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Colaciones del Abad Isaach para el uso de los ermitaños. D. Nicolás Antonio no sabe quién sea este Abad Isaach. El Sr. Bayer, tomo 2, página 328, dice que tal vez es el Abad Estela. Imprimióse en el monasterio de San Cucufate del Vallés, año 1489, en 4.°, y por haberle traducido al castellano, le hace aragonés Latasa, (tomo 2. pág. 286), alegando también que hay en Aragón una casa noble de Boil; mas pidió noticias acerca de la pátria de este monje á Montserrat, en 1784, y no fueron satisfactorias, como él mismo confiesa.

El apellido Boil se halla con frecuencia en los anales de Cataluña, especialmente por los años 1343, en la conquista de Mallorca.

También abunda dicho apellido en el reino de Valencia, mas pertenecen á familia distinta, como ya veremos.

El tratado ascético ó Colaciones, á que antes nos hemos referido, contiene la siguiente dedicatoria: «Al venerable y muy virtuoso varón Mossen Pedro Çapata, Arcipreste de Daroca, el pobre de virtudes Fr. Bernal Boil, indigno sacerdote ermitanyo de las montanyas de Nuestra Señora de Montserrate, salud é acrecentamiento de virtudes en aquél que es verdadera salud. » Impreso en letra lemosina, ó también llamada de tortis, del impresor Bautista de Tortis que comenzó á usarla. El P. Mendez en su tip. Esp. tomo I. página 321 dice, que junto á Barcelona hay dos lugares llamados Arenys de Vall y Areny, y que tal vez por esto se lee impresa esta obra apud sanctum Cucufutem Vallis Aretane, según se vé al fin de ella. Hay, ó había un ejemplar de ella en la Real Biblioteca, otro en Montserrat y otro en San José de Barcelona.

El sábio Torres Amat dice, que en la biblio

teca real del Escorial halló la siguiente nota manuscrita, que ha sido la causa de que algunos hayan equivocado el Boil Patriarca, con su hermano que fué también monje de Montserrat y después Mínimo. «Siendo Abad de Montserrate, los reyes Católicos le enviaron embajador al rey de Francia Cárlos VIII, para tratar de la restitución de los Condados de Rosellón y Cerdaña. Mas tuvo poco que hacer, porque San Francisco de Paula había persuadido á Luis XI la dejase ordenada en su testamento. Aficionóse el Padre Boil á San Francisco de Paula, cuyas virtudes y milagros vió tan de cerca, que pidió ser admitido á la nueva Congregación de mínimos, y volvió á España con el carácter de Vicario general de la Orden: llegó hasta cerca de Málaga, que tenían sitiada los reyes católicos, y dióles la carta de San Francisco, en que les decía que, al primer día del recibo, se les rendiría la ciudad, como así fué, el 18 de Agosto de 1487. Se conserva esta carta en el Archivo de los marqueses de Ardales y condes de Teva.»

En esta nota se confunde al Patriarca de las Indias Fr. Bernardo Boil, con su tio del mismo nombre y apellido y monje también de Montserrat, y ambos de un tiempo; el cual, por haber en aquella sazón algunas discordias en Montserrat, deseando más quietud de ánimo, se fué á Francia, en donde pasó á la reciente Orden que fundára San Francisco de Paula. Así Serra, y añade, que conociendo San Francisco la virtud y prendas de Fr. Bernardo, quiso que volviese á España á fin de propagar en ella su Orden, y que siendo provincial y andando por un camino desierto con su compañero, les salieron unos moriscos, y en ódio de nuestra santa Fé, los mata

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ron á entrambos, hacia el año 1500. Lanuza, hist. de Aragón (t. 1, 1. 1, c. 20) se equivocó también en decir que el Patriarca Boil fué Obispo de Gerona, pues aunque hubo un Obispo llamado Guillermo Boil, este murió en 1532, según Roig, Hist. de Gerona, cuando había ya doce años, por lo menos, que había muerto el Padre Boil que pasó á las Indias.

El erudito P. Caresmar, escribió difusamente un discurso sobre la pátria y hechos de este insigne Catalán, que remitió á Madrid al Sr. Hermida, por conducto de la Sra. Marquesa de Santa Cóa, vecina de Barcelona, de cuyo manuscrito, dice Torres Amat que sabía existía una copia en el Real monasterio de las Avellanas; pero ya Serra y Postius, en su Historia de Montserrat dejó probado con evidencia, que Boil fué catalán. (Véase Muñoz, hist. del Nuevo mundo, página 163). El mismo M. Argaiz que tuvo al Padre Boil por valenciano, por la sola razón de que se halla este apellido en el reino de Valencia, confiesa que era catalán, en la historia de Montserrat, fol. 228.

