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llega, para observar de cerca al pretendiente don Cárlos, llenando las instrucciones que le dirijo al intento.....>>

Eran estas que observara contínuamente á don Cárlos, y le sirviera de gobierno la comunicacion que en aquel dia dirigia al ministro de la Guerra portugués, para que no permitiera el embarque del infante (1).

1.o

(1) «Al señor ministro de la Guerra de S. M. F. doña María II, desde el cuartel general de Santa Olalla, en 27 de mayo de 1834, à las cinco de la tarde.

>>Excmo. señor: Habiendo cooperado con el ejército de mi mando tan eficazmente á los sucesos gloriosos que presiden las armas de S. M. la reina de Portugal doña María II, me es forzoso reclamar de S. M. I., regente del reino, el que por ningun pretesto permita embarcar al infante que ha sido de España don Cárlos María Isidro, con su familia, comitiva y revolucionarios que le sigan, determinando que sus personas me sean entregadas para ponerlas á disposicion de mi augusta soberana doña Isabel II. Al servirse V. E. dar cuenta à S. M. I. de esta solicitud tan justa y necesaria à la tranquilidad de la España, me honrará con encarecérsela sobremanera, asegurándole al mismo tiempo mis mas profundos respetos con el parabien cumplidísimo por el feliz desenlace de la cuestion portuguesa. Dios guarde, etc.>>

Al señor duque de Terceira le trascribia tambien el anterior oficio añadiéndole.

«Y tengo el honor de trasmitirlo á V. E. para que se sirva gestionar en mi nombre cuanto conduzca al buen éxito de mi racional pretension, pues que en ella se interesa el bienestar de mi patria y la seguridad de la que dió á V. E. el ser, como no lo ignora su muy ilustrada perspicacia, y mientras tanto que V. E. se sirve contestar á mi oficio de esta mañana, procuro incomunicar las plazas de Yelves, Campo Mayor y Ojuela, sin embargo, de persuadirme recibirán sus gobernadores órdenes terminantes para reconocer á su legítimo gobierno. Dios guarde, etc.-José Ramon Rodil.-Excmo. señor.»>

2.o

"A las doce de este dia he recibido el respetable oficio de V. E. del 27 del corriente, fecha en Santa Olalla, y sobre su contenido conferencié un rato con el señor duque de Terceira y su primer ayudante, quienes me manifestaron que ninguna influencia tenian en el embarque de don Carlos, y que solo podian trascribir con apoyo al ministerio de la Guerra la pretension de V. E. El Pretendiente salió el 30 de Evora á comer à Montemor y dormir en Ventas Novas, y el 31 ȧ Aldea Gallega, en donde debe embarcarse inmediatamente si el navío inglés que ha de recibirlo se hallase pronto. El carecer de carácter diplomático, estar determinado tan de pronto el embarque del infante y no hallarse á distancia de mas de veinte leguas persona alguna que tenga autoridad ó influencia para suspenderlo, harán inútiles mis esfuerzos por mas que me afane en llenar los deseos de V. E; sin embargo, mañana salgo para Montemor, y pasado estaré en Aldea Gallega, de donde pasaré à Lisboa á personarme con el embajador español ó persona que le represente. Si como no es de esperar no la hubiese, me presentaré al ministro de Negocios Estranjeros de S. M. F. à quien representaré con energía cuan justa es y razonable la demanda de V. E., sobre cuya eficacia y celo no debe caber á V. E. la menor duda.

>>El infante don Carlos, pretende se admitan á bordo treinta y dos personas de primera mesa, setenta de segunda y unos veinte criados; lo que me parece demasiado para un solo buque, porque los ingleses no han ofrecido mas. Dios guarde á V. E. muchos años.-Acerucha 28 de mayo de 1834, á las doce y media de la noche.-Excmo. señor Ramon Tejeiro.-Excelentisimo señor general en jefe del ejército de operaciones de Portugal.»

3.°.

«<Excmo. señor: Acaba de llegar el tratado firmado por don Carlos, que contiene los artículos siguientes:

Véase en la nota y los oficios las contestaciones, y se comprenderá el abandono en que el gobierno de Madrid tenia los asuntos de Portugal,

ART. 1. »Su A. R. el infante don Carlos, saldrá de Evora con toda su familia para Aldea Gallega, el 30 del corriente, para embarcarse.

ART. 2.o »Los mariscales, responden de la seguridad de S. A. y familia, y le facilitarán la escolta que S. A. pida.

ART. 3. »>Los españoles comprometidos en el servicio de S. A. R., serán reunidos en un depósito provisional en Santarem, y serán conducidos con la escolta necesaria á su seguridad.

