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provincias libres, y se apoyaba contra las juntas en los mismos principios liberales que estas habian proclamado. En consecuencia, la instalacion de las Córtes y sus decretos sobre las Américas produjeron una crísis peligrosa para los nuevos gobiernos. El de Venezuela procuró ilustrar la opinion pública sobre los fundamentos que tenia para el desconocimiento de las Córtes españolas, y para continuar la carrera de libertad que tan gloriosamente habia emprendido el 19 de abril.

Con tal objeto aparecieron en la Gaceta de Carácas, y tambien separadamente, varios artículos escritos por el Irlandes Guillermo Burke, titulados: Derechos de la América del Sur y de Méjico. En ellos manifestaba el autor, que residia en Carácas, los perjuicios inmensos que habian causado hasta entónces á la América española el monopolio y el sistema colonial de la metrópoli; comparaba á aquella con los Estados Unidos del Norte, que habian crecido y prosperado tan rápidamente, é inferia que lo mismo debia suceder á la América del Sur y á Méjico, declarando su independencia y adoptando el sistema federativo. Estas y otras producciones que se publicaron en aquella época, así como las opiniones é influjo de muchos miembros de los nuevos gobiernos, sirvieron para neutralizar la peligrosa impresion que podian hacer en los pueblos la instalacion de las Córtes españolas, sus decretos y los principios liberales que desde la tribuna proclamaron sus miembros con tanta elocuencia.

Otro escritor célebre en aquel tiempo, don José María Blanco White, Español emigrado en Londres por algunos disgustos que tuvo con el gobierno de la Junta Central, y que publicaba el periódico titulado El Español, daba lugar en cada uno de sus números á los sucesos de América. Blanco habia defendido vigorosamente la justicia de la revolucion de Venezuela y de los demas países de la América española que siguieron el mismo sistema; él habia pintado con los mas vivos colores las injusticias de los diferentes gobiernos de la Península respecto de sus hermanos del Nuevo Mundo, á quienes habian concedido igualdad de derechos, pero que pretendian reducir esta igualdad á que solo existiera sobre el papel. Mas, entusiasta Blanco de la integridad de la hermosa y vasta Monarquía española, sosteníala siempre en sus escritos, y de contínuo exhortaba á los Americanos á que no la rompieran. Con la instalacion de las Córtes generales redobló sus esfuerzos, á fin de que estas fueran reco

nocidas, pues se lisonjeaba de que harian justicia á todas las reclamaciones de las provincias ultramarinas, dándoles igualdad de representacion, conseguida la cual esperaba que sus diputados perfeccionarian la obra. Él exhortaba tambien á las Córtes, á que mandáran cesar inmediatamente la guerra civil, como el peor de los males que podian caer sobre la desgraciada España, pues el territorio que estaba ya en revolucion era inmenso, y no podia ser reducido por las armas. « Lo mas que podria lograrse, decia Blanco, por los Españoles europeos, sería el horrible placer de vengar su orgullo en una parte ó en otra ; triunfar á su misma costa en algunas ciudades y degollarse por sus manos. Lo mas que pudieran esperar de una guerra como esta, sería una superioridad que solamente la desunion de los Americanos pudiera darles. Pero albergarán las Córtes tan horribles esperanzas en su pecho? Léjos de mí esta horrible. idea. Aun por su propia existencia deben empeñarse en apagar el fuego que se ha encendido en los países de cuya felicidad dependen. El primero, el único, el indispensable paso que deben dar las Córtes, es el atajar la guerra civil, cuyo resultado, sea cual fuere, será contra España. Lo mas probable es, que los Americanos sean superiores á las fuerzas europeas; y que despues de derramar mucha sangre, el nombre español sea, para los nietos de los conquistadores del Nuevo Mundo, tan odioso como el de sus abuelos lo fué á sus primitivos habitantes. La consecuencia de esto sería la separacion absoluta de América y la ruina de la causa de España (1). »

Las predicciones de Blanco, llenas de fuerza, de verdad y de exactitud, fueron despreciadas por las Córtes españolas: él tuvo mucho que sufrir del orgullo ofendido de sus compatriotas, por haber patrocinado nuestra causa, que era la de la justicia y de la humanidad. Los Españoles europeos, arrastrados por sus ardientes deseos de continuar dominando á mas de trece millones de hombres que ya conocian tener los mismos derechos que ellos, y que habia llegado al fin la época de reclamarlos vigorosamente, prefirieron la guerra civil, y con esta decretaron a la absoluta separacion de la América. »

(1) No 90 de 31 de diciembre.

