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regir; pues la sequedad de la mia no le supo majar ni menos tundir á paladar de apressurados decidores; cuyos ojos no sufren claro resplandor. Ante los quales protesto aquel vuestro favor que el Gayo Julio á su huesped en Milan dió al tiempo que en lugar de verdura pusieron espárragos en la mesa, que todos desdeñaron y el solo Cesar los comió; á fin que no fuesse avido por rústico aquel servidor. E bolviendo, señor y muy poderoso emperador, al propósito comenzado deste tan Gran Capitan, digo que del las gentes dirán lo que el rey Massinisa decia por el africano Scipion que no solamente contar sus hechos, mas aun decir sus dichos no se hartava ni hartaran todos de oyr su vida, que si fuera tambien escrita como se le devia, pareciera no solamente delectable mas solene y muy utile y provechosa para que á la cabecera todos los de vuestros reynos la toviessen para materia á sus descendientes, como hacia Alexandre al libro de Omero. Pero yo, señor, escreví lo que mis fuerzas bastaron, no curando de los ligeros á reprehender y enmendar, y tardíos á hacer y ordenar; pues á la verdad ningun temor se deve juntar, en especial aquí do paga y salario de gran fama se le deve por los trabajos que passó en los peligros que sufrió: ca como quier que sus obras se oyen, de que no se leen acaece lo que quando en espejo miramos , que desviados del, no tenemos memoria de la figura que vimos en él. Yo bien conozco, señor muy poderoso, que como los escritores que componen los hechos de los grandes varones con dichos mas de lo que en obras fuéron, bien assi aquí todos dirán mucho mas que lo escrito fué lo hecho; pues largamente en él moraron las quatro cosas que el òrador excelente Marco Tulio pone

226 BREVE PARTE DE LAS HAZAÑAS DEL GRAN CAPITAN.

que ha de tener el perfecto capitan : que son virtud, dar, sabiduría, y autoridad. E bolviendo á la razon do comencé, concluyo con que muy gran razon tuvo vuestra persona imperial de desscar ver y conocer al nombrado Gran Capitan.

Fué impresso este breve sumario de las Hazañas de este nombrado Gran Capitan en la insigne y muy leal ciudad de Sevilla por Jacobo Cromberger aleman. Año de mil y quinientos y veinte y siete, á diez y ocho del mes de enero.

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NUMERO 1.°

Real cédula del emperador Carlos mandando al cabildo de la iglesia de Granada que de cumplimiento á la concesion de asiento y sepultura hecha por los Reyes Católicos á Hernando de: Pulgar.

Yo el Rey.

Venerable dean У cabildo de la iglesia de Granada, sede vacante: Ya sabeis los muchos y señalados servicios que Fernando del Pulgar, regidor de Loja, cuyo es el Salar, hizo á los Cató licos Reyes mis abuelos, y señores, que hayan gloria, en la conquista deste reino, especialmente que seyendo esta dicha ciudad de moros, en la plaza de Alhama hizo voto de entrar en ella á pegalle fuego, é á tomar posesion para iglesia de la mezquita mayor, y poniendolo en obra vino con quince de caballo, dejando los nueve á la puerta; entró con los seis á la dichą mezquita, que es ahora iglesia mayor, é allí á la puerta puso una hacha de cera encendida, con otros autos, en señal de la dicha posesion; lo qual visto por los moros, al rey y á ellos puso en escandalo, dolor y turbacion, segun mas largamente todo lo vereis, asi por una carta firmada de los dichos Católicos Reyes, como en testimonio, y en una mi carta egecutoria, dada en fa – vor de su libertad en esta mi real audiencia; é porque es cosa justa, é muy razonable á los que las semejantes cosas facen de les gratificar, y memorar, en tal manera, que otros viendo aquello, trabajen de hacer semejantes actos é hazañas: por ende, yo vos ruego, é encargo, que habiendo respeto á todo lo susodicho, hayais por bien de darle é señalarle una honrada sepol

