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Una Eurusque, Notusque ruunt Cephirusque maligno

Flamine tum Boreas......

Virgilio, que lo imitó felizmente en todo el primero de la Eneida,

Una Eurusque, Notusque ruunt creberque procellis

Africus......

Y en el 4.o de las Geórgicas:

Quatuor à ventis, obliqua luce fenestras.

Ovidio en su Metamor., lib. 4.

Eurus ad Auroram, Nabathæaque regna recessit,
Persidaque et radiis iuga subdita matutinis.

Vesper, et occiduo quæ littora Sole tepescunt,
Proxima sunt Cephiro: Scythiam Septemque trionem
Horrifer invasit Boreas; contraria tellus

Nubibus assiduis, pluvioque madescit ab Austro.

El mismo número de vientos admite la Sagrada Escritura. Partes enim mundi sunt quatuor: Oriens, Occidens, Aquilo et Meridies. D. Aug. Psal. 86.

Andronico Cyreste halló otros cuatro vientos medios á los dichos, y para indicarlos hizo en la tierra de fábrica una torre de cuatro esquinas, que cada una miraba á su viento, y en ella estaba su figura. Sobre esta torre estaba levantada una meta ó columna sobre que estaba una giralda de bronce en figura de un Triton con una vara en la mano, y la movia el viento, y con ella señalaba el que corria.

Manilio en su Astronomia (1) quiere que los vientos no sean mas de cuatro, y que cada uno tenga dos cuartas ó flatos, y dice asi:

Quatuor in partes Cœli describitur orbis,
Nascentem, lapsum diem mediosque calores

(1) Marci Manilii, Astronomicon: lib. IV, pág. 779.

Teque, Helice. Totidem venti departibus iisdem
Erumpunt, secumque gerunt per inania bellum.
Asper ab Axe ruit Boreas: fugit Eurus ab Ortu
Auster amat Medium Solem: Cephirusque profectum,
Hos inter binae mediis é partibus aurae

Expirant similes mutato nomine flatus.

El filósofo Favorino en Aulo Gelio no quiere que sean mas de los ocho: tres de la parte oriental, y cada uno de su polo. Aristóteles constituye diez vientos. El colegio Conibricense, su intérprete, dice que once, y Olimpiodoro dice que Aristóteles constituyó doce vientos; y esta es la comun opinion de aquel siglo, que siguieron Marco Varron, Séneca y otros muchos.

Vitruvio subió al aumento de veinte y cuatro vientos, constituyendo ocho principales, y á cada uno le dió dos colaterales, que son diez y seis flatos ó cuartas, y todos vienen á ser veinte y cuatro: hasta aqui llegaron los pareceres de los antiguos en cuanto al número. Siguiendo, pues, la comun opinion, pondremos los nombres y los sitios de los doce vientos, porque estos se hallan mas frecuentemente en los autores de mejor nota.

Y comenzando del que nace del polo ártico, digo que los griegos le llamaron Aлάрpxτiαo, voz que en esta lengua significa la Osa, porque asi llamaron á las estrellas del Norte. Los latinos llamaron al mismo viento Septentrio, segun Séneca, y segun Aulo Gelio septentrionarius por todos términos de estrellas, que entran en aquella parte. Marco Varron dice, que de la voz terriones, que son los bueyes que aran la tierra. Este viento septentrion, tiene dos colaterales, uno al Occidente, que llamaron los griegos opaxias. Séneca quiere que le faltase nombre latino; pero Marco Varron le llama Cercio. Aulo Gelio y otros, Circio à Turbine, et Vertigine quibus circuit. El otro viento, que mira á la parte oriental, haciendo lado al Norte, llamaron los griegos Bopéxo, los latinos Aquilo por la presteza y vehemencia de su soplo, semejante al vuelo del águila. Aristóteles llamó á este Meses y al septentrion Boreas. De él habla Ovidio con

gran propiedad en el 6.° de los Metamor., introduciéndolo enamorado de Orithia, ninfa.

Apta mihi vis est; ac tristia nubila pello:
Vi freta concutio, nodosaque robora verto,
Induroque nives, et terras grandine pulso.
Idem ego, cum fratres coelo sum nactus aperto;
(Nam mihi campus is est) tanta molimine luctor;
Ut medius nostris concursibus intonet aether;
Exiliantque cavis elise nubibus ignes.

Idem ego, cum subii convexa foramina terrae,
Supposuique ferox imis mea terga cabernis;
Sollicito manes, totumque tremoribus orbem.

A todos los vientos que vienen de esta parte, sin distinguir si es uno ó tres, llama el vulgo todos estos nombres y por ventura tiene mas. Norte, Gallego, Tramontano, Madrastra, Descuerna-cabras, Zarzahan, Cierzo. De este dice San Isidoro, Lib. 43, cap. 44. «Cir>>cius dictus, eo quod Coro sit iunctus. Hunc Hispani Gallecum vo>>cant, propter quod eis à parte Gallecia flat». Asi leo á este santo, no Gallicum ni Gallica como está en los impresos.

