Imágenes de páginas
PDF
EPUB

se remita al Consejo certificacion autorizada del testamento íntegro y de las diligencias que precedieron á su apertura y publicacion: conviniendo al bien de estos reinos y señoríos, que todos ellos se hallen instruidos de las preinsertas soberanas disposiciones y última voluntad del Señor Rey D. Fernando mi muy caro y amado esposo, que está en gloria, por las cuales se sirvió nombrarme é instituirme Regenta y Gobernadora de toda la monarquía, para que por mí sola la gobierne y rija hasta que mi augusta hija la Señora Doña Isabel II cumpla los diez y ocho años de edad, he tenido por bien mandar en su Real nombre, que por el Consejo se circulen y publiquen con las solemnidades de costumbre como prágmatica sancion con fuerza de ley, esperando yo del amor, lealtad y veneracion de todos los españoles á su difunto Rey, á su augusta sucesora y á sus leyes fundamentales que aplaudirán esta prevision de sus paternales cuidados, y que Dios favorecerá mis deseos de mantener auxiliada de las luces del Consejo de Gobierno, la paz y la justicia en todos sus vastos dominios, y de llevar esta heróica nacion al grado de esplendor y prosperidad á que se ha hecho acreedora por su religiosidad, por sus esfuerzos y por sus virtudes. Tendráse entendido para su debido cumplimiento - Está señalado de la Real mano-Palacio á 2 de octubre de 1833-El Duque Presidente del Consejo Real.

Número 11.

DON CARLOS AL REY FERNANDO VII.

Ramalhao 27 de mayo de 1833.

Mi muy querido hermano de mi vida, Fernando mio de mi corazon: antes de ayer 25 recibí la tuya del 20, y tuve el consuelo de ver que no habia novedad en tu salud, ni en la de Cristina y niñas, nosotros todos estamos buenos, gracias a Dios por todo. á

Voy á responderte á todos los puntos de que me hablas; dices que has respetado mi conciencia, muchas gracias; si yo no hiciese caso de ello y obrara contra ella, entonces sí que estaba mal, y tendria que temer mucho y con fundamento; que no has pronunciado sentencia contra mi conducta, sea lo que quieras; lo cierto es que se me carga con todo el peso de la ley, porque dices que es una consecuencia forzosa de la posicion en que me he colocado; quien me ha colocado en esta posicion es la Divina Providencia mas bien que yo mismo.

No es tu ánimo acusar mi conducta por lo pasado, ni recelar de ella en adelante; tampoco á mí me acusa mi conciencia por lo pasado; y por lo de adelante aunque no sé lo que está por venir, sin embargo tengo entera confianza en ella, que me dirijirá bien como hasta aquí, y que yo seguiré sus sabios consejos: mucho se me ha acusado, pero Dios por su infinita misericordia ha permitido que no tan solo no se me haya probado nada, sino que todos los enredos que han armado para meter cizaña entre nosotros y dividirnos, por sí mismos se han deshecho, y han mani

festado su falsedad; solo tengo un sentimiento que penetra mi corazon, y es que estaba yo tan tranquilo de que tu me conocias y estabas tan seguro de mí y de mi constante amor, y ahora veo que no; mucho lo siento: en cuanto á las proclamas, no he desaprobado en público esos papeles, porque no venia al caso, y creo haber hecho mucho favor á sus autores, tan enemigos tuyos como mios, y cuyo objeto era, como he dicho arriba, romper, ó cuando menos aflojar los vínculos de amor que nos han unido desde nuestros primeros años: y en cuanto á las copias de mi carta y declaracion que se han difundido en gran número al momento, yo no puedo impedir la publicacion de unos papeles que necesariamente debian pasar por tantas manos. Te daré gusto y te obedeceré en todo; partiré lo mas pronto que me sea posible para los Estados Pontificios, no por la belleza, delicia y atractivos del pais, que para mi es de muy poco peso, sino porque tu lo quieres: tu que eres mi Rey y Señor, á quien obedeceré en cuanto sea compatible con mi conciencia; pero ahora viene el Corpus, y pienso santificarlo lo mejor que pueda en Mafra, y no sé porque te admiras que yo prefiriese quedarme en Portugal, habiéndome probado tan bien su clima y á toda mi familia; y no siendo lo mismo viajar que estarse quieto; yo no te dije que temiese el perecer yo y toda mi familia, sino que si nos ibamos á embarcar á Lisboa podia cualquiera contagiarse al paso por aquella atmósfera pestilencial, y despues declararse en el buque, donde podiamos perecer todos; ahora con tu permiso de podernos embarcar en cualquier otro punto, espero ver á Guruceta, que aunque no se me ha presentado para tratar con él, te doy las gracias por las órdenes tan estrechas que has dado á la tripulacion; es regular que así las cumpla: mientras tanto el buque se está

