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podia enviar un ejército á preparar unos resultados más o menos prontos, pero no inmediatos.

La cuestion, pues, queda así reducida á ver si con poca gente se lograba arrojar á los carlistas del Baztan, y que fuese este defendido en lo sucesivo por los naturales.

Algunos creian que guarnecidos los puntos de Elizondo, Oyeregui y Santesteban, estarian suficientemente apoyados los baztaneses, pero no era necesario más que estudiar los acontecimientos pasados para ver claramente que tales guarniciones se verian precisadas á encerrarse en sus fuertes, y que sitiadas, distraerian en su socorro una division: así habia sucedido, y así habia de suceder.

La ocupacion del Baztan por las tropas de la reina, era de utilidad incuestionable; pero no era posible ni oportuno destinar al valle un ejército. Puco haberse hecho lo que no se pensó, y fué distraer la atencion de los carlistas que rodeaban á Oráa, dando á éste tiempo de distribuir las armas á los que se las pedian, y de ir arrojando á los carlistas de las montañas, con ayuda de los naturales.

Entonces ocupaban el Baztan unos y otros: los que se enseñoreasen de todo él podian cantar la victoria, no tanto por la ventajosa posesion del terreno, cuanto por aumentar á su causa algunos centenares más de defensores, y privar de igual apoyo al enemigo. Así lo manifestó Gráa á Valdés (1), y si luego evacuó el Baztan, fué cumpliendo con órdenes superiores.

Inculpable por su obediencia, pudo haber conseguido anteriormente auxilios que le hubieran dado alguna holgura en el Baztan, desalojando de él á los que tanto le molestaban; pero Oráa con toda su gran pericia y un valor personal acreditado, gustaba más de emplear sus conocimientos en eludir encuentros, estorbar los movimientos del enemigo trastornándole sus planes, que en buscarle y batirle resueltamente.

SITIO Y TOMA DE TREVIÑO.

CLXXV.

Zumalacarregui buscó en Treviño lo que no pudo alcanzar en Irurzun. Instigado por la junta de Alava, á quien impedia la guarnicion el ejercicio de sus funciones, y esponiéndole lo ventajoso que seria para su causa la ocupacion de aquel punto por su situacion y otras ventajas, se decidió á intentarla, á pesar de lo próximos que tenia los acantonamientos del ejército de la reina.

(1) Véase el documento número 73.

TOMO I.

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Al efecto previno en 8 de mayo al general de artillería don Joaquin Montenegro, pasase á hacer un reconocimiento del pueblo y fuerte. E19 mandó se aproximase la artillería al condado, al mismo tiempo que él se trasladaba á Dordoniz desde Murguia con todas las fuerzas reunidas, consistentes en once batallones y seis escuadrones. Llegó á Treviño, y colocando convenientemente los cuerpos, salió la guarnicion de las cercas del pueblo, y desde una altura inmediata hizo fuego á algunos batallones que desfilaban próximos, replegándose á poco, hostigada por los carlistas.

A la mañana siguiente practicaron estos varios reconocimientos del castillo arruinado y de los puntos fortificados, notando que las bocascalles cercanas á la iglesia parroquial, que era de sillería y tenia bien defendida su elevada torre, se hallaban cerradas con parapetos de piedra y dobles puertas aspilleradas, y que los ángulos de varias casas estaban reforzados con tambores igualmente aspillerados.

Acordando con Montenegro el sitio mejor donde colocar la artillería, esperaron la nueva aurora del 11, que apareció alumbrando á los cañones á la puerta del alojamiento de Zumalacarregui.

Guergué ocupó entonces con tres compañías el castillo arruinado que domina á Treviño, al propio tiempo que algunos batallones estrechaban por todos lados el bloqueo, y que Zumalacarregui se dirigia á ocupar la parte del pueblo que se hallaba libre. A las once quedó establecida y rompió el fuego una batería, que continuó todo el dia sus disparos contra la caserna y casas contiguas.

El cuarto batallon de Alava, que estuvo tiroteándose, se lanzó lleno de impaciencia á las calles del pueblo, y á pecho descubierto atacó las posiciones de los sitiados, derribando las puertas, parapetos, tambores y cuanto se op onia á su bravura. Los defensores del fuerte, no pudiendo, ó no queriendo hacer frente à lan bizarro empeño, se iban replegando á la caserna principal.

No deseaba otra cosa Zumalacarregui: reducidos así sus contrarios á un pequeño recinto, era más fácil batirles, y más seguro el éxito. Trasladó á este fin la artillería á las calles de! pueblo, y protegida por los fuegos de la infantería, jugó toda la noche con acierto, hasta que ofrecieron entregarse á discrecion los sitiados.