tura en esa iglesia, pues fue el primero que tomó la posesion della; y asimismo le deis licencia y facultad para que perpetuamente él y despues uno de sus descendientes que su mayorazgo del Salar heredare, puedan entrar y entren en vuestro coro, no embargante la constitucion y ordenanza que teneis hecha para que en él, diciendo las horas, é divinos oficios, no entren otras personas, salvo comendadores, é las otras personas que teneis señaladas, que demas de la justa causa que hay para que asi lò hagais, yo recibiré en ello mucho placer é servicio. Fecha en el Alhambra desta ciudad de Granada á veinte y nueve dias del mes de setiembre de mil y quinientos veinte y seis años. Yo el Rey. Por mandado de su magestad: Francisco de los Cobos. (Archivo del Salar).

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NUMERO 2.o

Hernando del Pulgar, el cronista, y Hernando del Pulgar, el guerrero.

f

De Hernando del Pulgar, cronista de los Reyes Católicos, se tienen muy escasas noticias (*); pero basta lo poco que de él se sabe, para que no sea facil concebir como ha habido quien le equivoque con Hernando del Pulgar, el guerrero. Nació aquel á lo que parece, en un pueblecillo junto a Toledo, llamado Pulgar, del que, segun algunos, tomó el nombre (Biblioteca Nova, por don Nicolas Antonio): sirvió al rey Enrique IV en importantes encargos; y entre ellos se dice que estuvo nombrado para ir á impetrar de Sixto IV la dispensacion necesaria, á fin de que se casase doña Juana, hija de aquel príncipe (llamada comunmente la Beltranėja), con don Alonso, rey de Portugal. (Asi se infiere de una carta escrita por el rey don Fernando á su pa

(*) Véase el prólogo que precede á su Crónica, impresion de Valencia año de 1780; como asimismo lo que acerca de su vida se dice en la edicion de sus Claros varones y de sus Letras hecha en la imprenta real, año de 1755.

229 dre el rey don Juan de Aragon, su fecha 24 de marzo de 1473.) Despues de la muerte de don Enrique, pasó Hernando del Pulgar al servicio de los Reyes Católicos, qui enes le encomendaron (por los años de 1482) que escribiese la Crónica de su reinado, como en efecto lo hizo (*); continuándola hasta el año de 1430, en que la dejó suspensa, sin que se sepa cosa alguna del autor, despues de aquella época, indicio harto probable de que falleció antes de la toma de Granada: deduciendose de sus mismas letras ó cartas, y especialmente de la primera, que era ya de edad avanzada cuando las escribia (desde el año de 1473 hasta el de 1483). El mismo Hernando del Pulgar, el cronistą, ha— bla del otro Pulgar en mas de un pasage de su obra, y alguna vez con señas bastantes para no dejar ni asomo de duda. "Vista, esta division por un escudero que era de las guardas del rey é de la reyna, alcayde de la fortaleza del Salar, que estaba en aquella compañia, que se llamaba Hernan Perez del Pulgar, home de buen esfuerzo, etc.”(Crónica de los Reyes Católicos, capit. 111.)

A pesar de un testimonio tan claro, y de ser tan diversos uno y otro Pulgar, asi en el lugar de su nacimiento, como en estirpe, en edad, en profesion, en l. época de su muerte, en los escritos que dieron á luz, no han faltado autores que los confundiesen, juzgando que fueron una sola y única persona. Argote de Molina, por ejemplo, en el índice de los libros M. S. de que

gran

(*) En el proemio del M. S. del doctor Galindez y Carvajal, del consejo de los Reyes Católicos, existente en la real Academia de la Historia, se hallan algunas circunstancias muy curiosas acerca de este encargo y del modo poco acertado con que se desempeñó, hasta el punto de prorrumpir el menciona do Galindez en estas sentidas palabras: "A infelicidad por cierto de la nobleza de España se debe atribuir, siendo los tiempos felices y los actos notables que se repartieron por todos los linages y casas de España, segun la magnanimidad de tan grandes principes, que a todos amaban y de todos se servian y eran de todos servidos, haberles dado cronista tan escaso y estéril de dar á cada uno su talento, etc."

de

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