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Oráa, cumpliendo las órdenes que tenia, y sobreviniendo la noche, se retiró á Sorlada, y de aquí marchó el 15 á Los Arcos, á informar á Córdova de su comision. Este jefe, formó entonces un plan de batalla, lisonjeando á su agitada mente la esperanza del triunfo. La lucha habia de ser terrible, una de esas batallas que deciden la suerte de una causa; tal era su propósito.

Zumalacarregui, en el ínterin, se habia situado entre el puente de Arquijas, Zúñiga y Orbiso, ocupando un radio de media hora, y teniendo muy bien distribuidas las fuerzas. La situacion de las tropas liberales le persuadió que meditaban un ataque por varios puntos, al ver la dificultad de forzar el paso del puente de Arquijas. Reuniendo aquel sus fuerzas sobre Zúñiga, resuelto, no solo á defender su terreno, sino á tomar la ofensiva, hizo adelantar el 4.o batallon de Navarra al mando de su bizarro comandante don Francisco García, y á la compañía de granaderos del tercer batallon, hasta la arboleda inmediata al puente.

resultados no serán, aunque sean felices, tan decisivos y completos, como podrian ser para la conclusion de la guerra.

>>Me faltan jefes inteligentes y decididos en todas partes; este es el mayor obstáculo para la subdivision de fuerza. Los que hay son como son; los que necesito no tengo donde tomarlos. Ha empezado á nevar. El enemigo seguia hasta esta mañana en la barranca de Santa Cruz.

>>Los coroneles Aranguren y L'Espinace, y el teniente coronel de caballería Lamidor con otros oficiales facciosos quedaron sobre el campo de batalla; otros dos jefes fueron retirados muy mal heridos.

Espero que mañana ó pasado hemos de dar otro dia de gloria para nuestras armas, pero no puedo dejar de hacer presente á V. E. que la estacion y las fatigas han agravado mis achaques habituales; necesito algunos dias de descanso, del que absolutamente carezco hace tres dias. Sin él, no tardaria en tener que quedarme en cualquier fuerte. Dios guarde à V. E. muchos años. Los Arcos, 14 de diciembre de 1834 à las dos de la tarde.-Excmo. señor. Luis Fernandez de Córdova.-Excmo. señor general en jefe del ejército de operaciones.>>

NOTA. «Continúan los milagros, y la historia de cada uno se halla en los papeles del gobierno usurpador. El público, fiel observador y censor imparcial de los sucesos, ha visto y ve diariamente en las gacetas que los batallones de Cárlos V van destrozados y dispersos por todas partes; que su número se disminuye, y que la titulada faccion se halla en la agonía: esto se lee impreso, y al mismo tiempo ve que, desprendiéndose Cristina aun de las tropas que mas falta le hacen, las manda con repeticion para esterminar á los derrotados agonizantes. ¿Y no es milagro que una agonía tan larga tenga tan poderoso atractivo y cause efectos tan contrarios? Milagro es ciertamente; pues à no serlo será mentira lo que refieren los papeles de la usurpacion. Tambien ve el público que los carlistas muertos resucitan, pues entre la multitud que segun los partes de Solá, Lorenzo, Sarsfield, Armildez, Valdés, Quesada y Rodil, exhalaron el último suspiro en las puntas de las bayonetas cristinas, se encuentran los comantes Sagastibelza, García, y Goñi: los dos primeros murieron en la accion de Gulina, y el tercero en la de Alsasua; pero como resucitaron, estan muy sanos á la cabeza de sus respectivos batallones. Córdova, á quien tambien persigue el espectro resucitador, mató segun el precedente parte interceptado, á los coroneles Aranguren y L'Espinace, é hirió gravísimamente á otros dos jefes en la accion del 12, pero todos ellos se hallan en muy buena salud sin herida alguna. Celebre, pues, el público una época en que suceden cosas tan peregrinas, y prepȧrese á ver otra escena en que los derrotados agonizantes sean causa de nuevos milagros.»>

Previniendo Córdova los intentos de su adversario, y conocidas las posiciones de sus tropas, cuyo centro se resguardaba de Zúñiga formando la mayor parte de la infantería en masa, apoyándose el resto por la izquierda en el bosque situado entre esta villa y Valdelana, y ocupando la caballería el llano para cubrir la derecha, comprendió que no tenia otra retirada que los valles de Lana y Arana y la llanada de Santa Cruz. La clara inteligencia de Córdova le presentó al momento un magnífico plan de ataque, sin ofrecer la menor duda su victorioso resultado, que habria sido, si no la ruina de los carlistas, la derrota de sus mejores batallones, y el descrédito de su jefe; pero veamos si la ejecucion correspondió al pensamiento, si el mismo que concibió tan hábil plan supo ejecutarle.

