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EL SANTO EVANGELIO DE JESU-CRISTO

SEGUN SAN MARCOS.

CAPITULO I.

Predicacion y bautismo de San Juan: Su aus-
teridad de vida. Bautiza á Jesu-Cristo, que
es tentado en el desierto. Vocacion de Pedro,
de Andres, y de los hijos de Zebedéo. Predica
en las Sinagogas de Galiléa, y cura diversas
enfermedades.

RINCIPIO del Evangelio de Jesu-
Cristo, Hijo de Dios.

2 Así como está escrito en Isaías el Profeta: He aquí yo envio á mi ángel delante de tu faz, que preparará tu camino delante de tí.

3 Voz del que clama en el desierto: Aparejad el camino del Señor: haced derechas sus sendas.

vino Jesus á la Galiléa, predicando el evangelio del reino de Dios,

15 Y diciendo: Pues que el tiempo se ha cumplido, y se ha acercado el reino de Dios: haced penitencia, y creed al evangelio.

16 Y pasando por la ribera del mar de Galiléa, vio á Simón y á Andres su hermano, que echaban sus redes en la mar, pues eran pescadores.

17 Y Jesus les dijo: Venid en pos de mí, y haré que vosotros seais pescadores de hombres.

18 Y luego dejadas las redes, le siguieron.

19 Y pasando un poco mas adelante, 4 Estaba Juan en el desierto bauti-vió á Santiago hijo de Zebedéo, y á zando, y predicando el bautismo de Juan su hermano, que estaban tambien penitencia para remision de pecados. en un barco componiendo las redes: 5 Y salia a él toda la tierra de Judéa, 20 Y luego los llamó. Y ellos, dey todos los de Jerusalém, y eran bauti-jando en el barco á Zebedéo su padre zados por él en el rio Jordán, confesan- con los jornaleros, le siguieron. do sus pecados.

6 Y Juan andaba vestido de pelos de camello, y traia un ceñidor de piel al rededor de sus lomos, y comia langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:

7 En pos de mi viene el que es mas fuerte que yo, ante el cual no soy digno de postrarme para desatar la correa de sus zapatos.

8 Yo os he bautizado en agua, mas él os bautizará en Espíritu Santo.

9 Y aconteció, que en aquellos dias Jesus vino de Nazaret de Galiléa: y fué bautizado por Juan en el Jordán.

21 Y entráron en Cafarnaum: y luego en los sábados como entrase en la sinagoga, los enseñaba.

22 Y se pasmaban de su doctrina: porque los instruia, como quien tenia potestad, y no como los escribas.

23 Y habia en la sinagoga de ellos un hombre poseido de un espíritu inmundo, que comenzó á gritar,

24 Diciendo: ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesus Nazareno? ¿Has venido á destruirnos? Sé quien eres, el Santo de Dios.

25 Y le amenazó Jesus, diciendo: Enmudece, y sal del hombre.

10 Y subiendo luego del agua, vió 26 Y maltratándolo reciamente el eslos cielos abiertos, y al Espíritu, en fi-píritu inmundo, y dando grandes alarigura de paloma, que descendia y posaba dos, salió de él. en él mismo.

11 Y se oyó esta voz de los cielos: Tú eres mi hijo el amado, en tí me he complacido.

12 Y luego el Espíritu le impelió al desierto.

13 Y estuvo en el desierto cuarenta dias, y cuarenta noches: y le tentó Satanás y moraba con las fieras, y los angeles le servian.

27 Y se maravilláron todos, de tak manera que se preguntaban los unos a los otros, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta? Que manda con imperio aun á los mismos espíritus inmundos, y le obedecen.

28 Y corrió luego su fama por toda la tierra de la Galiléa.

29 Y saliendo luego de la sinagoga, fuéron á casa de Simón, y de Andrés, 14 Mas despues que Juan fué preso, I con Santiago, y con Juan.

30 Y la suegra de Simon estaba en te, que no cabia, ni aun á la puerta, y cama con fiebre: y le habláron luego de les hablaba la palabra. ella. 3 Y vinieron á él trayendo un para31 Y acercándose, la tomó por la ma-lítico, que lo conducian cuatro á cuesno, y la levantó: y al momento la dejó tas. la fiebre, y les servia.

