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>>et Ilipa». De manera, que ó nos quita á Itálica, ó dice que se lla-
mó Ilipa, siendo como fueron y son dos ciudades tan diferentes
como Córdoba y Sevilla, aunque no tan distantes. Erró tambien
Julian Perez en dar á la Bética dos Itálicas, porque no hubo mas
de una, y otra en Italia en los pueblos voltinos; y si Ilipa se lla-
mó Itálica para diferenciarla de las demas Ilipas, esto no la hizo
otra Itálica.

No hallé en Alcalá del Rio inscripcion romana que tuviese el nombre de Ilipa, pero hallé y tengo muchas medallas de esta ciudad. En ellas se vé por una parte una espiga muy grande y en el reverso un pece como sábalo; la letra dice ILIPENSES, aunque la S última no se manifiesta, y puede ser que diga ILIPENSE, supliendo municipium.

Las inscripciones, que nos podian dar alguna luz, estan tan mal tratadas sus letras, que no se pueden leer. En la iglesia parroquial en el porche está una de mármol blanco con solas estas letras, que se pueden leer.

Q. FABIO. Q. F. Q. N.

GAL. RVF.................

En la ermita de San Gregorio en una columna de mármol se vé

DASVMIAE. L. F.
TVRPILLAE. POPVL.
LAVDATIONEM. PVBLIC.

IMPENSAM. FVNER.

LOCVM. SEPVLTVR.
D. D.

Vénse por toda esta villa notables reliquias de antigüedad, y fuera de ella la de un acueducto que por arcos venia á parar á la plaza,donde hoy se vé parte de él, y el lugar donde estuvo la fuente,

TOMO 1.

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porque aunque el rio está tan próximo que bate con sus muralias, era parte de su grandeza tener agua conducida de fuera (1).

Al fin esta villa de Alcalá del Rio era en aquella edad de los romanos ciudad ilustre, pues aun todavia acredita en sus reliquias solas su grandeza. Mas lo que yo estimo y la hace mas digna de veneracion es el sepulcro ó túmulo de un santo varon que se llamó Gregorio, cuyo cuerpo se vé hoy en medio de este lugar en un muy autorizado templo, tan antiguo la mayor parte de él, que no hay memoria de su principio: el túmulo es el mismo en que parece sepultaron á este santo varon. Es todo hecho de sillares por todos los lados y la cubierta con una bóveda de ladrillo, de manera que aunque el sepulcro está profundo un estado, la bóveda ó cubierta estaba, y hoy parece, en la superficie de la tierra: y alli pusieron una losa de mármol blanco muy fino con estas señas y letras.

(1) No eran los pueblos en aquellos siglos tan perseguidos de gabelas, cargas y sobrecargas, millones, sisas, pechos, donativos, y tantas otras imposiciones, que no hay vocablos en los diccionarios con que poderlos nombrar, ni guarismos que los puedan numerar; y quiere Dios justo y santo que al mismo paso que se imponen pechos, se vayan perdiendo los reinos y acabando esta monarquía; porque aquella sangre de pobres que han chupado las malditas sanguijuelas de los malos ministros, la venga nuestro Señor acerbamente, mostrándoles á los ojos que las injusticias y agravios tienen y han tenido en todas las monarquías este paradero, y con todo eso, ellos duros y protervos en su obstinacion, multiplican cada dia las causas de la ruina comun. ¡0 tiempos! ¡0 costumbres! ¡O desdichas dignas de ser lloradas con lágrimas de sangre! Perdone el que leyere esto la diversion, que el justo sentimiento me lleva. (Nota del autor.)

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El monograma está dentro de un círculo, el cual significa la unidad de Dios, que no tiene principio ni fin. La letra P griega con la X atravesada dice abreviado Christus. Las dos letras alpha y omega dicen lo que San Juan dijo en su Apocalipsi. «Ego sum alpha et omega, principium et finis». Estas señales ponian los católicos para diferenciarse de los pérfidos hereges arrianos. Lo escrito dice: «En este túmulo yace el siervo de Dios Gregorio, que vivió >>sesenta años poco mas o menos; fuese en paz el segundo dia de >>las nonas de febrero, era de 582». No está fácil de entender el dia preciso del tránsito de este santo, y en los años puede haber tambien duda, no en cuanto á la era, que está clara, sino los de su vida, porque aquella nota F puede ser C, y seria mas de cien años; yo la tengo por L, y añadiéndole diez por la virgula que la atraviesa, tendrá sesenta años.