ART. 4. »El gobierno portugués les suministrará los víveres necesarios y pasaportes para poder pasar á otro domicilio. Los antecedentes artículos son sacados de un borrador en francés muy mal escrito y lleno de enmiendas, y no será estraño tengan alguna alteracion, pero no en lo sustancial. Don Miguel tambien saldrá el 30 para Sines, en donde debe embarcarse, sin que sepa hasta ahora su ulterior destino. El duque de Terceira, el conde de Saldaña y el secretario de la embajada inglesa, Mr. Grant, desean vivamente el que V. E. no adelante sus movimientos, porque asi se lo han ofrecido á don Carlos, que se asusta solo al oir el nombre de Rodil. Remito à V. E. la adjunta carta que acaba de llegar á Lisboa, otra del duque, y un pliego para el embajador inglés en Madrid. Posteriormente han llegado una carta y observaciones hechas por don Carlos á los artículos ya citados, de los que incluyo à V. E. copia. Dios guarde á V. E. muchos años Acerucha, 27 de mayo de 1834.-Excmo. señor.-Ramon Tejeiro. -Excmo. señor don José Ramon Rodil.»

«Observaciones á los artículos que con fecha 26 de este mes de mayo, se comunican al señor don Carlos de Borbon.

1.o »En el primer artículo que trata de la salida de don Carlos, familia y su comitiva l dia 30 del corriente para Aldea Gallega, donde se ha de efectuar el embarque, por comitiva podrà entenderse tambien los generales, ayudantes y demás individuos dedicados à su servicio, y alguna otra persona que quiera elegir.

2. >>En cuanto al segundo, en que responda de la seguridad de la alta persona, familia y comitiva, y se ofrece la escolta que quiera indicar, nada tiene que observar.

3. »>Con respecto al tercero, en que dice que los españoles comprometidos por el señor don Carlos, y que se hallan en Portugal, serán recibidos en depósito provisional en Santarem conduciéndolos allí con la escolta necesaria para su seguridad, seria de desear que señalase otro punto de depósito mas sano y libre de epidemia y enfermedades, y que si algun indivíduo por particulares intereses y familia, ú otro motivo, pidiese pasaporte para España ú otro reino, se le espida.

4.

»>En cuanto al cuarto nada hay que observar. Está rubricado.—Es copia.--Ramon Tejeiro."

4.9

-«Carta (escrita en francés) dirigida por don Carlos al secretario de la embajada inglesa en Lisboa.

>>He recibido esta mañana la carta que habeis tenido la bondad de escribirme con fecha de ayer, y me apresuro à responderos en recompensa de todo lo que habeis hecho en mi favor. Me sorprende que el general Lemus nada haya hecho ni dicho por mi causa; entretanto yo no puedo dispensarme de haceros todavía algunas reflexiones sobre los articulos que me habeis enviado, y espero de vuestra bondad que la respuesta será conforme à mis deseos, aseguraudoos anticipadamente todo mi reconocimiento.-Carlos de Borbon.>>

5.

«Traduccion literal de la carta del duque de Terceira al general Rodil.

>>Ilmo. y Excmo. señor.-Acuso el recibo del oficio que V. E. me dirigió con fecha del 27 del corriente, incluyendo la que V. E. remitia para el ministro de la Guerra. Segun era mi

de grande importancia entonces, porque se trataba del hombre que personificaba la guerra.

Así pudo muy bien quejarse Rodil, como lo hizo, de que para nada se hubiese contado con él, como era debido y justo, y estaba acordado con el duque de Terceira; «de suerte, advertia, que se hicieron árbitros los mariscales portugueses de disponer de las fatigas de este ejército, que los colocó en la posicion que ocupan. Yo bien podria marchar aun, añade, á precipitar al menos la salida del mencionado Pretendiente; pero mediando en su embarque aliados y la diplomacia inglesa, juzgo inútil y fatigoso todo movimiento que proviniese de estas beneméritas tropas, remitiéndolo á ulteriores resoluciones de S. M. la augusta reina gobernadora, y suspendo mi determinacion de pasar al cuartel general del duque de Terceira, ya que faltó á toda civilidad conmigo en esta ocasion,>>

En posteriores comunicaciones (1) se demuestra palpablemente de quien fué obra el embarque de don Cárlos: esto es, de los ingleses, que no dejaban de conocer que la prision del infante hubie a dado fin á la guerra civil de la Península, la cual parecian querer prolongar con su conducta, pues aunque la pretestaban arreglada al tratado de 22 de abril, se faltó á lo que se debia á una nacion amiga y aliada, se hicieron de motu propio árbitros en la contienda, y acogieron á un vencido sin condiciones, cuando la guerra ardia con furor.

CONDUCTA DE DON CÁRLOS.

LXXXII.

Todo estaba ya perdido para don Cárlos.

Imposibilitado de entrar en España, que era su sueño de oro, y desengañado de que no se le unia todo el ejército de Rodil y el de la frontera, entre los cuales derramó profusamente proclamas, se acogió al inglés, y oyendo al fin á Wylde, que tanto figuró luego en el partido liberal, aceptó los servicios de la Gran Bretaña, á donde se trasladó á bordo del Donegal, no sin disgustar en el tránsito á sus servidores de más valía. Pero don Cárlos no aprendió ni en la escuela del mundo, ni en la del

deber, referí á mi gobierno la reclamacion de V. E., y dí curso à la carta para el ministro. »>Participo á V. E. que tambien remití al gobierno la capitulacion celebrada por V. E. con la guarnicion de Castelló de Vik.