32 Y por la tarde puesto ya el sol, le traian todos los que estaban enfermos, y los endemoniados:

33 Y toda la ciudad se habia juntado á la puerta.

34 Y sanó á muchos, que eran afligidos de diversas enfermedades, y lanzaba muchos demonios, y no les permitia decir, que sabian quien era.

35 Y levantándose muy de mañana salió, y fué á un lugar desierto, y hacia allí oracion.

36 Y fué en pos de él Simon, y los que con él estaban.

37 Y cuando le halláron, le dijeron: Todos te andan buscando.

38 Y les dice: Vamos á las aldeas, y ciudades mas cercanas, para predicar tambien allí porque para esto he venido.

39 Y predicaba en las sinagogas de ellos, y por toda la Galiléa, y lanzaba los demonios.

40 Y vino á él un leproso, rogándole é hincándose de rodillas, le dijo: quieres, puedes limpiarme.

Si

41 Y Jesus compadecido de él, extendió su mano: y tocándole, le dijo: Quiero Sé limpio.

:

42 Y dicho esto, en el momento desapareció de él la lepra, y fué limpio. 43 Y Jesus le amenazó, y luego le despidió,

44 Y le dice: Cuidado que no lo digas á nadie: mas vé, preséntate al príncipe de los sacerdotes, y ofrece por tu limpieza, lo que mandó Moisés en testimonio á ellos.

:

4 Y como no pudiesen ponérselo delante á causa del tropel de la gente, destecháron la casa en donde estaba: y habiendo hecho una abertura, descolgáron la camilla en que yacía el paralítico.

5 Y cuando Jesus vió la fé de ellos, dijo al paralítico: Hijo, perdonados té son tus pecados.

6 Y habia allí sentados algunos de los escribas, que decian en su interior:

7 ¿Cómo este hombre habla así? blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?

8 Jesus, conociendo luego su interior, y que pensaban de este modo dentro de sí, les dice: ¿Por qué pensais esto dentro de vuestros corazones?

9¿Qué es mas fácil, decir al paralitico: Perdonados te son tus pecados: ó decirle : Levántate, toma tu camilla, y anda ?

10 Pues para que sepais, que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, dice al paralítico,

11 A tí digo: Levántate, toma tu camilla, y vete á tu casa.

12 Y al punto se levantó él: y tomando su camilla, se fué á vista de todos, de manera que se maravilláron_todos, y alababan á Dios, diciendo: Nunca tal cosa vimos.

13 Y salió otra vez hácia la mar: y venian á él todas las gentes, y los enseñaba.

14 Y pasando, vió á Leví hijo de Alféo, que estaba sentado á la mesa, y le dice: Sígueme. Y levantándose, le siguió.

45 Mas él, luego que salió, comenzó á publicar, y divulgar lo acaecido, de manera que Jesus ya no podia entrar manifiestamente en la ciudad, sino que 15 Y acaeció, que estando Jesus senestaba fuera en lugares desiertos, y acu-tado á la mesa en casa de él, estaban dian á él de todas partes.

CAPITULO II.

Sana á un paralitico, y le perdona sus pecados. Comiendo en compañía de muchos publicanos en casa de Levi, à quien habia llamado á su seguimiento, da la razon de ello á causa de las murmuraciones de los Fariséos, de que conversaba con los pecadores, y que no ayuna sen sus discipulos; y disculpa à estos, de que en dia de sábado cogiesen espigas.

Y

ENTRO otra vez en Cafarnaum
despues de algunos dias,

tambien á la mesa con Jesus, y con sus discípulos muchos publicanos, y pecadores: porque habia muchos, que tambien le seguian.

16 Y cuando los escribas, y los Fariséos viéron que comia con los publicanos, y pecadores, decian á sus discípulos: ¿Por qué vuestro maestro come, y bebe con los publicanos, y con los pecadores?

17 Cuando esto oyó Jesus, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos : 2 Y se sonó que estaba en una casa, pues no he venido á llamar justos, sino y acudió un tan crecido número de gen-pecadores.

18 Y los discípulos de Juan y los Fariséos que ayunaban, vienen á él, y le dicen: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los Fariséos ayunan, y tus discípulos no ayunan?

19 Y Jesus les dice: ¿ Por ventura los hijos de las bodas pueden ayunar, mientras que está con ellos el esposo Todo el tiempo que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar.

