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ma con las aprehendidas, y á duras penas arribaron al puerto con mucha ruina del botín.

En el siguiente año, 1614, Hernando Bermúdez y Martín de Garay cautivaron 300 Turcos con la Capitana de Alejandría y Damieta, libertando 400 Cristianos, y en Agosto de 1616 las galeras de Malta se apoderaron de dos naves, dos galeras y seis caramuzales con 570 Moros, Turcos y Judíos; muertos más de 150 en el combate 1.

La muerte de Muley Xeque, acaecida en este tiempo, privó de un fiel aliado á los Españoles. Y como sobre la muerte de Muley Xeque se habló con variedad y en nuestra época ha habido algún escritor que, con reticencias malignas ha dado á entender que quizá fué provocada ó consentida por Felipe III, queremos brevemente narrarla tal como entonces se dijo 2.

En una aldea llamada Farrobo, vivía Mohamet Bulif, el Almocadén, poderoso Moro, muy temido y contemplado de Muley Xeque. Mató á uno de los principales de Alcázar, y recelando de los parientes del muerto, logró del Rey una cédula de fecha anterior, con orden para degollar al de Alcázar. Diósela con repugnancia Muley Xeque, y primero por el Alcaide de Tetuán y luego por sí mismo, trató de deshacerse del Bulif; pero los encargados, hombres de poco espíritu, le franquearon el mandato. El Bulif, de acuerdo con el Alcaide de Tetuán, que estaba en relaciones con el Rey de Marruecos, tomó 400 hombres, fuese á Gibelfaráz, donde residía Muley Xeque, y rodeando la tienda, le acometió al frente de los asesinos. Muley Xeque, no perdiendo el ánimo, mató dos de dos pistoletazos, y con el alfange arremetió contra Bulif; pero uno de los de su séquito le pasó con un dardo, y caído, le cortaron manos, cabeza y piés, matando igualmente al niño Muley Druz 3, que trató de interponerse entre los regicidas y su desgraciado padre. Despojaron al cadáver de un coleto en que guardaba porción de pedrería, y le dejaron insepulto; hasta que al cabo de cinco días le llevaron á Tetuán en unas parihuelas, pregonando que le habían muerto por amigo de Cristianos, que había cedido á Larache, y que quería entregarles todo el Algarbe. Su hijo, Muley Abd-Alláh, vengó después la muerte de su padre, dándola cruelísima á los traidores.

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Relación impresa en Cádiz por Lúcas Diaz en 1647. Biblioteca de la Real Academia de la Historia.

2 M. S. de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, que concuerda en lo esencial con una Relación impresa en Sevilla por Bartolomé Gómez de Pastrana en 1621, que se halla en la misma Biblioteca.

3 Muley Driz le llaman otros.

Contóse también que, en guerra abierta el referido Alcaide de Tetuán Abencaziz, en combinación con Muley-Cidán, le había muerto en una sorpresa; pero ni á Cristiano ni á Infiel vínole en mientes sospechar del piadoso Felipe III. Quedaba reservada esta gloria á modernos historiadores, que mancillando reputaciones y buscando causas ocultas á sucesos que las tienen paladinas, quieren hacer pasar malicias de su ánimo torcido, por profundidades de su sagaz ingenio.

1 El Cidán á fuerza de dinero venció al Jaquer, que con el Reino de Sus se le había levantado; el cual Moro dicenme le daba más pesadumbre que ningún otro, y así no halló más remedio que dar cuarenta mil onzas á un pariente del mismo Jaquer para que se lo amatase, que le fué fácil de alcanzar, porque el Moro más presto adquirió al beneficio propio que al aumento del pariente; y así estando los dos en pláticas en sus tiendas, acometió con el Jaquer y luego le mató. Con lo cual, muerto él, Cidán se quitó de un gran peso.Avisos de Berbería dados por José Agustín de la Torre, encargado de S. M.

Lo mismo afirma Gil González Dávila en su Teatro de las grandezas de Madril. Luis Cabrera, en su obra Relaciones de las cosas sucedidas en la corte de España, escribe que MuleyXeque murió en Alcázar, herido de azagaya, por disposición, según se decía, de su hijo Muley-Abd-Alláh.

