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tado, si bien Zumalacarregui no perdia la esperanza de dar un golpe terrible á Mina, á lo cual se encaminaban sus movimientos. Apurado empezó á verse el jefe liberal, más le avisó Oráa, y se unieron en Elzaburu.

Trabóse luego la accion de Larrainzar, que ya conocemos, y en la que tomó Oráa una parte tan activa, quedando despues en Irurita, donde recibió órden de Mina, que entró en Elizondo, para que practicase un reconocimiento sobre Almandoz, el cual ejecutó el comandante Sarasa.

Tuvieron entonces lugar los sucesos de Lecaroz; Mina dió su amenazadora proclama á los navarros, y despues de algunas operaciones, se previno á Oráa que, con una brigada, se dirigiera él 17 á Santesteban. Así lo hizo, y desde ese pueblo ofició á Gurrea y á Jáuregui, pidiendo al primero, que habia llegado á Saldias, noticias de los carlistas, y ordenando al segundo que, con la division de su mando cubriese el Baztan y las Cinco Villas.

El 19 recibió Oráa nuevas órdenes de Mina, acompañadas de instrucciones que formaban el plan de campaña del general en jefe, y recomendaba muy especialmente su observancia (1).

(1) Decian asi:

Articnlo 1. La segunda division, aumentada con el batallon provincial de Avila, se destina para maniobrar en el valle de Baztan, con el objeto de asegurarlo contra las tentativas del enemigo, y conservarlo obediente à S. M.

2. Se fortificará à Santesteban para que en union con Elizondo, sirva de base para las operaciones y de depósito para las municiones de boca y guerra.

3. La casa contigua al puente de Oyeragui, se fortificará igualmente, en donde se establecerá un destacamento de fuerza proporcionada, que tendrá por objeto servir de punto intermedio entre Elizondo y Santesteban para asegurar las comunicaciones, dotándolo para el efecto con el competente repuesto de víveres y municiones.

4. Se pondrá especialísimo cuidado en impedir la entrada de Francia de todos los efectos que ordinariamante reciben los enemigos, dedicando particular vigilancia á los puntos de Zugarramurdi, Urdax, Maya y demas de la frontera.

5. El esterminio de los aduaneros formará igualmente un objeto especial, pues que interin permanezcan estos, no estarán aseguradas las comunicaciones, ni se podrá marchar por el país con la libertad que exigen las operaciones de la guerra.

6. El comandante general de la segunda division sostendrá con el de Guipuzcoa activa correspondencia, tanto para protegerle en caso conveniente, como para reclamar sus auxilios siempre que le fuesen necesarios. El desagüe del rio Bidasoa se presta naturalmente para el objeto, y la distancia que media facilita la operacion con seguridad.

7. La compañía de tiradores del mando de don Norberto Goyeneche, debe unirse à la segunda division.

8. Es de sumo interés consagrarse à reunir un cuerpo de hombres del país, alistándolos por el tiempo de las actuales circunstancias. El comandante general se contraerá al objeto, analizando si será más conveniente impulsarlos al reclutamiento voluntario ó sacarlos á la fuerza, por el método análogo que usan los enemigos.

9. En la aduana de Añoa existen depositados mil cuatrocientos fusiles nuevos, de los cuales se hará uso únicamente para armar á los naturales del país, y de Francia vendrá un ligero uniforme para los mismos à proporcion de que se manifieste el número de los alistados.

10. Se mantendrá con el Excmo. señor conde de Arispe y demás autoridades del territorio

El 20 supo Oráa que Gurrea, despues de haber sido atacado á su salida de Saldias, se hallaba en apuro, y tenia que marchar por Elzaburu á pernoctar en Lizaso; y para cubrir retaguardia, quedó Oráa en Urroz,

francés, la correspondencia y armonía que pertenece a la identidad de la causa que soste

nemos.