20 Mas vendrán dias, cuando les será quitado el esposo y entonces ayunarán en aquellos dias.

:

21 Ninguno echa en un vestido viejo un remiendo de paño recio: de otra suerte el remiendo nuevo quita de lo viejo, y se hace mayor rotura:

22 Y ninguno echa vino nuevo en odres viejos de otra manera romperá el vino los odres, y el vino se verterá, y perecerán los odres : mas debe echarse el vino nuevo en odres nuevos.

23 Y acaeció otra vez, que andando el Señor por unos sembrados en el dia de sábado, sus discípulos se adelantáron, y comenzáron á arrancar espigas.

24 Y los Fariséos le decian: Mira, ¿cómo hacen en sábado lo que no es lícito ?

25 Y él les dijo: ¿No habeis leido jamas, lo que hizo David, cuando se halló en necesidad, y los que con él estaban, tuviéron hambre ?

26¿ Cómo entró en la casa de Dios ૐ en tiempo de Abiatár, príncipe de los sacerdotes, y comió los panes de la proposicion, de los cuales no era lícito comer, sino á los sacerdotes, y aun dió á los que con él estaban ?

27 Y les decia: El sábado fué hecho por el hombre, y no el hombre por el sábado.

28 Así que el Hijo del hombre es Señor tambien del sábado.

CAPITULO III.

eri

Habiendo curado Jesus una mano seca, por
tar los malos designios de los Fariséos, se re-
tira: y concurriendo á él de todas partes las
turbas, sana sus enfermos. Envia à predicar
á los doce que habia escogido, comunicán-
doles poder sobre las enfermedades y endemo-
niados. Convence de falsedad á los escribas
que blasfemaban de él, calumniandole de que

lanzaba los demonios en virtud de Beelzebub.
Dice, que es irremisible la blasfemia contra el
Espiritu Santo; y quién son su madre, y her-

manos.

Y

ENTRO Jesus de nuevo en la Sinagoga y habia allí un hombre que tenia una mano seca.

2 Y le estaban acechando, si sanaria en dia de sábado, para acusarle.

3 Y dijo al hombre que tenia la mano seca: Levántate en medio.

Y les dice: ¿Es lícito en dia de Mas ellos callasábado hacer bien, ó mal?¿ salvar la vida, ó quitarla ?

ban.

5 Y mirándolos al rededor con indignacion, condolido de la ceguedad de su corazon, dice al hombre: Extiende tu mano. Y la extendió, y le fué restablecida la mano.

6 Mas los Fariséos saliendo de allí, entráron luego en consejo contra él con los Herodianos, buscando medios de hacerle perecer.

7 Mas Jesus se retiró con sus discipulos hacia la mar: y le fué siguiendo una grande multitud de la Galilea, y de la Judéa,

8 Y de Jerusalém, y de la Iduméa, y de la otra ribera del Jordán y los de la comarca de Tiro, y de Sidón en grande número viniéron á él, cuando oyéron las cosas que hacia.

9 Y mandó á sus discípulos, que le tuviesen listo un barco en que pudiese entrar, para que el tropel de la gente no le oprimiese.

10 Porque sanaba á muchos, de tal manera que todos los que padecian algun mal, se arrojaban sobre él por tocarle.

11 Y cuando los espíritus inmundos le veian, se postraban ante él, y gritando decian :

12 Tú eres el Hijo de Dios. Mas él les amenazaba reciamente, para que no lo descubriesen.

13 Y subiendo á un monte, llamó á sí á los que él quiso : y viniéron á él.

14 Y escogió doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos á predicar.

15 Y les dió potestad de sanar enfermedades, y de lanzar demonios.

16 Ya Simón le puso el nombre de Pedro:

17 Y á Santiago de Zebedéo, y á Juan hermano de Santiago, á los cuales dió el nombre de Boanerges, que quiere decir, hijos de trueno:

18 Y á Andres, y á Felipe, y á Bartolomé, y á Matéo, y á Tomás, y á Santiago de Alféo, y a Tadéo, y á Simon el Cananéo,

19 Y á Júdas Iscariotes, que le en

tregó.

20 Y viniéron á la casa, y concurrió de nuevo tanta gente, que ni aun podian tomar alimento.

21 Y cuando lo oyéron los suyos,、 salieron para echarle mano: porque decian: Se ha puesto enagenado.

22 Y los escribas, que habian baja

37

do de Jerusalém, decian: Tiene á Beelzebub, y en virtud del príncipe de los demonios lanza los demonios.

