Imágenes de páginas
PDF
EPUB

rompió con ella toda clase de relaciones, se negó á verla y hablarla, limitándose á reclamar judicialmente la hija. Poco tardó en alcanzarlo, pero apenas contaba la niña quince meses, acosado su padre de una enfermedad fatal, bajó á la tumba dejándole por tutor á su hermano D. José, quien prevalido del desvalimiento de la niña, se alzó con todos sus bienes y renunció despues su tutoría, haciendo que recayese la que le nombraron los tribunales en la persona de un confitero llamado D. José de Mesa, hombre honrado y virtuoso, casado con D. Ursula de la Presa, virtuosa familia que carecia de hijos y trató á Mariana como á tal, no reclamando jamás del desnaturalizado tio el menor socorro. Recibió Mariana una educacion esmeradísima y desde muy jóven manifestó una precocidad y un talento tan grandes, una nobleza de sentimientos y una finura tal, que era la admiracion de los muchos que la conocian.

Tenia quince años cuando se enamoró de ella el jóven D. Manuel Peralta y Valte, natural de Huescar y poseedor de una mediana fortuna. A los dos años de casados entablaron demanda contra su tio el ex-tutor, pero éste, desde los primeros pasos, les ofreció una transaccion, aunque no muy ventajosa, y renunciaron todos sus derechos á cambio de un mayorazgo radicado en la ciudad de Loja, cuya renta era de ocho á diez mil reales.

A los tres años de matrimonio, durante el cual ni el mas ligero disgusto vino á turbar su feliz y enamorada existencia, todo debia cambiar de aspecto. El 12 de mayo de 1822 quedó Mariana Pineda viuda con dos criaturas: un niño y una niña. El estrago que esta desgracia causó en ella se pudo apreciar por la estraordinaria mudanza de su semblante. Sus megillas se marchitaron, su salud se quebrantó y por espacio de mas de un año sus lágrimas fueron un torrente inagotable. Pero no hay humana sensibilidad que resista al influjo del tiempo; así es que pasado ese período, su calma fué renaciendo, aunque muy lenta y dificultosamente.

Viuda á los diez y ocho años, hermosa, con talento y entusiasta por todo lo grande y generoso, naturalmente debia atraerse á su alrededor una coorte de admiradores, sino ya de pretendientes de su mano. Contrajo en esta situacion muchas relaciones con jóvenes distinguidos y partidarios del sistema constitucional caido en 1823. No

de íntima correspondencia con los numerosos emigrados esp residentes en Gibraltar. La policía la vigilaba muy de cerca confiaba demasiado en su talento para temerla. Era el ángel co dor de los presos políticos y de sus familias, y lo fué especial del presbítero D. Pedro de la Serrana, tio suyo, y tambien de mo D. Fernando Alvarez de Sotomayor, cuyas cabezas se ha en gran peligro. Para que se vea el ingenio y valor que esa desplegaba en favor de los liberales, oigamos el relato auténtic hace el mismo Alvarez de la fuga que logró verificar en la c por mediacion y consejo de Mariana:

« Acordó, dice, hacer un hábito de capuchino, y se valió par de una señora muy patriota pero pobre, que lloraba la reciente dida de un pariente, víctima sangrienta del despotismo, la cual del apuro lo menos mal que pudo, haciéndolo de paño pardo, y se lo cortó un sastre de buenas ideas, aunque ignorando el objet << Tambien me proporcionó Mariana un gorro negro, un rosar cordon y unas barbas, llevándome estos efectos por sí misma.

«Las barbas las facilitó una cómica (cuyo nombre ignoro) y de una hora despues de haberme fugado, ya estaban en su si el vestuario del teatro, sin que nadie hubiese notado su falta.

