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CAPÍTULO IV.

Sucesos ocurridos en Quito, Guayaquil y Cuenca.

Molina.

que medita contra la junta dales de que dispone.

listas.

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mentos reales.

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Baraya. El cabildo de Pasto ofrece capitular.

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Nuevo presidente - Obispo Quintian. Planes

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Ataque de los Quiteños contra Cuenca. Hostilidades de Tacon en los Pástos. Vuelve á Patía. de Popayan y los nuevos gobiernos. Sus operaciones en Almaguer y Patía. Huye enfermo á la costa del Pacífico. Sus quejas contra algunos reaProyectos futuros que medita. Se rinden varios destacaRegresan de Mercadéres á Popayan las tropas de - Las tropas de Quito ocupan á Pasto por la fuerza: excesos que cometen. Caicedo favorece á los Pastusos. Caudales que toman los Quiteños: sus pretensiones. · Retiranse de Pasto. Comision para Quito conferida al presidente Caicedo. El obispo Cuero presidente de la junta de Quito. meras desavenencias entre Cartagena y Santamarta. de esta provincia recupera al Guáimaro por la fuerza, y fortalece el partido realista. - Diputados para el congreso general. Descontento en Santafé. El periódico La Bagatela fomenta una revolucion que estalla. Nariño presidente de Cundinamarca. - Legitima su autoridad. Su oposicion á que se instale el congreso. Sistema federativo adoptado. · Bases del acta de union. – Los diputados de Cundinamarca y del Chocó se deniegan á suscribirla. Se firma por los de cinco provincias. Revolucion en Cartagena; esta provincia declara su independencia absoluta de la España; publíca un manifiesto justificativo. — La Inquisicion suprimida. Juicio crítico sobre estos acontecimientos.

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La junta de Cartagena convoca una convencion. Situacion crítica de Sucesos ocurridos en el sur. La real audiencia se

esta provincia.

instala en Cuenca.
se gobierna como tal.
Movimientos revolucionarios y asesinatos en este valle.

El congreso de Quito declara la independencia, y
· Carácter de los habitantes de Pasto y Patía.
Revista crí-

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tica del estado de la Nueva Granada. El presidente Caicedo sigue á Quito sin dejar guarnicion en Pasto. Tacon reside en Barbacóas, donde embarga las minas y propiedades de los insurgentes.

la convencion de Cartagena.

Instálase

- Arribo á Portobelo del virey Pérez. — La convencion decreta la emision de papel moneda y de monedas de cobre. Partidos que la dividen; proyecto de constitucion que discute.

Estado de la guerra con los realistas de Santamarta.

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Popayan y son batidos.

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Ejecucion arbitraria é imprudente de un clérigo. Movimientos alarmantes de Pasto. - Auxilios al nuevo gobierno enviados de Túquerres; sitúanse en el Juanambú. — Caicedo nada consigue en Quito. Divisiones entre los miembros del congreso quiteño; sus consecuencias. Regresa Caicedo á Pasto y concentra sus tropas. Los Patianos acometen la ciudad de Pasto: sus habitantes se les unen contra los patriotas. El presidente Caicedo celebra una capitulacion de entregar las armas y seguir libremente á Popayan ó á Quito con sus soldados. Los Pastusos no cumplen, y á todos los aprisionan. Les dan un cruel tratamiento. — Los diputados de las provincias se trasladan á Ibagué. Oposicion de Nariño al congreso. Proyecta reunir su provincia legal. — Admite la agregacion á Cundinamarca de pueblos y distritos de otras provincias. — Envia dos cuerpos de tropas al Socorro y á Tunja. Oposicion que halla en Santafé contra su sistema. Horrible terremoto en Venezuela. — La diputacion de las provincias dirige á Nariño fuertes reclamaciones. En consecuencia este propone una transaccion se firma un convenio para instalar el congreso.

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hacer la guerra á Tunja.

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Apruébase por los representantes de Cundinamarca. — Novedades que ocurren. Defeccion de Baraya y de su columna. Prepárase Nariño para Diputados que van á mediar. - Marcha Nariño y ocupa á Tunja. — Baraya y Ricaurte rinden la division de Pey. - Tratado que celebran Nariño y el gobernador de Tunja; se terminan las diferencias. La convencion de Cartagena acuerda la constitucion y elige funcionarios. · Situacion peligrosa en que se halla la provincia. - Demérito del papel moneda. El gobernador Torices promueve la venida de extranjeros y el corso. - Santamarta obstruye el rio Magdalena. Los realistas hacen progresos contra Venezuela. El coronel español Correa ocupa los valles de Cúcuta. Debilidad de la Nueva Granada proveniente del sistema federativo.