23 Y habiéndolos convocado, les decia en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera á Satanás ?

24 Y si un reino está dividido contra sí mismo, no puede durar aquel reino.

25 Y si una casa estuviere dividida contra sí misma, no puede permanecer aquella casa.

26 Y si Satanás se levantare contra sí mismo, dividido está, y no podrá durar, ántes está para acabar.

27 No puede ninguno entrar en la casa del valiente, y robar sus alhajas, si primero no ata al valiente, para poder despues saquear su casa.

28 En verdad os digo, que á los hijos de los hombres perdonados los serán todos los pecados, y las blasfemias, que profirieren:

29 Mas el que blasfemare contra el Espíritu Santo, nunca jamas tendrá perdon, sino que será reo de eterno delito.

30 Por cuanto decian: Tiene espíritu inmundo.

31 Y llegáron su madre, y sus hermanos y quedándose de la parte de afuera, le enviáron á llamar.

4 Y al tiempo de sembrar, una parte cayó cerca del camino, y vinieron las aves del cielo, y la comiéron.

5 Y otra cayó sobre pedregales, donde no tenia mucha tierra: y nació luego, porque no habia profundidad de tierra:

6 Mas luego, que salió el sol, se asolanó: y como no tenia raiz, se secó.

7 Y otra cayó entre espinas, y creciéron las espinas, y la ahogáron, y no dió fruto.

8 Y otra cayó en buena tierra, y dió fruto, que subió, y creció: y uno dió á treinta, otro á sesenta, y otro á ciento. 9 Y decia: Quien tiene orejas para oir, oiga.

10 Y cuando estuvo solo, le preguntáron los doce, que estaban con él, de la parábola.

11 Y les dijo: A vosotros es dado saber el misterio del reino de Dios: mas á los que están fuera, todo se les trata por parábolas:

12 Para que viendo vean, y no vean : y oyendo oigan, y no entiendan: no sea que alguna vez se conviertan, y les sean perdonados los pecados.

13 Y les dijo: ¿No entendeis esta parábola? Pues cómo entendereis todas las parábolas ?

14 El que siembra, siembre la pa

32 Y estaba sentado al rededor de él un crecido número de gente, y le dijé-labra. ron: Mira, tu madre, y tus hermanos te buscan ahí fuera.

33 Y les respondió, diciendo: ¿Quién es mi madre, y mis hermanos?

34 Y mirando á los que estaban sentados al rededor de sí: He aquí, les dijo, mi madre, y mis hermanos.

35 Porque el que hiciere la voluntad de Dios, ese es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.

CAPITULO IV.

po

15 Y estos son los de junto al camino, en los que la palabra es sembrada, mas cuando la han oido, viene al punto Satanás, y quita la palabra, que fué sembrada en sus corazones.

16 Y asimismo, estos son los que reciben la simiente en pedregales: los que cuando han oido la palabra, luego la reciben con gozo :

17 Mas no tienen raiz en sí, ántes son temporales y despues en levantándose la tribulacion, y la persecucion por la palabra, luego se escandalizan.

18 Y estos son los que reciben la simiente entre espinas, los que oyen la palabra,

Propone la parábola del sembrador, y la explica á sus discipulos. Dice como la luz debe nerse en el candelero; continúa con la parabola de la semilla echada en la tierra, que crece, durmiendo el que la sembró, y del grano de 19 Mas los afanes del siglo, y la ilumostaza: Todo lo que interpreta despues asion de las riquezas, y las otras pasiones sus discipulos. Durmiendo en la barca, le á que dan entrada, ahogan la palabra, y despiertan estos, y serena una tempestad de no da fruto alguno.

mar.

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20 Y estos son los que reciben la simiente en buena tierra, los que oyen la palabra, y la reciben, y dan fruto, uno treinta, otro á sesenta, y otro á ciento.

21 Y les decia: ¿Por ventura se trae una antorcha para meterla debajo de un celemin, ó debajo de la cama? ¿No la trahen para ponerla sobre el candelero?

22 Porque no hay cosa escondida, que no haya de ser manifestada: m

cosa hecha en oculto, que no haya de venir en público.

23 Si alguno tiene orejas para oir, oiga.

24 Y les decia: Atended á lo que vais á oir: Con la medida con que midiereis, os medirán á vosotros, y se os añadirá.

25 Porque al que tiene, se dará : y

al

CAPITULO V.

