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CAPÍTULO II.

Irrupción de los Bárbaros en Italia.-Pasan á España.-Los Vándalos en África.-Sus triunfos.-Fin del imperio vándalo africano.-Guerras de los Reyes godos con los Romanos. Se apoderan de África.-Traición del Conde D. Julián.-Entrada de los Árabes en España.-Batalla de Guadalete y fin del imperio godo.

De los últimos confines de la Europa, de la isla Scancia ó Scandinavia, como entonces llamaban á Suecia, parte un enjambre de guerreros. Los Godos occidentales y orientales (Visigodos y Ostrogodos) llegan á Scitia; establécense en las riberas del Boristenes, les rinden parias muchos pueblos asiáticos; lidian con los Persas; acércanse al Danubio; y atacan al imperio, que con el oro les convierte en sus aliados. Al fulgor de su espada huyen Gépidas, Burgundos, Vándalos, Hérulos, Vénetos y Astros. Los hielos polares arrojan una nueva raza, tan valiente; pero cien veces más feroz que la de los Godos, y les empuja hacia el Mediodía: los Bárbaros ya no eran los Godos, sino los Hunos. Estipendiarios aquéllos del imperio, protegíanle contra el resto de los Septentrionales; pero les faltan los sueldos y se amotinan. Alarico es proclamado Rey por los Visigodos: pide al Emperador Honorio las pagas atrasadas ó tierras en Italia; el débil Emperador les cede las Galias y España, ocupadas por sus enemigos, y trata de destruirlos traidoramente en su marcha: vencen los Godos, alíanse con los Hunos, y toman por asalto á Roma. Alarico recorre como conquistador la Italia; dispone una escuadra en Sicilia para trasladarse á Africa; una tempestad la destruye, pero su idea queda grabada en la memoria de su pueblo.

A la muerte del Rey visigodo es elegido Ataúlfo, que se enlaza con Placidia, hermana del Emperador romano, y sigue su marcha á las Galias, ahuyenta á las tribus bárbaras, penetra en España, se apodera de la Tarraconense y sienta su corte en Barcelona 2.

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2 Niéganlo muchos autores, que afirman que tuvo su corte y asiento en las Galias, y

Muere Ataúlfo asesinado; sufre la misma suerte Sigerico, y electo Walia, intenta, como Alarico, apoderarse de África, y como las de Alarico, el azote de las tormentas destruye sus escuadras.

Habían precedido á los Godos, otras tribus guerreras. El 28 de Setiembre de 409, después de haber devastado las Galias, entran en España los Suevos, Vándalos, Alanos y Silingos. Ciudades, pobladores, mieses, todo cae al impulso de la espada y de las llamas: consigo, destrucción y muerte; en pos, sangre y cenizas. En 414 se dividen la asolada tierra: tocan á los Suevos, Galicia, Asturias y León, hasta el Duero; Extremadura y Lusitania á los Alanos; la Bética es la parte de los Silingos y Vándalos. Cámbianle éstos el nombre en Vandalia (Vandalucia) 3 y continúan sus depredaciones, pillando la costa mediterránea, desde Gades á los Alfaques; hasta que en el 419 los exterminó completamente Walia, Rey de los Visigodos. Bonifacio, Gobernador de África por los Romanos, es acusado de traidor á la Emperatriz Placidia, madre de Valentiniano; niégase á ir á Rávena por temor de Ecio, su rival y su calumniador; derrota á un cuerpo de tropas que el emperador envía contra él; y al saber que un formidable ejército se apresta para reducirle á la obediencia, llama en su auxilio á Gunderico, rey de los Vándalos, ofreciéndole la mitad de las provincias africanas.

Gozoso Gunderico apareja su armada; pero antes de llevar a cabo la empresa, asalta á Sevilla, y, según la más probable opinión, muere en la embestida. Afirman no pocos que le asesinó su hermano bastardo Genserico, que fué proclamado Rey.

La mudanza de jefe no cambia el pensamiento de los Vándalos; pero al llevarlo á cabo, se lo impide una irrupción de los Suevos. El valiente Genserico les sale al encuentro y los derrota, con muerte de su Rey Ermengario, que se ahogó en el Guadiana.

Por fin, el año 4275, 50.000 Vándalos cruzan el Estrecho; en breve

cuentan á Amalarico como el primer Rey godo que estableció la corte en España, eligiendo á Sevilla, donde estuvo hasta Atanagildo, que la trasladó á Toledo. Masdeu trata extensamente esta cuestión.

4 Cabanilles: Historia de España.

2 El 411, según el P. Flores, en su Clave historial.

3 Es opinión vulgar, que sigue Malte Brun en su Geografía universal: niegalo el P. Flores, en nuestro concepto con razón, y opinamos con él, que Andalucía ó L'Andalús fué el nombre con que los Moros designaron á toda la Península ibérica.