11. En Elizondo existen ochenta mil cartuchos: el 19 habrá en los Alduides cuarenta y cuatro mil, que deben ser trasladados à esta fortaleza; del mismo modo que cincuenta mil restantes que entregará el Excmo. señor conde de Arispe, cuya autoridad franqueará todos los pedidos que se le hagan de estas especies, prévio el plazo necesario para los aprontos.

12. Por los Alduides, por Lanz, por Eugui, por Roncesvalles y por el valle de Ulzama, procurará el comandante general sostener conmigo frecuente y activa comunicacion, teniendo presente, que estas en la guerra forman la base principal de los buenos resultados.

13. La division podrá enlazar sus operaciones con las demás del ejército, cuaudo lo exija la conveniencia del servicio por el valle de Ulzama, amagando à Lecumberri y á otros puntos que es imposible el citar.

14. El plan general de la guerra se reduce á procurar encerrar á los enemigos en el terreno existente à la izquierda del camino real de Vitoria, cuyo país miserable les obligará á intentar sus operaciones sobre la Ribera ó puntos comarcanos, y al ejército le proporcionará la ventaja de reconcentrar el perímetro de sus operaciones.

15. Es imposible prescribir reglas para los diferentes casos en que podrá hallarse la division; pero declarado el objeto, y marcados los medios, al jefe toca aplicarlos con arreglo á las circunstancias.

16. De los mil cuatrocientos fusiles nuevos que existen depositados en la aduana de Añoa, empleará el comandante general cuatrocientos únicamente para armar à los naturales del pais que se alisten, conservando los mil restantes á su disposicion, sin tocarlos sin nueva órden.

17. La compañía de don Norberto Goyeneche tendrá por base de sus operaciones ȧ Elizondo, respecto á que debe rendir sus cuentas relativas á organizacion y demás gastos, al comandante de Zugarramurdi, comisionado por mi para recibirlas, sin perjuicio de que el comandante general de la division haga uso de ella para las operaciones del servicio que tenga por conveniente.

18. Es de sumo interés cerrar y vigilar la frontera de Francia, á fin de que los enemigos no reciban ninguna clase de auxilios de dicha nacion: para el efecto debe fortificarse una casa ó edificio en Urdax, estableciendo en ella el competente destacamento que estinga los aduaneros, recorra la línea limítrofe, y ejecute con actividad tan interesante servicio, sin olvidar á Arizun y demás pueblos rayanos abrigo de la canalla.

19. Se formará una junta compuesta de todos los diputados de los valles que quedan al cargo y cuidado de la segunda division, que con el de Basaburua menor, Baztan, Bertizarana, Villas y valle de San Esteban de Lerin, para que cuiden bajo su responsabilidad el suministro diario de raciones para las tropas y fortalezas, enseres y camas necesarias para los hospitales, y acopio de subsistencia para los fuertes; en la inteligencia de que el real erario satisfará con religiosidad los aprontos de pan, pienso y hospitalidades, presentando los recibos en la intervencion del ejército, y los demás suministros serán por cuenta del pais en donde se hace la guerra.

20. Se recomienda muy particularmente al comandante general de la segunda division, la estincion de los aduaneros en todos los valles de su distrito, y la cooperacion directa con las demás divisiones del ejército para la pronta conclusion de la guerra que nos ocupa; operando abiertamente en los casos y circunstancias que se requieran, ya por el valle de Ulzama, marchando por Lecumberri, ya por la linea de Laroz, y ya, en fin, por los de Roncesvalles y Euri.

21. En las guerras de opinion los castigos prontos y ejecutivos, son el único antidoto conocido; los bandos vigentes del ejército, mi proclama del 14 del actual, y las demás leyes sub

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hasta que disipado el peligro, regresó á Santesteban á esperar á Barrena, que se le incorporó luego.

Los carlistas estuvieron aquella mañana en Erasun, Escurra y Verruete.

