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acantonándose en dicha villa y sus inmediaciones donde permanecieron los dias 44 y 45, tanto porque la abundancia de lluvias impedia todo movimiento, como para proporcionarse subsistencias. El 16 trasladó EsPARTERO SU cuartel general á Elorrio, acompañándole á dicha villa ademas la 1. y 2. division, dos escuadrones, media batería rodada y una de montaña, habiendo quedado el cuerpo del ejército por aquella disposicion escalonado desde Durango á Elorrio, ocupando los puntos intermedios de Abandiano, Apata-Monasterio y San Agustin de Echavarri. En esta situacion esperaba el conde de Luchana noticias de los movimientos del general Ewans, pero las que recibia eran tan poco seguras y se contradecian tanto, que no pudo aprovecharse de ellas para el arreglo de los movimientos de sus tropas.

La conducta honrosa de estas con los habitantes de los pueblos que ocupaban hizo desaparecer la desconfianza con que les miraban y la prevencion adversa inspirada por los principales agentes de la rebelion. Convenciéronse en último resultado de que los soldados de la Reina no eran hordas desesperadas que invadian y asolaban cuanto veian; comportamiento de que hacemos mencion porque no dejó de ser propicio para las armas leales, consiguiendo el preparar cuando menos los ánimos para otros acontecimientos que sucesivamente se habian de presentar é influir aun mas que el acero y el plomo en la conquista de los pueblos rebeldes.

Los enemigos con 44 batallones ocupaban los puntos de Elgueta, Mañaria y Mondragon, desde el último de los cuales destacaron un fuerte piquete de caballería, que favorecido de la densa niebla que á la sazon reinaba, se arrojó sobre una de nuestras avanzadas á quien creyó encontrar desprevenida; mas, lejos de conseguir su fin, hubo de pagar bien cara su osadía, perdiendo la vida muchos de los soldados que lo componian y siendo perseguidos los restantes por algunas compañías de cazadores hasta el alto de Campanzar. Sobre este último punto de Mondragon habia dispuesto el conde practicar un reconocimiento el dia 20 á fin de continuar el curso de sus operaciones; pero hallándose en su cuartel general de Elorrio recibió durante la noche del dia anterior por medio de un confidente una comunicacion del general San Miguel, en que le participaba que el general Ewans habia sido batido y derrotado el dia 16 al frente de Hernani por el grueso de las facciones que parecia haber tomado por su cuenta el darle una leccion severa que pudiese prácticamente convencerle del error de sus cálculos y aun desengañarle tambien, si por ventura alguna otra cosa que error habia teni– do entrada en ellos. Costoso fué al inglés este desacierto, y no lo hubiera sido menos para el general Sarsfield si la suerte y aun los mismos elementos no le hubieran protegido, enviando un fuerte temporal de aguas que le obligó á retroceder con el grueso de su ejército desde Dos Hermanas hasta Pamplona, como tendremos ocasion de ver dentro de muy poco tiempo.

El funesto suceso de Hernani, el número crecido de mas de 500 enfermos que la crudeza del tiempo y la enfermedad del tifus habian ocasionado, y la escasez de pan que sufrian las tropas, hicieron considerar á ESPARTERO inútil su permanencia en los puntos en que tenia establecido su ejército, que partian los límites de las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa, decidiéndose á reconcentrarse inmediatamente sobre Bilbao. El inmenso tren de artillería, el no menor de bagages, los enfermos y otros varios embarazos que pesaban sobre el ejército y habian de ser necesariamente conducidos á esta poblacion, presentaban altamente dificultosa esta retirada, que no se hubiera logrado verificar con el órden debido, ó cuando menos hubiera ocasionado pérdidas considerables, si las acertadas disposiciones del general en gefe y la actividad, celo y buen tino del benemérito y malogrado general D. Rafael Ceballos Escalera, que tan eminentes servicios prestó en toda la campaña, y muy particularmente desde que nuestro ejército se presentó al frente de Bilbao, gefe de la plana mayor por nombramiento de este dia, 20 de marzo, no la hubieran facilitado y coadyuvaron diestramente al logro de aquella operacion.