impregnando de los aires, precisamente de Belen á donde está fondeado; y las personas que me han rodeado en Mafra son las mismas que aquí y en todas partes, que son las de mi servidumbre.

Me parece que he respondido á todos los puntos en cuestion, y me viene á la memoria Mr. de Gorset; ¿no te parece que tiene bastante analogía? Esto te lo digo, porque no siempre se ha de escribir serio, sino porque entre col y col viene bien una lechuga.

Adios mi querido Fernando, da nuestras memorias á Cristina, y recibelas de María Francisca, y cree que te ama de corazon tu mas amante hermano-M. Cárlos.

Número 12.

EL REY FERNANDO VII Á DON CARLOS.

Madrid 30 de junio de 1833.

Mi muy querido hermano Cárlos: he recibido á un tiempo tus dos cartas de 19 y 22 del presente, y ellas solas si no lo mostrase tu conducta bastarian para revelar el designio de entretener con pretestos y eludir el cumplimiento de mis órdenes. Ya no tratas del viaje, sino para ponderar sus obstáculos. Si te hubieses embarcado cuando yo lo determiné, y me decias te daré gusto, y te obedeceré en todo, hubieras prevenido el contagio de Cascaes; si aun despues de tus primeras demoras no hubieses emprendido la jornada de Coimbra contra mi espresa prohibicion hubie

ras podido estar á bordo el 10 ó 12, cuyo plazo te prefijé. Si hallando en ese funesto viaje infestada la villa de Caldas, hubieses retrocedido, como dictaba tu misma seguridad, ya que nada valgan para tí mis mandatos, no hallarias ahora tomado el camino de tu vuelta por una línea de pueblos contagiados. Quien por voluntad propia y contra su deber permanece en el pais donde renacen y crecen los peligros, los busca y es responsable de sus consecuencias. No te perseguiria el contagio sino fueses tu delante de él. ¿A quién persuadirás que estás mas seguro á dos leguas de la epidemia, sin saber si principiará en ese pueblo por tu familia, que poniendo el Océano de por medio?

Alegas la dificultad de embarcarte en Cascaes, que era el punto designado anteriormente, con tan poca razon como alegabas mi primer consentimiento para ver á Miguel, despues de habértelo prohibido. En mi carta del 15 te insinué que Guruceta elegiria embarcadero sano y seguro, segun dictasen las circunstancias, y en la Real órden que la acompañó y se te ha comunicado, añadí expresamente que se buscase cualquier otro punto de la costa. Con subterfugios tan fútiles no se contesta, cuando se habla con sinceridad.

Llévate en buen hora el médico que deseas: Yo le queria á nuestro lado ignorando tu empeño; pero no te negaré este gusto, como no te he negado ninguno que haya sido compatible con mis deberes.

No es lo mismo del pago de los dos millones que solicitas, y de que he tomado conocimiento como te ofrecí. La deuda que reclamas es anterior al año de 23 en que por regla general se cortaron cuentas sin satisfacer los atrasos. Por gracia particular concedí á los Infantes un abono mensual á cuenta de sus créditos hasta la completa extincion; tu con

« AnteriorContinuar »