CAPÍTULO XIX.

Se resuelve la toma de la Mahamora.-Su descripción y presa.-Ataques y defensa del nuevo fuerte.—Hazañas del Capitán Francisco de Rivera.-Capturas de corsarios.-Combate de D. Octavio de Aragón.-Construcción de atalayas contra Moros.-Posesiones hispanoafricanas.—Causas que sostuvieron la piratería.-Muerte de Felipe III.

Eran muchos y muy entendidos los que en España querían la demolición Ꭹ abandono de Larache, antes tan deseada y ahora estimándose por de menos conveniencia y mayor gasto que se había creido; mas no opinaba así el Duque de Lerma, gran privado del Rey, que de acuerdo con el de Medina-Sidonia, Capitán general del Océano, que lo era también de Ceuta; determinó asegurarla más, conquistando á la Mahamora, intermedia entre aquel puerto y Mazaghán. Además de la seguridad de Larache, aconsejaba esta medida el ser ordinario refugio de los piratas favorecidos por el Rey de Marruecos, irreconciliable enemigo de Españoles.

Está la Mahamora ó Mehdía en el Reino de Fez, media legua distante del mar Océano y á 22 al Oeste de la capital. Pasa por su lado, el río Sebú, formando en su desembocadura y al abrigo de todos vientos, el puerto que en larga distancia se introduce río arriba y sufre buques hasta de 300 toneladas; si la estación bonancible permite la barra y no se embravece la costa llena de arrecifes.

En 1515 trató de apoderarse de ella el valeroso Rey portugués Don Manuel el Afortunado, y reunida una armada de más de 200 velas, con 8.000 hombres al mando del General D. Antonio de Noronha, Conde de Linares, zarpó de Lisboa el 13 de Junio, anclando en la desembocadura del Sebú el 23, y fortificándose á la ligera. Apresuradamente acudió al socorro el Sultán de Fez, Mohamed-ben-Oataz, y rechazó á los Portugueses que perdieron 5.000 hombres, más de 100 naves y gran pertrecho de artillería y municiones. La memoria de tanto estrago abultaba el riesgo de la empresa, y á fin de prevenir accidentes, enviáronse antes exploradores, que con el mayor recato calasen el puerto y la barra Ꭹ diesen noticias de las defensas y buques que allí había. Con esta razón, el día 1.o

de Agosto de 1614 salió de la bahía de Cádiz con una fuerte armada, D. Luis Fajardo, General de los galeones fuertes del Océano. Juntábanse á éstos, los navíos de Dunquerque mandados por el Almirante Diego de Santurce y Horozco; y ocho galeras reales, cinco á las órdenes de D. García de Toledo, hijo del Marqués de Villafranca, D. Pedro, y las otras tres lusitanas, á las de su General el Conde de Elda; montando con los buques de transporte 99 velas, en que iban unos 5.000 soldados, abundantes municiones de boca y guerra, y materiales de cal, piedra, ladrillos y faginas, para las fortificaciones que habían de construirse. El tiempo sereno y el mar espejado, ofrecían ocasión de caer de sorpresa sobre la plaza; pero llegada la noche, alteróse el Océano, y tan en temor puso al General, que torció el rumbo hacia Larache. Le avistaron los Moros, y esparcida la alarma, se previnieron los de la Mahamora, que andaban recelosos: serenóse el tiempo y se aplacó el mar, y el día 3 de Agosto surgió la flota. Al amor del puerto hallábanse unos 500 corsarios con 15 buques de hasta 200 toneladas y dos urcas de 300; echaron á pique una en la boca del canal y medio de la barra, y con la otra, bien provista de artillería y mosquetes y un enmaderamiento apoyado en las entenas y mástiles de la urca ahondada, prohibían la boca del puerto. Formaron además los otros buques en línea y abrieron trincheras por la parte de tierra, que artillaron con seis cañones, y levantando un fortín guarnecido con tres piezas reforzadas, aprestáronse á la defensa. Al llegar Fajardo, encontró al Almirante holandés Juan Eibrescen 1, que con cuatro urcas impedía la fuga de los piratas, hasta que Muley Cidán le concediese la licencia pedida de apoderarse de la ciudad. Excusóse por ello de cooperar á la empresa, y sobre el modo y forma que había de guardarse en el acometer al enemigo, dió saludables consejos al Español.

