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CAPÍTULO V.

Bombardeo de Larache por los Franceses.-Guerra de España con Portugal.-Cede à España las Islas de Fernando Póo y Annobón.-Descripción de las islas, toma de posesión y abandono.-Paz con Marruecos.-Bloqueo, sitio y negociaciones para la devolución de Gibraltar.-Inténtase un tratado de paz con Argel.-Se verifica con la Puerta Otomana. -Bombardeo de Argel. - Retírase la escuadra.-Se repite el bombardeo.-Paz con todas las potencias berberiscas.

Con el desastre de Argel recrudeciéronse los partidos de Aragoneses capitaneados por el Conde de Aranda, y de Golillas por Grimaldi, que favorecía á O'Reylly. Carlos III, creyendo peligrosa la presentación de éste en la corte, envióle á recorrer las islas Chafarinas, y después le confió el mando de las Andalucías.

Francia andaba de negociaciones con el Rey de Marruecos, cuando aburrido el Ministro Choiseul de las eternas dilaciones que á su conclusión oponía, creyó terminarlas con una demostración vigorosa contra el imperio marroquí. Al efecto, en 1766 se presentó delante de Larache una flotilla que la bombardeó por espacio de tres días: 18 chalupas con brulotes se destacaron pugnando por entrar en el puerto y quemar tres buques corsarios; mas de repente el reflujo dejó en seco á las chalupas, las cercaron multitud de Moros, y de 450 Franceses, sólo perdonó el rigor de la espada á 40, que, mal heridos, quedaron en cautiverio.

Pocos años después, á causa de algunas desavenencias entre los Portugueses y Españoles, invadieron aquéllos el territorio hispano-americano del río de la Plata; pero obligados en breve á pedir la paz, reanudaron sus anteriores alianzas. Como compensación de las cesiones hechas

Las Chafarinas ó Islas de los Reyes son tres: están situadas al E. de Melilla, en una ensenada que forman los Cabos de Tresforcas y de la Guardia. Se han considerado siempre como posesiones españolas, sin que en ellas se haya fundado establecimiento alguno. En 4848 se pensó en crear una Capitanía general de África con la capital en una de estas islas. El 6 de Enero de dicho año, tomó formal posesión de ellas el Excmo. Sr. D. Francisco Serrano, dando á la situada al O., el nombre de isla del Congreso; á la del Centro, de Isabel II, y á la del E., del Rey; pero abandonado el pensamiento, quedaron dependientes de la plaza de Melilla, y sometidas á la inspección superior del Capitán general de Granada.

por España, y con el objeto de facilitar á los súbditos de entrambas naciones el tráfico de Negros sin los asientos de extranjeras compañías, en Octubre de 1777, Portugal renunció en favor de España las islas africanas de Fernando Póo y Annobón 1. Ambas se hallan situadas, más al S. ésta que aquélla; en el golfo de Biafra, seno del grande de Guinea. La primera, que es la más importante por su extensión y por dominar la desembocadura del Niger, única puerta para penetrar en el Africa del centro; es de figura romboidal, cruzada por una cordillera del N.O. al S.O., que en la parte más al Mediodía se derrama en cruz de E. á O., concluyendo sus brazos en las bahías de la Concepción y de San Carlos. Boja unas 40 leguas: su mayor longitud 12, su mayor latitud 9, el pico más elevado 11.200 pies sobre el nivel del mar: aunque en la zona tórrida; su clima templado, sana en lo interior, no tanto en la costa, con frondosísima vegetación y unos 30.000 habitantes repartidos por las marinas.

A fines del siglo xv las descubrió el Hidalgo portugués Fernando Póo, y con las de Annobón, Príncipe y Santo Tomás, quedaron agregadas á Portugal, que las dejó en completo olvido.

y

El 17 de Abril de 1778, salió de Montevideo para posesionarse de ellas, una expedición de 150 Españoles, al cargo del Conde de Argelejos, de su segundo, D. Joaquín Primo de Rivera, Teniente Coronel de artillería. El 21 de Octubre llegaron á la isla, y tomando posesión el 24, pasaron á la de Annobón, donde desembarcó el último, muerto en la travesía el Conde.

Los naturales presentáronse hostiles, y teniendo instrucciones el Jefe español de obrar sólo por las vías pacíficas, suspendió la ceremonia de la toma de posesión, por no dar motivo á choque alguno con los indígenas.

