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morais.

y á Felipe, y á Procóro, y á Nicanór, esta tierra, en donde vosotros ahora y á Timón, y á Parmenas, y á Nicolás prosélito de Antioquía.

6 A estos pusieron delante de los Apóstoles: y orando pusiéron las manos sobre ellos.

7 Y crecia la palabra del Señor, y se multiplicaba mucho el número de los discípulos en Jerusalém. Y una grande multitud de los sacerdotes obedecia tambien á la fé.

8 Mas Estevan, lleno de gracia, y de fortaleza, hacia grandes prodigios, y milagros en el pueblo.

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5 Y no le dió heredad en ella, ni aun el espacio de un pié: mas le prometió que se la daria á él en posesion, y á su posteridad despues de él, cuando no tenia hijo.

6 Y le dijo Dios: Que su descendencia seria moradora en tierra agena, y que la reducirian á servidumbre, y la maltratarian por espacio de cuatrocientos años:

7 Mas yo juzgaré la gente, á quien ellos hubieren servido, dijo Dios. Y despues de esto saldrán, y me servirán mí en este lugar.

9 Y algunos de la Sinagoga, que se llama de los Libertinos, y de los Cire-á néos, y de los Alejandrinos, y de aquellos que eran de Cilicia, y de Asia, se levantáron á disputar con Estevan :

10 Mas no podian resistir á la sabiduría, y al Espíritu, que hablaba.

8 Y le dió testamento de la circuncision: Y así engendró á Isaac, y le circuncidó al cabo de ocho dias: y Isaac engendró á Jacob, y Jacob á los doce patriarcas.

11 Entonces sobornáron á algunos, 9 Y los patriarcas movidos de envique dijesen que ellos le habian oido dia, vendiéron á Joseph para Egipto : decir palabras de blasfemia contra Moi-mas Dios era con él : sés, y contra Dios.

12 Y conmoviéron al pueblo, y á los ancianos, y á los escribas: y conjurados, lo arrebatáron, y lo lleváron al concilio,

13 Y presentáron testigos falsos, que dijesen: Este hombre no cesa de hablar palabras contra el lugar santo, y contra la ley.

10 Y le libró de todas sus tribulaciones: y le dió gracia, y sabiduría delante de Faraón rey de Egipto, el cual le hizo gobernador de Egipto, y de toda

su casa.

11 Vino despues hambre en toda la tierra de Egipto, y de Canaan, y grande tribulacion: y nuestros padres no hallaban que comer.

14 Porque le hemos oido decir: Que 12 Y cuando oyó Jacob que habia ese Jesus Nazareno destruirá este lu-trigo en Egipto, envió la primera vez á gar, y cambiará las tradiciones, que nos nuestros padres: dió Moisés.

15 Y fijando en él los ojos todos cuantos estaban en el concilio, viéron su rostro como rostro de un ángel.

CAPITULO VII.

Estevan responde en el concilio á los Judios: les muestra como sus mayores habian sido siem

pre rebeldes à Dios: y que al presente lo eran tambien ellos, habiendo hecho morir al Salvador, y perseguido á sus discipulos. Se enfu recen los Judios oyendo este discurso. Estevan vé la gloria de Dios, y es apedreado. Estando para morir, ruega por sus enemigos.

ENTONCES el sumo sacerdote di

jo: ¿Si eran así estas cosas? 2 El dijo: Varones hermanos, y padres, escuchad: El Dios de la gloria

13 Y en la segunda fué conocido Joseph de sus hermanos, y fué descubierto á Faraón el linage de él.

14 Y envió Joseph, é hizo ir á su padre Jacob, y á toda su parentela, que consistia en setenta y cinco personas.

15 Y Jacob descendió á Egipto, y murió él, y nuestros padres.

16 Y fuéron trasladados á Sichêm, y puestos en el sepulcro que compró Abraham á precio de plata de los hijos de Hemór hijo de Sichem.