4 En el 447, según Patxot.

5 D. Vicente Diaz Canseco, en su Apéndice á la Historia de Cartago, y el Teniente Gene

ral, Ximénez de Sandoval, en su obra Guerras de Africa en la antigüedad, ponen el paso de

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conquistan la Mauritania Cesariense y la Tingitana, toman á Argel destruyéndola hasta los cimientos, y llegan victoriosos á las orillas del Ampsaga, límite que á sus conquistas impuso Bonifacio al llamarles al África.

Al ver su ferocidad, arrepiéntese el Gobernador romano, se reconcilia con la Emperatriz, procura con Genserico su vuelta á España, niégase el Vándalo que le derrota y le obliga á refugiarse en Hipona: en el mes de Mayo del 430, el terrible Genserico cerca la ciudad. Durante el asedio, el sol de la Iglesia latina, San Agustín, herido en medio del corazón al contemplar destruidas las Iglesias de su diócesis, muertos sus feligreses, triunfantes á los Donatistas; espira, harto feliz, en no ver á los Bárbaros triunfantes en la ciudad, que capituló en Agosto del 431.

Cuatro años de treguas siguieron á esta lucha: Valentiniano y Genserico celebran, por fin, un tratado de paz en 21 de Febrero del 435, quedando reconocido el Vándalo por dueño de Ceuta, Tánger, las Mauritanias Cesariense y Tingitana, y parte de la Cartaginense, fijando su corte en Saldas 2.

Atila llama á las puertas del imperio oriental: el occidental luchaba contra los Visigodos y Suevos en las Galias y España. Genserico, sin cuenta de las capitulaciones, cae sobre Cartago, y en plena paz tómala por sorpresa el 18 de Octubre del 439; traslada á ella su capital, y en breves días expulsa á los Romanos, y queda dueño indisputado desde el Estrecho de Hércules á la Cirenaica, á excepción de la Tripolitana.

Pasa un siglo. Tras varios sucesos, Gilimero, ó Gilimer, usurpa el trono en el año 531 á Hilderico; enciérrale en estrecha mazmorra; saca los ojos á Oamero ó Amer, el Aquiles de los Vándalos, y se niega al ruego de Justiniano, que reclama los cautivos para consolarles en Bizancio. Ofendido el Emperador siempre augusto, encarga el castigo á Belisario, que derrota al Cartaginés.

Acude Gelimer en demanda de auxilios al Rey godo Teudis: por medio de sus Embajadores, Fuscia y Gotio le dice: «Si dejas á Justiniano

Genserico al África en el año 429: seguimos la fecha marcada por el P. Flores У Mariana: también varían los autores en el número del ejército de los Vándalos, que hacen subir muchos á 80.000 hombres. Difícil de apurar lo cierto, y más cuando al ejército acompañaban las familias, con ancianos, niños y mujeres.

4 Según Luis del Mármol, el Ampsaga ó Fluvius cirtensis es el río llamado Sufe-gemar, que sale á los llanos de Constantina, y dividía la Cesariense, de la África menor. Hoy se le conoce con el nombre de Guad-el-kevir.

2 Bugía.

>>apoderarse del África, muy luego le verás dar la vuelta por el Estrecho >>y penetrar en España;» pero al arribar los Embajadores, trabajados por una penosa navegación, noticióles Teudis que Cartago había ya capitulado, y que preso su Rey era inútil el auxilio que pretendían. Así concluyó la dominación vandálica en el año 534 del Señor.

Los Romanos restablecen la prefectura de África, y en Cartago, la capital': recobran rápidamente los antiguos dominios en la costa; constituyen en Ceuta un Tribuno, y juntan sus dromones 2 para guardar el Estrecho, vigilando á las Galias y á la España 3.

El África sufría el yugo greco-bizantino. La proximidad de los Imperiales, de quien eran los Godos, ya aliados sospechosos, ya francos enemigos, labró hondamente en el pecho suspicaz de Teudis. Atraviesa el mar, pónese sobre Ceuta; pero como aflojase un día festivo en las precauciones debidas, caen sobre él impetuosamente los sitiados, y con gran estrago le obligan á repasar el Estrecho. Al poco tiempo muere Teudis en Sevilia, atravesado por la espada de un loco, fingido ó verdadero. La ambición pone en lucha con Agila al rebelde Atanagildo, vencedor con la ayuda de los Imperiales, que acuden de la vecina África 5. Cumplióse la predicción del Vándalo. Ceuta abrio las puertas de la Península á los Greco-bizantinos, que recibieron del usurpador en pago de su ayuda, todas las marinas del Este y la codiciada Bética.