En Marzo de 1779, desde Tenerife, salió otra expedición al cargo del Sargento mayor D. Antonio José Eduardo, que el 14 de Abril de 1780, se reunió con la de Primo de Rivera en Fernando Poo, á fin de llevar á efecto la posesión interrumpida; pero llegado el mes de Agosto, el escorbuto Ꭹ las enfermedades endémicas atacaron tan fuertemente á los expedicionarios, que la mayor parte tuvieron que trasladarse á Santo Tomé. No quedaba en Fernando Póo más que la fragata Santiago, aparejada para marchar en busca de socorros, y unos pocos soldados, que temerosos de sucumbir antes de que volviese el buque, se amotinaron y re

4 La de Corisco forma parte de la monarquía española, á petición de sus habitantes, en época posterior á la que comprende este trabajo.

solvieron el 18 de Septiembre arrestar, en nombre del Rey, al Comandante que quería morir en su puesto. Impidieron la salida de la fragata, y enterrados los cañones y municiones de guerra, abandonaron la isla el 30 de Octubre, llegando á Santo Tomé el 14 de Noviembre, convertido el buque en hospital, y muerta en la travesía la mayor parte de la tripula

ción.

Hallábase entonces España en guerra con los Ingleses: tenían éstos en el puerto tres fragatas, que sin piedad para tanta miseria, y sin respeto á la inviolabilidad de un puerto neutral, destacaron á media noche las chalupas con gente de abordaje para apoderarse de la embarcación española. Velaba en ella un Capellán que acababa de asistir á un agonizante; al descubrirlos, alerta á la tripulación, saltan de las camas convalecientes y enfermos, y con indecible valor rechazan la acometida matando á 33 de los agresores. El 29 de Diciembre de 1781, salían los infelices restos de la expedición hacia el río de la Plata, sin que llegaran á Montevideo hasta 1784, detenidos en el Brasil por temor de Ingleses, quedando las islas de Fernando Póo y Annobón completamente abandonadas.

Ahora, anudemos el hilo de nuestra historia. Largo tiempo había que Florida Blanca acariciaba el designio de apoderarse de Gibraltar; y á fin de poder ocuparse en ello sin otros cuidados, resolvió concluir paces con todas las potencias infieles.

Declaróse la guerra á la Gran Bretaña, y los Españoles bloquearon estrechamente al Peñón; mas la inmortal derrota de Lángara, y el haber sido socorrida la plaza, frustraron los planes del Ministro de Carlos III. Entonces recurrió á las negociaciones, y propuso en cambio de Gibraltar, entre otras cosas, «ceder y garantizar á los Ingleses un puerto y una extensión de territorio bastante para edificar una fortaleza en la bahía de Orán;» mas á pesar de los esfuerzos del Clérigo irlandés Hussey, y sus gestiones con Cumberland, Secretario particular de Lord Jorge Germaine, Ministro de la Guerra; no pudo el Español conseguir su patriótico empeño.

Llagado en su amor própio, avivó la guerra, recuperó á Menorca, y acometió de nuevo el sitio de Gibraltar, cuya toma se creía inevitable '. La

4 Los soldados cantaban en el campamento:

Con tan buenos militares

Como gobierna Crillón,
No pasará el mes de Octubre

Que no se rinda el Peñón.

destrucción de las baterías flotantes, inventadas por el Ingeniero Arzon ; las disensiones entre Españoles y Franceses, y el socorro dado á los sitiadores por la marina inglesa, que probó merecer el título de Reina de los mares, hicieron levantar el sitio 2.

Nuevamente se cruzaron notas, y esta vez ya se indicó al Gabinete de Saint-James, que en cambio de la codiciada plaza, cedería á PuertoRico y á Orán; pero Fox creyó más útil que adquirir nuevos territorios, conservar la llave del Mediterráneo, y manifestó terminantemente, que no admitiría, ni aun como discutible, la propuesta de devolver á Gibraltar, con lo cual hicieron punto las negociaciones.

Insiguiendo Florida Blanca en su plan de atreguarse con las potencias infieles para poder desembarazadamente atender á los negocios de Europa, tentó un tratado de paz con la Regencia de Argel, que lo excusó, pretextando que debía concluirse primero con el Gran Señor, Jefe de todo el Imperio Otomano. Florida Blanca, por medio del Francés Bouligni, lo llevó á cabo en 14 de Septiembre de 1782, y firmado por el Rey el 24 de Diciembre 3, se canjearon las ratificaciones en Constantinopla el 25 de Abril de 1783.