Año de 1810.-Entre tanto ocurrian estos sucesos en el norte y centro de la Nueva Granada, las provincias del sur correspondientes á la antigua presidencia de Quito no habian estado del todo tranquilas bajo la autoridad del nuevo gobierno de la junta existian odios, partidos y rivalidades que diariamente iban siendo mas y mas violentos. El pueblo bajo de la capital no dejaba de conmoverse de tiempo en tiempo y de cometer algunos excesos. Uno de ellos, y acaso el mas escandaloso, la muerte que diera al oidor don Felipe Fuértes y al administrador de correos don José Vergara Gabiria. Estos realistas pretendieron escaparse hácia el Amazónas por el pueblo de Papallacta. Habiéndose confiado á uno de aquellos vecinos llamado Basántes á fin de que les buscára Indios prácticos que los condujeran al traves de tan fragosas montañas, fueron denunciados

fué

al gobierno de Quito, que envió un comisionado á traerlos presos. Al entrar en la ciudad capital, los Indios se amotinaron contra ellos, y los mataron á palos en el Ejido de Añaquito arrastraron sus cadáveres ensangrentados por las calles, y los expusieron á la vista pública en el pretil de la casa de gobierno. La plebe quiso entónces asesinar tambien al presidente Ruiz de Castilla; pero fué contenida por la firmeza bondadosa del cabildo eclesiástico. Aréchaga, que era otro realista aborrecido en extremo, pudo emigrar á Guayaquil, evitando de este modo la muerte que le preparaba el odio del pueblo.

Los enemigos de la revolucion la turbaban al mismo tiempo con las armas. En el mes de noviembre habia llegado á Guayaquil el jefe de escuadra don Joaquin de Molina, que iba á reemplazar en la presidencia á Ruiz de Castilla: aquel reunió en dicho puerto de seiscientos á setecientos hombres; los puso á las órdenes del brigadier Arredondo, haciéndolos marchar sobre Guaranda, de cuyo asiento ó corregimiento se apoderaron, amenazando á los pueblos inmediatos, pues recibian auxilios de Guayaquil. Con estos Arredondo consiguió elevar su fuerza de ochocientos á mil fusileros.

En Cuenca, el gobernador Aymerich y el obispo Quintian habian cortado las comunicaciones con las provincias de Quito y reunido cerca de mil hombres indisciplinados para hostilizarlas.

El comisionado regio, que mandaba las tropas de la junta y que tenia su cuartel general en Ambato, deseaba que la guerra no tomase un carácter sanguinario; así, cuando recibió la noticia de la muerte cruel dada á Fuértes y á Vergara, la que se atribuía á la junta, escribió á Molina manifestándole cuánto era su sentimiento por aquel atentado de los Indios de Quito. Añadíale, que la junta deseaba negociar una transaccion amigable, y que se restableciera la paz entre pueblos hermanos, miembros de una misma nacion. A consecuencia de esta indicacion pacífica, Molina envió de comisionado al capitan del puerto de Guayaquil don Joaquin Villalba. Á su arribo á Quito hubo contra él asonadas de la plebe excitada por personas de mas alta jerarquía, las que temian que dicha mision fuera causa de fomentar en la capital una contrarevolucion á favor del rey. Para seguridad de Villalba, tuvo la junta que encerrarle con guardia en la casa de don Pedro Montúfar, hombre distinguido que ejercia algun influjo sobre el pueblo.

Habiendo informado Villalba á Molina cuán crítica era su situacion y los insultos hechos á su persona, el presidente nombró para nuevo comisionado al coronel Bejarano, de Guayaquil, quien se habia ofrecido para tal mision; este era considerado como adicto á los principios revolucionarios, circunstancia por la cual tendria acaso mayor influjo: fué, pues, admitido su ofrecimiento de ir á negociar una transaccion. En efecto, Bejarano se presentó en Quito dándose el carácter de exaltado patriota, aunque no lo fuera. Con esta hipocresía política consiguió la libertad de Villalba y que se retirase á Guaranda sin molestia alguna. Despues continuó su negociacion, sirviendo á la causa del rey y fingiéndose amigo decidido de los patriotas. Sin embargo ningun resultado importante tuvo su mision.

