medidas los descontentos, no halagaban á los liberales, que no dejaban de conspirar por su parte, aunque en favor de la heredera de Fernando.

Temibles ambos enemigos para el gobierno, á los dos combatia, hallándose á veces tan agobiado de partes y denuncias de opuestos planes, que no sabia salir del atolladero sino autorizando á los capitanes generales para obrar, dictando alguna vez medidas, con que blasonando de imparciales, reprimian á unos y otros, aumentando así la eferves

cencia.

Los anónimos dejaron de ser un arma despreciable. Se escribian tan importantes y tan exactos, que fueron creidos en lo general, porque los hechos les acreditaron. De este modo se complicaba diariamente la marcha de aquel ministerio, ya atribulado y confuso, que abandonando la administracion del Estado, solo se cuidaba de las denuncias que se le hacian, y de dar órdenes para sostener la tranquilidad, aunque advirtiendo no se emplearan medios sobradamente fuertes.

Y si así se abrumaba al gobierno, la agitacion crecia con los folletos y proclamas que con asombrosa profusion circulaban por todas partes, y en varios dialectos.

El baron de los Valles, con admirable audacia, hace introducir en los mismos cofres de la infanta doña Luisa Carlota folletos incendiarios contra su hermana, que llegaron así á San Sebastian, cuando fué allí esta señora con su esposo á tomar baños; bien distante de servir de este modo á sus enemigos.

Entre las obras circuladas por los carlistas en favor del derecho de su jefe á la corona, habia un pequeño folleto, escrito por Fr. Negrete, prior de los franciscanos de Bilbao (1): diálogos sobre la legitimidad de don Carlos, sus cartas al rey y protesta, série de respuestas que se suponian dadas por las universidades de España, Portugal é Italia á la consulta del infante sobre su derecho á la corona, artículos publicados en los diarios franceses por Mr. De Bonald y por Mr. Clausel, y cuanto po

(1) Este padre Negrete era uno de los jefes de los carlistas en Vizcaya, y de los que más medios ponian en juego. De inteligencia sagáz, y algun tanto obsceno en sus escritos, ejercía una poderosa influencia sobre sus adeptos. En vida aun de Fernando, escribió é hizo circular muy cuidadosamente unas coplas bastante libres contra la reina doña Maria Cristina, con el titulo de la Reina Trompon.

dia contribuir á escitar las pasiones contra Cristina y los liberales, otro tanto se imprimia inundando todo el suelo español. Los resultados no podian menos de ser desastrosos: si el que siembra vientos recoge tempestades, el que siembra iras y discordias recogerá guerras.

Y como si esto no bastara, se celebró por este tiempo en Castilla la Vieja una junta magna de carlistas de suposicion, y aun de legitimistas del Mediodía de la Francia que acordaron en cuanto ocurriese la muerte del rey, la sublevacion desde Marsella hasta Portugal, sirviendo de núcleo un ejército que se formaria en Castilla con los voluntarios realistas y la gente que sacase Merino, fijando su cuartel general y la córte de don Cárlos en Valladolid ó en Búrgos. De Portugal debian trasportarse 4,000 fusiles á la Sierra de Burgos y 8,000 á Navarra; cuya conduccion se ajustó con los portadores de la sal. Denunciado á Zea este plan, le desdeñó, aun cuando se le añadió que ya habian llegado 20,000 fusiles á la Sierra de Búrgos; y hubo que valerse del embajador francés, conde de Rayneval, para que lo supiera el rey, quien mandó estraordinarios al duque de Castroterreño y otras autoridades, y de resultas del aviso del embajador á su gobierno se frustró lo que se disponia en la frontera francesa.

El gobierno en tanto anunciaba continuar inalterable la tranquilidad pública; pareciéndose estos anuncios á los partes sanitarios que se daban cuando habia invadido el cólera-morbo la provincia de Huelva, segun los cuales nunca hubo novedad.

IMPOLÍTICA DE ZEA.

LXXXII.

Un nuevo conflicto para el gobierno español, fué el aspecto que tomaron los asuntos de Portugal.

Derrotadas en mar y tierra las tropas de don Miguel, se apoderó don Pedro de Lisboa, asentó en el trono á su hija doña María II de la Gloria, y puso en terrible aprieto á su tio, que en vano se dirigió á los portugueses para que se agruparan á su ya decaida bandera.

La causa que triunfaba en el vecino reino lusitano era idéntica á la que se agitaba en España. Un tio disputaba aquí y allí la corona á su sobrina; y en los Algarbes, como luego en Navarra, pugnaban las an tiguas con las nuevas instituciones. Don Miguel, como don Cárlos, personificaban el absolutismo, la decrepitud social; doña María de la Gloria, lo mismo que doña María Isabel, ambas niñas, simbolizaban la libertad, la ilustracion, el progreso de la humanidad.

Por esto reconocieron á la reina portuguesa la Francia y la Ingla

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