17 Y cuando se acercó el tiempo de la promesa, que habia Dios jurado á Abraham, creció el pueblo, y se multi

plicó en Egipto,

18 Hasta que se levantó otro rey en Egipto, que no conocia á Joseph.

19 Este usando de astucia contra nu

apareció á nuestro padre Abraham cuan-estra nacion, apremió á nuestros padres, do estaba en la Mesopotamia, ántes que que abandonasen á sus hijos, porque no morase en Cáran,

viviesen.

3 Y le dijo: Sal de tu tierra, y de tu 20 En aquel tiempo nació Moisés, y parentela, y vén á la tierra, qué te mos-fué agradable á Dios, y fué criado tres traré. meses en la casa de su padre. 4 Entonces salió de la tierra de los 21 Mas habiéndole despues abandoCáldéos, y moró en Cáran. Y des-nado, le tomó la hija de Faraón, y le pues que murió su padre, lo traspasó á crió como si fuera hijo suyo.

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22 Y fué Moisés instruido en toda la sabiduría de los Egipcios: y era poderoso en palabras, y en sus obras.

23 Y despues que cumplió el tiempo de cuarenta años, le vino al corazon el visitar á sus hermanos los hijos de Israél. 24 Y como viese á uno que era injuriado, le defendió: y vengó al que padecia la injuria, matando al Egipcio.

25 Yél pensaba que entenderian sus hermanos, que Dios por su mano les habia de dar salud: pero ellos no lo entendiéron.

26 Y al dia siguiente riñendo ellos, se les mostró, y los metia en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os maltratais el uno al otro?

39 A quién no quisiéron obedecer nuestros padres: antes lo desecháron, y con sus corazones se tornáron á Egipto.

40 Diciendo á Aaron: Haznos dioses, que vayan delante de nosotros; porque no sabemos qué le ha acontecido á éste Moisés, que nos sacó de Egipto.

41 E hicieron un becerro en aquellos dias, y ofreciéron sacrificio al ídolo, y se alegraban en las obras de sus manos.

42 Mas Dios se apartó, y los abandonó á que sirviesen al ejército del cielo, así como está escrito en el libro de los profetas: ¿Por ventura me ofrecisteis víctimas y sacrificios cuarenta años en el desierto, ó casa de Is

27 Mas el que hacia injuria á su pró-raél? jimo, le desechó, diciendo: ¿Quién te ' ha puesto á tí por príncipe y juez sobre nosotros?

28¿ O por ventura quieres tú matarme, como mataste ayer al Egipcio ?

29 Y por esta palabra huyó Moisés : y moró como estrangero en tierra de Madian, en donde engendró dos hijos.

30 Y cumplidos cuarenta años, le apareció en el desierto del monte de Sina un ángel en la llama de una zarza que ardia.

31 Moisés, cuando lo vió, se maravilló de esta vision: y acercándose él para considerarla, le fué hecha voz del Señor, diciendo:

32 Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Pero Moisés espantado, no osaba mirar.

33 Y el Señor le dijo: Desata el calzado de tus pies; porque el lugar, en que estás, tierra santa es.

43 Y recibisteis la tienda de Moloch, y la estrella de vuestro dios Remfam, figuras que hicisteis para adorarlas. Pues yo os trasportaré mas allá de Babilonia.

44 El tabernáculo del testimonio estuvo con nuestros padres en el desierto, así como lo ordenó Dios, diciendo á Moisés, que lo hiciera segun el modelo que habia visto.

45 Y nuestros padres habiéndolo recibido, lo lleváron bajo la conducta de Josué á la posesion de los Gentiles, á los que echó Dios de la presencia de nuestros padres hasta los dias de David,

46 El cual halló gracia delante de Dios, y pidió el hallar tabernáculo para el Dios de Jacob.

47 Mas Salomón le edificó la casa. 48 Pero el Altísimo no mora en he churas de manos, como dice el Pro feta:

49 El cielo es mi trono: y la tierra el estrado de mis piés. ¿Qué casa fabricaréis, dice el Señor? ¿ó cuál es lugar de mi reposo?