Creyóse con ello, que se apresurarían las potencias berberiscas á concluir otros; pero Túnez, Trípoli y Argel se negaron, y aumentándose al mismo tiempo la piratería mediterránea, decidió el Ministro español atacar la última ciudad, su centro y foco.

Se alistó una escuadra de 6 navíos de línea, 12 fragatas y multitud de buques ligeros, confiándose el mando al intrépido D. Antonio Barceló, que al darse á la vela el 17 de Junio de 1783, recibió contraorden por haber interpuesto Francia su mediación entre ambas potencias; pero sagaces los Argelinos entretuvieron las negociaciones hasta que, preparados ya sus medios de defensa, las rompieron bruscamente.

Salió al fin la escuadra, y los contrarios vientos le impidieron dar vista á Argel hasta fines de Julio. El Dey tenía fuerzas sobradas para oponerse al desembarco, y faltábanle á Barceló para intentarlo á la descubierta.

En batería pusieron, además, los Argelinos, 27 cañones, y con el objeto de impedir la aproximación á la plaza, armaron 23 buques, que

4 Aunque á este Ingeniero se le atribuye la invención, dos siglos antes las habían usado los Españoles en el cerco de Mehedia, según expusimos en el cap. XIII, parte III.

2 Costó el sitio de Gibraltar, según Relación que existe en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, treinta millones de duros.

3 William Coxe: España bajo el reinado de la casa de Borbón.

al calor de sus fuegos, esperaban intrépidos el ataque. Húbose, pues, de limitar la expedición á un bombardeo, que principió el 1. de Agosto, casi fuera de tiro é ineficaz por lo tanto. La flotilla enemiga se adelantó y sostuvo el empuje de la española con singular arrojo, y el día 7 fué tanta su audacia, que los lanchones se acercaron á las bombarderas á tiro de metralla. En lo más trabado del combate, cae una bomba en el pañol de la pólvora de una cañonera mandada por el Alférez de navío Don José Villavicencio, y vuela con muerte de éste y de 16 soldados. Al siguiente día repitióse el combate: los marinos de ambas naciones, intentando un supremo esfuerzo, se acercaron y se batieron á metralla, pero sin resultados decisivos.

Concluídas las municiones 2, próximo el equinoccio, y vista la inutilidad de la empresa, se retiró la escuadra; mas lejos de cejar en su propósito el Rey Carlos III, se preparó con resuelta voluntad, no ya á castigar, sino a domar para siempre á la orgullosa Argel.

Primero trató secretamente de granjearse las tribus africanas, naturales enemigas de los Turcos, nervio del ejército argelino, y pensaba abrir después ancha vía desde Orán á Argel, fortificando puntos que sirviesen de estancia y etapa á los ejércitos cuyas operaciones protegería la escuadra.

En tanto que se preparaba el golpe mortal, mandó que todos los años se bombardease á Argel, á fin de humillar su soberbia. Así fué, que en el siguiente de 1784, otra armada, con la ayuda de la de Portugal, repitió la expedición, y ya se prevenía la tercera 3, cuando recibió aviso el Gobierno por medio del Patrón Bartolomé Escudero, de que el Dey se hallaba en ánimo de negociar. Marchó el Jefe de escuadra D. José Mazarredo, que fondeó el 14 de Junio de 1786, y en el mismo día firmóse un convenio entre España y la Regencia argelina .

4 Algunos Autores suponen que tuvo lugar este bombardeo en 1784; pero con manifiesta equivocación; puesto que entonces se ocupó España de la reconquista de Menorca, y no le era posible dirigir flota contra Argel, empleadas todas sus fuerzas en la guerra con la Gran Bretaña.

2 Según una Relación manuscrita de la Real Biblioteca de la Historia, nuestra escuadra arrojó sobre Argel y su flotilla 3.749 bombas y 3.609 balas: los Argelinos, contra nuestra escuadra, 523 bombas y 44.443 balas.

3 Se gastaron en las tres expediciones, según la Relación que existe en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, 40.275.598 duros.

4 Así lo dice Coxe: D. Antonio Ferrer del Río supone que se verificó dos días después, y que la conclusión definitiva se retardó algo, aunque no cita la fecha. La copia del tratado se halla conforme con la aseveración de Coxe; lo que prueba que al presentarse Mazarredo

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