Cura á un endemoniado, y permite que una legion de demonios, que habia en él, entrase en unos puercos, los cuales se precipitáron en el mar. Sana á una muger de un evejecido flujo de sangre. Va á casa de Jairo, y resucita á su hija.

que no tiene, aun lo que tiene, se le Y PASARON á la otra orilla de la

quitará.

26 Decia tambien : Tal es el reino de Dios, como si un hombre echa la semilla sobre la tierra,

27 Y que duerme, y se levanta de noche y de dia y la semilla brota, y crece sin que él lo advierta.

28 Porque la tierra de suyo dá fruto, primeramente yerba, despues espiga, y por último grano lleno en la espiga.

29 Y cuando ha producido los frutos, luego echa la hoz, porque la siega es llegada.

30 Y decia: ¿A qué asemejarémos ત el reino de Dios? ¿ó con qué parábola lo compararémos?

31 Como un grano de mostaza, que quando se siembra en la tierra, es el menor de todas las simientes, que hay en la tierra:

32 Mas cuando fuere sembrado, sube, y crece mas que todas las legumbres, y cria grandes ramas, de modo, que las aves del cielo pueden morar bajo de su combra.

33 Y así les proponia la palabra con muchas parábolas como estas, conforme á lo que podian oir :

34 Y sin parábola no les hablaba mas cuando estaba aparte con sus discípulos se lo declaraba todo.

:

35 Y aquel dia, cuando fué ya tarde, les dijo: Pasemos enfrente.

36 Y despues de haber despedido la gente, lo tomaron así como estaba en el barco y habia tambien con él otros barcos.

37 Y se levantó una grande tempestad de viento, que metia las olas en el barco, de manera que este se llenaba de

agua.

38 Y el mismo estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal y le despiertan, y le dicen: ¿ Maestro, no te se da nada, que perezcamos ?

39 Y levantándose amenazó al viento, y dijo á la mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y sobrevino una grande bonanza.

40 Y les dijo: ¿Por qué estais medrosos? ¿ aun no teneis fé? Y tuviéron grande miedo, y decian el uno al otro ¿Quién piensas, es este, que aun el viento y la mar le obedecen ?

mar al territorio de los Gerasenos. 2 Y al salir Jesus de la barca, vino luego á él de los sepulcros un hombre con un espíritu inmundo,

3 El cual tenia en los sepulcros su domicilio, y ni aun con cadenas la podia alguno atar:

4 Porque habiéndole atado muchas veces con grillos, y con cadenas, habia roto las cadenas, y despedazado los grillos, y nadie la podia domar.

5 Y de dia y de noche estaba continuamente en los sepulcros y en los montes, dando gritos, y hiriéndose con piedras.

6 Y cuando vió á Jesus de léjos, fué corriendo, y le adoró:

7 Y clamando á voz en grito, dijó : Qué tengo yo contigo, Jesus Hijo de Dios Altísimo? te conjuro por Dios, que

no me atormentes.

8 Porque le decia, Sal del hombre, espíritu inmundo.

9 Y le preguntaba: ¿Cuál es tu nombre? Y le dice: Legion es mi nombre, porque muchos somos.

10 Y le rogaba mucho, quo no le echase fuera de aquella tierra.

11 Habia en aquel lugar paciendo al rededor del monte una grande piara de puercos.

12 Y le rogaban los espíritus, diciendo: Envíanos á los puercos para que

entremos en ellos.

13 Y Jesus al punto se lo otorgó. Y saliendo los espíritus inmundos, entráron en los puercos; y la piara se precipitó con grande ímpetu en la mar como hasta dos mil: y se ahogáron en la mar.

14 Y los que los apacentaban huyéron, y lo contáron en la ciudad, y en los lo que habia campos. Y saliéron á ver, sucedido:

15 Y vienen á Jesus: y ven ál que habia sido atormentado del demonio, sentado, vestido, y en su juicio cabal, y tuviéron miedo.

16 Y los que lo habian visto, les contáron todo el hecho como habia aconte cido al endemoniado, y lo de los puercos.

17 Y comenzáron á rogarle, que se retirase de los términos de ellos.

18 Y cuando entró Jesus en el barco, comenzó á rogarle el que habia sida 39

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