50¿No hizo mi mano todas estas co

sas?

34 Ver he visto la afliccion de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído el gemido de ellos, y he descendido para librarlos y ahora ven, y te enviaré á Egipto. 35 A este Moisés, al que desecháron, 51 Duros de cerviz, é incircuncisos diciendo: ¿Quién te hizo príncipe y de corazones y de orejas, vosotros resisjuez? A este envió Dios por caudillo y tis siempre al Espíritu Santo, como redentor por mano del ángel, que le apa- vuestros padres, así tambien vosotros, reció en la zarza.

36 Este los sacó haciendo prodigios y milagros en tierra de Egipto, y en el mar Bermejo, y en el desierto por cua

renta años.

37 Este es el Moisés, que dijo á los hijos de Israél: Profeta os levantará Dios de enmedio de vuestros hermanos, como yo, á él oireis.

38 Este es el que estuvo en la iglesia en el desierto con el ángel, que le hablaba en el monte Sina, y con nuestros padres que recibió palabras de vida para darlas á nosotros.

52 A cuál de los profetas no persiguiéron vuestros padres? Ellos matáron á los que anunciaban la venida del Justo, del cual vosotros ahora habeis sido traidoras, y homicidas:

53 Qué recibisteis la ley por ministerio de ángeles, y no la guardasteis.

54 Al oir tales cosas rebentaban en su interior, y crujian los dientes contra él.

55 Mas como él estaba lleno de Espíritu Santo, mirando al cielo, vió la gloria de Dios, y á Jesus que estaba en pié á la diestra de Dios. Y dijo: He

aquí veo los cielos abiertos, y al Hijo | sido mago en la ciudad, engañando las del hombre que está en pié á la diestra gentes de Samaria, diciendo que él era de Dios. una gran persona:

56 Mas ellos clamando á grandes 10 Y le daban oídos todos desde el voces, tapáron sus orejas, y todos de un menor hasta el mayor, diciendo: Este es ánimo arremetiéron impetuosamente la virtud de Dios, que se llama grande. contra él.

57 Y sacándole fuera de la ciudad, lo apedreaban: Y los testigos pusieron sus ropas á los piés de un mancebo, que se llamaba Saulo.

58 Y apedreaban á Estevan, que oraba y decia: Señor Jesus, recibe mi espíritu.

59 Y puesto de rodillas, clamó en voz alta, diciendo: Señor, no les imputes este pecado. Y cuando esto hubo dicho, durmió en el Señor. Y Saulo era consenciente de su muerte.

CAPITULO VIII.

Primera persecucion de la iglesia. Esparcidos los discipulos, comienzan á predicar el evangelio. Felipe convierte mucha gente en la Samaria, y bautiza á Simon Mago. Los Apóstoles envian de Jerusalém á Pedro y á Juan, por cuyo ministerio son bautizados los Samaritanos, y reciben el Espiritu Santo. Simon quiere comprar por dinero la gracia de dar el Espiritu Santo, y San Pedro le reprende muy severamente. Felipe es enviado por un ángel al eunuco, y depues de haberle bautizado, es arrebatado por el Espiritu, que

le lleva & Azoto.

Y EN aquel dia se movió una grande persecucion en la iglesia, que estaba en Jerusalém: y fueron todos esparcidos por las provincias de la Judéa y de Samaria, salvo los Apóstoles.

2 Y unos hombres piadosos lleváron á enterrar á Estevan, é hicieron grande llanto sobre él.

3 Mas Saulo asolaba la iglesia entrando por las casas, y sacando con violencia hombres y mugeres, las hacia poner en la cárcel.