>>Dios guarde á V. E. Cuartel general de Asaraja, 29 de mayo de 1834.-Duque de Terceira. -Ilmo. y Excmo. señor don José Ramon Rodil.»>

(1) Véase documentos núms. 57 y 58.

TOMO I.

45

infortunio. Supo sufrir privaciones, ser fuerte en los peligros, sereno ante la muerte, mas no distinguir á sus hombres necesarios de entre sus aduladores.

A los que no siguieron á don Cárlos, que fueron los más, se les relegó á unos miserables pontones en Lisboa, y gracias á la equívoca proteccion de los ingleses, no perecieron todos á los insultos y vejaciones del populacho portugués, que odiaba en ellos más á los castellanos que á los carlistas.

TORPEZA DEL GOBIERNO DE MADRID.

LXXXIII.

La España liberal aseguró la corona en las sienes de doña María de la Gloria. Rodil y todo su ejército, contribuyeron á ello más que el gobierno de Madrid, que carecia de prevision, ó lo que es más, de la suficiente capacidad para dirigir los negocios públicos en aquellas azarosas circunstancias, para saber hacer frente á las repetidas y distintas eventualidades que todos los dias, á todas las horas se ocasionaban.

No solo lo demuestran palpablemente las comunicaciones de Rodil, sino tambien el marqués de Miraflores manifiesta en sus Memorias (1) que: «El peligro inminente de caer en manos de las tropas españolas, al mando del general Rodil..... obligó á don Cárlos á buscar un asilo á bordo del Donegal, navío de guerra inglés, en el que se apresuró á ampararle la legacion británica de Lisboa, que evitó con su afanosa interposicion no solo que cayera en manos del general Rodil, sino que le dejó embarcar sin contraer ninguna especie de empeño ni estipulacion con el gobierno español, á la manera que lo habia contraido don Miguel por la convencion de Evora-Monte. Al precipitarse los acontecimientos con tan increible rapidez, fué harta desgracia del gobierno de la reina, no tener en aquellos momentos críticos ningun agente diplomático en Lisboa."

Harta torpeza, debiera decir, porque nada puede justificar aquel abandono. O se desconocia la situacion que se atravesaba, ó se obraba de mala fé, y esto no lo creemos. Si al gabinete le bastaba la espulsion de don Cárlos de la Península, compadezcamos su candidez: las consecuencias fueron la mejor leccion.

(1) Página 70.

ESFUERZOS INUTILES DE MIRAFLORES.-DESEMBARQUE DE DON CARLOS.

LXXXIV.

Miraflores quiso conseguir en Inglaterra lo que se abandonó en Portugal.

En 9 de junio dirigió una nota á Palmerston para aclarar la cuestion sobre la suerte futura de los pretendientes á las coronas de España y Portugal, solicitando, sobre todo, la cooperacion positiva y directa de los firmantes del tratado de 22 de abril, para combinar en la suerte de don Carlos garantías suficientes á alejar de su partido en la Península ilusiones más o menos fundadas, pero que alimentarian un pretesto para prolongar una guerra civil, ya harto sangrienta; más esta nota tan importante no fué contestada.

A los dos dias, el 11, avistó el navío Donegal las costas de Inglaterra. Palmerston entonces lo comunicó á Miraflores, preguntándole cuales eran los deseos del gobierno español, añadiéndole además, que la Inglaterra no podia menos de dejar en libertad á don Cárlos, en cualquier punto de la isla que escogiera para su residencia.

Miraflores, sin instrucciones de Madrid, cuyo gobierno demostraba en esto su prevision, concibió un proyecto, y corrió á ejecutarlo bajo su responsabilidad.

Pidió al ministerio inglés una persona de carácter que le acompañase á Portsmouth y le ayudase, y fué nombrado el subsecretario de Negocios Estranjeros, Mr. Bakausse, dándole ámplias instrucciones, y manifestando Palmerston á uno y otro sus buenos deseos en favor de la reina de España.

1.

El proyecto del marqués, era convenir con don Cárlos.

Asignarle sobre el tesoro público 30,000 libras esterlinas anuales. 2.o Obligarse don Cárlos en la misma forma que don Miguel, y bajo su palabra de honor «á no volver á ningun punto ó paraje de España y Portugal, ni á contribuir de ningun modo directo ni indirecto, á pertur bar la tranquilidad de aquellos reinos.>>

3.o Amenazarle con la pérdida de las 30,000 libras, si obrase en contra de lo estipulado, haciéndole responsable de las consecuencias de su infraccion.

El cuarto y quinto se refieren á las personas que le acompañaban. A este convenio añadia el marqués una carta con algunas consideraciones para hacerle aceptar á don Cárlos.

Con Bakausse salió el marqués de Londres para Portsmouth el 12, siendo saludado á su llegada por la artillería de la plaza, como repre

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