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que muy famosas partidas de malhechores discurrian por la comarca encomendada á su vigilancia. Tal sucedió el año 1644, en que el rey D. Felipe IV expidió una cédula muy apremiante al cabildo de la dicha Hermandad, por consecuencia de los muchos delitos que se cometian en los caminos y pueblos de corto vecindario, por las gavillas que en los montes de Toledo se guarecian, en especial la de Pedro Andrés, con escándalo y peligro de toda la gente honrada. (1)

El rey don Carlos IV por dos reales órdenes, fecha la primera á 18 de Setiembre de 1798, y la segunda á 24 de marzo del año siguiente, concedió á todos los individuos de la Santa Hermandad el uso de grande y pequeño uniforme; y fueron tantos los aspirantes que á la novedad acudieron, que los hermanos de Talavera tuvieron necesidad de suplicar al rey confirmase el artículo 4o de las ordenanzas que regian á los de Toledo, relativo á la admision de aquellos por unanimidad absoluta, segun en otro tiempo se habia decretado; peticion que fué escuchada, atendida y resuelta segun su letra, en virtud de informe que dió á la magestad de Cárlos IV su real consejo. (2)

Sin las novedades que los modernos tiempos han introducido en el régimen político de nuestra monarquía, sin duda la Santa Hermandad unida de Toledo, Ciudad-Real y Talavera, habria continuado en la misma forma que existió durante tantos siglos, incluso el primer tercio del presente; pero en el estado actual de la organizacion civil tambien es cierto que no podria considerarse más que como un anacronismo perjudicial á la más recta administracion de justicia.

Por otra parte, sus pasados hechos tampoco la daban importancia alguna para que debiera tolerarse su

(1) Biblioteca Nacional: estante Dd., códice 49.

(2) Constan dichos instrumentos en los papeles cedidos por el anciano cuadrillero de Toledo.

continuacion como un monumento de glorias pasadas; y la nivelacion de derechos, consignada en el código político que sirve de pauta á nuestra presente organizacion, tampoco pudiera consentir, sin manifiesta infraccion de sagrados deberes, la existencia de un tribunal aforado, que en nada podia contribuir al bienestar comun ni á los adelantos de la cultura, ni á la tranquilidad pública.

Su historia relativa á los fundamentos de las milicias locales, puede decirse que terminó al comenzarse el siglo XVI; y por esta circunstancia no la hemos seguido en adelante con el detenimiento que lo hemos hecho en esta memoria, por lo respectivo á su primera época.

PROYECTO

DE UNA VINDICACION GENERAL DE LOS HECHOS Y ADMINISTRACION DE LOS ESPAÑOLES EN EL NUEVO-MUNDO, DESDE su desCUBRIMIENTO HASTA NUESTROS Dias. (1)

Mucho tiempo hace ya que el amor á desentrañar las verdades históricas de los más recónditos archivos, nos ha puesto en la mano pormenores harto curiosos, y voluntad en la mente de publicarlos, para justo desagravio de las glorias nacionales.

Tuvo comienzo esta tarea, laudable siquiera por la intencion, cuando la inexperiencia, siempre osada, nos dió alientos para escribir el Album del Ejército Español; primer ensayo de historia general militar que vió la luz pública de nuestro pais en los tiempos que vamos atravesando.

Alcanzó dicho trabajo tantas bondades de S. M., que en poco tiempo se dignó recomendarlo dos veces á todas las clases oficiales del Estado; y aunque no es posible suponer que al Album del Ejército se debiese el pensamiento de crear la comision que habia de escribir la historia de nuestra infantería, es lo cierto que la Reina manifestó su deseo de que dicha comision se creara, y que en ella tuvimos parte oficial muy superior á nuestros conocimientos.

(1) Es programa extenso y analítico de una obra harto voluminosa que tenemos escrita hace ya algunos años, y que se ha de publicar por cuenta del Gobierno.

Dos años apénas habian transcurrido de asíduas tareas, cuando á las de nuestro empeño oficial nos vimos como forzados á añadir otras mayores; y no porque nuestras fuerzas intelectuales fuesen bastantes para abarcar trabajos de tamaña responsabilidad, sino para evitar mayores desvaríos.

Tratóse nada ménos que de escribir y publicar una Historia de la Marina Real Española; y como la anarquía literaria de la época no permitiese ver á ciertas capacidades las dificultades de semejante empresa, apercibíase á ella tan escasa inteligencia, que nuestra aceptacion, bien que atrevida, fué una ventaja visible para la obra mencionada.

A lo menos en el Album del Ejército habiamos hecho ya algunos ensayos sobre la historia naval de nuestra pátria; poseíamos tambien varias nociones de las ciencias náuticas, pues tales habian sido los estudios de nuestra carrera primitiva; y en las bibliotecas nos habiamos familiarizado con ciertos conocimientos generales, que á lo ménos nos ponian en el caso de saber por dónde habriamos de comenzar el nuevo compromiso, para llevarlo á cabo dignamente, siquiera como ensayo, que no como obra perfecta.

Considerando la multitud de libros y documentos que para aquellos trabajos era preciso registrar, y añadiendo que, con todo el fruto que se puede recoger en ocho años de una vida laboriosa, no habiamos cesado un solo dia en la investigacion de los archivos generales de Simancas y la Corona de Aragon, y en los particulares de Toledo, Valladolid y Barcelona: en las bibliotecas Real de Madrid, San Isidro y Escorial; en la de la Real Academia de la Historia, y en el Depósito Hidrográfico del Ministerio de Marina, donde, para eterna fama de sus compiladores, se custodia la más preciosa coleccion de datos que puede apetecerse para la historia naval de nuestra pátria, y más espe

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