4 Y los que habian sido esparcidos, iban de una parte á otra anunciando la palabra de Dios.

5 Y Felipe descendiendo á una ciudad de Samaria, les predicaba á Cristo.

6 Y las gentes escuchaban atentamente lo que decia Felipe, oyéndole de un ánimo, y viendo los milagros que hacia.

7 Porque muchos de los que tenian espíritus inmundos, salian dando gran

des voces.

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8 Y muchos paraliticos y cojos fuéron curados.

9 Por lo cual hubo grande gozo en aquella ciudad. Habia allí un varon por nombre Simon, que antes habia

11 Y le atendian: porque con sus artes mágicas los habia entontecido mucho tiempo.

12 Mas habiendo creído lo que Felipe les predicaba del reino de Dios, se bautizaban en el nombre de Jesu-Cristo hombres y mugeres.

13 Simon entónces creyó él tambien: y despues que fué bautizado, se llegó á Felipe. Y viendo los grandes prodigios y milagros que se hacian, estaba atónito de admiracion.

14 Y cuando oyéron los Apóstoles, que estaban en Jerusalém, que Samaria habia recibido la palabra de Dios, les enviáron á Pedro y á Juan.

15 Los cuales llegados que fuéron, hicieron por ellos oracion para que recibiesen el Espíritu Santo.

16 Porque no habia venido aun sobre ninguno de ellos, sino que habian sido solamente bautizados en el nombre del Señor Jesus.

17 Entonces ponian las manos sobre ellos, y recibian el Espíritu Santo.

posicion de las manos de los Apóstoles 18 Y como vió Simon, que por la imse daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero,

19 Diciendo: Dadme á mí tambien esta potestad, que reciba el Espíritu Santo todo aquel á quien yo impusiere las manos. Y Pedro le dijo:

20 Tu dinero sea contigo en perdicion: porque has creido que el dón de Dios se alcanzaba por dinero.

21 No tienes tú parte ni suerte en este ministerio: porque tu corazon no es recto delante de Dios.

22 Haz pues penitencia de esta tu malicia: y ruega á Dios, si por ventura te será perdonado este pensamiento de

tu corazon.

23 Porque veo que tú estás en hiel de amargura, y en lazo de iniquidad.

24 Y respondiendo Simon, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, para que no venga sobre mí ninguna cosa de las que habeis dicho.

25 Y ellos despues de haber dado testimonio y anunciado la palabra del Señor, se volviéron á Jerusalém, y predicaban por muchos lugares de los Samaritanos.

26 Y el ángel del Señor habló á Felipe, diciendo: Levántate, y vé hácia el mediodia por la via, que desciende de Jerusalém á Gaza: esta es desierta.

27 Y levantandose, fué. Y he aquí un varon Etíope, eunuco, Valído de Candace reina de Etiopia, el cual era superintendente de todos sus tesoros, y habia venido para adorar en Jerusalém :

28 Y se volvia sentado sobre su carro, é iba leyendo al profeta Isaías.

29 Y el Espíritu dijo á Felipe: Acércate, y llégate á ese carro.

30 Y acercándose Felipe, le oyó que leía en el profeta Isaías, y le dijo: ¿Entiendes lo que lees?

31 El respondió: ¿Y cómo puedo, si no hay alguno que me lo explique ? Y rogó á Felipe que subiese, y se sentase con él.

32 Y el lugar de la escritura, que leía, era este: Como oveja fué llevado al matadero y como cordero mudo delante del que le trasquila, así él no abrió su boca.

33 En su abatimiento su juicio fué ensalzado. ¿Su generacion quién la contará, porque quitada será su vida de la tierra?

34 Y respondiendo el eunuco á Felipe, dijo: Ruégote de quién dijo esto el profeta? ¿de sí mismo, ó de algun otro?

35 Y abriendo Felipe su boca, y dando principio por esta escritura, le anunció á Jesus.

36 Y yendo por el camino, llegáron á un lugar donde habia agua, y dijo el Eunuco: He aquí agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?

37 Y dijo Felipe: Si crees de todo corazon, bien puedes. Y el respondió, y dijo: Creo, que Jesu-Cristo es el Hijo de Dios.