TORPEZA DE LOPEZ. LLEGADA DE MINA A PAMPLONA. -VARIAS OPERACIONES.-IMPORTANCIA DE LOS CARLISTAS.

CLII.

Mina consiguió su objeto: dominó los valles del Baztan y BértizArana. Al mismo tiempo el brigadier Mendez Vigo estaba en Lanz, re forzado con dos batallones que acababan de llegar de Aragon al mando del coronel don Froilan Mendez Vigo, y al de Olavarría otros dos nuevos batallones colocados en los Berrios. Oráa durante su permanencia en Santesteban se ocupaba en fortificar este punto.

Aquella aglomeracion de fuerzas, ocupando todo el territorio, devolvió á sus habitantes liberales la confianza, armándose muchos para defenderle de nuevas incursiones, y alistándose otros en las filas del ejército, para compartir sus glorias y fatigas.

No dudó Mina que Zumalacarregui procuraria vengar esta derrota, dirigiéndose á obtener en otros puntos lo que en el Baztan perdia. Mandó al efecto que la primera division le siguiera muy de cerca, lo cual impidió el caudillo carlista cortando puentes y abriendo zanjas en los caminos, á su entrada en la Burunda. Esto obligó á Carrera á presentarse en Pamplona el 15 dejando su division en Berrio-Yuso y Artica, y el 16 marchó hácia la Ribera con Lopez para impedir á Zumalacarregui descender á ella.

Lopez, con muy brillante y numerosa caballería á sus órdenes, que nada podia ni debia temer, porque sobraba sola para tener asegurada la Ribera, permitió que una partida de carlistas se introdujese en Lodosa, quemara el fuerte y se llevara sus efectos.

El infortunado Lopez trató de disculpar tan punible descuido, increpando á las justicias de los pueblos inmediatos á Lodosa de no haberle

sistentes marcan sobradamente la conducta que debe observar el jefe de las armas, por cuya razon me limito únicamente á decir que quiero y deseo que los castigos se apliquen con la mayor velocidad.

22. Inútil me parece hablar de la disciplina y subordinacion de las tropas, y de estenderme más en estas instrucciones, en razon á que los conocimientos, pericia y conocida lealtad del comandante general de la segunda division, son mas que sobradas garantias para no dejarmé nada que desear en los distintos y variados casos en que podrá encontrarse. Cuartel general de Elizondo, 19 de marzo de 1835. -Mina.

participado los movimientos carlistas; y como si no bastara el culparlos, dió parte de que pensaba prender á todos los indivíduos de justicia de Sesma, y pidió permiso al general en jefe para destinarlos al canal de Castilla. ¡Magnífico espediente! «Así se ha hecho una gran parte de la guerra de Navarra, dice una persona autorizada, cargando siempre la culpa de todas las desgracias esperimentadas por causa de ellos al pobre paisano, á quien se ha llegado á aburrir y se le ha obligado á maldecir mil veces de los procedimientos de la tropa! Más de seiscientos caballos dueños de todo aquel país llano, y sin contrarios á la sazon, parece que bien pudieran tener exactos conocimientos de cuanto pasaba por el contorno mejor que los vecinos de los pueblos ocupados en sus haciendas y negocios domésticos!»>

¡El que así procedia con los pueblos, estaba destinado á ser el libertador de los esclavos de la Habana!

Zumalacarregui, desbaratando las combinaciones de sus contrarios con el fusilamiento de sus confidentes, pues en pocos dias fueron cinco las víctimas, llegó á verse más desembarazado en sus movimientos, y pudo atender al sitio de Echarri-Aranaz, tanto tiempo codiciado.

La noticia de este suceso, y del estado del fuerte, obligó á Mina á salir de Elizondo el 20 y dirigirse á Pamplona, donde entró el 21, con los dos morteros y obuses que desenterró en el Baztan, disponiendo al instante la pronta marcha de fuerzas, que fueron ya inútiles.

