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rina al de Hacienda don Pedro Varela, fué llamado á Madrid para que se encargase de aquella secretaría don Juan de Lángara que se hallaba en Tolon. Don José de Córdoba que quedó mandando su escuadra vínose con ella á España. Componíase de veinte y cinco navíos, uno de ellos, el Santísima Trinidad, que pasaba por el de mayores dimensiones entre todos los de Europa, de 130 cañones; seis de 112, á saber el Mejicano, Principe de Asturias, Concepcion, Conde de Regla, Salvador del Mundo y San José; el San Nicolás de 84, y de 74' los restantes. El 14 de febrero (1797) se encontró en el cabo de San Vicente con la escuadra inglesa mandada por el almirante Jervis, de solos quince navíos (1). Aunque se habia dotado la española de considerable número de artilleros, ni eran tantos ni tan prácticos que pudieran competir con los ágiles y entendidos. marinos ingleses. Asi fué que desde los primeros choques comenzaron aquellos á llevar la peor parte, y si bien hicieron esfuerzos por socorrer á los seis navíos que corrian mas peligro, y Nelson que mandaba la retaguardia inglesa estuvo en grande apuro, espuesto al fuego de la capitana española Santisima Trinidad y de otros de 74, el resultado fué cuando al ponerse el sol cesó el combate, nos habian apresado los ingleses cuatro de nuestros navíos de los que se habian ba

(4) Eran sus nombres: Victory, Britannia, Barftem, Prince, Blenheim, Namur, Captain, Go

que

liath, Excellent, Orion, Colossus, Egmont, Culloder, Irresistible y Diademe.

tido con mas constancia y ardor, quedando absolutamente desmantelado el Trinidad ).

No se volvió á empeñar el combate en los dias siguientes, aunque al decir de los ingleses quedaban todavía al general español fuerzas mas que suficientes para luchar con ventaja. El general Córdoba fundó en otras causas la inaccion de aquellos dos dias, como habia esplicado á su modo la causa de la derrota (2). Dijo que habia preguntado por señales á los buques sobre su situacion para batirse de nuevo; que tres habian contestado no hallarse en aptitud de segundo combate, y cuatro que podian batirse: que perplejo y vacilante en su opinion, volvió á preguntar por la tarde si convendria atacar al enemigo, y que de ellos nue

(4) Los navíos apresados fueron el San José, de 112 cañones, el Salvador, y el San Isidoro, de 74, y el San Nicolás, de 84.

(2) Cruzando los ingleses en las aguas donde fué la acción (decia en el parte al gobierno), era natural que navegasen en un órden de mas fácil traslacion á la línea del combate que aquel en que podia ejecutarlo nuestra escuadra sobre líneas de convoy con vientos largos; y de aqui es que apenas se descubrieron, cuando ya estaban en formacion de batalla, y en tanta inmediacion á nosotros que esto me obligó á mandar formar una pronta línea sin sujecion à puestos, no obstante la mala distribucion que debia necesariamente resultar en las fuerzas y en los gefes. A todo lo cual se agrega que los navíos Pelayo y San Pedro estaban separados por comision; que el

San Fermin y Oriente quedaron á sotavento de ambas líneas; que el Príncipe y Regla, no obstante la diligencia y acierto de sus maniobras, no pudieron entrar en formación hasta la tarde, y que tampoco pudo verificarlo el Firme por hallarse sin mastelero de velacho. De suerte que solo pudieron proporcionarse á formar en batalla diez y siete navíos de mi escuadra, incluso entre éstosel Santo Domingo, cargado de azogues y de muy poca fuerza. Entre los diez y siete espresados algunos se batieron por intervalos, y muchos no llegaron á romper el fuego; resultando de todo que la línea enemiga se empleó toda únicamente contra seis navíos españoles, cuya resistencia es mas digna de elogio en cuanto todos carecian de la gente necesaria para manejarse..... etc.»-Gaceta del 10 de marzo de 1797.

ve contestaron que nó, cuatro que convenia retardar la funcion, y solo dos respondieron que era conveniente el ataque. Mas no debieron satisfacer tales razones, ni al gobierno, ni al consejo de guerra que se mandó formar, presidido por el capitan general de la armada don Antonio Valdés, para examinar y juzgar su conducta, cuando este tribunal declaró haber manifestado Córdoba insuficiencia y desacierto en las disposiciones y maniobras del ataque, y en consecuencia se le condenó á privacion de empleo, á no poder obtener mando militar en tiempo alguno, ni residir en Madrid ni en las capitales de los departamentos de marina; y otros gefes de la escuadra fueron tambien castigados por inaccionó por ineptitud. En cambio el almirante Jervis fué premiado por el gobierno inglés, nombrándole par de Inglaterra, baron de Jervis y conde de San Vicente.