Envió éste parlamentarios; los piratas les cortaron las cabezas; repitió y recibieron á tiros al barquichuelo, matando al piloto. El día 4 mandóse acometer con ocho grandes chalupas; pero lo fuerte de la marejada lo impedía y se perdió la falúa real, hasta que por consejo del Conde de Elda, el Capitán Jusepe de Mena reconoció la costa, y remontando un poco hacia Larache, comenzó á desembarcar con los Españoles en un mediano surgidero. Corrieron á impedirlo unos 700 hombres; pero la artillería de las galeras que disparaba desde los flancos, limpió la playa imposibilitando la oposición. Los primeros que arrojándose al agua toma

4 En la Relación oficial que existe manuscrita en la Academia de la Historia, se le llama Juan Ebersem.

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ron tierra, fueron los Capitanes de marina Mena, Bartolomé García 1 y D. Fermín de Lodosa, y tras ellos hasta 2.000 soldados. Ordenáronse al punto en dos escuadrones, echando á vanguardia una manga de mosquetería y dos hileras del escuadrón primero, al mando de los Capitanes Ibarra y González del Aguilar. Los corsarios, que habían calculado el ataque por mar, al verse acometidos por la espalda, cayeron de ánimo, y disparados algunos tiros; con el favor de la noche, que á toda prisa cerraba, retiráronse abandonando el fuerte, en el que entró el primero el entretenido de la armada D. Pedro Legorreta. Antes de abandonarlo, clavaron los Moros las piezas, mas con tan escasa pericia, que al punto las desclavó Mena, haciéndolas jugar contra las fortificaciones del puerto. Considerada por los corsarios inútil la resistencia, con lo mejor que tenían marcharon hacia Salé é incendiaron la escuadra. El Teniente Maestre de Campo General D. Cristóbal Lechuga, acudió presuroso á cortar el fuego, lográndolo en 10 bajeles y quedando cuatro reducidos á cenizas 2.

Aconteció la toma del puerto el 6 de Agosto, y á poco, para que no cargase toda la Morisma, el Almirante Miguel de Vidazabal, con 8 galeones y algunas barcas, se corrió hacia Salé, cañoneándola en tanto; con lo que, por cuidar de la población, descuidaron el embarcadero. Levantóse de seguida en la altura un fortín abonetado con las tres puntas hacia tierra, artilladas convenientemente. Repuestos los Moros de la alarma que les causó el bombardeo, y considerando lo gravoso de tal vecindad, dieron varias arremetidas, no con mucho empeño y sin gran trabajo rechazadas. Pero el 15 de Agosto por la mañana, con tal silencio se pusieron sobre el fuerte, que pudo haber sido degollada la guarnición antes de prevenir su arribo; si al verse sobre los reparos no hubieran denunciado su venida con grande algazara, y voces y músicas de atabalejos y dulzainas, entreteniéndose en derribar el escudo de las armas Reales que campeaba sobre un ástil. Al ruido acudieron los soldados á medio armar, y echándose sobre el mayor remolino, hiciéronle huir, derribando un gastador, de una pedrada, á un Moro que parecía ser de algún respeto en

1 Una Relación impresa en Sevilla por Alonso Rodríguez Gamarra en 1614, le llama Bartolomé de Nodal.

2 Gran divergencia existe entre los historiadores sobre la fecha de la toma de la Mahamora ó Mehdia. Mr. Chenier, en sus Recuerdos históricos sobre los Moros, dice que fué el año 1604. El P. Castellanos. en su Descripción histórica de Marruecos, afirma que tuvo lugar el año 1647. Lafuente, en su Historia de España, pone este suceso en 1644.

Apéndice número 14.

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