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Hasta ahora (1848) Colombia y la Nueva Granada han sostenido que sus límites por la costa de Mosquítos llegaban hasta el cabo de Gracias a Dios. Fundábanse en la siguiente real órden emanada del gobierno español:

<< El señor don José Antonio Caballero me dice en oficio de 20 del presente mes lo siguiente: Excelentísimo señor, el rey ha resuelto que las islas de San Andres y la parte de la costa de Mosquítos, desde el cabo de Gracias á Dios inclusive hasta el rio Chágres, queden segregadas de la capitanía general de Guatemala, y dependientes del vireinato de Santafé; y se ha servido S. M. conceder al gobernador de las expresadas islas don Tomas O'Neille el sueldo de dos mil pesos fuertes anuales, en lugar de los mil y doscientos que actualmente disfruta. Lo aviso á V. E. de real órden, á fin de que por el ministerio de su cargo se expidan las que corresponden al cumplimiento de esta soberana resolucion, La que traslado á V. E. de órden de S. M. para su debido cumplimiento.-Dios guarde

á V. E. muchos años. San Lorenzo, 30 de noviembre de 1803. Soler.

Señor virey de Santafé. »

Conforme á esta disposicion, que aun se hallaba vigente en 1810, cuando principió la revolucion que nos dió la independencia, el gobierno de Colombia y despues el de la Nueva Granada tenian derecho á ejercer jurisdiccion civil y militar desde el cabo de Gracias á Dios hasta el rio Culébrasó Punta-Careta, límite anterior del vireinato de Santafé, segun el mapa de Humboldt publicado en 1823. Empero esta jurisdiccion indefinida en cuanto á su anchura, y que solo corre por la línea de la costa de Mosquitos, de nada mas sirve á la Nueva Granada que para suscitarle cuestiones desagradables con las Repúblicas del CentroAmérica y con las potencias extranjeras que codician aquel territorio. Por tan poderosos motivos los Granadinos no debemos continuar sosteniendo la mencionada jurisdiccion marítima mas allá ó al norte del rio Culébras. Entendemos que nuestro gobierno piensa del mismo modo, y que muy pronto hará un tratado con el gobierno de Costa-Rica, arreglando, conforme á estas indicaciones, los límites respectivos al traves del istmo de Panamá.

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Nos ha parecido conveniente insertar aquí algunos datos estadísticos del Nuevo Reino de Granada, sacados de la Memoria oficial ó pliego de entrega que el virey Góngora presentó en Cartagena á su

sucesor.

Aunque la poblacion de la Nueva Granada no se averiguó exactamente en tiempo del gobierno español, conforme á los mejores censos que se pudieron conseguir, tenia el año de 1778 en el distrito de la audiencia de Santafé, que llegaba hasta las cercanías de Buga, en la provincia de Popayan, 747,440 almas; en el distrito de la de Quito habia 501,641 habitantes, sumas que dan un total de 1,249,081. De estos, los 69,256 eran esclavos. La provincia de Antióquia en 1778 tuvo 46,446 almas, y en 1787 llegó á 56,052; así en nueve años aumentó 9,586. Calculada la poblacion por este principio, da cerca de una quinta parte de aumento. Mas rebajándola á una sexta parte de aumento en diez años, Góngora dedujo que el Nuevo Reino de Granada en 1788 tenia 1,492,680 habitantes.

Las casas de moneda acuñaban lo siguiente en oro, pues no se laboreaban minas de plata.

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