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Granada, no sucedió lo mismo con los de la naturaleza. El 4 de febrero, cuando todos los moradores reposaban en tranquilidad, hubo un terremoto espantoso en los corregimientos de Riobamba, Ambato y Latacunga, correspondientes á la presidencia de Quito. Muchos pueblos quedaron destruidos ó maltratados en extremo. Montañas enteras, desprendiéndose de otras mas elevadas, rodaron hacia los valles, cubriendo pueblos, haciendas, casas de campo y cegando las concavidades; aquellas hermosas llanuras se tornaron en simas horribles ó se cubrieron de colinas; la tierra se abrió en diferentes puntos tragándose hombres, animales y habitaciones; los antiguos rios desaparecieron ó perdieron su curso, descubriéndose otros nuevos que brotaron de los flancos abiertos de las montañas. Tan espantosa convulsion de la naturaleza duró algunos dias, en los que se repitieron los terremotos, que no cesaron del todo hasta que pasaron dos meses. Cerca de veinte mil personas quedaron sepultadas bajo las ruinas de las montañas y de los edificios. Otras muchas hubieran perecido de hambre y de miseria; pero el gobierno y los particulares las socorrieron oportunamente (1). Año de 1803. El virey Mendinueta concluyó su gobierno sin haber hecho bien ni mal á la Nueva Granada: era amable, tenia las calidades de un caballero, y se complacia en obsequiar espléndidamente en su mesa á todos sus amigos; así fué que gastó cuanto le produjo el vireinato. Le sucedió don Antonio Amar, militar sin talentos y dominado por su mujer doña Francisca Villanova, la que muy pronto comenzó á vendèr escandalosamente los empleos que daban los vireyes, y manifestó un amor excesivo al dinero. Durante su administracion y en 1804 vino de España la expedicion destinada á propagar la vacuna para que se difundiera por todas las colonias españolas; este hecho es digno de numerarse entre los mas laudables del reinado de Cárlos IV, por el bien inmenso que hizo á la humanidad, librándola en su mayor parte de aquel azote formidable que llevaba cada año tantas víctimas á la tumba (2).

La expedicion del general Miranda contra Venezuela en julio y agosto de 1806, y la ocupacion de Montevideo y Buenos Ai

(1) Veáse la nota 3a. (2) Veáse la nota 4a,

res por los Ingleses en 1806 y 1807 fueron dos sucesos que por algun tiempo inquietaron el ánimo de Amar. Poco tardaron en disiparse sus cuidados con las victorias que consiguió don Santiago Liniers en Buenos Aires, y con el mal suceso que antes habia tenido Miranda sobre las costas de Coro. Estas ventajas de las armas españolas se celebraron en Santafé con fiestas y regocijos públicos, como sucesos de la mayor importancia para la tranquilidad de los dominios de España en el continente

americano.

Año de 1808. Exceptuados aquestos sucesos, fueron casi ningunos los ocurridos en el vireinato del Nuevo Reino de Granada. Sus progresos en todos los ramos eran lentos, aunque efectivamente los habia en la civilizacion general, en las ciencias y en la literatura. En esta habia terminado su existencia despues de cinco años de duracion El Periódico de Santafé de Bogotá, creado y sostenido por el virey Ezpeleta. Entonces cesó toda publicacion digna de mencionarse, y las imprentas de la capital solamente se ocuparon en imprimir novenas de santos y los cuadernos de rezo del clero secular y regular. En 1801 don José Tadeo Lozano y el eclesiástico doctor don Luis Azuola dieron á luz El Correo Curioso, periódico semanal de variedades, de literatura, artes y ciencias; bien pocas páginas contenia que fueran útiles, y se acabó en el mismo año (1). En 1807 el virey Amar fomentó nuevamente un periódico de noticias y variedades, tambien semanal, dirigido por el bibliotecario Socorro, y que se titulaba El Redactor Americano; duró cerca de tres años. Por el mismo tiempo varios jóvenes literatos, deseosos de promover la ilustracion y los conocimientos útiles, se asociaron teniendo como jefe á don Francisco José de Cáldas, director del observatorio astronómico de Santafé, y dieron á luz El Semanario de la Nueva Granada (2). Este papel, que se ocupaba en ilustrar la geografía, la estadística y los productos naturales del suelo granadino, contiene discursos brillantes, datos preciosos y producciones literarias que honran á sus autores, especialmente á Cáldas; duró tres años, y aun existia bajo de nueva forma despues de haber principiado la revolucion (3).