El P. Villanueva en su Viaje literario, tomo 7, pág. 156, dice que tenía muchos materiales recogidos para escribir la historia de este célebre personaje, de quién algunos escritores han hecho tres, y cuyos hechos han confundido de una manera increible, atribuyendo á los sobrinos lo que es del tio, y al contrario; y haciendo catalanes á los que no son sino valencianos; y concluye diciendo «que este punto biográfico merece una disertación separada.» No sabemos, dice el tantas veces citado Torres Amat, que la hubiese formado; tal vez porque después conoció cuán difícil era hallar fundamentos sólidos

para negar á Cataluña el ser pátria del patriarca Boil.

Un benedictino alemán dió á luz una historia del viaje de Boil, con el título de: nova navigatio orbis Indie occidentalis R. P. D. Buellii Catalani, abbatis Montis-serrati, ac sociorum monachorum Ordinis S. Benedicti; ann. 1493 in 4.° figuris adornata à P. Honorio Philoppono ejusdem ordinis. 1621 en fólio.-Su objeto, al componer esta obra, parece fué el de reivindicar en favor de la Orden de benedictinos el honor de haber sido los primeros que predicaron la fé en el Nuevo mundo.

Al concluir este artículo de Boil,-va continuando Torres Amat,―no sé dejar de lamentarme de que la ignorancia de los glorias de Cataluña haya sido tanto fuero, y aún dentro de ella, que les parezca á muchos sabios una ficción cuanto se lee en alguna historia particular de pueblos, Monasterios ó Santuarios, sobre lo mucho que contribuyeron los catalanes al descubrimiento y conquista del Nuevo mundo. El primero que ha tratado de investigar lo que hay sobre este punto, en opinión de Torres, fué el erudito é infatigable escritor é historiador del inmortal Cristóbal Colón, D. Martín Fernandez de Navarrete. Y por lo mismo, dice, que ni yo ni otros amigos pudimos responder á las muchas preguntas que nos hizo sobre la llegada de Cristóbal Colón á Barcelona á presentarse á los Reyes Católicos con los indios y demás trofeos que traía de América, me creo obligado á tratar aquí de este punto tan importante como ignorado en la historia.

Veamos antes,-continúa-el estado de nuestra Corona de Aragón en aquellos años. El rey D. Alfonso V de Aragón y IV de Cataluña, desde

mediados de aquél siglo, era el soberano mas famoso de Europa. Acabado de conquistar el reino de Nápoles, y robustecida la marina y el comercio de Cataluña desde el siglo XII, llegó, no solo á competir con las marinas de las repúblicas de Italia, sino á tenerlas en varias ocasiones como feudatarias ó necesitadas de su alianza y protección; llegando á ser Barcelona el depósito de las mercaderías de Oriente para lo interior de España: de cuyo tráfico y de la exportación que en cambio hacía de sus producciones y manufacturas, resultó la opulencia que conservó hasta principios del siglo XVI.

Gonzalo Fernando de Oviedo, en su historia natural y general de las Indias, refiere lo que él mismo vió en Barcelona, donde se hallaba cuando fué herido el Rey, y cuando Colón se presentó en dicha corte con los indios que trajo de vuelta de su primer viaje. Dice así: «Y en aquel mismo año descubrió Colón estas Indias, y llegó á Barcelona en el siguiente de 1493 años, en el mes de Abril, y falló al Rey assaz flaco: pero sin peligro de su herida. Aquestos notables se han traido á la memoria para señalar el tiempo en que Colón llegó á la corte, en lo cual yo hablo como testigo de vista; porque me hallé page muchacho en el cerco de Granada, y ví fundar la villa de Santa Fé en aquél ejército, y despues ví entrar en la ciudad de Granada al Rey é Reina católicos cuando se les entregó, é ví echar los judíos de Castilla, y estuve en Barcelona cuando fué herido el Rey, como se ha dicho, é ví allí venir al almirante D. Cristóbal Colón con los primeros indios que destas partes allá fueron en el primer viaje é descubrimiento: así que no hablo de oídas en ninguna de estas cuatro cosas, sino de vista,

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