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Adelantando aún más, sostiene Alvar García, hermano del D. Alonso, Obispo de Cartagena, que resultaba de las antiguas matrículas de las provincias y diócesis, ser sufragáneas de la metrópoli Hispalense, la Iglesia Marrochitana y la Rubicense que estaba en las islas Afortunadas; pero es lo cierto, que ni en los Concilios de Toledo figuran las firmas de estos Obispos, ni autor alguno asegura que Hispalis tuviese jurisdicción más allá del Estrecho, excepto Alvar García; ni de ello, si fué, ha quedado memoria.

PARTE II.

COMPRENDE DESDE EL AÑO 714 HASTA EL 1492.

CAPÍTULO PRIMERO.

Los Arabes.-Mahoma.-Abdalla-ben-Sad penetra en la Mauritania Cartaginense.-Victorias de Ocba-ben-Nafi.-Conquista la Mauritania Cesariense y casi toda la Tingitana. Hassán destruye á Cartago.-Vence á los Amacirgas.-Muza-ben-Noceir concluye la conquista de la Tingitana y se apodera de España.

Entre el África y el Asia, rodeada por el seno arábigo, el golfo Avílitas, el mar Erythreo, el golfo Pérsico y el Eúfrates, se extiende la Arabia; nunca completamente dominada por los conquistadores. Circúndanla, impenetrable barrera contra las invasiones, mares inmensos de arena: bien puede decirse que el Símoun es el guardián terrible de los hijos del desierto.

Un pueblo sobrio, valiente, entusiasta, sin más riqueza que sus caballos, camellos, tiendas y ganados, erraba por sus vastas soledades. Entre ellos se alza un obscuro impostor y reune en torno suyo á su pequeña tribu. Llamábase Mohamad'. Poco después, la tribu se había convertido en un pueblo: Mohamad era el profeta de Alá. Enseña una religión nueva; conmuévese el Yemen; estremécese el África; llévanlo todo á sangre y fuego sus fanáticos partidarios, y al morir les encarga que con el alfanje extiendan sus creencias por los ámbitos del mundo.

Como impetuoso torrente, salen de sus guaridas, sujetan la Siria y la Palestina, vencen á los Persas, atraviesan el Istmo de Suez; Asia se precipita sobre el África. El Egipto se humilla á su paso, y los remotos orígenes del Nilo ven retratados en sus aguas, los pliegues del verde pendón del Profeta. Abdalla-ben-Sad, General victorioso, revuelve contra

A Mahoma.

la Mauritania Cartaginense, derrota á los Imperiales y rico de despojos, da la vuelta á Egipto y al Califa cuenta de sus victorias.

Pero la guerra civil arde entre los Árabes; las Mauritanias respiran: corta tregua. Mohavia, fundador de la dinastía de los Omeyas, triunfa de Aixa, viuda, y de Alí, yerno de Mahoma. En el año 656, los Árabes hacen otra irrupción en la Mauritania; sujetan varias ciudades, y el Califa, con las tierras conquistadas, forma el nuevo gobierno de Yfrikia, que confía al temido guerrero Ocba-ben-Nafí. Al mismo tiempo pregónase la conquista de África. De los más remotos paises del Asia acuden en tropel; recobran á Cirene, que había sacudido el yugo muslímico, y fundan la ciudad de Cairován.

El sublime Califa, terror del universo, muere; pero la idea había germinado. Los Árabes no hacen ya correrías para saquear y abandonar después el país saqueado; se establecen, fundan ciudades que, pronto imperios, doblarán la rodilla ante la vencedora media luna.

Yecid le succede: Ocba, despojado antes del Gobierno de Yfrikia, es repuesto: al frente de su ejército penetra en la Mauritania Cesariense, derrota á los Griegos cerca de Bagaya; huyen Godos y Berberiscos, sigue su marcha victoriosa, y Tingis atónita le contempla al pié de sus murallas. El Gobernador le abre las puertas, y con ricos presentes logra conservar la plaza. Ocba no se detiene: ha oido que al otro lado del Atlas existen pueblos idólatras, y, ardiente Musulmán, quiere extender la ley de su Profeta. Se interna en la Berbería, derrota á los naturales y sigue su triunfal carrera, hasta que las ondas del Océano cubren los cascos de su caballo. Arremete, entra en el mar, y cuando las aguas tocaban la cincha, detiénese, alza los ojos al cielo, y en místico entusiasmo exclama, arrasados los ojos de lágrimas: «Alah, Alah, más lejos llevaría el >>conocimiento de tu ley y la gloria de tu santo nombre, sin la barrera in>>superable de estas aguas.» Torna confiado, manda adelantar su ejército, y se queda con 300 hombres. Un enjambre de indígenas cae sobre él; tira el animoso musulmán la vaina de su alfanje, invoca al Profeta, y peleando, muere gloriosamente sobre un montón de cadáveres enemigos.