Apodéranse al momento los carlistas del fuerte, y sale prisionera de guerra la guarnicion, compuesta de nueve oficiales, incluso el goberna dor (1), doscientos sesenta hombres de tropa, y ciento ochenta urbanos.

(1) Relacion de los oficiales que fueron hechos prisioneros por la rendicion de la caserna de Treviño.

PROVINCIAL DE LAREDO. Sargento mayor y gobernador, don Miguel Marin.-Capitan, don

Los liberales tuvieron dos muertos y trece heridos, y los carlistas tres de los primeros y trece á quince de los segundos, entre ellos de gravedad el capitan ayudante de estado mayor don José Martinez, y de po ca consideración el teniente don Simon Capapé.

Con el fuerte cayeron en su poder cuatro cargas de municiones, quinientos fusiles y otros efectos de importancia.

Trataba don Cárlos por este tiempo de premiar los servicios de Zumalacarregui, y una de las personas de más influencia, encargó á un íntimo amigo de éste le dijese que hallándose don Carlos dispuesto á elevarle á título de Castilla, solo esperaba saber qué denominacion preferia. Al oirle, constestó Zumalacarregui con ceño:-«Despues de entrar triunfantes en Cádiz lo pensaremos: por ahora no estamos seguros ni aun en el Pirineo, y un título cualquiera no seria hoy sino un paso hácia lo ridículo.>>

Esto lo decia al dia inmediato á la toma de Treviño, cuando era más estensa la dominacion de las armas carlistas en el Norte de España.

Al mismo tiempo que se anunció al público la conquista de Treviño, se insertaron los siguientes documentos.

«Comandancia general de Navarra.-Excmo. señor.-Antes de par tir hoy á sus depósitos los indivíduos prisioneros procedentes de la guarnicion de Treviño, les ha sido leida la alocucion de que tengo el honor de mandar á V. E. copia, á la que con grandes promesas han contestado que se les den armas para defender al rey de España don Cárlos V. Con este motivo he mandado hacer la debida calificacion de todos los dichos prisioneros, y me hallo dispuesto á incorporar á las filas los que pertenezcan á la clase de tropa y no sean urbanos, siempre que merezca la aprobacion soberana del rey nuestro señor esta determinacion. Dios guarde á V. E. muchos años Čuartel general de Santa Cruz, 13 de mayo de 1835 -Excmo. Señor.-Tomás Zumalacarregui.-Excmo. señor secretario de Estado y de la Guerra.»

«Soldados. -No sé si por buena ó mala suerte habeis caido en manos de aquellos contra quienes combatiais. Los sucesos posteriores lo dirán: sois prisioneros de guerra, pero no podeis dejar de ser españoles, y españoles son tambien los que os han vencido y hecho prisioneros. Por un tratado solemne, siendo mediadora la nacion inglesa, está dispuesto entre ambos ejércitos beligerantes conservar la vida á todos ellos, y el que se cangeen conforme se pueda, teniendo entretanto á los sobrantes en depósitos. He reclamado el vuestro, y entretanto están señalados estos, á los cuales vais á partir luego, donde sereis tratados con arreglo

Tomás Fidalgo.-Otro; don Francisco Pineda.-Teniente con grado de capitan; don Sebastian de Arias.--Otro teniente; don Luis Maria Montero.-Otro; don Juan Peiro y Muñis.-Subteniente abanderado; don José Gamborino.--Otro; don Juan Ibañez.-Teniente de infantería agregado al provincial de Salamanca; don Manuel Gonzalez.-Capellan interino de id.; Fr. Anselmo Ibañez.- Cuartel general de Estella, 15 de mayo de 1835. - Tomás Zumalacarregui.

al derecho de gentes, y aun con las atenciones que sean compatibles con la seguridad y la posibilidad. Pero soldados, antes que partais escuchadme: educados en la religion católica y circulando por vuestras venas la sangre de aquellos castellanos tan ilustres como señalados por su fidelidad á los reyes. ¿acaso no reparais en Cárlos V? ¿Cómo es posible que no hayais conocido mientras habeis estado en las filas de la impiedad y de la tiranía que su gobierno no va acorde con vuestros principios? ¡Cuántos de vuestros padres se estarán lamentando de que os hubiese cabido la suerte de estar defendiendo una causa tan injusta! ¡Cuántas madres gemirán haber dado á la usurpacion sus hijos para sostenerla! Si alguno sentís estos poderosos gritos en el fondo de vuestro corazon, y si conservais amor á la piadosa religion de vuestros padres, no os detengais para manifestarlos, pues todavía estais á tiempo para principiar una nueva serie uniéndoos á las filas que defienden la causa de Carlos V, y combatiendo por ella.-El comandante generalZumalacarregui.>>

ABANDONO DE LOS PUNTOS FORTIFICADOS POR LOS LIBERALES.-ESTADO PROSPERO DE LOS CARLISTAS.