Reconocieron entonces el rey y su primer ministro la verdad que encerraban las enérgicas representaciones de Mazarredo, y volviendo á él los ojos como al único hombre capaz por su instruccion y conocimientos de reparar el desastre del cabo de San Vicente y de enfrenar los ímpetus de la orgullosa marina inglesa, confirieron al desterrado del Ferrol el mando en gefe de todas las fuerzas navales del Océano, y diéronle órden (marzo, 1797) de que pasase á Cádiz, á encargarse del apresto y armamento de cuantos navíos pudiera reunir, con facultad de emplear cuantos

medios creyera oportuno, de disponer de la tropa que necesitase, y de nombrar los comandantes y oficiales de estado mayor que fuesen mas de su gusto y confianza. El gobierno á peticion suya le dió, para que le ayudasen á poner por obra sus pensamientos, los acreditados marinos don Antonio Escaño, don Cosme Churruca, don José de Espinosa y Tello, y don Francisco de Moyna y Mazarredo.

El 18 de abril llegó don José de Mazarredo á la Isla de Leon; y con tanto desvelo y con actividad tan prodigiosa trabajó en la reorganizacion de la escuadra, y principalmente en la preparacion de lanchas cañoncras, previendo el gran servicio que habian de prestar, que no obstante estar dominando el enemigo las aguas de Cádiz, en junio tenia ya en estado de pelear veinte y tres navíos y veinte y cuatro lanchas, con más algunas fragatas de á 12 y de á 18. Pronto llegó la ocasion de ver la utilidad de estas medidas. En el mes de julio resolvieron los ingleses bombardear á Cádiz. Nelson, que era entonces comodoro, dirigió el ataque, que se repitió varios dias. Nuestros navíos hicieron un fuego muy vivo y acertado, pero lo que contribuyó muy particularmente á frustrar las porfiadas tentativas de los ingleses fué el oportuno empleo de las fuerzas sutiles organizadas por Mazarredo, y sus ligeras y hábiles maniobras. Las noches del 3 y 5 de julio (1797) fueron terribles y gloriosas; los combates de nuestras lanchas obstinados y sangrientos; Nelson estaba admirado

rina al de Hacienda don Pedro Varela, fué llamado á Madrid para que se encargase de aquella secretaría don Juan de Lángara que se hallaba en Tolon. Don José de Córdoba que quedó mandando su escuadra vínose con ella á España. Componíase de veinte y cinco navíos, uno de ellos, el Santísima Trinidad, que pasaba por el de mayores dimensiones entre todos los de Europa, de 130 cañones; seis de 112, á saber el Mejicano, Principe de Asturias, Concepcion, Conde de Regla, Salvador del Mundo y San José; el San Nicolás de 84, y de 74 los restantes. El 14 de febrero (1797) se encontró en el cabo de San Vicente con la escuadra inglesa mandada por el almirante Jervis, de solos quince navíos ""). Aunque se habia dotado la española de considerable número de artilleros, ni eran tantos ni tan prácticos que pudieran competir con los ágiles y entendidos marinos ingleses. Asi fué que desde los primeros choques comenzaron aquellos á llevar la peor parte, y si bien hicieron esfuerzos por socorrer á los seis navíos que corrian mas peligro, y Nelson que mandaba la retaguardia inglesa estuvo en grande apuro, espuesto al fuego de la capitana española Santisima Trinidad y de otros de 74, el resultado fué que cuando al ponerse el sol cesó el combate, nos habian apresado los ingleses cuatro de nuestros navíos de los que se habian ba

(4) Eran sus nombres: Victory, Britannia, Barftem, Prince, Blenheim, Namur, Captain, Go

liath, Excellent, Orion, Colossus, Egmont, Culloder, Irresistible y Diademe.

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