Córdova dice (1) que: «un estravío en la direccion de la columna de ataque que envió por su derecha retardó cuatro horas la llegada de Oráa al punto de ataque; y dueño él varias veces del puente de Arquijas, se replegó; pero que aquel general, despues de sostener un combate nocturno, pernoctó en el campo de batalla, huyendo Zumalacarregui á las Amezcoas, al saber que por el lado opuesto de Santa Cruz bajaba tambien la columna de Gurrea, que él habia dirigido por su izquierda, y en que el creia que el carlista no habia pensado.>>

la

«Estas líneas, contesta Oráa, vulneran la verdad y niegan á la justicia el merecido tributo.» En efecto; al proceder Córdova á ejecutar su plan, dividió la infantería en tres columnas: la primera, á sus órdenes, formada con la primera division y batallon provincial de Avila, para dirigirse á Arquijas, centro del ataque: la segunda, á las de Oráa, que reunia los batallones de granaderos de la Guardia Real provincial del primer regimiento, segundo de la Princesa, primero de Soria, tiradores de Isabel II y provincial de Sigüenza, marcharía por Acedo, puente de Galbarra, y Gastiain á Zúñiga, envolviendo, recorriendo y atacando en caso de ocupacion el bosque situado á la derecha de aquel pueblo por el camino que va al valle de Ancin; debiendo, por consiguiente, envolver al carlista por su retaguardia y el flanco izquierdo, cortarle la inmediata yprincipal retirada de los caminos de Gastiain, Alda y Ulibarri-Arana, que se juntan á la entrada del llano de Barrabia, y están dominados por las ventajosas posiciones que ofrece el terreno al Norte de la ermita de Santa María de Zúñiga, situada en el vértice de la posicion que encadena las cordilleras de las dos montañas, la cual proporcionaba además la facilidad de ponerse en contacto y auxiliar á Gurrea, que impediria tambien la retirada por la direccion de Orviso á Arana; y la tercera, al

(1) Memoria justificativa; pág. 97.

mando de Rivero, con el primer batallon del 3.o de ligeros, segundo de Soria, segundo de la Guardia Real provincial, y primero y segundo del 5.o de línea, en combinacion con la primera columna y la cabeza, debia marchar hasta Arquijas, y separarse aquí tomando la izquierda por el vado inmediato al molino de Zúñiga.

Un batallon de cada una de estas columnas se desmembraria para formar una brigada de reserva en lo alto de la ermita de Arquijas, y para custodiar los bagajes que estaban á cargo del coronel Barrera. Gurrea, dejando á la derecha á Aguilar, acudiria con su columna por la parte de Santa Cruz en cuya barranca esperaba el carlista, contra quien iban á obrar simultáneamente todas estas fuerzas.

Tal era el plan de la batalla.

BATALLA EE ARQUIJAS.

CXVII.

A las once de la mañana, recibió aviso Zumalacarregui de que Córdova con una de sus divisiones permanecia acampado á la falda del monte de Arquijas dando vista á Acedo, y que otra se dirigia por el puente de este nombre, como en direccion á Valdelana, con objeto de atacar su flanco izquierdo por la retaguardia; pero como para lograrlo necesitaba andar dos ó tres horas, y facilitaba al carlista su caballería ser dueño de la llanura donde tenia colocada la infantería, atendió con especialidad á las operaciones que se hicieran sobre el puente. A las doce y media vió bajar á la division de Córdova por la ermita de Arquijas hacia el puente, encontrándose con el cuarto batallon, que opuso una vigorosa resistencia.-«En vano, dice Zumalacarregui, tocan las cornetas y tambores del enemigo el calacuerda: en vano dan voces y vivas descompasados: en vano, dejando el puente, tratan de vadear el rio por derecha é izquierda: en vano ganan los más osados la orilla opuesta, todo contribuye á introducir en ellos el desórden y la confusion: ya no se oye más que los alaridos de los infinitos heridos enemigos, los clamores penetran en el bosque; empero Córdova quiere hacer alarde de su valor destacando nuevas columnas; mas avanzando el batallon de guías, y entrando impávido en la arboleda, rechazó nuevamente al enemigo, causando en su masa una horrorosa pérdida: desde las posiciones opuestas el enemigo continúa un fuego de fusilería terrible: era menester contrarestarle, y como las municiones de los primeros iban concluyéndose, fué preciso ordenarles que se retirasen, mandando en su relevo al tercer batallon de Navarra, y posteriormente al tercero de Guipúzcoa, y dos compañías del batallon Castellano:, otras dos veces intentó el enemigo

abrirse paso en el espacio de las cuatro horas y media que duro el fuego, pero con la misma decision y arrojo fué obligado á retroceder.>>