Año de 1811. En el intermedio el presidente Molina se habia trasladado á Cuenca por el mes de enero, desde donde inspiraba temores por sus aprestos militares, y por la unidad que daba á las operaciones de los realistas; pero tenia pocos medios para hostilizar á los patriotas. Desesperando pues la junta de Quito de que pudiera concluirse un avenimiento, hizo reunir en Riobamba hasta mil quinientos infantes y ochocientos jinetes. Entónces comunicó órdenes al comisionado regio Montúfar para que activase las operaciones militares. Se puso por tanto en movimiento contra las fuerzas de Arredondo, que aun tenia su cuartel en Guaranda. Este, oyendo los consejos de Bejarano, emprendió retirarse á Guayaquil ántes que las lluvias y las anegaciones de la costa le cerráran el camino, en cuyo caso no se podria sostener en aquella posicion aislada. Por consiguiente, Montúfar y sus tropas se apoderaron sin obstáculo alguno del Asiento de Guaranda, tomando algunos despojos é intereses de los realistas emigrados de la capital. Destacando Montúfar una columna que picára la retaguardia á la division de Arredondo, se dirigió con el resto de sus fuerzas, que eran cerca de dos mil hombres de infantería y caballería, contra la ciudad y provincia de Cuenca.

Despues de algunos pequeños encuentros, se campó Montúfar en el pueblo del Cañar, cercano á aquella ciudad. Bien pudo apoderarse de ella y destruir este foco de guerra en el sur, pues solo habia para defender la causa del rey pelotones de gente mal armada y sin disciplina, mandados por el coronel Aymerich, gobernador de la provincia; pero Montúfar y la junta de

Quito tuvieron la simpleza de oir proposiciones dilatorias de paz y amistad, hechas por el presidente Molina (febrero). En consecuencia acordaron la retirada de sus tropas, que se restableciera la comunicacion amistosa entre las respectivas provincias, y que se aguardase la determinacion de la Regencia española sobre el establecimiento de la junta de Quito. Así perdió esta la mas bella oportunidad de haber destruido á sus enemigos, que siempre meditaban su ruina. En aquellas circunstancias el obispo Quintian se fué á Guayaquil, temiendo el resentimiento de los Quiteños si ocupaban á Cuenca: afortunadamente para la revolucion, murió allí de enfermedad en el año siguiente. Era acaso el Español mas decidido por la causa de Fernando VII. Empero contrapesaban sus esfuerzos el influjo, las virtudes y el patriotismo del obispo de Quito don José de Cuero y de su provisor doctor don Manuel José Caicedo; fueron estos un apoyo bien poderoso de la revolucion. Tan distinguidos patriotas habian nacido en Cali, perteneciente á la provincia de Popayan.

Á consecuencia de las hostilidades que la junta de Quito sufria de parte de los mandatarios realistas, reconoció á las Córtes de España reunidas en la isla de Leon, y creyó hacer de su reconocimiento un vínculo de paz y de union con los gobernantes de Cuenca y de Guayaquil; pero ni esto, ni una órden que se recibiera de la Regencia (abril 14), aprobando la formacion de la junta presidida por Ruiz de Castilla, bastó para que los jefes mencionados depusieran las armas; continuaron, pues, hostilizando á Quito, aunque no activamente por falta de medios.

Eran mas decididas las hostilidades que hacía por la parte del norte el coronel Tacon. Situado este en la garganta de Pasto, tenia cortadas las comunicaciones entre Quito y las demas provincias libres de la Nueva Granada. Juzgando mas débil á aquel gobierno, despues de insultarlo repetidas veces con altivez en sus oficios, avanzó un cuerpo de seiscientos hombres hasta el pueblo de Carlosama, cerca del rio Carchi, término de su gobernacion por el sur, con el designio de ver si podia sujetar á la autoridad real á los pueblos de las provincias meridionales que obedecian al nuevo gobierno. La junta de Quito reunió para su defensa otra division en Tulcan, en número de ochocientos hombres; despues de un lijero combate, don Pedro Montúfar, que mandaba á los Quiteños, reclutas en su mayor parte, se apostó en el cerro llamado del Ángel, posicion que el coronel

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