38 Y mandó parar el carro y descendiéron los dos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó.

39 Y cuando saliéron del agua, el Espíritu del Señor arrebató á Felipe, y no le vió mas el eunuco. Y se fué gozoso por su camino.

40 Y Felipe se halló en Azoto, y pasando predicaba el evangelio á todas las ciudades, hasta que llegó á Cesaréa.

CAPITULO IX.

Persiguiendo Saulo á la iglesia, se le aparece el Señor, y le convierte. Ananias, avisado por el Señor, le bautiza y le restituye la vista. Comienza a predicar en Damasco que Jesus es el Cristo. Los Judios le buscan para quitarle la vida y los discipulos le libran de su

zas y muerte contra los discípulos

AULO pues respirando aun amena

del Señor, se presentó al príncipe de los sacerdotes,

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2 Y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, con el fin de llevar presos á Jerusalém á cuantos hallase de esta profesion, hombres y mugeres.

3 Y yendo por el camino, aconteció que estando ya cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo.

4 Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decia: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

5 El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y él: Yo soy Jesus, á quien tú persigues : dura cosa te es cocear contra el aguijon.

6 Y temblando, y despavorido, dijo: Señor: ¿qué quieres que yo haga?

7 Y el Señor á él: Levántate, y entra en la ciudad, y allí te se dirá lo que te conviene hacer. Y los hombres que le acompañaban, quedáron atónitos oyendo bien la voz, y no viendo á ninguno. 8 Y Saulo se levantó de tierra, y abiertos los ojos no veía nada. Y ellos llevándole por la mano, le metiéron en Damasco.

9 Y estuvo allí tres dias sin ver, y no comió ni bebió.

10 Y en Damasco habia un discípulo por nombre Ananías; le dijo el Señor en vision: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor.

11 Y el Señor á él: Levántate, y vé al barrio que se llama Derecho: y busca en casa de Júdas á uno de Tarso llamado Saulo: porque he aquí está orando.

12 (Y vió un hombre por nombre Ananías, que entraba á él, y que le imponia las manos para que recobrase la vista.)

13 Y respondió Ananías: Señor, he oido decir á muchos de este hombre cuántos males hizo á tus Santos en Jerusalém:

14 Y este tiene poder de los príncipes de los sacerdotes de prender á cuántos invocan tu nombre.

15 Mas el Señor le dijo: Vé, porque este me es un vaso escogido para llevar mi nombre delante de las gentes y de los reyes y de los hijos de Israél.

16 Porque yo le mostraré cuántas cosas le es necesario padecer por mi nombre.

17 Y fué Ananías, y entró en la casa; furor, descolgandole por el muro. Vad Je-y poniendo las manos sobre él, dijo: rusalém, y Bernabé le presenta á los Apósto- Saulo hermano, el Señor Jesus, que te les, que le envian & Tarso. Pedro sana en apareció en el camino por donde venias, Lidda á un paralitico, y en Joppe resucita á me ha enviado para que recobres la vista, y seas lleno de Espíritu Santo.

Tabita

18 Y al instante se cayéron de sus ojos unas como escamas, y recobró la vista y levantándose fué bautizado.

19 Y despues que tomó alimento, recobró las fuerzas: y estuvo algunos dias con los discípulos, que estaban en Damasco.

20 Y luego predicaba en las sinagogas á Jesus, que este es el Hijo de Dios. 21 Y se pasmaban todos los que le oían, y decian: ¿ Pues no es este el que perseguia en Jerusalém á los que invocaban ese nombre: y por esto vino acá para llevarlos presos á los príncipes de los sacerdotes?

36 Habia tambien en Joppe una discípula, por nombre Tabita, que quiere decir Dorcas. Esta era llena de buenas obras y de limosnas, que hacia.