«Debia fingirme, enfermo me acostaba temprano, y cuando los pañeros de prision que tenia en la sala principal de la torre de S Bárbara se acostaban, que era despues de la segunda requisa qu la hacian á media noche, espiaba yo el momento en que se dor para dedicarme á mis preparativos de fuga, que dejaba tan 1 como me advertia el ruido de las llaves que venian á la tercera req

«Llegó el dia señalado, que era el en que pusieron en capilla desdichado para ajusticiarlo por robo de vasos sagrados. Hasta er ces habia yo reservado el secreto aun de mis mayores amigos. Sien que se ponia un reo en capilla, nos encerraban en nuestros respect calabozos ó habitaciones, hasta que á media tarde abrian las pue de las salas para limpiar los vasos inmundos y llevarnos agua fr las cenas: entretanto salíamos á los corredores.

y

estaba ocupado en esta faena estuve varias veces en peligro de ser descubierto por los muchos dependientes de la casa. Me puse un pedacito de caña entre el labio superior y la encía y una bolita de cera en cada ventanilla de las narices, lo mas gruesas que pude, para contribuir á desfigurar la cara y la voz ; todo segun consejo de la Mariana, que me lo proporcionó.

«Por el piso alto habia comunicacion á los corredores del departamento inferior, y daba la puerta cerca de la de la capilla; pero habia otras cinco puertas intermedias cerradas. Para abrirlas, la Mariana me habia proporcionado unos gruesos alambres cuyas puntas dobladas me servian maravillosamente. Sali, pues, saludando al paso a los muchos presos que encontraba y dando á besar mi mano humildemente á cuantos me lo pedian. Llegué à la jaula, que así se llama una pequeña division formada de fuertes rejas y rastrillos con tres puertas de golpe, y mandé abrir los rastrillos para pasar á la capilla. Todo me salió perfectamente, el mismo sola-alcaide me acompañó y abrió el rastrillo de la antepuerta y pasé por delante de la guardia riéndome de los sarcasmos y dicharachos de los soldados, y me trasladé á la calle del Aguila á una casa que la Mariana me tenia dispuesta de antemano >>.

Por todo esto, y por ser tachada la Pineda de abrigar opiniones manifiestamente hostiles al gobierno, se formó en contra suya el primer proceso, que no llegó á sustanciarse, y durante el cual se la dió por cárcel todo el radio de la ciudad.

En esta situacion se hallaba, cuando llegó el 18 de mayo de 1834.

CAPÍTULO V.

www

Frústranse sus proyectos. Es trasladada al beaterio de Santa María Egipciaca.

Al difundirse por Granada la noticia del registro, hallazgo de la bandera y arresto de Mariana en su propia casa, se apoderó una alarma general del ánimo de todas las gentes honradas, pero el partido liberal sobre todo se agitó de una manera estraordinaria, los unos por un sentimiento de terror al considerar su suerte pendiente de los lábios de una muger, los otros por un deseo de venganza previendo el trágico fin á que la destinarian sus implacables enemigos: todos por un movimiento de dolor profundísimo por las inestimables prendas que reconocian en Mariana.

Al dia siguiente, algunos de sus mas entusiastas amigos y partidarios políticos se reunieron en una casa de la calle de Elvira, con ánimo resuelto de tomar un partido decisivo y salvarla á toda costa. El entusiasmo que reinó en aquella reunion, la emocion de que todos se hallaban poseidos, las lágrimas que se vertieron y la febril impaciencia que todos manifestaron por salvarla, es imposible de describir. Alli se espusieron con valentía mil planes, se discutieron mil proyectos, y aun hubo quien propuso con este motivo lanzarse á la calle y promover una asonada, desarmar la guarnicion y ejecutar á Pedrosa, á su infame satélite el escribano Fernandez, y demás cóm– plices de sus enormes crímenes.

Decíase que la guarnicion estaba en buen sentido, pues no pocos de sus oficiales se habian afiliado al Carbonarismo... y en cuanto al pueblo, creian era seguro que desde el momento en que la campana de la Vela tocase à rebato, no faltaria uno solo de sus individuos al combate.

[merged small][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small]
« AnteriorContinuar »