A Imperator Cesar Flaius Justinianus..... semper Augustus, Archelao Prefecto pretorio Africæ..... Deo ita que auxiliante pro felicitate reipublicæ nostræ, per hanc divinam legem sancimus, ut omnis África quam nobis Deus prestitit, per ipsius misericordiam optimum suscipiat ordinem et propiam habeat Prefecturam..... cuyus sedem, jubemus esse Carthaginem..... quam nunc tuam excellentiam gubernare decernimus.

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Dromones: barcos muy largos y veloces, según las etimologias de San Isidoro. Tenían una sola fila de remeros y cubierta defensiva.

3 Imperator Cæsar Flavius Justinianus..... semper Augustus, Belisario Magistro militum per Orientem..... Jubemus etiam: ut in trajectu, qui est contra Hispaniam qui Septa dicitur, quantos providerit tua magnitudo, de militibus una cum Tribuno suo homine prudente, et devotionem servante reipublicæ nostræ, per omnia constituas, qui possint et ipsum trajectum semper servare, et omnia quæqumque in partibus Hispanice, vel Galliæ, seu Francorum aguntur, vivo spectabili duci denuntiare, ut ipse tua magnitudine referat.

4 D. Modesto Lafuente contradice algún tanto esta opinión, cuando en su Historia de España dice: «Justiniano había acabado con el reino de los Vándalos en África, por medio «de la espada de Belisario, y posesionadose de Ceuta, que se supone había pertenecido á los »Godos. Teudis envió un ejército á recobrar á Ceuta.»>

5 Correa de Franco supone que los mandaba Patricio Liberio, y que pasaron á España el 554. Mariana le llama Liberto Patricio, y no marca el año de su venida, limitándose á decir que Agila fué muerto en el 554, de resultas de la batalla que perdió contra los rebeldes y los Imperiales.

Pero Leovigildo, Rey de altos pensamientos, aunque manchado con la sangre de su hijo el Santo Hermenegildo (cosa por muchos negada), sueña en la unidad española; funde el estado suevo con el godo, derrota á los Imperiales en contínuos encuentros, y recupera parte de los estados perdidos ó cedidos.

Persevera en la obra Sisebuto: les arrincona en las playas del Atlántico, y sediento de gloria, envía armada que castiga á los piratas africanos, desembarca en la Mauritania en el año 618, y toma las plazas de Ceuta y Tánger, creando un condado, que subsistió hasta la invasión de los Árabes 1.

Suintila, bravísimo Capitán, es coronado, y tras lanzar de la Península los restos de los Imperiales griegos, extiende sus dominios en las Mauritanias y vuelve triunfador á su patria.

El año 647, los Arabes, conquistado el Egipto, se apoderan de la Cirenaica y de la Tripolitana; infestan los mares y recorren en triunfo el litoral africano. En Alejandría aprestan una armada de 270 naves, á excitación de Ervigio, según afirman algunos. Surgen en nuestras mari nas y las saquean: los contrastan fuertemente los Edetanos, y mientras, Wamba reune el ejército, ataca á los Infieles y les quema cerca de 200 naves, librándose las pocas que á toda vela huyen con los restos de los invasores, salvándose España por el esfuerzo del magnánimo Rey 2.

Succédele Ervigio, y á éste Egica: los Judíos, abastados de riquezas, y acaso temiendo que se renovasen las persecuciones de Sisebuto, conspiran contra el nuevo Soberano, y traman con sus correligionarios de África la entrega de España á los Sarracenos, que, pujantes en aque!la región, cercaban entonces á Cartago, mandados por Hassán-ben -Nománel-Ghasaní, Gobernador de Egipto por el Califa Abd-el-Malek-ben-Meruan. Resiste Cartago, socorrida por la flota de Justiniano II, y, según los historiadores árabes, también por el rey Egica 3, á quien algunos conce

4 El eruditísimo Masdeu niega, con razones de mucho peso, la invasión de Sisebuto en las Mauritanias, atribuyendo el fundamento de esta opinión á haberse interpretado torcidamente un pasaje de San Isidoro Hispalense: es, sin embargo, la conjetura más seguida. Correa de Franca supone que en el año 624 Sisebuto confió el mando de la armada á Flavio Suintila, y que este, en nombre de aquél, fué el conquistador de Ceuta y aledaños.

2 Luis del Mármol, en la Historia de África, supone que tuvo lugar esta invasión en el año 684. El mismo, y el autor del Fortalicio en la fé, aseguran que fué en el último del reinado de Wamba, que corresponde al 680: á esta opinión se inclina Escolano. Cabanilles la fija en el año 673 ó 677.

3 Nada dicen nuestros antiguos historiadores de este socorro de Ejica, pero según Estébanez Calderón, en su Manual del Oficial en Marruecos, lo aseguran Novaré, Ben Jaldún y otros escritores árabes. No los hemos visto.

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