A los dichos tres vientos de la parte del Norte, se les oponen otros tres de la parte del Mediodia ó polo antártico. Al viento car dinal ó principal le nombran los griegos Notos de la voz Notię, segun Aulo Gelio, que significa humor, porque ordinariamente causa pluvia. Los latinos le llamaron Auster ab augendo, vel hauriendo aquas. Al colateral que mira al Occidente, llamaron los griegos λευκονότος ὁ Ε υρονοτος y los latinos de la misma manera Euronotus Sy ó Leuconotus, y tambien Africo, Auster, y se opone derechamente al viento Bóreas.

Al otro lado del Austro nace el viento que los latinos llaman Euro, Auster, y se opone al Circio ó Circo. Flavio Vegecio quiere que este viento se llame Coro ó Cauro: pero no seguimos en esto su opinion. A todos estos vientos llama el vulgo en esta tierra, Vendabal, Marea, aire de la mar, y

al que se incliná un poco al Oriente, le llamamos a qui Rondin porque viene de hácia Ronda, y con él suele llover.

Debajo de la línea equinocial á la parte oriental, nace el viento cardinal, llamado de los griegos Apeliotes, que significa cosa que viene del Sol. Los latinos por la misma causa le llaman Subsolanus. A la parte hibernal ó brumal nace el viento colateral que los griegos le llamaron Euros con la misma voz, ό ya le llama ron asi ab Aurora vel Evo. De él dice Séneca: Eurus quoque iam civitate donatus est. Llamáronle tambien con nombre latino Vullumi, à volvendo, asi le llama Livio en aquella batalla desdichada donde Anibal puso mañosamente contra este viento el ejército romano y le venció. Varron le llama tambien Vulturno. A la parte solsticial ó vernal sopla el viento llamado de los griegos Kaixing y de los latinos Casias. De este dicen tiene tal propiedad, que trae las nubes contra el suelo; llámase tambien Helespontus. En estos nombres va muy diferente Aulo Gelio, ó en él, el filósofo Favorino, porque al subsolano le llama Euro, y al viento que nace de la parte estival, llama Aquilon y Bóreas; y al que nace al otro lado hiemal le llama Euronoto, y dice asi. «Hi sunt tres venti orienta»les: Aquilo, Vulturnus, Eurus, quorum medius Eurus est». Mas es de advertir que este filósofo no hace caso de mas que de ocho vientos, y asi les muda los nombres con mudar los sitios. Nosotros llamamos á todos estos vientos Solano y Levante. A la parte opuesta occidental, nacen los tres vientos restantes debajo de la línea equinoccial del Poniente, de la cual nace el viento cardinal llamado de los griegos asi Zéqupo, que significa el que viene del ocaso ó de la noche, ó el que trae la vida. De los latinos es llamado Favonius, à fovendo, vel fovendo, y le suelen muy de ordinario llamar Zephirus. De la parte colateral brumal, nace el viento llamado Libicus porque corre de Libia, ó Africus. De el dice Séneca que es furibundus et ruens, nosotros le llamamos de la misma voz, Abrego, y un poeta nuestro dijo:

TOMO I.

«Cuando el Cierzo y el Abrego porfian.»>

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A la parte solsticial estiva nace el viento llamado de los griegos el tempestuoso. Con este viento huyó Cleopatra de la batalla na>>val de que habla Aulo Gelio». Itaque, Virgilius, Cleopatram à navali prælio in Aegiptum fugientem vento Sapige ferri, ait. Los latinos le llaman Coro, ó Cauro, ó Corruscando. Flavio Vegecio hace los vientos diferentes al Céfiro y Favonio, y dice asi: «Occidentalem vero cardinem tenet Cephirus, huic à dextra iun»gitur Lips, sive Africus, à sinistra Japix, sive Favonius»; y nuestro poeta Garcilaso como hombre militar, le siguió en la Egloga 3, en tales versos:

y

Cual suele acompañada de su bando
Aparecer la dulce primavera,
Cuando Favonio y Céfiro soplando

Al campo tornan su beldad primera.

Tambien los distingue como vientos diferentes Gaudencio Merula Gerónimo Cardano contra el comun parecer.

Dijimos que Vitruvio, siguiendo nueva sentencia, constituyó ocho vientos y diez seis flatos, y asi es justo que sepamos sus nombres, porque algunos se distinguen de los que hemos dicho, y son los siguientes:

Al viento subsolano le añadió á la parte diestra el viento Cabra. A la siniestra le puso Ornithias. A Favonio puso á la diestra á Argeste y á la siniestra á Etesias. Al Septentrion añadió el viento Thrascias y el Galico. Al Austro le puso el Leuconoto, y á la otra parte el Altano. Al Aquilon sobrepuso el viento llamado Sugema, á la oira parte Bóreas; á el Africo el Libionoto, y Subvéspero. Al Auro acompañó con Cesias y Vulturno. Al Cauro añadió el Ciercio y el Coro.

y

Hasta aqui discurrió la antigüedad; mas nuestros marineros, que audazmente penetran la inmensidad del Océano, venciendo con la obra lo que fabulosamente cuentan los antiguos de los Argonautas,

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