Temiendo se perdiera tambien Olazagoitia, envió tropas en todas direcciones, marchando Aldama sobre el valle de Ollo á pasar el rio por el puente de Asiain, por estar los otros cortados: Carrera, desde Puente la Reina, tomó la misma direccion, y los brigadieres Mendez Vigo y Gurrea debian introducirse en la Burunda por más arriba á la derecha. El comandante general de las Provincias Vascongadas tenia órden de concurrir á la defensa de los fuertes.

Todos cumplieron con la posible exactitud su cometido, y al saberlo Zumalacarregui, apretó más el cerco al fuerte de Olazagoitia.

El 25 tenia Aldama á sus órdenes todas las fuerzas y dispuso que Mendez Vigo y Gurrea marchasen por el puerto de Lezarraga, amagando al carlista, siguiendo Aldama con el resto en el mismo sentido, lo que dió por resultado la salvacion de Olazagoitia, bastante estropeadas ya sus fortificaciones, y la retirada del enemigo, que se encaminó á las Amezcoas.

Aldama, Carrera y la brigada provisional bajaron á Estella, y Mendez Vigo y Gurrea recogieron los efectos de Olazagoitia, cuya importancia disminuyó con la pérdida de Echarri-Aranaz, y los trasladaron á Pamplona, á donde llegó igualmente su valerosa guarnicion, guiada por su comandante don Manuel Arregui.

Don Carlos y Zumalacarregui permanecian en los alrededores de Zúñiga, moviéndose luego sobre Estella once batallones y la caballería Ansioso éste de combates, los provocaba, si bien eligiendo siempre terreno favorable, lo cual retraia á los jefes del ejército de la reina, que tenian órden de no atacar sin conocer las posiciones de los carlistas, y los medios de causarles mal sin esposicion de su parte, de vigilar mucho, y procurar atraer al enemigo al terreno que conviniera, y no ir á buscarle en sus campamentos favoritos, lo que podria hacerse cuando se hubiesen internado en la provincia los refuerzos que iban llegando, y pudiera obrarse en combinacion con superioridad de fuerzas.

Y sin embargo, se calificaba á los carlistas de despreciables huestes, de miserables facciosos, de quienes, cuando se retiraban ó corrian en una accion, se decia jactanciosamente que apelaban á su acostumbrado recurso, esto es, á la fuga.

Empeñados en desfigurar la guerra los que debieron haberla dado la importancia que tenia y no engañar funestamente al país, los males se aumentaban.

Examínense los partes oficiales, estúdiese lo que al público se decia, y se verá que se le faltaba, engañándole, por causas nada plausibles en verdad. No parece sino que interesaba á algunos prolongar la guerra, y por consecuencia las desgracias, la miseria de la nacion.

TOMA DE ECHARRI-ARANAZ.

CLIII.

Ya vimos á Zumalacarregui al frente de Echarri-Aranaz, cuyo fuerte empezó á ser batido al amanecer del 15 de marzo por el Abuelo, y un obus de los fundidos por el inteligente Reina.

Los cuatrocientos soldados que guarnecian á Echarri-Aranaz, con tres cañones de pequeño calibre, contestaron con resolucion; y cono ciendo Zumalacarregui que el vencer la resistencia seria tarde, y daria tiempo á que viniese auxilio á los sitiados, como no podia menos de suceder, encargó al brigadier de artillería don Joaquin Montenegro, abriese una mina. Apercibidos de los trabajos los sitiadores, comenzaron á arrojar á los minadores granadas de mano, logrando con ellas prender fuego en algunas casas inmediatas al fuerte, é impedir á Montenegro la prosecucion de sus trabajos.

Más si cedia en un lado, los emprendia en otro, y entre ruinas humeantes abrió una nueva mina, que pudo concluir y disparar destruyendo un lienzo considerable, entre cuyos escombros y ruinas se sepultaron unos treinta defensores.

No les impuso este desastre; aumentó su valor, y continuaron resis

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