Al romper el alba de este último dia púsose en marcha el grueso del ejército via de Zornoza, sin ser en un principio molestado por el enemigo; mas no bien habian entrado las últimas compañías de la retaguardia en el puente de Euba, cuando aquel indicó sus conatos de atacarlas, que no pudo reali→ zar porque fue bizarramente contenido por las mismas compañias. Procedian estas de la brigada de vanguardia regida por el brigadier D. Isidro Hoyos, el cual habia recibido órden de permanecer con ellas á retaguardia con el fin de sostener la retirada. Salvado este obstáculo, único que en aquel dia opu→ sieron los rebeldes, llegó sin otro accidente al pueblo de Zornoza, en el que pernoctó. Al siguiente 24 debian continuar su marcha los nuestros por el camino real hasta Galdácano, retornando por los mismos puntos que les habian servido de tránsito á su salida, y no bien habian salido de Zornoza cuando se vieron acometidos repentinamente por los rebeldes, que cual la nieve que se desgaja de las montañas descendian de estas y se lanzaban sobre nuestros soldados. Las gargantas que median entre los dos pueblos indicados de Zornoza y Galdácano, paso en estremo dificil y arriesgado, era el punto en que aquellos cifraban su confianza, lisongeándose con la idea de que no habia de pasar mucho tiempo sin que se viesen convertidas en vasto cementerio que encerrase los huesos de muchos valientes. Vana ilusion con que se recreaba su deseo y que á muy luego habia de tornarse en amargo desengaño! Defendian el puente de Ibarra los bravos cazadores de Borbon, gente aguerrida, bizarra y nada visoña en este género de contiendas, que formaba parte de la vanguardia. Los continuados ataques de los rebeldes, que con arrojo singular y en medio de una nube espantosa de agua y granizo

dirigieron hacia este punto fuerzas considerables, no los hicieron recejar ni perder un solo palmo de terreno, rechazándolos por el contrario varias veces y dando asi tiempo á que el ejército pudiese continuar su marcha á la desfilada. Apenas notaron este movimiento los facciosos, cuando conocieron que era la ocasion de hacer un esfuerzo para batirle, y aumentando sus fuerzas con batallones de refresco, hasta completar el número de cinco, se dirigieron con tal ímpetu contra los espresados cazadores de la vanguardia, que no pudiendo estos resistir á fuerzas tan escesivamente superiores, se.vieron obligados al principio á ceder algun tanto, dando lugar á que parte de ellas, que vendria á formar como un batallon, se precipitase sobre el puente é hiciese aflictiva la posicion de los nuestros. Vino á hacerla aun mucho mas crítica un incidente que ocurrió en aquellos aciagos momentos y puso en terrible compromiso al gefe de la vanguardia. Recibió éste órden del general ESPARTERO, comunicada por conducto de un ayudante de campo, para que inmediatamente emprendiese la retirada. El no haber acabado de salir aun del pueblo la artillería, que por tanto era preciso abandonar para emprenderla, y el no ser conveniente desalentar al soldado, lo que parecia que necesariamente debia suceder desde el momento en que juzgase forzada y violenta la partida, imposibilitaban la ejecucion de aquella orden y constituian al digno brigadier Hoyos en una situacion terrible, de la que solo á costa de una resolucion pronta y arrojada podia salir. Por fortuna contaba este gefe con las dotes necesarias para adoptarla; firmeza de carácter, serenidad y bravura, y no le faltaron en aquellos terribles instantes. Puesto al frente del bizarro escuadron del Príncipe ordenó al comandante de Gerona, Alvarez Bayon (que víctima de su mismo arrojo quedó allí mismo atravesado de dos balazos) le siguiese con las compañías de granaderos de su regimiento, y dando la señal al mismo tiempo á los cazadores para que avanzasen á la carrera, cargó al escape con los caballos, ocasionando estos y la infantería á la bayoneta tan terrible destrozo en el batallon faccioso que se habia lanzado al puente, que no pudiendo soportar golpes tan tremendos púsose bien pronto en dispersion, sufriendo la suerte de prisioneros los pocos individuos de él que no quedaron acuchillados en el mismo puente: pues que sentidos de la muerte de su gefe los bravos de Gerona, y deseando vengarla en la sangre de los carlistas, arremetieron con encarnizamiento y sin dar cuartel á nadie, salvándose solo 39 enemigos de las puntas de sus ensangrentadas bayonetas, entre ellos el gefe del batallon faccioso por haberse refugiado á la proteccion del señor Hoyos y de algunos otros oficiales. No dejó de proporcionar este encuentro algunas pérdidas en las filas de nuestros valientes, pues ademas de la que tuvo la infantería, entre la que fué digna de ser llorada la del comandante que hemos nombrado, en la caballería no quedó hombre ni caballo que no sacase alguna herida. El comandante general perdió dos en

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