Cuándo se descubrieron estas reliquias y sepulcro, no hay memoria escrita, ni tradicion que la alcance; solo se sabe que aquella parte del templo ó capilla donde está el sepulcro, estuvo cercado de rejas de hierro fuertes, y que los cristianos sacaron el cuerpo de San Gregorio y lo encerraron en un arca dorada, elevándolo sobre un altar que alli hicieron, y poniendo la loza á un lado encajada en el mismo altar. Despues en el tiempo de los Reyes Católicos se ensanchó el templo mucho y se puso un altar mayor con un retablo

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dorado, y alli cerca en la capilla mayor estan escritos y pintados muchos milagros que el santo ha hecho, y su mucha antigüedad parece de la letra francesa en que estan escritos, y la verdad en la sencillez de su estilo. Los Reyes Católicos fueron tan devotos de este santo varon, que estando en Salamanca año de 1486, dotaron este templo dando su privilegio en que le adjudican cantidad de trigo y maravedis. Es visitado, no solo de esta villa, sino de toda la comarca, viniendo en romeria de las ciudades de Sevilla, Ecija, Carmona, y otros muchos lugares, por los beneficios que todos reciben de su intercesion.

Muchas cosas causan admiracion, en hallarse este sepulcro y sus reliquias en medio de una ciudad en lo mas poblado de ella, siendo asi que por ley de las doce tablas, derecho muy reverenciado de los romanos y de los sujetos á su imperio, era prohibido enterrar los muertos dentro de la ciudad. «Hominem mortuum in urbe ne sepe»lito, nove urito». Tenian por cosa ominosa y de mal agüero ver algun muerto, y asi no solo lo excusaban, pero huian de la calle donde estaba: esta prohibicion se continuó por muchos siglos como parece por la ley Praetor divus d. de relig. et sumpt. fun. En ella se refiere la constitucion de Adriano y Antonino su sucesor. Despues de ellos renovó la misma ley Diocleciano y Maximiano: la razon de esto era porque de enterrarse los muertos dentro en la poblacion, se violaba el santo derecho de los municipios. «Mortuorum »reliquias ne sanctum jus municipiorum polluatur intra civitatem, >>>condi jam pridem vetitum est». No solo fué este derecho de los gentiles, sino que pasó á la iglesia cristiana con el mismo uso, si bien no con el mismo abuso, pues lo renovó el concilio Bracarense en el cánon 48: «<item placuit ut corpora defunctorum nulla Basi»>lica sepielantur: nam formosissimum hoc privilegium usque nunc >>manet civitates, ut nullo modo intra ambitus murorum cujuslibet >>>defuncti corpus humatur».

En esta conformidad y de los tiempos de este santo, se hallan cada dia sepulcros por las heredades y cortijos y otros poblados, no

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solo de los gentiles, sino de cristianos católicos, y no sé que en lo
poblado se hayan hallado tales sepulcros. Cómo, pues, este varon
santo fué enterrado en medio de la ciudad, cuando aquel decreto
del concilio Bracarense estaba en su verde observancia? Esto mis-
mo, que admira cómo se haya podido hacer, acredita la fama y san-
tidad de nuestro Gregorio, porque de aquella regla general de la
prohibicion de enterrarse en las ciudades, se esceptuaban las perso-
nas de soberana autoridad, santidad ó grandeza. Asi dentro de la
misma Roma habia un campo que llamaban Marcio, donde á los ta-
les por particular prerogativa se les daba sepultura. A Augusto Cé-
sar y á Trajano colocaron sus cenizas en urnas de oro dentro en Ro-
ma, y asi á otros varones de suprema estimacion, por lo cual dijo
Aurelio Prudencio contra Simachô que en ella habia tantas sepultu-
ras como templos de los Dioses.

Et tot templa deorum Romæ quot in urbe sepulchra
Heroum numerare licet, quos fabula Manes.
Nobilitat, noster populus veneratur, adorat.¡

Este mismo respeto á las personas superiores pasó á la Iglesia cristiana, como lo vimos practicado en el mismo Constantino y Theodosio el mayor, y algunos otros príncipes de aquella edad de conocida y heróica virtud, los cuales no solo fueron sepultados dentro de la misma ciudad, sino en las mismas basílicas consagradas á Dios. Luego pasó esta costumbre á los venerables obispos y á aquellos particulares que por comun y asentada opinion los juzgaban que estaban reinando con Dios. Dispúsolo asi el Concilio Triburiense Can. 17. «Nemo in ecclesia sepeliatur, nisi forte talis sit persona sa>>>cerdotis, aut cujuslibet sancti hominis, qui per vitæ meritum talem >> vivendo locum suo corpori adquisierit». Véanse á este intento Baronio, tom. 3, anno 357, n. 22. Joan Kirman de fun. Roman. lib. 2, cap. 25.

Todo esto se ha dicho para calificacion de estas reliquias de San

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