CLXXVI.

El dia 15 tenia Zumalacarregui su cuartel general en Estella, que abandonaron los liberales, por haber adoptado Valdés el sistema de desguarnecer los puntos fortificados, en los que cifraron los anteriores jefes no solo lisonjeras esperanzas, sino hasta la conclusion de la guerra.

Pero teniendo artillería los carlistas todo variaba; por esto se abandonó á Irurzun, y Valdés no quiso dejar espuestos los demás puntos, que solo servian para dar armas, municiones, efectos de guerra y soldados á los enemigos.

El abandono de Estella, en donde entró al instante Zumalacarregui, con aplauso de los habitantes que le eran afectos, causó verdadera consternacion por lo que afectaha á la moral de los liberales.

A las tres de la tarde del 16 salió de esta poblacion, y pernoctó en Añorbe, Mendigorría, Tirapu y sus inmediaciones. Al dia siguiente continuó su marcha, y sobre ella supo que una columna pasaba de Pamplona con direccion á Tafalla, siendo la suya por Undiano á Valde-Echauri. Salió á su encuentro: avistáronse á poco ambos combatientes: mediaron provocaciones de una y otra parte, y dió la escaramuza por resultado algunos heridos y prisioneros de la reina. Pero estimulado el ardor de unos y otros, llegó á tanto el arrojo del intrépido coronel del escuadron de oficiales de la Legitimidad, don Carlos O'Donnell, y de algunos otros que le siguieron, que no atendiendo al peligro se lanzaron á una muer

te segura siendo gravemente herido el primero (1), cuya pérdida sintió en estremo Zumalacarregui, no bastando á mitigar su dolor las pequeñas ventajas que en hechos parciales consiguieron sus tropas.

Diariamente crecia la importancia y la osadía de estas. Ya se hacian dueños los carlistas de posiciones tenidas por inespugnables; ya provocaban á sus enemigos, casi á las mismas puertas de Pamplona, y ya en fin, se enseñoreaban de un grande territorio, en el que establecian fundiciones, fábricas, talleres y almacenes, considerándose tan seguros como en la plaza más fuerte. Es verdad que faltaba dinero, pero estaban acostumbrados á la escasez, y esperaban mejor fortuna.

EVACUACION DEL BAZTAN.

CLXXVII.

Demostrada la utilidad de la ocupacion del Baztan, y conociéndolo así el inteligente Oráa, insistia en que se le facilitaran los necesarios recursos para armar al país y sostener en él sus tropas; pero ya fuese que hubiera que cubrir atenciones más perentorias, ó que escaseasen los recursos, que de uno y otro habia, es lo cierto que Oráa no era atendido, y no podia por consiguiente conseguir su propósito. Procuró, sin embargo, el armamento de Santesteban, si bien no produjo los mayores resultados, pues empezaban los paisanos á sentir el desaliento que en vano trataba de disimular el general, y solo tomaron las armas diez y ocho indivíduos, á condicion de no salir del pueblo, y de no servir con los cazadores de Isabel II.

A esto quedó reducido el entusiasmo que tanto preconizó el ayuntamiento de Santesteban. Por semejantes hechos han juzgado muchos escritores el de otros pueblos.

Sabe Oráa que Zumalacarregui con todas sus fuerzas se prepara á subir al Baztan para desalojarle, y que el 13 de mayo ocupaba con bastantes tropas los pueblos de Iza, Izu y Artazcoz, estando situadas las de aquel en Berriozar, Ansoáin y Artica.

Próximos ambos campos, parecia inminente un choque, pero el 14 variaron de posiciones. Zumalacarregui intentó penetrar en Castilla, y Valdés, con todo el ejército, marchó á Logroño: contramarchó aquel repentinamente, y llegó á Santa Cruz de Campezu y sus inmediaciones, yendo las columnas liberales que habia en los Berrios, Ororbia y Villaba, á acompañar á Mina.

1) Conducido à Echarri, espiró en los brazos de su hermano don Juan, que-poco despues fué asesinado por el pueblo en Barcelona.

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