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bien en igual fecha se expidió otra cédula para que no cobrasen derecho de las cosas que se sacasen de Sevilla destinadas á las carabelas que se llevaba Colon (1). Y resulta de la certificacion librada en Simancas, en 15 de Noviembre de 1824, por D. Tomás Gonzalez para el reconocimiento, arreglo y despacho del Real Archivo, que en el libro de cuentas del Tesorero de los Reyes Católicos aparecen entregadas varias cantidades á Cristóbal Colon desde 1487 á 1492. Que en el libro de cuentas de Luis de Santangel y Francisco Pinelo, Tesorero de la Hermandad desde el año 1491 hasta 1493, se lee la partida siguiente: «Vos fueron recibidos é pagados en cuenta, un cuento é ciento é cuarenta mil maravedis que disteis por nuestro mandado al Obispo de Avila, que agora es Arzobispo de Granada para el despacho del Almirante D. Cristóbal Colon.» Y en otro, libro de cuentas de Garcia Martinez y Pedro de Montemayor relativo á las composiciones de bulas del obispado de Palencia del año de 1484 en adelante, existe la partida siguiente: «Dió y pagó más el dicho Alonso de las Cabezas,

(1) Archivo de Veraguas.

Tesorero de la Cruzada en el Obispado de Badajoz, por otro libramiento del dicho Arzobispo de Granada, fecho 5 de Mayo de 92 años, á Luis de Santangel, escribano de racion del Rey Nuestro Señor, é por él á Alonso de Angulo, por virtud de un poder que del dicho escribano de racion mostró, en el cual estaba inserto dicho libramiento, doscientos mil maravedis, en cuenta de cuatrocientos mil que en él, en Vasco de Quiroga, le libró el dicho Arzobispo por el dicho libramiento de dos cuentos seis cientos cuarenta mil maravedís, que hobo de haber en esta manera: un cuento y quinientos mil maravedis para pagar á D. Isag Abrahan, por otro tanto que prestó á sus altezas para los gastos de la guerra, é el un cuento ciento cuarenta mil maravedis restantes para pagar al dicho escribano de racion en cuenta de otro tanto que prestó para la paga de las carabelas, que sus altezas mandaron ir de armada á las Indias é para pagar á Cristóbal Colon que va en la dicha armada.

De esta auténtica documentacion lo que se deduce es, que las cantidades que pudo facilitar Luis de Santangel le fueron religiosamente reintegradas por los Reyes Católicos en 5 de

Mayo de 1492; que acaso las facilitase independientemente del Tesoro de Aragon, que como todo el del reino no debia andar muy sobrante cuando la Reina necesitaba empeñar sus joyas, y el Rey pedir á judíos como Isag Abrahan, cantidades prestadas de bastante importancia (1); que el reintegro fué ya fácil á

(1) El estado del Tesoro de Aragon en 1492 no permitia estos anticipos. D. IGNACIO DE Asso, en su Historia de la Economía política de Aragon, impresa en 1728, y de la cual existe un ejemplar en la Biblioteca de San Isidro, consigna á la página 493, refiriéndose al repartimiento y cuentas de sisas que existian en el archivo del reino, y del cual hemos visto una copia en la Academia de la Historia, tomo xxxi de los Manuscritos de D. Manuel Avella, que en 1489 se hallaban tan menguadas las rentas de las Generalidades, que no bastando á satisfacer las cargas que tenian contra sí, fué preciso acudir á la piedad del Rey Católico que prestó 50.000 libras para su reparo. Para satisfacer al Rey esta cantidad se echaron nueve sisas generales, que empezaron á pagarse en 1490; pero la general pobreza del reino y las restas considerables que quedaron sin cobrarse, hicieron necesaria la reduccion de las sisas á 13 sueldos por fogaje en 1491. En las Córtes de 1510 se otorgó el mayor servicio que hasta entonces se habia hecho, pues incluso el donativo para la Reina, importó 219.000 libras jaquesas, cantidad exorbitante y des

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los Reyes Católicos, puesto que tomada Granada en 2 de Enero de 1492 habian ensanchado sus dominios y sus recursos, y que en la suposicion de que el Tesoro de Aragon hiciese algun sacrificio, mayor lo hizo Castilla que procuró las carabelas, las dotaciones y las franquicias para realizar la gloriosa empresa · de descubrir un nuevo mundo; con la especialísima circunstancia de que entre los treinta y siete españoles que Colon dejó en la Isla española y encontró muertos por los indios cuando volvió á poblarla en 1493, no habia uno solo aragonés, sino todos castellanos; prueba evidente de que no fué á Aragon, sino al patriotismo de Luis de Santangel, á quien hay que agradecer el auxilio que prestó para la realizacion de una empresa que ha de ser siempre gloria nacional de España. Por consi

proporcionada con la poca substancia del reino en aquella época. Nada tenía de extraño, pues, que los Reyes Católicos empeñaran en 1487 y en 1500 las alhajas de la Reina Católica en Valencia, ni que los descubrimientos y conquistas del Nuevò Mundo se realizasen principalmente con las fuerzas y tesoros castellanos, como lo reconocen Marichalar y Manrique en la Historia de la Legislacion, tomo 1x, pág. 10.

guiente no la empañarán jamás, mientras la Historia nos suministre pruebas de la verdad, los que, partiendo de una suposicion que nadie ha sostenido, quieren pasar plaza de sinceros monárquicos, poniendo en duda uno de los rasgos más sublimes del reinado de Doña Isabel la Católica.

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De todos los gloriosos recuerdos del reino de Aragon, grandes con relacion á los tiempos que pasaron, muy pequeños para los presentes, sólo se desprende como verdad incontestable, que el sentimiento católico, que inspiró la epopeya de nuestra reconquista, vale él solo tanto como los ejércitos más formidables, y basta por si sólo para cambiar la faz del mundo; que el principio monárquico fué tambien la bandera de nuestros restauradores, emblema de victoria para la guerra y de libertad para la paz, porque hasta que los Monarcas aragoneses cimentaron la libertad política en las leyes y procuraron que fuesen obedecidas, no hubo verdadera libertad en Aragon. Por eso cuando las Córtes de 1451 decian al Rey: «Siempre havemos oydo dezir antigament é se troba por esperiencia: que atendida la grand sterilidad de aquesta tierra,

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