(1) Veáse la nota 5a. (2) Veáse la nota 6a. (3) Veáse la nota 7a.

CAPÍTULO II.

Estado de la España y sucesos que precedieron á la entrada de los Franceses. Acontecimientos de Bayona. Asesinatos cometidos en Madrid. -Alzamiento de la España contra Napoleon. — Establecimiento de juntas. —— Proclamacion de Fernando VII. — En la Nueva Granada se ignoran estos sucesos.- Arribo de un comisionado de la junta de Sevilla; asamblea de notables en Santafé. — Se jura por rey á Fernando VII. — Auxilios que se remiten á España. — Retirada del rey José Bonaparte sobre el Ebro. Instalacion de la junta central de España; su fuga á Sevilla. — Origen de los partidos español y americano. Decreto de la junta central declaRepresentacion diminuta que se

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rando los derechos de las Américas. las concede. Diputado electo en la Nueva Granada para la central. — Temores de revolucion en Quito; jefes que la promueven. - Estalla el diez de agosto estableciendo una junta: de quienes se compone: corporaciones creadas tropas que manda levantar. - Causas de la revolucion de Quito. Pueblos que la siguen: otros se oponen: fué extemporánea. — El virey convoca otra asamblea de notables: no sigue su dictámen y determina oponerse á la revolucion. Proyectos de algunos patriotas contra las tropas del virey. — La junta de Quito se acobarda cuando sabe que se piensa atacarla. — Envia fuerzas á Guaranda, Alausí y los Pástos. Conjuracion que descubre. Reacciones contra ellas. presidente, se retira. Las tropas de la junta son derrotadas sobre el Guáitara. Capitulacion del presidente Guerrero. Arribo á Quito de

Selva-Alegre, su

tropas reales de Lima. Proceso contra los revolucionarios; se les reduce á prision: vejaciones que sufren. Los Franceses ocupan las Andalucías. Creacion en Cádiz de una regencia. Proclama de esta á los Españoles americanos. Sensacion que causa. Un abultado proceso contra los revolucionarios de Quito se remite al virey para sentenciarlo. - Excesos de las tropas de Lima: agitacion en Quito. — El pueblo ataca los cuarteles de las tropas reales. Asesinatos que estas cometen. Efervescencia popular : la calma el obispo Cuero. Robos que hacen los soldados realistas. Número de muertos. Criminalidad de las autoridades españolas. Movimientos de los pueblos contra estas. blea de notables en Quito. Los jefes españoles atemorizados hacen amplias concesiones. Son arrojadas las tropas de Lima.

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Año de 1808. Tal era el estado que tenia el gobierno, la prosperidad y la ilustracion de la Nueva Granada, cuando los

movimientos de la madre patria vinieron á conmoverla. Para principiar con claridad nuestra narracion, trazarémos rápidamente un cuadro de las causas que motivaron aquellos su

cesos.

El poder de Napoleon Bonaparte habia llegado á su apogeo en 1807. Vencidos repetidas veces los soberanos de Rusia, Austria y Prusia, reconocida la Confederacion del Rhin, cuyos miembros obedecian ciegamente sus órdenes, señor absoluto de la Francia y de la Italia, volvió sus miras ambiciosas sobre la España y el Portugal.