Cerca de Gastiain estaba Oráa á poco más de las tres de la tarde, cuando oyó el fuego hácia la parte del puente, y mandé subir á tomar la altura del Mediodía de Valdelana á seis compañías de cazadores, á las órdenes del valiente capitan de la Guardia Real provincial, don José Malvar y Taboada, y del jefe de estado mayor don Manuel Concha, en tanto que él, con las otras dos y la division, marchaba á caer sobre el flanco y retaguardia de los carlistas, á los que consideraba entretenidos por Córdova; y se confirmó en ello al encontrarse su guerrilla, al salir del boquete del llano de Barrabia, con un batallon enemigo que avanzaba en desórden como perseguido por los liberales. Oráa entonces arengó á sus tropas, y envió á las diez compañías del regimiento de Granaderos, formadas en masa, sobre el batallon, para que le cargasen resueltamente, el cual se mantuvo indeciso; pero como no iba perseguido ni derrotado, pudo hacer frente. Oráa habia dispuesto al mismo tiempo que el segundo batallon de la Princesa con la artillería siguiese de reserva y secundase el ataque, y que el primero del Infante y segundo de Soria, ocupasen la falda y el camino que por el barranco del vallado va á Alda y Ulibarri-Arana, para cortarles la retirada, cuya direccion y encargo cometió al brigadier don Félix Carrera. El segundo batallon del segundo regimiento de granaderos de la Guardia Real provincial, y el primero de Soria, con quienes remontó la sierra de la Peña de la Gallina, fueron destinados á proteger y auxiliar á las compañías de cazadores, que desde Valdelana penetraron en el bosque para descubrir los puntos de ataque de Córdova y operar segun ellos.

Zumalacarregui, que recibió aviso de estos movimientos de Oráa, dispuso inmediatamente que el mariscal de campo don Francisco Iturralde y el brigadier don Bruno Villarreal, saliesen á su encuentro con los batallones de Alava, primero, segundo y tercero; y como encontraran al liberal dueño de las mejores posiciones, se desordenaron algun tanto; pero sus intrépidos jefes les volvieron á poner en buen órden; aumentando entonces Zumalacarregui aquellas fuerzas con el primero de Navarra y primero de Guipúzcoa, que penetraron valientes en la arboleda, y contuvieron á las tropas enemigas.

El primero de Granaderos, Princesa é Infante, hicieron frente á Iturralde y Villarreal, obligándoles á retroceder, como hemos dicho; mas al ver Oráa que con el envio de los dos batallones carlistas de refresco y la bizarría de los jefes se iba haciendo crítica su situacion, empeorada por la conclusion de las municiones, conoció que era necesario un arranque de valor, pues no bastaba el esfuerzo de los soldados, ni los certeros tiros del teniente de artillería don José Pavía. Entonces se pone al frente

del primero de Soria, baja á reforzar el centro de la línea, la forma en masa, avanza á paso de ataque á tomar las posiciones intermedias que ofrecia el terreno, consíguelo, y ordena á Malvar que con algunas fuerzas ataque al centro carlista. Sin disparar un tiro, es tomada á la bayoneta la posicion principal; la victoria empieza á decidirse, mas la equivocacion de una órden hace que el segundo de Granaderos abandone la Peña de la Gallina, de la cual se apoderaron al momento los carlistas, porque era un punto interesante, y dirigieron desde él un fuego mortífero sobre la espalda y flanco de las fuerzas de Malvar, en tanto que tres batallones les cargaban con vigor. Cede Oráa, y para evitar el fuego de flanco, hizo cambiar de frente al ala izquierda.'

Poco mejoró con esto su situacion: hallábase en un barranco, con las alturas coronadas de carlistas que cruzaban sus fuegos; de modo que no hallaba medio de salvacion, ni esperanza de socorro. Eran ya las seis de la noche, cuya oscuridad hacia más horroroso el fuego y más aterrador su estruendo.

«Nuestras tropas, dice Oráa, tenian contra sí la doble desventaja de las posiciones y del número; situacion mucho más complicada ignorando la suerte de las demás columnas. Tomar posiciones en aquellos momentos no era asequible por lo crudo de la estacion, porque los enemigos se hallaban encima, y por ser humano con los heridos. Retirarse tampoco podia hacerse á la vista de un contrario tan osado en casos semejantes, y porque una medida de esta naturaleza hubiera reportado á nuestras armas consecuencias las más funestas. El partido, pues, que debia tomar, era el de acometer vigorosamente.» Y en efecto, así lo hizo Oráa del modo más ventajoso para sus tropas. Aprovecháronse los momentos, y no tuvo el carlista todo el tiempo suficiente para prolongar lo necesario su línea de defensa, ni menos para tomar la ofensiva.

Oráa en aquellos apuros reconcentró sus fuerzas, y mandó que los diferentes pelotones de cazadores, secundados por las masas de los batallones, y auxiliados por la compañía de caballería de carabineros, volviesen á tomar la posicion central que en figura piramidal formaba la llave de las demás. Oráa, recorriéndolo todo y reanimando á los soldados con aclamaciones á Isabel II, emprendió una carga á la bayoneta, se apoderó de la posicion, y mientras formaban las compañías en la cresta, subió el segundo, batallon de Soria, á la vez que el primero ocupó la altura de la izquierda. Perdida esta primera posicion, abandonó el carlista las demás, y abriéndose paso el liberal, sale del desfiladero sin ser molestado, recoge los heridos, y llega á Zúñiga á las siete, donde habia prometido Zumalacarregui esterminar á sus contrarios.

Oráa en Zúñiga, cuartel general de Zumalacarregui, cumplió el plan que se le prescribió, y si fué á costa de mucha sangre, tambien con

TOMO I.

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