37 Y acaeció en aquellos dias, que enfermó y murió. Y despues que la hubiéron lavado, la pusieron en el cenáculo.

38 Y como Lidda estaba cerca de Joppe, oyendo los discípulos, que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, rogándole: No te detengas de venir hasta nosotros.

39 Y levantándose Pedro, se fué con ellos. Y luego que llegó, le lleváron al 22 Mas Saulo mucho mas se esfor-cenáculo: y le cercáron todas las viuzaba, y confundia á los Judíos que mo- das llorando, y mostrándole las túnicas raban en Damasco, afirmando que este y los vestidos, que les hacia Dorcas. es el Cristo.

23 Y como pasáron muchos dias, los Judíos tuvieron juntos consejo para matarlo.

24 Mas Saulo fué advertido de sus asechanzas. Y guardaban las puertas de noche y de diá, para matarlo.

25 Y los discípulos tomándole de noche, y metiéndole en una espuerta, le descolgáron por el muro.

26 Y cuando vino á Jerusalém queria juntarse con los discípulos, mas todos se temian de él no creyendo que era discípulo.

27 Entonces Bernabé tomándole consigo, lo llevó á los Apóstoles: y les contó como habia visto al Señor en el camino, y que le habia hablado, y como despues habia predicado en Damasco libremente en el nombre de Jesus.

28 Y estaba con ellos en Jerusalém, entrando y saliendo, y hablando con libertad en el nombre del Señor.

29 Hablaba tambien con los Gentiles, y disputaba con los Griegos: y ellos trataban de matarle.

30 Y cuando lo entendiéron los hermanos, le acompañaron hasta Cesaréa, y le enviáron á Tarso.

31 La iglesia entonces tenia paz por toda la Judéa y Galiléa y Samaria, y se propagaba caminando en el temor del Señor, y estaba llena del consuelo del Espíritu Santo.

32 Acaeció pues que visitando Pedro á todos, llegó á los santos, que moraban en Lidda.

40 Mas Pedro, habiéndolos hecho salir á todos fuera, poniéndose de rodillas, hizo oracion: y volviéndose hácia el cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió sus ojos: y viendo á Pedro, se sentó.

41 Le dió la mano, y la levantó. Y llámando á los santos y á las viudas, se la entregó viva.

42 Y'se publicó esto por toda Joppe: y creyéron muchos en el Señor.

43 Y así fué, que Pedro permaneció muchos dias en Joppe en casa de un curtidor llamado Simon.

CAPITTLO X.

Cornelio el centurion, avisado por un ángel, envia desde Cesaréa á Joppe á llamar á Pedro : el cual entendiendo por medio de una vision la vocacion de los Gentiles al evangelio, se pone en camino, y viene á buscarle. Son bautizados él y todos los que estaban con él, habiendo recibido el Espiritu Santo á la predicacion de Pedro.

HABIA en Cesarea un hombre por nombre Cornelio, centurion de una compañía, que se llama Itálica,

2 Religioso y temeroso de Dios con toda su casa, que hacia muchas limosnas al pueblo, y estaba orando á Dios incesantemente.

3 Este vió en vision manifiestamente, como á eso de la hora de nona, que un ángel de Dios entraba á él, y le decia : Cornelio.

4 Y él fijando en él los ojos, poseido de temor, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han 33 Y halló allí un hombre, por nom-subido en memoria delante de Dios. bre Eneas, y habia ocho años que yacia 5 Envia pues ahora hombres á Joppe, en un lecho, porque estaba paralítico. y haz venir acá á un cierto Simon, que 34 Y Pedro le dijo: Eneas, el Señor tiene por sobrenombre Pedro: Jesu-Cristo te sana: levántate, y hazte 6 Este posa en casa de un cierto Y en el momento se levantó. Simon curtidor, que tiene su casa junto 35 Y le viéron todos los moradores á el mar: él te dirá lo que te conviene de Lidda, y de Sarona: y se convirtié-hacer. ron al Señor.

la cama.

7 Y luego que se retiró el ángel, que

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