Cárlos IV reinaba en España, y tenia la direccion principal de los negocios don Manuel de Godoy, príncipe de la Paz, casado con doña Luisa de Borbon, sobrina del rey; este habia acumulado sus favores en la persona de Godoy, que se atrajo el odio de la nacion española. Participaba del mismo odio contra el favorito el príncipe de Astúrias Fernando de Borbon, heredero presuntivo del trono. Origináronse de aquí la carta que Fernando escribiera á Napoleon pidiéndole por esposa á una persona de su familia, y el ruidoso proceso del Escorial. Apénas mencionarémos los tratados que Bonaparte impuso á la España, por uno de los cuales se despedazaba el reino de Portugal, y se prometia á Cárlos IV que el gobierno frances le reconoceria como emperador de las dos Américas, título que adoptaria hecha la paz, ó luego que todo estuviera pronto para ello. Estipulóse por otra convencion sobre las fuerzas francesas y españolas que ocuparian á Portugal. Napoleon violó inmediatamente dicho tratado, introduciendo en la Península un número mas que cuádruplo de sus tropas, que bajo de diferentes pretextos se apoderaron de las principales fortalezas de España.

Esta perfidia fué el origen del proyecto del príncipe de la Paz de salvar la dinastía española de los Borbones, que Bonaparte habia determinado despojar enteramente de sus dominios de España. Meditaba aquel trasladar la familia real de Madrid. á Sevilla, y en caso necesario á Méjico; proyecto que envolvia grandes miras y que hubiera tenido vastas consecuencias. Siguiéronse tambien, la revolucion de Aranjuez contra Godoy; la abdicacion de Cárlos IV en su hijo Fernando; la intervencion francesa; el viaje del rey, y poco despues el de toda la familia real á Bayona, poniéndose á merced de Napoleon. No nos detendremos en referir los hechos escandalosos ocurridos en aquella

ciudad, ni su terminacion funesta para la dinastía española de Borbon; el cuadro de aquellas perfidias ha sido trazado por muchas y hábiles plumas. Solamente mencionarémos los hechos conexos con la revolucion que nos proponemos escribir.

La bárbara crueldad del gran duque de Berg, Joaquin Murat, el dos de mayo en Madrid, y sus actos posteriores, por los cuales se hizo reconocer como lugarteniente de Cárlos IV y presidente de la junta de gobierno que este dejó establecida en su corte, llenaron de indignacion á los Españoles; llega esta á su colmo cuando saben que el nuevo reinado de Cárlos IV habia sido una farsa, adrede inventada á fin de preparar los ánimos á recibir las cesiones de la corona y la nueva dinastía que Napoleon habia dado á la España en su hermano José Bonaparte. El furor se apodera de los buenos Españoles, y resuena el grito de insurreccion en casi toda la España. En cada una de sus provincias se forman tumultuosamente juntas independientes de gobierno, á imitacion de la que Fernando VII dejó en Madrid para regir la España durante su ausencia; estas, encendiendo mas y mas el fuego de la revolucion, declaran nulas, de ningun valor ni efecto las cesiones de Bayona, y juran de nuevo por su rey á Fernando VII, á quien sus desgracias hacen el ídolo de la nacion. Por todas partes se le prodigan los epitetos de amado, idolatrado y justo, y se protesta generalmente morir en defensa de sus derechos. Las nuevas juntas españolas obran á nombre del rey Fernando, y se erigen en otros tantos soberanos. Entre ellas se distingue la de Sevilla, que se atribuye los títulos pomposos de Suprema de España é Indias.

Á tiempo que la Península sufria esta gran revolucion, y que Bonaparte se esforzaba en minar por sus fundamentos el trono de los Borbones, la América española y especialmente la Nueva Granada permanecieron en una total ignorancia de tamaños acontecimientos. Dueños los Ingleses de los mares y en guerra con la España, muy pocos buques podian escapar de la vigilancia de sus cruceros y traer á las colonias noticias de la madre patria. La caida de Godoy, la abdicacion de Cárlos IV y el reinado de Fernando VII no se supieron en Cartagena de Indias hasta el 20 de junio; pero nunca llegaron las órdenes circulares para el juramento y proclamacion del nuevo rey. Sin embargo aquellas noticias fueron celebradas en todas partes,

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