La muerte de Ocba desune á sus Generales: Anax-ben-Abdalla se retira á Egipto; Zoahyr-ben-Cais se fortifica en Barcah, y hace frecuentes incursiones en el seno de la Mauritania; pero abandona á Cairován, que

4 Algunos historiadores atribuyen esto á Muza, de quien después hablaremos; no en un arranque religioso, sino en un arranque de orgullo, por no haber ya más tierra que conquistar.

Cussila, el vencedor de Ocba, gana por capitulación, recobrando á seguida casi todas las conquistas árabes.

Así las cosas, ocupa el trono Abdol-Malek-ben-Merván, sexto Califa Omeya, quien sofoca la rebelión de Zobeyr y envía auxilios á Zohayr, con órdenes expresas de atacar á Cussila, que en Oss es pasado á cuchillo con todo su ejército. Vengada ya la muerte de su amigo Ocba, dimite el mando; va la vuelta de Egipto con una pequeña escolta; encuentra á una división griega, la acomete, y con todos los suyos queda tendido en el campo de batalla.

Hassan-ben-Numan-Algosani, nuevo Gobernador, destruye á Cartago: los Árabes son dueños de casi todas las costas de Berbería, pero faltábales domar á los Amacirgas descendientes de Cam, venidos en tiempos remotísimos del Yemen ó de la Palestina, que recelosos del poder árabe, concilian por el común peligro las dos parcialidades en que estaban divididos, de Botares y Beranies. Hassán marcha contra ellos, que mandados por la Cahina 2, su Soberana, le derrotan completamente en las orillas del río Nini 3 y le obligan á evacuar el país, marchando hacia Damasco, y deteniéndose en Barcah por orden del Califa 4. Cinco años tardaron en llegar los refuerzos que éste le había prometido; pero llegados, presenta nueva batalla á la Cahina, que muere con la flor de sus guerreros 5. Doce mil que se salvan se rinden al vencedor y refuerzan el ejército árabe 6. Hassán confió á los hijos de la

No hemos encontrado en la serie de Califas Omeyas más que los siguientes: Moaviah, fundador de la dinastia, que ocupó el califato en el año 664; Fezid, su hijo, en 680; Moaviah II, en 683; Merván, en 684; Abdol-Malek, en 685. De modo que por esta cuenta debería ser Abdol-Malek el V y no el VI, como le llaman casi todos los autores. En el Nouveau dictionaire historique le cuentan como V: según la genealogía de Luis del Mármol, también resulta el V.

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4 Viaje del Scheikh et Tidjani, por Abu-Mohamed-Abdallach-Mohamed-ben-Ibraim et Tidjani.

5 El Bekri dice que, según los historiadores, murió la Cahina en Tabarka, en el litoral Oeste de Túnez.

6 D. Serafín Estévanez Calderón se inclina à que esto sucedió en el año 693: parécenos más probable fuera después del 698; puesto que, segun la opinión común, la destrucción de Cartago por Hassán, anterior á su derrota; fué en el año 693. Naturalmente, sujeta ya la costa trataría de extender sus conquistas por lo interior del país, en cuya expedición fué derrotado por la Cahina: debió, por lo tanto, acontecer esto, lo más pronto, el año 94. Estuvo refugiado en Barcah, esperando refuerzos, cinco años, y recibidos desbarató el ejército de la Cahina, con muerte de ésta: no pudo ser, por lo tanto, antes del 699 al 700. Tal es nuestra opinión,

Cahina el mando de los Bereberes que se sometieron á sus vencedores '. El año 705 muere Abdol-Malek; su hijo Valid manda á Muza-benNoseir, succesor de Hassán, en el gobierno de África; que concluya la pacificación de Berbería. Más de 300.000 Amacirgas quedan prisioneros en succesivos reencuentros. Sujeto el interior, envía á sus hijos á que prosigan sus victorias. Abdalla, con la armada, saquea á Mallorca; mientras Merván, al frente de una división, se interna en el África central y sujeta las plazas más importantes; y el mismo Muza, con su hijo AbdolAzis, se enseñorea de España.

A Viaje del Scheikh et Tidjani, escrito por él mismo.

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